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Empiezo con un artículo de un chino, Fan Gang, que es profesor de Economía de la Universidad de Beijing y de la Academia china de Ciencias Sociales, además de ser director del Instituto Nacional de Investigación Económica de China y secretario general de la China Reform Foundation:
Durante 2010, el Congreso de los Estados Unidos (y muchos otros) criticaron a China por “manipular” su moneda a fin de conservar una ventaja para sus exportaciones y preservar de ese modo su superávit comercial. Se afirmaba que la conducta de China era la fuente del enorme desequilibrio global actual.
Sin embargo, China se negó a aceptar la culpa y rechazó las repetidas exigencias estadounidenses de llevar a cabo una revaluación importante. El tipo de cambio entre el renminbi y el dólar aumentó únicamente alrededor del 3% entre junio de 2010 y el final del año. Según un análisis utilizado por algunos economistas y políticos estadounidenses, la baja tasa de apreciación de la moneda, junto con el crecimiento del 31% de las exportaciones chinas en 2010 en comparación con 2009, debería haber ampliado el superávit comercial chino en gran medida.
De hecho, el superávit comercial chino disminuyó 6.4% en 2010, en comparación con 2009, y esa disminución viene después de la caída del 30% del superávit comercial en 2008 debido a la crisis financiera global y la recesión subsiguiente. En general, el superávit comercial de China ha disminuido un 36% en términos absolutos en dólares estadounidenses y ha caído más de la mitad (53%) en proporción al PIB en los últimos dos años. Así pues, el coeficiente del superávit en cuenta corriente frente al PIB se ha reducido al 4.6%, lo que es significativamente menor al máximo reciente del 11.3% que alcanzó en 2007.
Estos datos muestran de manera concluyente que la teoría “centrada en el tipo de cambio” del desequilibrio comercial no guarda relación con la realidad. En los últimos dos años la economía de China se ha vuelto mucho más equilibrada en sus relaciones comerciales externas, a pesar de que no ha habido ajustes significativos del tipo de cambio.
La razón evidente es el fuerte aumento de la demanda interna china. El total de ventas de bienes de consumo creció un 14.8% en 2010 y la inversión fija interna aumentó un 19.5%, ambas en términos reales. Como resultado, en términos de dólares estadounidenses, la demanda de importaciones creció un 38.7%, con lo que superó el 31% del crecimiento de las exportaciones. Dicho llanamente, si un país puede mejorar su equilibrio interno, estará más equilibrado a nivel externo, independientemente de lo poco que varíe el tipo de cambio.
La segunda pregunta es: ¿puede China reducir su superávit comercial aun más y seguir manteniendo su política de “apreciación gradual” del renminbi? De hecho, ese resultado es muy posible en los próximos años, durante el periodo del nuevo plan quinquenal.
Para empezar, ya están en marcha o se están planeando varias reformas fiscales/impositivas importantes, a saber, un aumento de la recaudación de las utilidades de las empresas propiedad del Estado y del impuesto a los recursos que se aplica a las industrias como la del petróleo y la de extracción de carbón a fin de reducir el ahorro corporativo. También habrá reducciones del impuesto al ingreso personal en los próximos años para aumentar el ingreso disponible de los hogares.
En el nuevo plan quinquenal 2011-2015 se han fijado algunas metas vinculantes para las reformas de la red de seguridad social. El sistema de seguridad social por fin dará una cobertura universal que incluirá a la población rural y a los trabajadores migrantes en las ciudades del país. Habrá más fondos públicos disponibles para la educación y la atención a la salud en zonas rurales. Se darán más servicios públicos a los migrantes rurales que han llegado recientemente a las zonas urbanas. Todos estos cambios aumentarán el consumo de los hogares tanto a corto como a largo plazo.
Cuando se lleven a cabo todas estas reformas, la tasa nacional de ahorro de China podría reducirse del 51% actual al 45%. Eso tendrá un efecto muy significativo en términos de reducción del superávit en cuenta corriente, que refleja el ahorro nacional neto.
Además, el gobierno chino, tanto a nivel central como local, seguirá muy interesado en seguir haciendo inversiones en infraestructura orientadas a una mayor urbanización e industrialización. Se ha presentado un ambicioso plan para un sistema nacional de ferrocarriles de alta velocidad. Y todas las principales zonas urbanas, incluidas algunas ciudades de segundo nivel, están construyendo sistemas de transporte público que incluyen más transporte subterráneo y trenes ligeros.
También habrá una fuerte demanda de otras instalaciones urbanas, porque la población urbana de China seguirá aumentando enormemente en el futuro previsible. Dado que el coeficiente de urbanización es todavía bastante bajo, del 48%, se pueden mantener inversiones relativamente altas en infraestructura durante un periodo prolongado. Esas inversiones consumirán la mayor parte del ahorro interno del país y sostendrán la elevada demanda de importaciones.
Así, es posible que dentro de poco tiempo el superávit en cuenta corriente de China caiga por debajo del 4% del PIB – y probablemente disminuya aun más, si no es que se convierte en un déficit abierto. Dicho de otro modo, China podría alcanzar fácilmente la meta establecida en las “directrices indicativas” destinadas a reducir los desequilibrios globales para 2015 que propusieron recientemente funcionarios estadounidenses en la reunión ministerial del G-20 celebrada en Seúl en noviembre pasado.
La pregunta clave es la siguiente: ¿qué sucede con los Estados Unidos, que, después de todo, son la otra parte del gran desequilibrio? El déficit en cuenta corriente de los Estados Unidos ha estado disminuyendo en los trimestres recientes, gracias al crecimiento de las exportaciones. Esas son buenas noticias. Además, se ha dado sin que hasta ahora haya habido grandes ajustes a la baja del tipo de cambio, debido a la debilidad del euro y otras monedas principales.
La facilitación monetaria que ha llevado a cabo la Reserva Federal de los Estados Unidos aumentó las expectativas de una devaluación del dólar que podría ayudar a las exportaciones de ese país. Sin embargo, el ahorro interno sigue siendo bajo en vista de los niveles persistentemente elevados de deuda pública. Una vez más, la causa fundamental de los desequilibrios globales actuales se explica por los problemas estructurales internos en ambas partes. Los tipos de cambio únicamente desempeñarán un papel secundario en el reequilibrio.
Durante 2010, el Congreso de los Estados Unidos (y muchos otros) criticaron a China por “manipular” su moneda a fin de conservar una ventaja para sus exportaciones y preservar de ese modo su superávit comercial. Se afirmaba que la conducta de China era la fuente del enorme desequilibrio global actual.
Sin embargo, China se negó a aceptar la culpa y rechazó las repetidas exigencias estadounidenses de llevar a cabo una revaluación importante. El tipo de cambio entre el renminbi y el dólar aumentó únicamente alrededor del 3% entre junio de 2010 y el final del año. Según un análisis utilizado por algunos economistas y políticos estadounidenses, la baja tasa de apreciación de la moneda, junto con el crecimiento del 31% de las exportaciones chinas en 2010 en comparación con 2009, debería haber ampliado el superávit comercial chino en gran medida.
De hecho, el superávit comercial chino disminuyó 6.4% en 2010, en comparación con 2009, y esa disminución viene después de la caída del 30% del superávit comercial en 2008 debido a la crisis financiera global y la recesión subsiguiente. En general, el superávit comercial de China ha disminuido un 36% en términos absolutos en dólares estadounidenses y ha caído más de la mitad (53%) en proporción al PIB en los últimos dos años. Así pues, el coeficiente del superávit en cuenta corriente frente al PIB se ha reducido al 4.6%, lo que es significativamente menor al máximo reciente del 11.3% que alcanzó en 2007.
Estos datos muestran de manera concluyente que la teoría “centrada en el tipo de cambio” del desequilibrio comercial no guarda relación con la realidad. En los últimos dos años la economía de China se ha vuelto mucho más equilibrada en sus relaciones comerciales externas, a pesar de que no ha habido ajustes significativos del tipo de cambio.
