NOTA: Pensar que los 153 millones de inmigrantes superan a la población de muchos paises.
Miles de inmigrantes denuncian los abusos de las autoridades
PEKIN.- La nueva China, que crece con fuerza, deslumbra a todos y se proclama como modelo de desarrollo, comienza a su vez a revelar los males típicos de un capitalismo rampante. La diferencia social se acrecienta y la desigualdad económica comienza a sentirse fuertemente. Y la gente se lamenta. Y cuando la masa está compuesta de millones de personas, una voz de fuerza puede desencadenar grandes disturbios.
El mes pasado, China se enfrentó a una serie de protestas y manifestaciones insólitas para un gobierno que se caracteriza por un extremo control. La última ocurrió en el sur del país, en la ciudad de Zengcheng, provincia de Guangdong. La primera voz afirmó que una mujer embarazada, Wang Lianmei, había sido golpeada fuertemente por la policía. Wang, vendedora ambulante de la ciudad, es como la gran mayoría de los residentes de esta provincia industrial, una trabajadora inmigrante.
El acto desencadenó la rabia de miles de inmigrantes, que salieron a protestar por el abuso de poder por parte de las autoridades y por la desigualdad social. El esposo de Wang afirmó por televisión que la mujer se encontraba en buenas condiciones, sin embargo el resentimiento contenido dio pie a manifestaciones violentas por más de tres días.
Guangdong es la provincia más rica de China, con el mayor número de millonarios y el PBI más alto del país. Es, al mismo tiempo, la provincia más poblada de China, con casi 110 millones de habitantes, de los cuales 30 millones son inmigrantes. Ellos son la base de la industrialización y producción masiva que han dado hoy una prosperidad sin igual a la provincia.
Sin embargo, estos inmigrantes no gozan de los mismos derechos que los residentes debido a las fuertes políticas de residencia de China, ni gozan de muchos derechos laborales, económicos y de salud.
En total, China cuenta con 153 millones de inmigrantes, concentrados principalmente en la costa oeste. Un reciente informe del Centro de Investigación de Desarrollo de China, publicado anteayer, afirmó que si los inmigrantes no son tratados de mejor manera, podrían ser una amenaza a la estabilidad social. "Los inmigrantes rurales son marginados en las ciudades, tratados como fuente de empleo barata, son rechazados y discriminados", resaltó.
Novedad
Las protestas sociales son comunes en China, a menor escala y concentradas en zonas industriales. Sin embargo, esta vez la manifestación buscaba llegar a la zona rica de la ciudad, arrasando con todo a su paso. El fenómeno clasista y de resentimiento económico revela que las diferencias comienzan a calar en el pensamiento de los inmigrantes pobres. Y esto sí es una novedad en China.
La de Guangdong es la última protesta en una cadena de manifestaciones sociales en China, precisamente en un período sensible socialmente. Cuestiones como la inflación, el aumento de precios, la inseguridad alimentaria, las demoliciones forzadas y la corrupción por parte de las autoridades locales tienen a la sociedad resentida y preocupada.
Días antes, en Lichuan, provincia de Hubei, unas revueltas se iniciaron después de conocerse la misteriosa muerte de Ran Jianxin, ex director de la oficina anticorrupción local, mientras se encontraba bajo custodia por la policía. Ran estaba siendo cuestionado por corrupción, sin embargo dentro de la población era conocido como un luchador contra la expropiación forzada y las demoliciones. La masa llegó a quemar autos de la policía y para calmar a la turba fueron desplegados camiones y gases lacrimógenos.
A mediados de mayo se inició una protesta de carácter étnico en la provincia de Mongolia Interior. Fue otra muerte la que desencadenó la rabia. Esta vez, Mergen, un pastor mongol que intentó detener un camión transportador de carbón. La noticia se expandió y cientos de mongoles salieron a reclamar por la creciente dominación de la etnia han (mayoría en China), la invasión de tierras y los cambios ambientales sufridos por la intensiva minería en sus tradicionales praderas. El gobierno chino ya había anunciado que convertiría la zona en el nuevo proveedor de energía nacional, invirtiendo millones de yuanes en la construcción de complejos mineros. Pero la mayoría de los mongoles son pastores y la minería va en detrimento de su economía nacional.
