La semana en los mercados
Hace unos días viendo un documental sobre Taiwan, el capitán de un gigantesco portacontenedores (lo que siempre hemos llamado carguero pero que ahora es más específico) se jactaba de que llevaba mercancía de alta tecnología a la costa oeste de los EUA y cargaba a cambio ricas naranjas de California. Me pareció un símbolo claro del giro económico del mundo en las últimas décadas: es la primera potencia mundial la que exporta alimentos (algo en cierto modo lógico ya que dispone de mucho territorio y una baja densidad poblacional) a la antigua colonia, que fabrica los mejores semiconductores del mundo y las piezas de móviles y ordenadores que, eso sí, se siguen ensamblando en la antigua metrópolis. Supongo esto último es lo que falta, que surja un Apple o un Microsoft asiático como en su día surgió un Toyota, un Samsung o un Lenovo. Pero todo apunta a que el cambio está en marcha.
Prueba de ello ha sido la constatación oficial de la superación por PIB total de China sobre Japón, motivada por el bajo crecimiento de éste pero sobre todo por la velocidad de expansión de la economía china que dejó atrás en 2005 a Francia y Reino Unido y en 2007 a Alemania. De hecho, hace 5 años el PIB chino era la mitad del japonés. En el último ejercicio completo, el PIB japonés en 2009 ascendió a 5,07 billones de dólares y el chino a 4,98 billones. Para el conjunto de este año, el consenso generalizado vaticina que Pekín superará ampliamente a Tokio: aunque el ritmo de expansión de la economía se ha desacelerado del 11,9% en el primer trimestre al 10,3%, más que cuadruplica a la media de las estimaciones sobre Japón, que sitúan un crecimiento en 2010 del 2,3%. China lleva más de 30 años primero de despegue y luego de crecimiento espectacular. Actualmente tiene las mayores reservas de divisas del mundo, con 2,45 billones de dólares, es el mayor vendedor de automóviles (puesto del que desplazó a los EUA en 2009) y es también el primer exportador (superó a Alemania también el año pasado). Esta crisis, que ha afectado más a las economías más consolidadas y menos a las emergentes (hasta la bolsa lo lleva descontando hace años), es también responsable del aceleramiento en el cambio económico global, a pesar de todas las sombras que se ciernen sobre la economía china, básicamente se han cumplido las predicciones del artículo de hace año y medio:
China está, a pesar de las cifras, mejor preparada para afrontar esta crisis ya que es posible que en Occidente no sólo no reduzcamos el consumo de productos chinos, incluso es posible que lo aumentemos.
Según Jim O´Neill, economista jefe de Goldman Sachs, China alcanzará el nivel de PIB americano actual en 2027, suponiendo que los EUA también crezcan el consenso es que antes de la mitad del siglo China se habrá convertido en la primera economía del planeta.
No obstante, hace menos de un año ya advertíamos de la paradoja china, y las contradicciones de su economía, como por ejemplo el bajísimo consumo interno, la poca fiabilidad de sus datos macro, la opacidad de sus cuentas regionales, la dependencia de nuestra salud económica ya que somos no sólo los consumidores de sus productos, también es donde tienen invertidos sus ahorros y, por encima de todo, que el PIB total de un país tan poblado supone muy poca riqueza para sus habitantes: 1400 millones de chinos se reparten la misma cifra que los 130 millones de japoneses, con unas diferencias sociales mucho mayores ya que casi toda la riqueza china se concentra en la costa este del país, un país que vive bajo una dictadura política que implica muchas prohibiciones y una falta de libertad que lo alejan de la idílica imagen que sus cifras económicas totales ofrecen. No todo en la vida es el PIB, y nuestra denostada Europa, con todos sus defectos, y a pesar de su aparente declive, sigue siendo un lugar mucho más agradable para vivir que muchas de las economías emergentes que sobre el papel nos alcanzan e incluso superan
