Seguro que la mayoría os acordáis de un anuncio de un banco que hablaba de “desaprender”.
Aunque la idea era buena, me parecía un poco rebuscado el titular. Estoy segura que no todo el mundo lo entendía, pero es lo que tiene la publicidad, no siempre entendemos lo que nos quieren contar… ¡estos fabulosos creativos, que siempre piensan que todo el mundo tiene su privilegiada cabeza!
La idea del anuncio era comunicar que este banco se había replanteado las cosas para hacerlas de otro modo. Se reinventaban, desaprendían lo ya conocido para crear una nueva manera de hacer y ofrecer sus servicios. ¿Por qué? ¿Por qué decidió un día cambiar sus creencias arraigadas de años, existentes de manera casi idénticas en todo el sector y cambiar? Porque necesitaba crecer, avanzar, diferenciarse y hay veces que sólo nosotros tenemos la clave para hacerlo.
Hagamos una reflexión sobre las creencias. Una creencia es ese juicio que nosotros pensamos, que entendemos y que lo tomamos como algo cierto, lo sea o no. Muchas veces, las creencias se asientan en nosotros, y hacen que percibamos el mundo de una manera, y que actuemos por tanto de una manera precisa y concreta a eso que creemos.
Toda nuestra vida, en el fondo es un cúmulo de impactos, impactos emocionales, impactos afectivos, impactos de aprendizaje, etc. Todo una serie de impactos basados en influencias, en experiencias, y que van configurando nuestra personalidad, nuestra percepción de la vida, cómo entendemos a los demás, como entendemos en definitiva las cosas. De esta manera se van configurando nuestras creencias.
Existe un relato muy famoso de Jorge Bucay, que igual ya conocéis pero os resumo porque explica perfectamente las creencias:
El cuento habla de un circo que llegó a un pueblo y en el pueblo había un joven con mucha expectativa para ver los animales.
Cuando llegó le asombró lo enormes que eran los elefantes, desfilaban por el pueblo y al llegar al circo, a todos los animales les metían en sus jaulas y a los elefantes, grandes y robustos, sólo les ataban con una estaca clavada en el suelo y una cadena atada a su pata.
Se sorprendió mucho. Él se puso a pensar cómo era posible que ese elefante, tan grande, tan fuerte, permaneciese atado a una estaca clavada en el suelo, si con un solo movimiento de su pata, la arrancaría y podría marcharse ¿por qué no se iba?
Se recorrió el pueblo preguntando porque ese animal tan grande se mantenía quieto sin irse, atado con una estaca, que con un solo gesto podría derribar y alcanzar su libertad.
Alguien le dijo “Igual es un elefante criado en el circo y está acostumbrado y a gusto”. No le convenció la respuesta y siguió preguntando. Otro vecino le dijo “No lo sé, igual no tiene otra cosa que hacer y prefiere estar ahí que le alimentan, le tratan bien y le cuidan”.
Entonces le preguntó a un anciano que paseaba por ahí ¿cómo es posible que un animal tan grande se mantenga atado a una estaca y no haga nada por desengancharse y buscar su libertad?
Y el anciano le contestó “El problema de este elefante es el siguiente, cuando le capturaron, apenas tenía unos meses, era un bebe, un cachorro. Desde entonces le clavaron una estaca, tal como lo ves ahora. Él de pequeño, intentaba una y otra vez desengancharse de la cadena tirando para desclavar la estaca, lo hacía día, tarde y noche, pero apenas tenía fuerza y no podía. Así pasó 1 mes, 2, 6 meses. Lo intentó tanto que ya llegó un momento que desistió, pensó que nunca jamás podría desatarse de esa cadena. Pensó que nunca más lo lograría. Se rindió. Y a partir de ese momento, creció con la creencia de que no podía desclavar la estaca con su pata. Por eso, hoy sigue atado, porque cree, que no puede liberase de la estaca. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar eso. Jamás ha intentado poner a prueba su fuerza otra vez.
Este cuento nos tendría que hacer reflexionar. Cuantas veces, crecemos con creencias que como estacas las tenemos clavadas en un sentido o en un aspecto de nuestra vida, y que nos impide desarrollar aspectos para los que perfectamente somos capaces. Lo veo a diario, y más con la crisis, que para bien o para mal, nos obliga a reinventarnos.
Nos impedimos nosotros mismos explorar el mundo pensando que no tenemos acceso porque no podemos o no valemos.
Un ejemplo simple, cuanto tiempo hemos crecido con la idea o habéis oído a algún amigo o familiar “No, yo soy incapaz de hablar en público” ¿Por qué? Puff, porque yo en el colegio cuando tenía que presentar un trabajo era malísimo”.