Agencias
Miles de inmigrantes denuncian los abusos de las autoridades
PEKIN.- La nueva China, que crece con fuerza, deslumbra a todos y se proclama como modelo de desarrollo, comienza a su vez a revelar los males típicos de un capitalismo rampante. La diferencia social se acrecienta y la desigualdad económica comienza a sentirse fuertemente. Y la gente se lamenta. Y cuando la masa está compuesta de millones de personas, una voz de fuerza puede desencadenar grandes disturbios.
El mes pasado, China se enfrentó a una serie de protestas y manifestaciones insólitas para un gobierno que se caracteriza por un extremo control. La última ocurrió en el sur del país, en la ciudad de Zengcheng, provincia de Guangdong. La primera voz afirmó que una mujer embarazada, Wang Lianmei, había sido golpeada fuertemente por la policía. Wang, vendedora ambulante de la ciudad, es como la gran mayoría de los residentes de esta provincia industrial, una trabajadora inmigrante.
El acto desencadenó la rabia de miles de inmigrantes, que salieron a protestar por el abuso de poder por parte de las autoridades y por la desigualdad social. El esposo de Wang afirmó por televisión que la mujer se encontraba en buenas condiciones, sin embargo el resentimiento contenido dio pie a manifestaciones violentas por más de tres días.
Guangdong es la provincia más rica de China, con el mayor número de millonarios y el PBI más alto del país. Es, al mismo tiempo, la provincia más poblada de China, con casi 110 millones de habitantes, de los cuales 30 millones son inmigrantes. Ellos son la base de la industrialización y producción masiva que han dado hoy una prosperidad sin igual a la provincia.
Sin embargo, estos inmigrantes no gozan de los mismos derechos que los residentes debido a las fuertes políticas de residencia de China, ni gozan de muchos derechos laborales, económicos y de salud.
En total, China cuenta con 153 millones de inmigrantes, concentrados principalmente en la costa oeste. Un reciente informe del Centro de Investigación de Desarrollo de China, publicado anteayer, afirmó que si los inmigrantes no son tratados de mejor manera, podrían ser una amenaza a la estabilidad social. "Los inmigrantes rurales son marginados en las ciudades, tratados como fuente de empleo barata, son rechazados y discriminados", resaltó.
Novedad
Las protestas sociales son comunes en China, a menor escala y concentradas en zonas industriales. Sin embargo, esta vez la manifestación buscaba llegar a la zona rica de la ciudad, arrasando con todo a su paso. El fenómeno clasista y de resentimiento económico revela que las diferencias comienzan a calar en el pensamiento de los inmigrantes pobres. Y esto sí es una novedad en China.
La de Guangdong es la última protesta en una cadena de manifestaciones sociales en China, precisamente en un período sensible socialmente. Cuestiones como la inflación, el aumento de precios, la inseguridad alimentaria, las demoliciones forzadas y la corrupción por parte de las autoridades locales tienen a la sociedad resentida y preocupada.
Días antes, en Lichuan, provincia de Hubei, unas revueltas se iniciaron después de conocerse la misteriosa muerte de Ran Jianxin, ex director de la oficina anticorrupción local, mientras se encontraba bajo custodia por la policía. Ran estaba siendo cuestionado por corrupción, sin embargo dentro de la población era conocido como un luchador contra la expropiación forzada y las demoliciones. La masa llegó a quemar autos de la policía y para calmar a la turba fueron desplegados camiones y gases lacrimógenos.
A mediados de mayo se inició una protesta de carácter étnico en la provincia de Mongolia Interior. Fue otra muerte la que desencadenó la rabia. Esta vez, Mergen, un pastor mongol que intentó detener un camión transportador de carbón. La noticia se expandió y cientos de mongoles salieron a reclamar por la creciente dominación de la etnia han (mayoría en China), la invasión de tierras y los cambios ambientales sufridos por la intensiva minería en sus tradicionales praderas. El gobierno chino ya había anunciado que convertiría la zona en el nuevo proveedor de energía nacional, invirtiendo millones de yuanes en la construcción de complejos mineros. Pero la mayoría de los mongoles son pastores y la minería va en detrimento de su economía nacional.
Agencias