Los problemas de la deuda soberana de Europa

Johngo

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¡A temblar!: los burócratas de Bruselas sacaron punta a sus lápices. La Comisión Europea quiere que varios países expliquen cómo recortarán sus déficit presupuestarios (también los demás quieren saberlo). Mientras, las capitales de la zona euro debaten si acudir al rescate de Grecia o aceptar la intervención del Fondo Monetario Internacional. Los mercados extraen sus propias conclusiones. La combinación del tipo de cambio fijo de la eurozona, los enormes déficit y los mercados de capital ansiosos parece contar con los ingredientes de una anticuada crisis de deuda de los mercados emergentes. Así las cosas, parece sensato echar un vistazo a un indicador clásico de la vulnerabilidad de la deuda: el riesgo asociado al refinanciamiento de la deuda en los mercados de capital.Esto mide cuánto y con cuánta frecuencia los deudores deben refinanciar deuda por vencer en los mercados de capitales. Una duración de deuda promedio menor implica visitas más frecuentes. Resulta inquietante que, desde 2007, los países de la UE hayan casi duplicado la cantidad de deuda a corto plazo, según Standard & Poor’s, hasta aproximadamente el 11% del total vigente. Evidentemente, desde el punto de vista estratégico, tiene sentido endeudarse cuando los tipos de interés rondan el cero. No obstante, refinanciar esa deuda, que este año supera los 800.000 millones de euros, también aumenta las posibilidades de que se produzca una catástrofe. Por una vez, los más vulnerables no son los sospechosos habituales. Este año el Reino Unido deberá refinanciar una deuda equivalente al 5% de su producto. En el caso de España, la cantidad asciende al 12% y, en el de Grecia, al 13%. Pero Bélgica, Italia e Irlanda, con un 20%, pueden ser vulnerables. In extremis, esto podría provocar una crisis de liquidez o que los compradores “se declaren en huelga”. Hay varios motivos por los que esta situación podría no materializarse. Los países de la eurozona no emiten deuda en moneda extranjera, aún si está denominada en euros que no imprimen por sí solos. También parece que los gobiernos siguen dispuestos a pagar, a pesar de las huelgas esporádicas. Además, los gobiernos de la zona euro tienen acceso a los abundantes ahorros locales de la eurozona.

Sin embargo, no se accede con la misma facilidad en todas partes. Los ahorradores alemanes, por ejemplo, no están dispuestos a financiar la deuda griega indefinidamente. De hecho, la fatiga de los acreedores puede estar acercándose: Berlín ya ha mostrado su oposición a un rescate europeo. Puede que pronto llegue el momento de que Atenas llame a la puerta del FMI. El mundo ha estado aquí muchas veces antes.

Fuente: El Cronista
 
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