Perspectivas 2013 - Servicio de Estudios La Caixa

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Adjunto PDF pero os copio la introducción:


Hace unos años, en plena polémica sobre los riesgos geopolíticos que planteaba la situación de Irak, Donald Rumsfeld, el secretario de defensa de Estados Unidos, pronunció unas frases con frecuencia recordadas. Dijo: «Hay certezas conocidas; esto es, cosas que sabemos que sabemos. Hay incógnitas conocidas, es decir, cosas que sabemos que no sabemos. Y hay incógnitas desconocidas; o sea, cosas que no sabemos que no sabemos». En los ejercicios de prospectiva económica conviene aumentar aún más las dosis de humildad y reconocer que la convicción rara vez llega a la certeza; pero en cualquier caso, se trata de un esquema que ayuda a presentar las perspectivas económicas para 2013.



Los elementos del escenario que ofrecen más certidumbre se refieren a determinadas fuerzas estructurales que ya llevan tiempo en marcha y que, todo hace pensar, seguirán activas por algún tiempo adicional. Por lo general, significan vientos de cara para los países desarrollados y de cola para los emergentes. La más importante es el proceso de desapalancamiento en el que todavía están inmersos numerosos sectores de países avanzados clave, como Estados Unidos, Reino Unido y varios de la eurozona. Familias, Gobiernos y entidades financieras deben reducir sus niveles de deuda, lo que constituye un freno a la expansión del gasto y del crédito en estos países. En el caso del sector financiero europeo, para que el proceso de desapalancamiento se pueda llevar a cabo de manera acompasada, es imprescindible seguir avanzando de forma decidida en el proceso de reformas, tanto a nivel nacional como europeo. Como contrapunto, los países emergentes presentan niveles bajos de endeudamiento, y cuentan además con diversas palancas impulsoras del crecimiento: la demografía, la adopción de progresos tecnológicos, la liberalización de mercados, y una estabilidad política y social cada vez más consolidada. En este marco, las previsiones centrales de crecimiento del producto interior bruto (PIB) apuntan a cifras modestas para los países desarrollados (2,0% para Estados Unidos, 0,3% para la eurozona y -1,5% para España), pero satisfactorias para los emergentes (7,8% para China o 3,5% para Brasil).



Las «incógnitas conocidas» son factores de riesgo ya identificados que pueden alejarnos de esas cifras, para bien o para mal. La lista es larga, pero las más destacadas se remiten a las actuaciones de política económica e institucional, así como la calibración de sus efectos. En Estados Unidos, la cita inminente es el necesario acuerdo entre demócratas y republicanos para evitar el denominado «precipicio fiscal», so pena de recaer en recesión. En la eurozona, el debate sobre la disyuntiva entre austeridad y estímulo seguirá dominando las decisiones de política fiscal. Por desgracia, las limitaciones de los economistas para dar respuestas satisfactorias sobre esta cuestión no hacen sino acentuar las dudas sobre el impacto macroeconómico final. Un segundo gran foco de riesgo en la eurozona es el relativo al ritmo de avance en la refundación de la UEM, en los frentes de unión bancaria, fiscal y, en última instancia, política. Difícilmente será una marcha triunfal, pero la senda de la integración parece bien encauzada. Por lo que respecta a España, un factor clave es cumplir lo más pulcramente posible con los compromisos de ajuste presupuestario anunciados, y recuperar así la confianza de la comunidad inversora internacional. Sorpresas positivas en este ámbito beneficiarían al conjunto del país, sobre la base de los notables avances ya observados en la corrección de los desequilibrios de balanza de pagos y de competitividad.


Por definición, la lista de las «incógnitas desconocidas» solo estará disponible cuando el año haya finalizado. Valga ahora el deseo de que, a diferencia de los últimos tiempos, esté dominada por noticias favorables.
 
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