D. Gross: "De la hiel a la miel en la periferia de la UE"

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Daniel Gros es director del Centro de Estudios de Políticas Europeas y ha escrito este artículo para Project Syndicate:

El primer acto del drama de deuda de la eurozona tuvo como tema la interrogante sobre si cualquier país miembro de la Unión Europea podría alguna vez llegar a ser insolvente. Terminó cuando la máxima autoridad de la UE, el Consejo Europeo, reconoció oficialmente a finales de julio que Grecia sí necesita una reducción en sus obligaciones de deuda.

Pero ese reconocimiento de la realidad no pone fin al drama. El segundo acto tendrá como tema la restauración de las perspectivas de crecimiento de la periferia de la UE, lo que planteará un desafío aún más difícil.

El problema clave es simple: hasta el año 2008, estos países disfrutaron de un largo auge fundamentado en el crédito barato y abundante, lo que les permitió financiar grandes déficits de cuenta corriente. Pero, cualquier auge de importaciones crea una impresión engañosa de la capacidad productiva de la economía local.

Imagine un país que aumenta sus importaciones de, por ejemplo, automóviles y otros bienes de consumo en un 10% de su PIB inicial. Estos productos se venden a los consumidores locales a través de concesionarios de automóviles y de una cadena completa de comerciantes y minoristas. Todos estos intermediarios tienen costos que tienen que ser pagados por el consumidor local, lo que favorece las estadísticas del PIB nacional, ya que, técnicamente hablando, todos estos costos constituyen el valor agregado en servicios de intermediación. Un auge de las importaciones, por tanto, también conduce a un crecimiento más alto del PIB medido.

¿Cuán grande es el crecimiento inducido del PIB proveniente de un mayor volumen de importaciones? El precio de venta es a menudo más del doble del precio al por mayor pagado por el importador. Por lo tanto, el valor agregado local a las importaciones podría igualar, fácilmente, su valor. Esto implica que un aumento de las importaciones de bienes de consumo equivalente al 10% del PIB podría generar también un aumento de alrededor del 10% en el PIB medido.

Pero lo contrario es igualmente cierto: cuando termina un auge de importaciones, el PIB medido debe disminuir considerablemente, ya que se necesita mucho menos intermediación. Esta caída en el PIB, a pesar de ser una consecuencia natural de la disminución de las importaciones de bienes de consumo, a menudo se percibe erróneamente como algo que debe evitarse, ya que parece dar a entender que la producción está por debajo de su "potencial".

En una economía totalmente flexible, esta caída en el PIB medido (y el consiguiente aumento del desempleo) podrían evitarse si los recursos anteriormente empleados en la venta de los bienes de consumo importados podrían ser rápidamente utilizados para generar exportaciones. Sin embargo, los empleados de las tiendas minoristas y de los concesionarios de automóviles no pueden transformarse fácilmente en trabajadores especializados y altamente calificados que son los que se necesitan en la manufactura moderna. En el caso de Grecia y Portugal, por ejemplo, la industria del turismo podría absorber algunos trabajadores minoristas desempleados. Sin embargo, las tiendas y salas de exposición no pueden transformarse en atracciones turísticas, cuya capacidad seguiría siendo limitada hasta que transcurra el tiempo suficiente para construir nuevos hoteles, instalaciones recreativas, etc.

Teniendo en cuenta que Grecia tuvo un déficit de cuenta corriente de cerca al 10% del PIB en 2010, parece que se necesita una caída en los bienes de consumo importados de dicha magnitud antes de que se pueda estabilizar la deuda externa del país. Pero esto implicaría una nueva caída del PIB medido de aproximadamente el mismo porcentaje (y un aumento sustancial del desempleo). Incluso la economía más flexible del mundo tardaría años para cambiar una décima parte de todos sus factores de producción de distribución de importaciones a actividades de exportación.

El auge de las importaciones en los Estados Unidos fue mucho menor que aquel en la periferia de la UE, pero la reciente revisión a la baja del PIB de EE.UU. se puede ver a través de la misma lente. Un auge de las importaciones sólo crea la ilusión de fortaleza económica.

¿Cuánto tiempo tomará el ajuste? La Alemania post-unificación experimentó un auge de las importaciones y construcción que fue similar al de la periferia de la UE. Durante unos años, las importaciones aumentaron rápidamente, y hasta el año 1995 se había desarrollado un déficit considerable de cuenta corriente. A Alemania le costó diez años (hasta el año 2005) de crecimiento lento poder reducir la capacidad del sector de la construcción y ganar participación en el mercado para su industria de exportación. Sin embargo, Alemania no tenía que afrontar una deuda pendiente. Puede que los mercados financieros no den a la periferia de la eurozona tanto tiempo.

Los tres pequeños países bálticos miembros de la UE ofrecen un modelo alternativo: ellos desarrollaron déficits de cuenta corriente de más del 20% del PIB durante el auge crediticio, y durante los tres últimos años han sufrido contracciones de dos dígitos en el PIB. Sin embargo, debido a que ahora tienen superávits en sus cuentas corrientes, se han ajustado plenamente y podrán reanudar su crecimiento, aunque, naturalmente, a un ritmo mucho más lento que durante el auge.

¿Podría hacerse algo para acelerar el ajuste en la periferia de la eurozona? La receta oficial es "reforma estructural". Sin embargo, durante un período de débil demanda interna, las reformas estructurales en realidad podrían exacerbar los problemas de corto plazo. La liberación del mercado laboral permitiría que las empresas en el sector doméstico despidan a trabajadores con mayor rapidez, pero haría muy poco en cuanto a alentar a que las empresas exportadoras inviertan más y creen más puestos de trabajo, especialmente cuando el sistema bancario doméstico se encuentra bajo estrés y no puede proporcionar nuevos créditos. Además, el desempleo adicional conduciría a más gastos en bienestar social, lo que a su vez aumentaría la necesidad de realizar reducciones en otras áreas o de aumentar impuestos.

Los gobiernos de la periferia de la eurozona, entre ellos España e Italia, se enfrentan ahora a un dilema: deben emprender reformas estructurales para aumentar su crecimiento potencial a largo plazo, pero a costa de aún mayor dolor a corto plazo. La crisis de la deuda terminará sólo cuando ellos demuestren que han entendido esto y que han aceptado los sacrificios inevitables.



Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.
 
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