Por desgracia los mercados no se fijan en la calidad de vida de los ciudadanos, sino en cifras y expectativas de éstas, es por eso que este mes está resultando negativo desde que la FED reconoció oficialmente que el rumbo no es el esperado y varios brotes de preocupación están surgiendo en puntos tan alejados como Irlanda (y su débil sistema financiero) o Japón (la fortaleza del yen está hundiendo las exportaciones) sin que el apoyo explícito de la UE al pequeño país insular o los rumores de intervención en los mercados del Banco de Japón estén sirviendo de momento para “apagar los fuegos”. España además tiene el riesgo de verse salpicado por Portugal, que esta misma semana, contra la tendencia general, ha tenido que aumentar la rentabilidad de sus letras a 1 año al 2,727% (¡mientras los bonos alemanes a 5 años se negociaban al 1.32%!) para una cantidad inferior a mil millones de €. Y es que es el mercado de deuda pública el que más inquietud provoca, no sólo por los altos diferenciales de algunos países respecto a Alemania o los EUA , también por esos mínimos de rentabilidad (que en el caso alemán son históricos) que alcanzan sus emisiones. Normalmente la ley de la oferta y la demanda funciona en los mercados y sin embargo en este caso cuanto más papel hay en oferta más barato resulta a estos emisores el colocarlo, se explica por una menor aversión al riesgo pero también puede entenderse como que se descuenta un largo periodo de bajo crecimiento y de baja inflación, incluso de deflación, es decir, de crisis. Resulta difícil de entender que tantos inversores se conformen con un 3% a 30 años que ofrece actualmente Alemania y desde luego supone una gran contradicción con el dato de PIB trimestral de este país o los buenos resultados de sus empresas. Algo no encaja.
Con todo, estamos en un punto intermedio entre el pesimismo exagerado pre-veraniego y el optimismo de Julio, en el que a días parece pesar más la expectativa de un otoño negativo que lo que pasa en el presente y otros en el que el bajo volumen genera desconfianza acerca de los últimos movimientos bajistas en bolsa y en € y alcistas en oro y en riesgo-país. Un Agosto típico, con muchos bandazos poco clarificadores.
Se publica el enlace original para poder ver los interesantes subenlaces
Euribor - La semana en los mercados
Hace unos días viendo un documental sobre Taiwan, el capitán de un gigantesco portacontenedores (lo que siempre hemos llamado carguero pero que ahora es más específico) se jactaba de que llevaba mercancía de alta tecnología a la costa oeste de los EUA y cargaba a cambio ricas naranjas de California. Me pareció un símbolo claro del giro económico del mundo en las últimas décadas: es la primera potencia mundial la que exporta alimentos (algo en cierto modo lógico ya que dispone de mucho territorio y una baja densidad poblacional) a la antigua colonia, que fabrica los mejores semiconductores del mundo y las piezas de móviles y ordenadores que, eso sí, se siguen ensamblando en la antigua metrópolis. Supongo esto último es lo que falta, que surja un Apple o un Microsoft asiático como en su día surgió un Toyota, un Samsung o un Lenovo. Pero todo apunta a que el cambio está en marcha.
Prueba de ello ha sido la constatación oficial de la superación por PIB total de China sobre Japón, motivada por el bajo crecimiento de éste pero sobre todo por la velocidad de expansión de la economía china que dejó atrás en 2005 a Francia y Reino Unido y en 2007 a Alemania. De hecho, hace 5 años el PIB chino era la mitad del japonés. En el último ejercicio completo, el PIB japonés en 2009 ascendió a 5,07 billones de dólares y el chino a 4,98 billones. Para el conjunto de este año, el consenso generalizado vaticina que Pekín superará ampliamente a Tokio: aunque el ritmo de expansión de la economía se ha desacelerado del 11,9% en el primer trimestre al 10,3%, más que cuadruplica a la media de las estimaciones sobre Japón, que sitúan un crecimiento en 2010 del 2,3%. China lleva más de 30 años primero de despegue y luego de crecimiento espectacular. Actualmente tiene las mayores reservas de divisas del mundo, con 2,45 billones de dólares, es el mayor vendedor de automóviles (puesto del que desplazó a los EUA en 2009) y es también el primer exportador (superó a Alemania también el año pasado). Esta crisis, que ha afectado más a las economías más consolidadas y menos a las emergentes (hasta la bolsa lo lleva descontando hace años), es también responsable del aceleramiento en el cambio económico global, a pesar de todas las sombras que se ciernen sobre la economía china, básicamente se han cumplido las predicciones del artículo de hace año y medio:
China está, a pesar de las cifras, mejor preparada para afrontar esta crisis ya que es posible que en Occidente no sólo no reduzcamos el consumo de productos chinos, incluso es posible que lo aumentemos.
