NUEVA YORK.- ¿Qué iba a decir Ben Bernanke, director de la Reserva Federal, en su gran discurso en Jackson Hole, Wyoming? ¿Acaso aludir a nuevas medidas destinadas a alentar la economía?
Lo que dijo es que se mantiene la recuperación económica, aunque está "lejos de haber terminado". Desafortunadamente, eso no es verdad: esto no es una recuperación, en ningún sentido importante. Y los políticos deberían estar haciendo todo lo posible para cambiar esa situación.
El pequeñísimo fragmento de verdad existente en la afirmación de que vivimos una recuperación es el hecho de que el PBI aún sigue aumentando: no estamos en una recesión clásica, donde todo baja. ¿Y qué?
La pregunta importante es si el crecimiento es suficientemente rápido como para reducir un índice de desempleo que está por las nubes. Necesitamos un crecimiento del 2,5% tan sólo para impedir que el desempleo aumente, y un crecimiento mucho más rápido para lograr que se reduzca significativamente. Sin embargo, el crecimiento se mantiene en la actualidad entre el 1 y el 2%, con buenas probabilidades de hacerse aún más lento durante los próximos meses. ¿Verdaderamente la economía sufrirá una recaída en la recesión, con reducción del PBI? ¿A quién le importa? Si el desempleo aumenta durante el resto del año, cosa que parece probable, no importará si las cifras del PBI son levemente positivas o levemente negativas.
Todo esto es obvio. Sin embargo, los políticos lo niegan.
Después de su última reunión sobre política monetaria, la Reserva Federal emitió una declaración en la que afirmaba que "prevé un retorno gradual a niveles más altos de utilización de recursos", jerga de la Fed para referirse a la reducción del desempleo.
Mientras tanto, Tim Geithner, secretario del Tesoro, dice que estamos en el "camino de la recuperación". No, no estamos. ¿Por qué la gente que sabe más y mejor se la pasa edulcorando la realidad económica? La respuesta, lamento decirlo, es que todos tratan de evadir la responsabilidad.
En el caso de la Fed, admitir que la economía no se está recuperando pondría a la institución bajo presión para hacer más de lo que ha hecho. Y hasta ahora, al menos, la Fed parece tener más miedo de quedar mal parada si presta ayuda a la economía que de los costos que tendrá que pagar el pueblo estadounidense si no hace nada, y prefiere hablar de una recuperación que no existe.
En el caso de la administración Obama, los funcionarios aparentemente detestan admitir que el estímulo original era demasiado pequeño. Es cierto, bastó para limitar la profundidad de la crisis, pero no fue suficientemente grande como para reducir significativamente el índice de desempleo.
¿Qué deberían estar haciendo los funcionarios, además de decir la verdad sobre la economía?
La Reserva Federal tiene una cantidad de opciones. Puede comprar más deuda a largo plazo y privada; puede bajar las tasas a largo plazo y anunciar su intención de mantener bajas las tasas a corto plazo; puede subir su objetivo a mediano plazo para la inflación, para lograr que a las empresas les resultara menos atractiva la idea de retener tranquilamente su dinero en efectivo.
La administración tiene menos libertad de acción, ya que no puede conseguir que las leyes pasen el bloqueo republicano. Pero aún tiene opciones. Puede renovar su nada exitoso intento de ayudar a los propietarios en problemas. Puede usar a Fannie Mae y Fredie Mae, las entidades crediticias patrocinadas por el gobierno, para articular un refinanciamiento de hipotecas que ponga dinero en manos de las familias estadounidenses? Sí, los republicanos aullarán, pero de todas maneras eso es lo que están haciendo. Finalmente, puede enfrentar en serio a China por su manipulación monetaria.
¿Cuál de todas estas opciones deben elegir los funcionarios? De ser por mí, todas ellas.
Sé lo que dirán algunos, tanto en la Fed como en la administración: nos advertirán sobre los riesgos de hacer cualquier cosa no convencional. Pero ya hemos visto cuáles son las consecuencias de apostar a lo seguro y esperar que la recuperación se produzca por sí misma: nos ha situado en lo que parece cada vez más un estado de estancamiento permanente y de elevado desempleo. Es hora de admitir que lo que tenemos no es una recuperación, y de hacer lo posible por cambiar esa situación.