¿Pero por qué estamos tan convencidos de ello? Simplemente porque en aquel momento nos lo creímos o nos lo hicieron creer con comentario tipo “esto lo haces fatal, tu no vales…”. Una influencia del entorno que nos hizo negarnos ese futuro y crecer con la creencia que nunca podríamos acceder a ese mundo de la comunicación, de la gestión de equipos, de la dirección.
¿Pero lo habéis vuelto a intentar? Porque esa posibilidad sigue ahí.
Siempre se debería hablar de 2 tipos de creencias, las limitativas y las potenciadoras. Porque afortunadamente crecemos también con las creencias potenciadoras. Son aquellas que nos han abierto puertas.
Cuando desde pequeñitos nos dicen lo listos que somos, lo bien que lo hacemos, nosotros nos creemos que somos capaces de hacerlo, nos refuerza, nos incentiva, nos anima a hacerlo. Nos creemos que somos capaces. Y esa creencia va a hacer que cuando vayamos creciendo potenciemos esa área. “Esta persona es muy simpática, enseguida se hace con la gente”, si lo potencia y crece con esa creencia, eso le ayudará en su vida abriéndose muchas puertas.
Las otras creencias son limitativas, y son las que tenemos que cambiar. Es importante que reflexionemos como desmontar esa creencia, aprendamos a DESAPRENDER.
Hay que retomar el aprendizaje, volver al principio y regrabar un nuevo aprendizaje. Es posible y además es necesario y nos va a permitir, descubrir nuevos puntos, nuevas posibilidades. Hoy por hoy tan necesario.
Al igual que este banco, que se dio cuenta que tenía que “desaprender” para seguir avanzando, y poder crecer. Lo mismo debemos hacer todos para poder ir mejorando, creciendo personal y laboralmente.
Aprender lo necesario pero desaprender todo lo que nos está limitando para avanzar en la vida.
Deberíamos dedicarnos a desaprender gran parte de lo aprendido y aprender lo que no se nos ha enseñado. (Ronald Laing)
¿Tienes alguna creencia de siempre que sabes que te limita?
Las limitaciones, como bien dices, te las imponenen. Hay que lanzarse!!
Yo soy incapaz de hablar en público. Reconozco que eso limita algunas partes de mi vida. Hay alguna solución para eso???
Como muchos de los cuentos de Bucay, retuerce la realidad para llegar a la moraleja que quiere. Un elefante no permanece atado por costumbre. En el momento en que cambia cualquier condición alrededor (un momento de pánico) se soltaría inmediatamente y adiós cuento.
Mi comentario tiene moraleja 🙂
Yo creo que por supuesto el mundo te limita, pero como dice el artículo… las peores limitaciones son las que uno se impone.
Una vez, hice un outdoor, esas cosas que la gente que cree que una empresa organiza para pagar uno o dos días de hacer el canelo en grupo….
El caso es que se basan en muchas pruebas, 2 equipos, donde el liderazgo va rotando en cada prueba…. se ve qué tipo de lider eres, si hay trabajo en equipo, los roles de cada uno en el equipo… etc….
Pues una de las pruebas consistía en 3 postes y una pirámide de ruedas, de mayor en la base tamaño tractor, a menor en la cúspide…. no sé si conoceis el famoso enigma de LA TORRE DE HANOI, consiste en llevar las piezas del primer palo al último , dejando la rueda más grande abajo y así hasta la más pequeña… pero con una sola regla, no puedes hacer ningún movimiento en que halla una anilla más grande encima de una más pequeña… (por supuesto no puedes dejar ninguna pieza fuera del juego).
El caso que esto se suele hacer con un juego de mesa… aquí era tamaño gigante…. los palos estarían separados unos de otros unos 4 metros…..
Nos pusieron la regla de no empezar un movimiento hasta haber acabado el anterior, y que cada movimiento lo tenía que hacer un integrante del equipo…
Bueno… imaginad mover ruedas de un tractor… y colocarlas en un palo… corriendo (compites a qué equipo acaba antes) … de un palo a otro (separados por 4 metros!!! ) y colocar 7 ruedas creo que eran…..
UNA PALIZA, eso fue lo que es….
La cuestión (1º ganamos!!) y 2º… el tutor.. acabado el juego nos dijo…. ¿y por qué no habeis juntado los postes??? no había una regla que lo impidiera…
La moraleja de la actividad era , por supuesto, que tendemos a ponernos reglas (limitaciones) que realmente NO existen….
A parte de un día muy divertido, eso me llevé… parece poco… pero lo cierto es que me parece una lección muy muy importante.
Un saludo!!! buen artículo, como siempre!!