droblo
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Interesante descripción:
Primero dejan que cunda el pánico y que las ventas de los débiles sean cuantiosas y prolongadas, esperan también a que haya un gran número de cortos confiados y en posiciones ganadoras, entonces empiezan a comprar derivados en descenso sin prisa, cuando el cambio medio es conveniente y el volumen suficiente se lanzan súbitamente sobre las acciones y no dejan de comprar durante varias sesiones de manera continuada pero sin provocar alzas escandalosas, aguantan la embestida de los que aprovechan el primer rebote para vender y ponerse cortos y entonces hacen subir los índices con más fuerza, después todo es coser y cantar, primero los cortos recomparando con pérdidas y después los que se suben al tren temiendo perderse el rally hacen el resto. Esta es la razón por la que en las ondas dirigidas por las manos fuertes no hay apenas correcciones, finalmente los gestores de fondos, viendo sus rentabilidades por debajo de los índices no tienen más remedio que, haciendo de tripas corazón, ir sacando el cash y picoteando allí y allá procurando siempre comprar valores líquidos y seguros, por lo que pueda pasar, provocando que las acciones más capitalizadas apenas recorten y sosteniendo de paso los índices.
De igual forma que las manos fuertes siempre empiezan comprando a la baja, también empiezan vendiendo al alza. Aprovechan las sesiones de fuerza para ir soltando papel sin hacer descender las cotizaciones, proceso que siempre lleva un tiempo y que deja huella en los gráficos mediante una evidente zona de distribución. No olviden que los volúmenes que ellos manejan no pueden venderse de un día para otro.
Para las manos fuertes los derivados son una herramienta esencial ¿porqué? Muy sencillo: tienen un vencimiento ¿Y? No hay que venderlos, llegada la fecha se liquidan al precio que estén, al no tener que venderlos no hay presión bajista, no hay descenso de cotizaciones y por tanto se salvan todas las plusvalías.
¿Cuál es la dinámica entonces? Veamos. Los vencimientos principales de derivados en todo el mundo se producen los terceros viernes de mes, en marzo, junio, septiembre y diciembre. Si la jugada ha salido bien y últimamente les sale de fábula (suele suceder cuando hay miedo o euforia) tras una baja prolongada y sustancial empiezan a comprar derivados del segundo vencimiento cuando el primero esta a días de liquidarse, esto es lo que paso en marzo (también pasó en diciembre al revés), compraban junio antes de que venciera marzo, perdían algo de lo que habían ganado a la baja de diciembre a marzo, pero aún era mucho beneficio y vendría más en junio, después se producía el proceso al alza tal y como he descrito, y ahora cuando llega el vencimiento de junio empiezan a actuar sobre el de septiembre. Si no tienen suficiente y ven las cosas claras (tiene toda la pinta) procurarán ahora hacer la jugada contraria: antes de que venza junio irán vendiendo septiembre mientras siguen largos en junio esperando la liquidación, lo harán de manera controlada y procurando no dañar mucho las cotizaciones, quizá sacrifiquen un poco del solomillo de junio, que es de un tamaño colosal, para hacer crecer la tarta que les espera en septiembre.
Todo este razonamiento abunda en la idea de que veremos el techo antes del vencimiento de junio si bien es natural esperar que no habrá grandes caídas hasta que pase el vencimiento y tengan sus posiciones actuales liquidadas. Después se sumarán con gusto a un nuevo atracón bajista.
Cuando tengan todo cuadrado habrá un día o dos de fuerte hachazo a la baja y volumen alto, para testar si hay muchos incautos esperando recortes para entrar, cuando hayan tomado la temperatura al mercado decidirán ir poco a poco si encuentran mucha resistencia o de forma salvaje si descubren que no hay nadie para sostenerlo.
José Agustín López Selfa
Primero dejan que cunda el pánico y que las ventas de los débiles sean cuantiosas y prolongadas, esperan también a que haya un gran número de cortos confiados y en posiciones ganadoras, entonces empiezan a comprar derivados en descenso sin prisa, cuando el cambio medio es conveniente y el volumen suficiente se lanzan súbitamente sobre las acciones y no dejan de comprar durante varias sesiones de manera continuada pero sin provocar alzas escandalosas, aguantan la embestida de los que aprovechan el primer rebote para vender y ponerse cortos y entonces hacen subir los índices con más fuerza, después todo es coser y cantar, primero los cortos recomparando con pérdidas y después los que se suben al tren temiendo perderse el rally hacen el resto. Esta es la razón por la que en las ondas dirigidas por las manos fuertes no hay apenas correcciones, finalmente los gestores de fondos, viendo sus rentabilidades por debajo de los índices no tienen más remedio que, haciendo de tripas corazón, ir sacando el cash y picoteando allí y allá procurando siempre comprar valores líquidos y seguros, por lo que pueda pasar, provocando que las acciones más capitalizadas apenas recorten y sosteniendo de paso los índices.
De igual forma que las manos fuertes siempre empiezan comprando a la baja, también empiezan vendiendo al alza. Aprovechan las sesiones de fuerza para ir soltando papel sin hacer descender las cotizaciones, proceso que siempre lleva un tiempo y que deja huella en los gráficos mediante una evidente zona de distribución. No olviden que los volúmenes que ellos manejan no pueden venderse de un día para otro.
Para las manos fuertes los derivados son una herramienta esencial ¿porqué? Muy sencillo: tienen un vencimiento ¿Y? No hay que venderlos, llegada la fecha se liquidan al precio que estén, al no tener que venderlos no hay presión bajista, no hay descenso de cotizaciones y por tanto se salvan todas las plusvalías.
¿Cuál es la dinámica entonces? Veamos. Los vencimientos principales de derivados en todo el mundo se producen los terceros viernes de mes, en marzo, junio, septiembre y diciembre. Si la jugada ha salido bien y últimamente les sale de fábula (suele suceder cuando hay miedo o euforia) tras una baja prolongada y sustancial empiezan a comprar derivados del segundo vencimiento cuando el primero esta a días de liquidarse, esto es lo que paso en marzo (también pasó en diciembre al revés), compraban junio antes de que venciera marzo, perdían algo de lo que habían ganado a la baja de diciembre a marzo, pero aún era mucho beneficio y vendría más en junio, después se producía el proceso al alza tal y como he descrito, y ahora cuando llega el vencimiento de junio empiezan a actuar sobre el de septiembre. Si no tienen suficiente y ven las cosas claras (tiene toda la pinta) procurarán ahora hacer la jugada contraria: antes de que venza junio irán vendiendo septiembre mientras siguen largos en junio esperando la liquidación, lo harán de manera controlada y procurando no dañar mucho las cotizaciones, quizá sacrifiquen un poco del solomillo de junio, que es de un tamaño colosal, para hacer crecer la tarta que les espera en septiembre.
Todo este razonamiento abunda en la idea de que veremos el techo antes del vencimiento de junio si bien es natural esperar que no habrá grandes caídas hasta que pase el vencimiento y tengan sus posiciones actuales liquidadas. Después se sumarán con gusto a un nuevo atracón bajista.
Cuando tengan todo cuadrado habrá un día o dos de fuerte hachazo a la baja y volumen alto, para testar si hay muchos incautos esperando recortes para entrar, cuando hayan tomado la temperatura al mercado decidirán ir poco a poco si encuentran mucha resistencia o de forma salvaje si descubren que no hay nadie para sostenerlo.
José Agustín López Selfa