Traducción de Mirta Rosenberg
Paul Krugman
The New York Times
Lo que dijo es que se mantiene la recuperación económica, aunque está "lejos de haber terminado". Desafortunadamente, eso no es verdad: esto no es una recuperación, en ningún sentido importante. Y los políticos deberían estar haciendo todo lo posible para cambiar esa situación.
El pequeñísimo fragmento de verdad existente en la afirmación de que vivimos una recuperación es el hecho de que el PBI aún sigue aumentando: no estamos en una recesión clásica, donde todo baja. ¿Y qué?
La pregunta importante es si el crecimiento es suficientemente rápido como para reducir un índice de desempleo que está por las nubes. Necesitamos un crecimiento del 2,5% tan sólo para impedir que el desempleo aumente, y un crecimiento mucho más rápido para lograr que se reduzca significativamente. Sin embargo, el crecimiento se mantiene en la actualidad entre el 1 y el 2%, con buenas probabilidades de hacerse aún más lento durante los próximos meses. ¿Verdaderamente la economía sufrirá una recaída en la recesión, con reducción del PBI? ¿A quién le importa? Si el desempleo aumenta durante el resto del año, cosa que parece probable, no importará si las cifras del PBI son levemente positivas o levemente negativas.
Todo esto es obvio. Sin embargo, los políticos lo niegan.
Después de su última reunión sobre política monetaria, la Reserva Federal emitió una declaración en la que afirmaba que "prevé un retorno gradual a niveles más altos de utilización de recursos", jerga de la Fed para referirse a la reducción del desempleo.
Mientras tanto, Tim Geithner, secretario del Tesoro, dice que estamos en el "camino de la recuperación". No, no estamos. ¿Por qué la gente que sabe más y mejor se la pasa edulcorando la realidad económica? La respuesta, lamento decirlo, es que todos tratan de evadir la responsabilidad.
En el caso de la Fed, admitir que la economía no se está recuperando pondría a la institución bajo presión para hacer más de lo que ha hecho. Y hasta ahora, al menos, la Fed parece tener más miedo de quedar mal parada si presta ayuda a la economía que de los costos que tendrá que pagar el pueblo estadounidense si no hace nada, y prefiere hablar de una recuperación que no existe.
En el caso de la administración Obama, los funcionarios aparentemente detestan admitir que el estímulo original era demasiado pequeño. Es cierto, bastó para limitar la profundidad de la crisis, pero no fue suficientemente grande como para reducir significativamente el índice de desempleo.
¿Qué deberían estar haciendo los funcionarios, además de decir la verdad sobre la economía?
La Reserva Federal tiene una cantidad de opciones. Puede comprar más deuda a largo plazo y privada; puede bajar las tasas a largo plazo y anunciar su intención de mantener bajas las tasas a corto plazo; puede subir su objetivo a mediano plazo para la inflación, para lograr que a las empresas les resultara menos atractiva la idea de retener tranquilamente su dinero en efectivo.
La administración tiene menos libertad de acción, ya que no puede conseguir que las leyes pasen el bloqueo republicano. Pero aún tiene opciones. Puede renovar su nada exitoso intento de ayudar a los propietarios en problemas. Puede usar a Fannie Mae y Fredie Mae, las entidades crediticias patrocinadas por el gobierno, para articular un refinanciamiento de hipotecas que ponga dinero en manos de las familias estadounidenses? Sí, los republicanos aullarán, pero de todas maneras eso es lo que están haciendo. Finalmente, puede enfrentar en serio a China por su manipulación monetaria.
¿Cuál de todas estas opciones deben elegir los funcionarios? De ser por mí, todas ellas.
Sé lo que dirán algunos, tanto en la Fed como en la administración: nos advertirán sobre los riesgos de hacer cualquier cosa no convencional. Pero ya hemos visto cuáles son las consecuencias de apostar a lo seguro y esperar que la recuperación se produzca por sí misma: nos ha situado en lo que parece cada vez más un estado de estancamiento permanente y de elevado desempleo. Es hora de admitir que lo que tenemos no es una recuperación, y de hacer lo posible por cambiar esa situación.
Traducción de Mirta Rosenberg
Paul Krugman
The New York Times