Según Jim O´Neill, economista jefe de Goldman Sachs, China alcanzará el nivel de PIB americano actual en 2027, suponiendo que los EUA también crezcan el consenso es que antes de la mitad del siglo China se habrá convertido en la primera economía del planeta.
No obstante, hace menos de un año ya advertíamos de la paradoja china, y las contradicciones de su economía, como por ejemplo el bajísimo consumo interno, la poca fiabilidad de sus datos macro, la opacidad de sus cuentas regionales, la dependencia de nuestra salud económica ya que somos no sólo los consumidores de sus productos, también es donde tienen invertidos sus ahorros y, por encima de todo, que el PIB total de un país tan poblado supone muy poca riqueza para sus habitantes: 1400 millones de chinos se reparten la misma cifra que los 130 millones de japoneses, con unas diferencias sociales mucho mayores ya que casi toda la riqueza china se concentra en la costa este del país, un país que vive bajo una dictadura política que implica muchas prohibiciones y una falta de libertad que lo alejan de la idílica imagen que sus cifras económicas totales ofrecen. No todo en la vida es el PIB, y nuestra denostada Europa, con todos sus defectos, y a pesar de su aparente declive, sigue siendo un lugar mucho más agradable para vivir que muchas de las economías emergentes que sobre el papel nos alcanzan e incluso superan
Por desgracia los mercados no se fijan en la calidad de vida de los ciudadanos, sino en cifras y expectativas de éstas, es por eso que este mes está resultando negativo desde que la FED reconoció oficialmente que el rumbo no es el esperado y varios brotes de preocupación están surgiendo en puntos tan alejados como Irlanda (y su débil sistema financiero) o Japón (la fortaleza del yen está hundiendo las exportaciones) sin que el apoyo explícito de la UE al pequeño país insular o los rumores de intervención en los mercados del Banco de Japón estén sirviendo de momento para “apagar los fuegos”. España además tiene el riesgo de verse salpicado por Portugal, que esta misma semana, contra la tendencia general, ha tenido que aumentar la rentabilidad de sus letras a 1 año al 2,727% (¡mientras los bonos alemanes a 5 años se negociaban al 1.32%!) para una cantidad inferior a mil millones de €. Y es que es el mercado de deuda pública el que más inquietud provoca, no sólo por los altos diferenciales de algunos países respecto a Alemania o los EUA , también por esos mínimos de rentabilidad (que en el caso alemán son históricos) que alcanzan sus emisiones. Normalmente la ley de la oferta y la demanda funciona en los mercados y sin embargo en este caso cuanto más papel hay en oferta más barato resulta a estos emisores el colocarlo, se explica por una menor aversión al riesgo pero también puede entenderse como que se descuenta un largo periodo de bajo crecimiento y de baja inflación, incluso de deflación, es decir, de crisis. Resulta difícil de entender que tantos inversores se conformen con un 3% a 30 años que ofrece actualmente Alemania y desde luego supone una gran contradicción con el dato de PIB trimestral de este país o los buenos resultados de sus empresas. Algo no encaja.
Con todo, estamos en un punto intermedio entre el pesimismo exagerado pre-veraniego y el optimismo de Julio, en el que a días parece pesar más la expectativa de un otoño negativo que lo que pasa en el presente y otros en el que el bajo volumen genera desconfianza acerca de los últimos movimientos bajistas en bolsa y en € y alcistas en oro y en riesgo-país. Un Agosto típico, con muchos bandazos poco clarificadores.
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