La semana en los mercados
El efecto didáctico que pudo tener la gran caída bursátil de 2008 entre los habituales inversores en bolsa fue diluido por el histórico rebote de 2009 y hace meses que hay una excesiva confianza en que antes o después se recuperarán niveles. Esa falsa seguridad es muy peligrosa, primero porque nadie ni nada garantiza eso y segundo porque la situación actual es muy diferente a la que generó el rebote de 2009. Tenemos en común una quizás excesiva especulación bajista pero ya no tenemos ni el enorme flujo de liquidez hacia los mercados de entonces ni la esperanza de mejoras en la economía real. De hecho, el escenario que ahora se maneja en las economías más desarrolladas es el de una salida muy lenta de la crisis con crecimientos muy bajos que apenas generen empleo y apenas fomenten el consumo privado y reduzcan la enorme losa de la deuda pública. Y como en 2009, se valoran más esas expectativas que los datos actuales. El mejor ejemplo lo tenemos en la bolsa americana, que está en negativo en el año a pesar de que en los EUA el 2010 está plagado de noticias positivas: Su PIB ha crecido más de lo esperado, lo mismo se puede decir de los resultados empresariales, el aumento de la tasa de desempleo se ha detenido y parece que al fin ha encontrado suelo en su crisis inmobiliaria. Además, los tipos de interés siguen bajos y la inflación está controlada. Pero su bolsa cae.
Y si las bolsas americanas no mejoran sus registros de finales del año pasado, qué decir de las europeas que están sufriendo una crisis de confianza en sus bonos y su divisa y ello está generando una salida de flujos de dinero de la €zona. Y es que la bolsa no es una ciencia exacta, si se supiera con exactitud el valor exacto de cada acción de una compañía, si eso fuera posible, nadie compraría por encima de ese precio y nadie vendería por debajo, no existiría el mercado. Son otros factores los que mueven a los inversores y este año el componente principal que ha llevado a que una mayoría venda sus acciones a un precio inferior al de finales de 2009 y otra mayoría no esté dispuesto a comprar si no es a esos niveles es el miedo. Se valoran muchos motivos lógicos y racionales a la hora de invertir pero para desinvertir basta el miedo para que nada más se valore, y además el miedo es contagioso y para colmo cada día se demuestra que no es tan irracional como pudiera parecer.
En concreto en la bolsa española las primeras bajadas de la segunda mitad de enero fueron en seguida aprovechadas por la mayoría de medios y analistas para emitir recomendaciones de compra, como llevábamos meses que cada vez que caía un 5% era una buena oportunidad, ¿por qué iba a ser diferente esta vez? Y como no tenemos memoria y sólo nos acordamos de los precios de los últimos días/semanas 11500 parecía un precio barato para el Ibex que acababa de cotizar por encima de 12000. Los que aguantaron las acciones a pesar de las bajadas cercanas a los 10 mil pudieron volver a ver los 11500 a mediados de abril con los máximos de 18 meses de las bolsas americanas pero el problema es que se agudizaron los problemas de España y de la zona € y ya no tenemos el apoyo de la tendencia alcista de las bolsas de los EUA, que ahora están bajistas. Y una mayoría de inversores han seguido aguantando a pesar de verse los 9000 en el Ibex y han confiado en el rebote histórico del 14% en un día –diluido en 7 sesiones- para seguir empeñados en “aguantar”. Eso significa mucho dinero perdido por parte de millones de accionistas y llegados a este punto la pregunta es: ¿merece la pena seguir aguantando? Yo no lo sé, nadie lo sabe pero si sé que no se debería haber llegado a este punto. Perder una quinta parte de una inversión en unos meses de 2010 es una tragedia, ¿alguien lo duda? ¿No desearían todos los que compraron porque tal valor era “seguro”, porque el dividendo anual era muy grande, porque “todo lo que baja sube” etc. poder volver atrás y no hacer caso a esas ideas? Entonces habría que preguntarse por qué siguen repitiéndose los mismos argumentos una y otra vez. En 2009 en tan sólo 35 sesiones se pasó del 7000 al 9000 en el Ibex, luego lo contrario –esperemos que no- también puede ocurrir.
En bolsa todo es relativo pero igual que podemos pensar que ha bajado mucho el Ibex también podemos mirar las cifras económicas que había cuando estaba en 7000 y resulta que entonces el PIB era mayor, la tasa de paro más baja, nuestra deuda más reducida, nuestro déficit menor…visto así el que ahora estemos 2000 puntos por encima lo que parece trasmitir es que ahora la bolsa está cara. Por supuesto este análisis es muy simplista, primero porque quizás nunca debió llegar hasta 7000 ya que se descontaba un colapso del sistema que no ocurrió y segundo porque detrás del índice hay unas compañías que si que han mejorado en general sus beneficios en estos 15 meses. Ibex: el más volátil pero el de PER más bajo y mejor rentabilidad por dividendo. El caso es que nos hemos pasado meses confiando en una mejora económica que no se ha producido, de hecho estamos peor, y eso a pesar de toda la liquidez inyectada por el BCE, de un euribor en mínimos históricos que aumentó el poder adquisitivo de millones de familias y de todos los manejos contables y ayudas públicas que han evitado una –seguro que traumática- crisis de nuestro sistema financiero. Y el futuro es de menor inversión pública y de menor poder adquisitivo por el aumento de los impuestos y los recortes salariales previstos. Si hace un año muchos esperaban mejoras, hoy muchos nos conformamos con no empeorar más (las comunidades autónomas españolas, las más expuestas a la crisis según Fitch), algo que desde luego no es un gran abono para romper la tendencia bajista de nuestra bolsa.
Desde luego la rapidez con la que se han deshinchado las bolsas es inquietante por el baño de realidad que supone pero me preocupa más que sea un síntoma más del miedo global a no estar invertido en nada, a tener los ahorros en liquidez, a no montar un negocio ni invertir en un coche o una vivienda, es decir, a la ralentización económica. La bolsa es para muchos el indicador fácil. El PIB, la deuda, el déficit…son conceptos difíciles de asimilar para el gran público y que siempre requieren una explicación compleja para dilucidar un comportamiento tendencial claro, la gente quiere ideas claras: si la bolsa sube , podemos estar tranquilos y si la bolsa baja, malo y más concretamente, cuanto menos salgan las bolsas en los telediarios, mejor. Si a ello le sumamos los nuevos impuestos y las dudas –a mi juicio exageradas- respecto a la solvencia del país, todo ese ahorro -que puede ser, junto al dinero negro, el colchón que España necesita para dejar de empeorar- puede moverse muy rápido -de nuevo guiado por el miedo- fuera de nuestras fronteras por lo que no hay que despreciar el riesgo de una importante fuga de capital. Es por ello que nuestras autoridades deben conseguir ser creíbles e inspirar confianza, no ya sólo al inversor inglés de la City que posee millones en acciones y bonos españoles, también a los millones de ahorradores españoles.
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Euribor - La semana en los mercados
El efecto didáctico que pudo tener la gran caída bursátil de 2008 entre los habituales inversores en bolsa fue diluido por el histórico rebote de 2009 y hace meses que hay una excesiva confianza en que antes o después se recuperarán niveles. Esa falsa seguridad es muy peligrosa, primero porque nadie ni nada garantiza eso y segundo porque la situación actual es muy diferente a la que generó el rebote de 2009. Tenemos en común una quizás excesiva especulación bajista pero ya no tenemos ni el enorme flujo de liquidez hacia los mercados de entonces ni la esperanza de mejoras en la economía real. De hecho, el escenario que ahora se maneja en las economías más desarrolladas es el de una salida muy lenta de la crisis con crecimientos muy bajos que apenas generen empleo y apenas fomenten el consumo privado y reduzcan la enorme losa de la deuda pública. Y como en 2009, se valoran más esas expectativas que los datos actuales. El mejor ejemplo lo tenemos en la bolsa americana, que está en negativo en el año a pesar de que en los EUA el 2010 está plagado de noticias positivas: Su PIB ha crecido más de lo esperado, lo mismo se puede decir de los resultados empresariales, el aumento de la tasa de desempleo se ha detenido y parece que al fin ha encontrado suelo en su crisis inmobiliaria. Además, los tipos de interés siguen bajos y la inflación está controlada. Pero su bolsa cae.
Y si las bolsas americanas no mejoran sus registros de finales del año pasado, qué decir de las europeas que están sufriendo una crisis de confianza en sus bonos y su divisa y ello está generando una salida de flujos de dinero de la €zona. Y es que la bolsa no es una ciencia exacta, si se supiera con exactitud el valor exacto de cada acción de una compañía, si eso fuera posible, nadie compraría por encima de ese precio y nadie vendería por debajo, no existiría el mercado. Son otros factores los que mueven a los inversores y este año el componente principal que ha llevado a que una mayoría venda sus acciones a un precio inferior al de finales de 2009 y otra mayoría no esté dispuesto a comprar si no es a esos niveles es el miedo. Se valoran muchos motivos lógicos y racionales a la hora de invertir pero para desinvertir basta el miedo para que nada más se valore, y además el miedo es contagioso y para colmo cada día se demuestra que no es tan irracional como pudiera parecer.
En concreto en la bolsa española las primeras bajadas de la segunda mitad de enero fueron en seguida aprovechadas por la mayoría de medios y analistas para emitir recomendaciones de compra, como llevábamos meses que cada vez que caía un 5% era una buena oportunidad, ¿por qué iba a ser diferente esta vez? Y como no tenemos memoria y sólo nos acordamos de los precios de los últimos días/semanas 11500 parecía un precio barato para el Ibex que acababa de cotizar por encima de 12000. Los que aguantaron las acciones a pesar de las bajadas cercanas a los 10 mil pudieron volver a ver los 11500 a mediados de abril con los máximos de 18 meses de las bolsas americanas pero el problema es que se agudizaron los problemas de España y de la zona € y ya no tenemos el apoyo de la tendencia alcista de las bolsas de los EUA, que ahora están bajistas. Y una mayoría de inversores han seguido aguantando a pesar de verse los 9000 en el Ibex y han confiado en el rebote histórico del 14% en un día –diluido en 7 sesiones- para seguir empeñados en “aguantar”. Eso significa mucho dinero perdido por parte de millones de accionistas y llegados a este punto la pregunta es: ¿merece la pena seguir aguantando? Yo no lo sé, nadie lo sabe pero si sé que no se debería haber llegado a este punto. Perder una quinta parte de una inversión en unos meses de 2010 es una tragedia, ¿alguien lo duda? ¿No desearían todos los que compraron porque tal valor era “seguro”, porque el dividendo anual era muy grande, porque “todo lo que baja sube” etc. poder volver atrás y no hacer caso a esas ideas? Entonces habría que preguntarse por qué siguen repitiéndose los mismos argumentos una y otra vez. En 2009 en tan sólo 35 sesiones se pasó del 7000 al 9000 en el Ibex, luego lo contrario –esperemos que no- también puede ocurrir.
En bolsa todo es relativo pero igual que podemos pensar que ha bajado mucho el Ibex también podemos mirar las cifras económicas que había cuando estaba en 7000 y resulta que entonces el PIB era mayor, la tasa de paro más baja, nuestra deuda más reducida, nuestro déficit menor…visto así el que ahora estemos 2000 puntos por encima lo que parece trasmitir es que ahora la bolsa está cara. Por supuesto este análisis es muy simplista, primero porque quizás nunca debió llegar hasta 7000 ya que se descontaba un colapso del sistema que no ocurrió y segundo porque detrás del índice hay unas compañías que si que han mejorado en general sus beneficios en estos 15 meses. Ibex: el más volátil pero el de PER más bajo y mejor rentabilidad por dividendo. El caso es que nos hemos pasado meses confiando en una mejora económica que no se ha producido, de hecho estamos peor, y eso a pesar de toda la liquidez inyectada por el BCE, de un euribor en mínimos históricos que aumentó el poder adquisitivo de millones de familias y de todos los manejos contables y ayudas públicas que han evitado una –seguro que traumática- crisis de nuestro sistema financiero. Y el futuro es de menor inversión pública y de menor poder adquisitivo por el aumento de los impuestos y los recortes salariales previstos. Si hace un año muchos esperaban mejoras, hoy muchos nos conformamos con no empeorar más (las comunidades autónomas españolas, las más expuestas a la crisis según Fitch), algo que desde luego no es un gran abono para romper la tendencia bajista de nuestra bolsa.
Desde luego la rapidez con la que se han deshinchado las bolsas es inquietante por el baño de realidad que supone pero me preocupa más que sea un síntoma más del miedo global a no estar invertido en nada, a tener los ahorros en liquidez, a no montar un negocio ni invertir en un coche o una vivienda, es decir, a la ralentización económica. La bolsa es para muchos el indicador fácil. El PIB, la deuda, el déficit…son conceptos difíciles de asimilar para el gran público y que siempre requieren una explicación compleja para dilucidar un comportamiento tendencial claro, la gente quiere ideas claras: si la bolsa sube , podemos estar tranquilos y si la bolsa baja, malo y más concretamente, cuanto menos salgan las bolsas en los telediarios, mejor. Si a ello le sumamos los nuevos impuestos y las dudas –a mi juicio exageradas- respecto a la solvencia del país, todo ese ahorro -que puede ser, junto al dinero negro, el colchón que España necesita para dejar de empeorar- puede moverse muy rápido -de nuevo guiado por el miedo- fuera de nuestras fronteras por lo que no hay que despreciar el riesgo de una importante fuga de capital. Es por ello que nuestras autoridades deben conseguir ser creíbles e inspirar confianza, no ya sólo al inversor inglés de la City que posee millones en acciones y bonos españoles, también a los millones de ahorradores españoles.
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