El miedo es el patrón de referencia más vigente en estos días, y no el oro, en nuestra economía. Todos sentimos que algo viejo se cae y comienza algo nuevo. El paro crece, la incertidumbre aumenta y el sistema económico mundial se convulsiona. ¿Qué está ocurriendo? Se está produciendo un cambio. Bueno, la respuesta parece una perogrullada. Pero si nos paramos a analizar detenidamente la situación y el nombre que la hemos dado, Crisis, nos encontramos con algunos interrogantes.
Para empezar toda crisis es cambio y los cambios “duelen”. Si analizamos el término crisis en castellano y su origen etimológico, comprobamos que significa cambio y transformación, por lo que como primera medida deberíamos empezar a dejar el miedo a un lado porque el cambio es algo intrínsecamente unido a la vida y mientras que estemos vivos estaremos sometidos a un cambio permanente.
Pero sigamos con el análisis. ¿Qué le ocurre a la oruga cuando entra en crisis, fabrica con su propio esfuerzo y su propio cuerpo una crisis-álida y se mete dentro para salir un nuevo ser vivo totalmente distinto y más evolucionado?
Si queremos resultados distintos, no podemos seguir haciendo lo mismo. Es preciso cambiar el chip mental y, si hace falta, ser capaces de reinventarse de nuevo. Todo son especulaciones y nadie se pone de acuerdo sobre la posible fecha de finalización de este proceso de reajuste económico mundial, sin embargo, mientras que unos y otros polemizamos sobre dónde y cuándo veremos la salida del túnel, seguimos metidos en el túnel y lo que hace falta es dejar de mirar el problema para mirar la solución.
Hay un factor común general, al menos en el caso español, y es que la gravedad de la situación se acentúa por la creciente falta de liquidez y circulante. Pero, ¿cómo va a haber circulante si algunas empresas llegan a cobrar sus facturas con más de 300 días de demora? ¿Por qué no hace cumplir el Gobierno la Ley de Mora que fija en 30 días la demora en el pago de facturas desde la fecha de aceptación? ¿Cómo va el Gobierno a obligar a que las empresas morosas cumplan la Ley si la propia Administración es la que más tarda en pagar sus facturas? ¿Qué hace en esta circunstancia
la empresa que no ha cobrado ninguna factura del trimestre pero tiene que pagar el IVA de todas ellas y no tiene circulante? ¿Cómo resuelve el problema, esa misma empresa, si además en su banco dicen que ya no pueden concederle un puente crédito para que tenga liquidez? Este bucle, o serpiente que se muerde la cola, está muy anudado, ¿recordamos lo que hizo Alejandro Magno, dando evidentes muestras de capacidad para el pensamiento lateral y creativo, para desatar el denominado Nudo Gordiano?
Aprendamos de la historia y aprendamos también de la oruga sobre la que hablábamos al principio de estas breves líneas de análisis. Si la oruga es capaz de reinventarse, ¿a qué esperamos? ¿Quién corta el Nudo Gordiano?