Un año después de ser rescatada por el FMI y la UE Grecia se encuentra cada vez más cerca de la tan temida reestructuración de su gigante deuda pública, con el riesgo de arrastrar a otros países miembros de la zona euro.
El 2 de mayo de 2010, la república helénica aceptó después de meses de resistencia la asistencia internacional en forma de un préstamo trianual de 110.000 millones de euros para evitar el colapso, a cambio de profundas reformas estructurales.
Pese a las estrictas y dolorosas medidas de austeridad, por un estimado valor de 17.000 millones de euros, que rebajaron el déficit público en cinco punto porcentuales, el Gobierno socialista no ha logrado superar el peligro del impago de su deuda.
"Vivimos en medio de la mayor crisis financiera", reconoció este mes el primer ministro, Yorgos Papandréu, al presentar los detalles de un nuevo paquete de aumento de impuestos y de recortes del gasto público, valorado en otros 26.000 millones de euros hasta 2015.
La contracción de la economía en 2010 fue del 4,8 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que la tasa de desempleo alcanzó un nuevo máximo con el 15,1 por ciento en enero pasado.
Según el Banco de Grecia, los funcionarios perdieron en 2010 un 13,5 % de sus sueldos, los jubilados un 11,3 % y los ingresos en el sector privado bajaron otro 10 %.
Los sindicatos han convocado una nueva huelga general de 24 horas, la segunda del año, para el 11 de mayo en protesta por las nuevas medidas y para el 1 de mayo preparan acciones que afectarán mayormente el transporte urbano y marítimo.
Desde que Grecia firmó el acuerdo para el paquete de rescate con la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), la lista de medidas para sanear sus cuentas es cada vez más larga.
Las más recientes medidas fueron anunciadas en abril, a recomendación del BCE, que propone un programa de privatizaciones e inversiones privadas en la propiedad inmobiliaria del Estado que aportarían unos 50.000 millones de euros hasta 2015.
Con ello, Papandréu espera reducir el déficit del 10,5 % en 2010 al 7,5 % del PIB para este año.
"La única solución es que Europa siga presionando a Grecia para que el Gobierno implemente las medidas y reformas porque lo único que ha hecho (hasta ahora) es aumentar los impuestos", dijo a Efe el economista Yorgos Bitros.
Pese a los esfuerzos, el diferencial de rendimiento del bono griego a 10 años frente al "bund" alemán sigue subiendo y rompió el pasado jueves la marca de los 1.300 puntos básicos.
Por eso, Atenas espera que en la cumbre de la UE, el próximo 25 de junio, se le conceda ampliar el plazo de devolución del dinero recibido en el marco del plan de rescate.
Al mismo tiempo, el gobierno griego desmiente con vehemencia los rumores sobre una inminente reestructuración su enorme deuda, que se espera que supere el 160 % del PIB el año que viene.
"La especulación entorno a una posible reestructuración de la deuda es un asunto muy peligroso ya que no se sabe qué sucedería en caso de un 'efecto dominó' en los otros países de la zona euro", declaró a Efe Yanis Sturnáras, director general de la Fundación de Investigación Económica e Industrial helena (IOBE).
Sturnáras se mostró a favor de "una prolongación del plazo de pago de la deuda, que es un asunto que debe de negociar la zona euro con los inversores privados".
Grecia debe satisfacer en 2012 unos 66.000 millones de euros en intereses de su deuda, de los cuales sólo 25.000 millones procederán del plan de rescate.
Por eso, Bitros aseguró que "no hay fuerza que pueda evitar la renegociación de la deuda", algo considerado como problemático por expertos como Sturnáras, ya que la deuda está en manos de numerosos bancos europeos y griegos.
Si Grecia devuelve sólo entre el 35 y 40 por ciento del dinero prestado, los bancos privados y las cajas de seguridad social de Grecia perderían decenas de miles de millones de euros.
"Eso obligaría al Estado griego a volver a depositar dinero que evidentemente no tiene", asegura Sturnáras.