La razón evidente es el fuerte aumento de la demanda interna china. El total de ventas de bienes de consumo creció un 14.8% en 2010 y la inversión fija interna aumentó un 19.5%, ambas en términos reales. Como resultado, en términos de dólares estadounidenses, la demanda de importaciones creció un 38.7%, con lo que superó el 31% del crecimiento de las exportaciones. Dicho llanamente, si un país puede mejorar su equilibrio interno, estará más equilibrado a nivel externo, independientemente de lo poco que varíe el tipo de cambio.
La segunda pregunta es: ¿puede China reducir su superávit comercial aun más y seguir manteniendo su política de “apreciación gradual” del renminbi? De hecho, ese resultado es muy posible en los próximos años, durante el periodo del nuevo plan quinquenal.
Para empezar, ya están en marcha o se están planeando varias reformas fiscales/impositivas importantes, a saber, un aumento de la recaudación de las utilidades de las empresas propiedad del Estado y del impuesto a los recursos que se aplica a las industrias como la del petróleo y la de extracción de carbón a fin de reducir el ahorro corporativo. También habrá reducciones del impuesto al ingreso personal en los próximos años para aumentar el ingreso disponible de los hogares.
En el nuevo plan quinquenal 2011-2015 se han fijado algunas metas vinculantes para las reformas de la red de seguridad social. El sistema de seguridad social por fin dará una cobertura universal que incluirá a la población rural y a los trabajadores migrantes en las ciudades del país. Habrá más fondos públicos disponibles para la educación y la atención a la salud en zonas rurales. Se darán más servicios públicos a los migrantes rurales que han llegado recientemente a las zonas urbanas. Todos estos cambios aumentarán el consumo de los hogares tanto a corto como a largo plazo.
Cuando se lleven a cabo todas estas reformas, la tasa nacional de ahorro de China podría reducirse del 51% actual al 45%. Eso tendrá un efecto muy significativo en términos de reducción del superávit en cuenta corriente, que refleja el ahorro nacional neto.
Además, el gobierno chino, tanto a nivel central como local, seguirá muy interesado en seguir haciendo inversiones en infraestructura orientadas a una mayor urbanización e industrialización. Se ha presentado un ambicioso plan para un sistema nacional de ferrocarriles de alta velocidad. Y todas las principales zonas urbanas, incluidas algunas ciudades de segundo nivel, están construyendo sistemas de transporte público que incluyen más transporte subterráneo y trenes ligeros.
También habrá una fuerte demanda de otras instalaciones urbanas, porque la población urbana de China seguirá aumentando enormemente en el futuro previsible. Dado que el coeficiente de urbanización es todavía bastante bajo, del 48%, se pueden mantener inversiones relativamente altas en infraestructura durante un periodo prolongado. Esas inversiones consumirán la mayor parte del ahorro interno del país y sostendrán la elevada demanda de importaciones.
Así, es posible que dentro de poco tiempo el superávit en cuenta corriente de China caiga por debajo del 4% del PIB – y probablemente disminuya aun más, si no es que se convierte en un déficit abierto. Dicho de otro modo, China podría alcanzar fácilmente la meta establecida en las “directrices indicativas” destinadas a reducir los desequilibrios globales para 2015 que propusieron recientemente funcionarios estadounidenses en la reunión ministerial del G-20 celebrada en Seúl en noviembre pasado.
La pregunta clave es la siguiente: ¿qué sucede con los Estados Unidos, que, después de todo, son la otra parte del gran desequilibrio? El déficit en cuenta corriente de los Estados Unidos ha estado disminuyendo en los trimestres recientes, gracias al crecimiento de las exportaciones. Esas son buenas noticias. Además, se ha dado sin que hasta ahora haya habido grandes ajustes a la baja del tipo de cambio, debido a la debilidad del euro y otras monedas principales.
La facilitación monetaria que ha llevado a cabo la Reserva Federal de los Estados Unidos aumentó las expectativas de una devaluación del dólar que podría ayudar a las exportaciones de ese país. Sin embargo, el ahorro interno sigue siendo bajo en vista de los niveles persistentemente elevados de deuda pública. Una vez más, la causa fundamental de los desequilibrios globales actuales se explica por los problemas estructurales internos en ambas partes. Los tipos de cambio únicamente desempeñarán un papel secundario en el reequilibrio.