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A pesar de años de conversaciones oficiales sobre la necesidad de dar una respuesta global a los desequilibrios de cuenta corriente, siguió siendo uno de los principales problemas económicos del mundo en 2011. Sin duda, los desequilibrios mundiales se redujeron en tamaño en comparación con antes de la crisis, pero no desaparecieron. Ahora, algunos están volviendo a aumentar, junto con la desigualdad en muchos países. El vínculo no es casual.
A menudo se oyen llamados a la realización de un reajuste global mediante el cual los mercados emergentes con superávit de pagos -China es el país que se menciona con mayor frecuencia- estimularían la demanda interna, de modo que los países avanzados (el más grande es Estados Unidos) podrían reducir sus déficits y deuda pública con menos riesgo para la recuperación de sus economías. La demanda exterior neta que se crearía con una reducción de los superávits de la balanza de pagos en el extranjero compensaría en parte el debilitamiento de la demanda pública en EE.UU. y otros países con alto nivel de deuda, a medida que endurecen su política fiscal.
Sin embargo, la historia no debe centrarse solamente en los déficits de cuenta corriente en los países avanzados y los superávits en los países emergentes. Muchos mercados emergentes -como India, Sudáfrica, Brasil y Turquía- tienen en realidad déficits de cuenta corriente. También hay muchos países avanzados que exhiben un superávit de cuenta corriente: se ha hablado mucho del caso de Alemania desde el comienzo de la crisis de la eurozona, pero Japón, los Países Bajos, Noruega y Suecia se encuentran en la misma situación.
Así, mientras que el reequilibrio mundial requiere una reducción de los superávits, el problema no es simplemente una contracción de los superávits en los mercados emergentes con el fin de permitir un correspondiente descenso en el déficit de los países avanzados. Al entrar en el 2012, una reducción en el superávit de Alemania puede ser más urgente que una en China, ya que hacerlo generaría beneficios más inmediatos en Europa, donde se encuentran los mayores riesgos para la recuperación global.
Más aún, el renminbi chino está experimentando una apreciación real bastante fuerte, ya que la inflación en China está aumentando mucho más rápidamente que en los EE.UU. o la eurozona. De hecho, el euro "alemán" está perdiendo valor, a pesar de los grandes superávits de Alemania, porque es también la moneda de los países del sur de Europa, que tantos problemas sufren en la actualidad.
Los superávit de cuenta corriente chino y alemán se ven correctamente como un obstáculo para la recuperación, ya que restan a la demanda mundial potencial efectiva e influyen en que los "ahorros previstos" globales sean superiores a las "inversiones previstas", lo que es una receta para el surgimiento de presiones recesivas. Sin embargo, la creciente concentración del ingreso y la riqueza al interior muchos países, sobre todo Estados Unidos, debería generar preocupaciones "keynesianas" similares.
Una creciente concentración del ingreso y la riqueza puede ser vista como un desequilibrio "interno" similar en algunos aspectos a los desequilibrios de cuenta corriente "externa", ya que los grupos de mayores ingresos tienden a ahorrar una proporción mucho mayor de sus ingresos. El actual cambio de curso para gravar los mayores ingresos tenderá a provocar un aumento del ahorro total, lo que tendría que compensarse con una mayor inversión, mayores exportaciones netas, o un mayor gasto público para evitar presiones recesivas.
Si bien los niveles de desigualdad en el mundo varían mucho, parece ser general la tendencia hacia una mayor concentración en los grupos superiores, y son los cambios en la concentración los que terminan produciendo cambios en el ahorro previsto. Se debería esperar que la actual tendencia a la concentración del ingreso conduzca a una presión deflacionaria donde sea que ocurra.
Por supuesto, otros factores, como las políticas gubernamentales, pueden compensar esa presión. En EE.UU., las bajas tasas de interés y el consumo financiado con deuda por parte de los grupos de menores ingresos, alentados por la política del gobierno y las prácticas del sector financiero, compensaron el mayor ahorro en los grupos superiores durante los años previos a la crisis. Por lo tanto, a pesar de una concentración sin precedentes de los ingresos, EE.UU. exhibió un gran déficit de cuenta corriente. En China, las exportaciones netas y una fuerte inversión respaldada por el gobierno garantizaron una continua expansión. También en Alemania las exportaciones netas se incrementaron.
Sin embargo, los cambios del ingreso hacia los grupos de alto ahorro y el aumento de los superávits de cuenta corriente causan similares efectos inmediatos sobre el ahorro total mundial. Por supuesto, sólo los efectos inmediatos son similares. Mucho depende después de si un aumento en el superávit de cuenta corriente conduce a una mayor acumulación de reservas o más inversión directa en el extranjero, de cómo los diferentes grupos de ingresos repartan el gasto entre las importaciones y los bienes nacionales, y qué tipo de políticas macroeconómicas se estén llevando a cabo.
La historia completa de los desequilibrios ha de incluir la propensión a gastar en importaciones y productos nacionales en varios países, así como el balance entre ahorro público y privado. Más aún, es necesario complementar nuestras preocupaciones acerca de los "desequilibrios globales" con un análisis de cómo la creciente concentración de los ingresos puede estar provocando "desequilibrios internos" y presiones recesivas que son similares en magnitud.
Estos desequilibrios están relacionados, y ambos representan una amenaza para un crecimiento rápido y sostenible. Los desequilibrios mundiales y la creciente desigualdad interna deben ser analizados y debatidos en conjunto. Solo entonces se los podrá abordar con eficacia.
