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Es demasiado pronto para saberlo, pero algo es seguro: "El dinero va adonde le tratan mejor, y las acciones no lo están tratando bien", dice Wade Slome, que asesora a inversionistas acaudalados y dirige un fondo de alto riesgo en su firma, Sidoxia Capital Management.
El mercado de valores en general está a la baja en la última década, mientras que el precio del oro ha subido a más del cuádruple y los rendimientos de los bonos corporativos se han duplicado. Considere además la crisis económica y los gerentes de fondos de alto riesgo y los inversionistas institucionales continúan sacando dinero de las acciones y colocándolo en inversiones que consideran más seguras.
Un estimado de 170.000 millones de dólares han sido colocados en fondos de bonos este año, mientras que 35.000 millones han sido sacados de fondos de acciones, de acuerdo con el Investment Company Institute, un grupo de la industria.
Analistas del Bespoke Investment Group dicen que los inversionistas viven del momento, y no anticipan ni analizan nada. Simplemente reaccionan a las noticias del día.
Hace tres meses, la supervivencia de los bancos y de las economías en Europa acaparaban toda la atención. Ahora, apenas se les menciona. Lo mismo sucedió con el "flash crash" de mayo. Noticias de fuertes ganancias corporativas un día pueden disparar el mercado hacia arriba, pero un débil reporte de ganancias al día siguiente puede hacerlo desplomarse.
"Los inversionistas miran a lo que tienen delante de los ojos en ese minuto, eso es todo", dice Paul Hickey, uno de los fundadores de la firma de investigaciones de inversiones.
La volatilidad genera más volatilidad, lo que a su vez pone más nerviosos a inversionistas que han sido castigados por pérdidas en la última década. Los rendimientos totales, incluyendo dividendos, para el índice Standard & Poor's 500, han bajado 11% desde agosto del 2000, de acuerdo con Bespoke.
Eso significa que un inversionista que colocó 10.000 dólares en un fondo de S&P hace 10 años y se aguantó tiene ahora menos de 9.000 dólares como resultado.
El inversionista multimillonario George Soros es uno de esos que le huyó a las acciones en el segundo trimestre. Su Soros Fund Management redujo su portafolio de acciones aproximadamente un 40%, hasta 5.100 millones de dólares desde abril hasta junio, de acuerdo con un reporte trimestral presentado el 17 de agosto a reguladores federales. El fondo vendió el 93% de su participación en Pfizer y el 98% de sus acciones en Wal-Mart.
La mayor carpeta del fondo es de acciones relacionadas con oro. Esa carpeta representa el 13% de todas las acciones que posee. El reporte trimestral no ofrece detalles de las carpetas del fondo además de las acciones.
Otro inversionista prominente con fuertes portafolios en oro es John Paulson, que se hizo famoso por predecir correctamente que el mercado de hipotecas de alto riesgo iba a desplomarse.
Esos inversionistas están manteniendo el oro pese que los precios del metal precioso han subido 9% este año, a más de 1.200 dólares la onza. Eso es cuatro veces más que el precio de 300 dólares la onza registrado en el 2000.
El movimiento ha sido igualmente fuerte hacia los bonos gubernamentales y corporativos. La Reserva Federal ha bajado las tasas de interés casi a cero para estimular la economía. Eso ha causado un alza en los bonos del Tesoro. El rendimiento de bonos del tesoro a 10 años ha bajado a 2,6%, su nivel más bajo desde el cenit de la crisis financiera en el 2009. Los precios y los rendimientos se mueven en direcciones opuestas en los bonos.
Las tasas más bajas deberían ayudar a las compañías porque abaratan el costo de préstamos y les permiten refinanciar sus deudas. Las ganancias corporativas entonces suben, lo que deja más dinero para gastar en expansión y empleados.
Por eso tasas más bajas deberían estimular los precios de las acciones, dice Jack Ablin, principal funcionario de inversiones en el Harris Private Bank en Chicago. "Pero no está sucediendo".
En lugar de ello, los inversionistas están invirtiendo en bonos corporativos, incluso aquellos que ofrecen poco rendimiento garantizado. IBM consiguió recaudar 1.500 millones de dólares vendiendo bonos a 3 años que pagan apenas 1% de interés. Eso es 0,30 puntos de porcentaje más que el rendimiento de bonos del Tesoro equivalentes.
Johnson & Johnson vendió este mes bonos a 10 años con un rendimiento de 2,95%, pese a que paga un dividendo equivalente a 3,7% del precio de sus acciones.
Eso significa que un inversionista que compra 10.000 dólares en bonos de J&J recibe anualmente 295 dólares por 10 años, además de la deuda. Si ese mismo inversionista comprase 166 acciones de J&J a unos 60 dólares por acción y los retuviese por 10 años, el pago anual sería de 360 dólares al año, además de cualquier valorización en la acción e incrementos en los dividendos. J&J ha aumentado sus dividendos en 48 años consecutivos.
"Los inversionistas están hastiados de las acciones", dijo Yardeni. "Pero siguen diversificados: la mitad del portafolio en oro y la otra mitad en bonos".
Por supuesto, invertir en bonos y oro conlleva también sus riesgos. Las marcadas alzas en ambos tienen a algunos en Wall Street preguntándose si los bonos y el oro pudieran estar convirtiéndose en una burbuja a punto de estallar.
Al invertir en los dos, los inversionistas están protegiéndose de lo que venga en la economía. El oro es considerado una protección ante la inflación, mientras que los bonos son buenos en épocas de deflación.
En lo que respecta a las acciones, nadie quiere oír hablar de ellas en estos momentos.
El mercado de valores en general está a la baja en la última década, mientras que el precio del oro ha subido a más del cuádruple y los rendimientos de los bonos corporativos se han duplicado. Considere además la crisis económica y los gerentes de fondos de alto riesgo y los inversionistas institucionales continúan sacando dinero de las acciones y colocándolo en inversiones que consideran más seguras.
Un estimado de 170.000 millones de dólares han sido colocados en fondos de bonos este año, mientras que 35.000 millones han sido sacados de fondos de acciones, de acuerdo con el Investment Company Institute, un grupo de la industria.
Analistas del Bespoke Investment Group dicen que los inversionistas viven del momento, y no anticipan ni analizan nada. Simplemente reaccionan a las noticias del día.
Hace tres meses, la supervivencia de los bancos y de las economías en Europa acaparaban toda la atención. Ahora, apenas se les menciona. Lo mismo sucedió con el "flash crash" de mayo. Noticias de fuertes ganancias corporativas un día pueden disparar el mercado hacia arriba, pero un débil reporte de ganancias al día siguiente puede hacerlo desplomarse.
"Los inversionistas miran a lo que tienen delante de los ojos en ese minuto, eso es todo", dice Paul Hickey, uno de los fundadores de la firma de investigaciones de inversiones.
La volatilidad genera más volatilidad, lo que a su vez pone más nerviosos a inversionistas que han sido castigados por pérdidas en la última década. Los rendimientos totales, incluyendo dividendos, para el índice Standard & Poor's 500, han bajado 11% desde agosto del 2000, de acuerdo con Bespoke.
Eso significa que un inversionista que colocó 10.000 dólares en un fondo de S&P hace 10 años y se aguantó tiene ahora menos de 9.000 dólares como resultado.
El inversionista multimillonario George Soros es uno de esos que le huyó a las acciones en el segundo trimestre. Su Soros Fund Management redujo su portafolio de acciones aproximadamente un 40%, hasta 5.100 millones de dólares desde abril hasta junio, de acuerdo con un reporte trimestral presentado el 17 de agosto a reguladores federales. El fondo vendió el 93% de su participación en Pfizer y el 98% de sus acciones en Wal-Mart.
La mayor carpeta del fondo es de acciones relacionadas con oro. Esa carpeta representa el 13% de todas las acciones que posee. El reporte trimestral no ofrece detalles de las carpetas del fondo además de las acciones.
Otro inversionista prominente con fuertes portafolios en oro es John Paulson, que se hizo famoso por predecir correctamente que el mercado de hipotecas de alto riesgo iba a desplomarse.
Esos inversionistas están manteniendo el oro pese que los precios del metal precioso han subido 9% este año, a más de 1.200 dólares la onza. Eso es cuatro veces más que el precio de 300 dólares la onza registrado en el 2000.
El movimiento ha sido igualmente fuerte hacia los bonos gubernamentales y corporativos. La Reserva Federal ha bajado las tasas de interés casi a cero para estimular la economía. Eso ha causado un alza en los bonos del Tesoro. El rendimiento de bonos del tesoro a 10 años ha bajado a 2,6%, su nivel más bajo desde el cenit de la crisis financiera en el 2009. Los precios y los rendimientos se mueven en direcciones opuestas en los bonos.
Las tasas más bajas deberían ayudar a las compañías porque abaratan el costo de préstamos y les permiten refinanciar sus deudas. Las ganancias corporativas entonces suben, lo que deja más dinero para gastar en expansión y empleados.
Por eso tasas más bajas deberían estimular los precios de las acciones, dice Jack Ablin, principal funcionario de inversiones en el Harris Private Bank en Chicago. "Pero no está sucediendo".
En lugar de ello, los inversionistas están invirtiendo en bonos corporativos, incluso aquellos que ofrecen poco rendimiento garantizado. IBM consiguió recaudar 1.500 millones de dólares vendiendo bonos a 3 años que pagan apenas 1% de interés. Eso es 0,30 puntos de porcentaje más que el rendimiento de bonos del Tesoro equivalentes.
Johnson & Johnson vendió este mes bonos a 10 años con un rendimiento de 2,95%, pese a que paga un dividendo equivalente a 3,7% del precio de sus acciones.
Eso significa que un inversionista que compra 10.000 dólares en bonos de J&J recibe anualmente 295 dólares por 10 años, además de la deuda. Si ese mismo inversionista comprase 166 acciones de J&J a unos 60 dólares por acción y los retuviese por 10 años, el pago anual sería de 360 dólares al año, además de cualquier valorización en la acción e incrementos en los dividendos. J&J ha aumentado sus dividendos en 48 años consecutivos.
"Los inversionistas están hastiados de las acciones", dijo Yardeni. "Pero siguen diversificados: la mitad del portafolio en oro y la otra mitad en bonos".
Por supuesto, invertir en bonos y oro conlleva también sus riesgos. Las marcadas alzas en ambos tienen a algunos en Wall Street preguntándose si los bonos y el oro pudieran estar convirtiéndose en una burbuja a punto de estallar.
Al invertir en los dos, los inversionistas están protegiéndose de lo que venga en la economía. El oro es considerado una protección ante la inflación, mientras que los bonos son buenos en épocas de deflación.
En lo que respecta a las acciones, nadie quiere oír hablar de ellas en estos momentos.