Por Adriana Flores Bórquez - Atenas, 30 abr (EFE)
El 2 de mayo de 2010, la república helénica aceptó después de meses de resistencia la asistencia internacional en forma de un préstamo trianual de 110.000 millones de euros para evitar el colapso, a cambio de profundas reformas estructurales.
Pese a las estrictas y dolorosas medidas de austeridad, por un estimado valor de 17.000 millones de euros, que rebajaron el déficit público en cinco punto porcentuales, el Gobierno socialista no ha logrado superar el peligro del impago de su deuda.
"Vivimos en medio de la mayor crisis financiera", reconoció este mes el primer ministro, Yorgos Papandréu, al presentar los detalles de un nuevo paquete de aumento de impuestos y de recortes del gasto público, valorado en otros 26.000 millones de euros hasta 2015.
La contracción de la economía en 2010 fue del 4,8 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que la tasa de desempleo alcanzó un nuevo máximo con el 15,1 por ciento en enero pasado.
Según el Banco de Grecia, los funcionarios perdieron en 2010 un 13,5 % de sus sueldos, los jubilados un 11,3 % y los ingresos en el sector privado bajaron otro 10 %.
Los sindicatos han convocado una nueva huelga general de 24 horas, la segunda del año, para el 11 de mayo en protesta por las nuevas medidas y para el 1 de mayo preparan acciones que afectarán mayormente el transporte urbano y marítimo.
Desde que Grecia firmó el acuerdo para el paquete de rescate con la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), la lista de medidas para sanear sus cuentas es cada vez más larga.
Las más recientes medidas fueron anunciadas en abril, a recomendación del BCE, que propone un programa de privatizaciones e inversiones privadas en la propiedad inmobiliaria del Estado que aportarían unos 50.000 millones de euros hasta 2015.
Con ello, Papandréu espera reducir el déficit del 10,5 % en 2010 al 7,5 % del PIB para este año.
"La única solución es que Europa siga presionando a Grecia para que el Gobierno implemente las medidas y reformas porque lo único que ha hecho (hasta ahora) es aumentar los impuestos", dijo a Efe el economista Yorgos Bitros.
Pese a los esfuerzos, el diferencial de rendimiento del bono griego a 10 años frente al "bund" alemán sigue subiendo y rompió el pasado jueves la marca de los 1.300 puntos básicos.
Por eso, Atenas espera que en la cumbre de la UE, el próximo 25 de junio, se le conceda ampliar el plazo de devolución del dinero recibido en el marco del plan de rescate.
Al mismo tiempo, el gobierno griego desmiente con vehemencia los rumores sobre una inminente reestructuración su enorme deuda, que se espera que supere el 160 % del PIB el año que viene.
"La especulación entorno a una posible reestructuración de la deuda es un asunto muy peligroso ya que no se sabe qué sucedería en caso de un 'efecto dominó' en los otros países de la zona euro", declaró a Efe Yanis Sturnáras, director general de la Fundación de Investigación Económica e Industrial helena (IOBE).
Sturnáras se mostró a favor de "una prolongación del plazo de pago de la deuda, que es un asunto que debe de negociar la zona euro con los inversores privados".
Grecia debe satisfacer en 2012 unos 66.000 millones de euros en intereses de su deuda, de los cuales sólo 25.000 millones procederán del plan de rescate.
Por eso, Bitros aseguró que "no hay fuerza que pueda evitar la renegociación de la deuda", algo considerado como problemático por expertos como Sturnáras, ya que la deuda está en manos de numerosos bancos europeos y griegos.
Si Grecia devuelve sólo entre el 35 y 40 por ciento del dinero prestado, los bancos privados y las cajas de seguridad social de Grecia perderían decenas de miles de millones de euros.
"Eso obligaría al Estado griego a volver a depositar dinero que evidentemente no tiene", asegura Sturnáras.
Por Adriana Flores Bórquez - Atenas, 30 abr (EFE)