Kemal Derviş ha sido ministro de economía de Turquía, administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y vicepresidente del Banco Mundial. En la actualidad es Vicepresidente de la Brookings Institution.
Copyright: Project Syndicate, 2012.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
A menudo se oyen llamados a la realización de un reajuste global mediante el cual los mercados emergentes con superávit de pagos -China es el país que se menciona con mayor frecuencia- estimularían la demanda interna, de modo que los países avanzados (el más grande es Estados Unidos) podrían reducir sus déficits y deuda pública con menos riesgo para la recuperación de sus economías. La demanda exterior neta que se crearía con una reducción de los superávits de la balanza de pagos en el extranjero compensaría en parte el debilitamiento de la demanda pública en EE.UU. y otros países con alto nivel de deuda, a medida que endurecen su política fiscal.
Sin embargo, la historia no debe centrarse solamente en los déficits de cuenta corriente en los países avanzados y los superávits en los países emergentes. Muchos mercados emergentes -como India, Sudáfrica, Brasil y Turquía- tienen en realidad déficits de cuenta corriente. También hay muchos países avanzados que exhiben un superávit de cuenta corriente: se ha hablado mucho del caso de Alemania desde el comienzo de la crisis de la eurozona, pero Japón, los Países Bajos, Noruega y Suecia se encuentran en la misma situación.
Así, mientras que el reequilibrio mundial requiere una reducción de los superávits, el problema no es simplemente una contracción de los superávits en los mercados emergentes con el fin de permitir un correspondiente descenso en el déficit de los países avanzados. Al entrar en el 2012, una reducción en el superávit de Alemania puede ser más urgente que una en China, ya que hacerlo generaría beneficios más inmediatos en Europa, donde se encuentran los mayores riesgos para la recuperación global.
Más aún, el renminbi chino está experimentando una apreciación real bastante fuerte, ya que la inflación en China está aumentando mucho más rápidamente que en los EE.UU. o la eurozona. De hecho, el euro "alemán" está perdiendo valor, a pesar de los grandes superávits de Alemania, porque es también la moneda de los países del sur de Europa, que tantos problemas sufren en la actualidad.
Los superávit de cuenta corriente chino y alemán se ven correctamente como un obstáculo para la recuperación, ya que restan a la demanda mundial potencial efectiva e influyen en que los "ahorros previstos" globales sean superiores a las "inversiones previstas", lo que es una receta para el surgimiento de presiones recesivas. Sin embargo, la creciente concentración del ingreso y la riqueza al interior muchos países, sobre todo Estados Unidos, debería generar preocupaciones "keynesianas" similares.
Una creciente concentración del ingreso y la riqueza puede ser vista como un desequilibrio "interno" similar en algunos aspectos a los desequilibrios de cuenta corriente "externa", ya que los grupos de mayores ingresos tienden a ahorrar una proporción mucho mayor de sus ingresos. El actual cambio de curso para gravar los mayores ingresos tenderá a provocar un aumento del ahorro total, lo que tendría que compensarse con una mayor inversión, mayores exportaciones netas, o un mayor gasto público para evitar presiones recesivas.
Si bien los niveles de desigualdad en el mundo varían mucho, parece ser general la tendencia hacia una mayor concentración en los grupos superiores, y son los cambios en la concentración los que terminan produciendo cambios en el ahorro previsto. Se debería esperar que la actual tendencia a la concentración del ingreso conduzca a una presión deflacionaria donde sea que ocurra.
Por supuesto, otros factores, como las políticas gubernamentales, pueden compensar esa presión. En EE.UU., las bajas tasas de interés y el consumo financiado con deuda por parte de los grupos de menores ingresos, alentados por la política del gobierno y las prácticas del sector financiero, compensaron el mayor ahorro en los grupos superiores durante los años previos a la crisis. Por lo tanto, a pesar de una concentración sin precedentes de los ingresos, EE.UU. exhibió un gran déficit de cuenta corriente. En China, las exportaciones netas y una fuerte inversión respaldada por el gobierno garantizaron una continua expansión. También en Alemania las exportaciones netas se incrementaron.
Sin embargo, los cambios del ingreso hacia los grupos de alto ahorro y el aumento de los superávits de cuenta corriente causan similares efectos inmediatos sobre el ahorro total mundial. Por supuesto, sólo los efectos inmediatos son similares. Mucho depende después de si un aumento en el superávit de cuenta corriente conduce a una mayor acumulación de reservas o más inversión directa en el extranjero, de cómo los diferentes grupos de ingresos repartan el gasto entre las importaciones y los bienes nacionales, y qué tipo de políticas macroeconómicas se estén llevando a cabo.
La historia completa de los desequilibrios ha de incluir la propensión a gastar en importaciones y productos nacionales en varios países, así como el balance entre ahorro público y privado. Más aún, es necesario complementar nuestras preocupaciones acerca de los "desequilibrios globales" con un análisis de cómo la creciente concentración de los ingresos puede estar provocando "desequilibrios internos" y presiones recesivas que son similares en magnitud.
Estos desequilibrios están relacionados, y ambos representan una amenaza para un crecimiento rápido y sostenible. Los desequilibrios mundiales y la creciente desigualdad interna deben ser analizados y debatidos en conjunto. Solo entonces se los podrá abordar con eficacia.
Kemal Derviş ha sido ministro de economía de Turquía, administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y vicepresidente del Banco Mundial. En la actualidad es Vicepresidente de la Brookings Institution.
Copyright: Project Syndicate, 2012.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen