El auge de los partidos opuestos al camino que ha emprendido la Unión, especialmente los que quieren un proceso de devolución de poderes a los estados nacionales, hará del futuro del euro cuestión central de los debates para las elecciones al parlamento europeo (PE). Ese es ya el caso de Italia, donde el partido de Silvio Berlusconi lanza duras críticas contra el gobierno alemán, al que se considera principal promotor de las políticas de austeridad, y promociona libros que proponen el abandono por Italia de la moneda común. El movimiento populista Cinque Stelle propone la celebración de un referéndum sobre la permanencia de Italia en el euro. El movimiento griego Siriza es partidario de la denuncia de la deuda externa, lo que es incompatible con el euro.
El caso de Alternativa para Alemania (ApA), un partido euroescéptico, es indicativo del delicado momento político que vive la eurozona. Con un 4,5% de los votos en las últimas elecciones nacionales, no logró ningún escaño en el Bundestag por hallarse sus resultados por debajo del techo del 5% de votos nacionales, establecido por norma legal, aunque no por la constitución. El TCA dictaminó no hace mucho que ese techo no debía aplicarse a las elecciones europeas, con lo que se prevé la entrada de ApA en el europarlamento, con un programa fuertemente inclinado a rescatar para Berlín cuantas facultades han sido cedidas en favor del Consejo Europeo y del BCE.
La misma connotación puede observarse en el fuerte apoyo dado en las últimas elecciones municipales a la derecha dura del Front National de la Sra. Le Pen, a la que se augura por lo menos un empate con el Movimiento por la Unión Popular, de centro derecha, en el futuro PE. Idem en relación con el Partido de la Libertad, del holandés Geert Wilders. Aunque estos partidos no tienen un programa expresamente opuesto al euro, su oposición a las actuaciones de la Unión erosionarán el apoyo de los europeos a un euro al que ven, en gran medida, culpable del paro y del descenso del nivel de vida resultante de los programas de austeridad.
No hay ningún partido político español con posibilidades de llegar al europarlamento que se oponga de frente al euro. Sólo Izquierda Unida (aunque no niega las ventajas de la moneda común) quiere una derogación completa de cuantas medidas se han tomado hasta ahora por el consejo europeo, la Comisión y el BCE para defender el euro.
El euro ha sobrevivido siete años a una crisis detrás de otra pero manteniéndose aún como moneda única de los 18 países de la eurozona. Los que lo respaldan no han perdido aún la esperanza de que llegue a ser la moneda común de los otros diez miembros de la Unión Europea que no lo tienen por divisa propia. Difícil lo tienen.
El caso de Alternativa para Alemania (ApA), un partido euroescéptico, es indicativo del delicado momento político que vive la eurozona. Con un 4,5% de los votos en las últimas elecciones nacionales, no logró ningún escaño en el Bundestag por hallarse sus resultados por debajo del techo del 5% de votos nacionales, establecido por norma legal, aunque no por la constitución. El TCA dictaminó no hace mucho que ese techo no debía aplicarse a las elecciones europeas, con lo que se prevé la entrada de ApA en el europarlamento, con un programa fuertemente inclinado a rescatar para Berlín cuantas facultades han sido cedidas en favor del Consejo Europeo y del BCE.
La misma connotación puede observarse en el fuerte apoyo dado en las últimas elecciones municipales a la derecha dura del Front National de la Sra. Le Pen, a la que se augura por lo menos un empate con el Movimiento por la Unión Popular, de centro derecha, en el futuro PE. Idem en relación con el Partido de la Libertad, del holandés Geert Wilders. Aunque estos partidos no tienen un programa expresamente opuesto al euro, su oposición a las actuaciones de la Unión erosionarán el apoyo de los europeos a un euro al que ven, en gran medida, culpable del paro y del descenso del nivel de vida resultante de los programas de austeridad.
No hay ningún partido político español con posibilidades de llegar al europarlamento que se oponga de frente al euro. Sólo Izquierda Unida (aunque no niega las ventajas de la moneda común) quiere una derogación completa de cuantas medidas se han tomado hasta ahora por el consejo europeo, la Comisión y el BCE para defender el euro.
El euro ha sobrevivido siete años a una crisis detrás de otra pero manteniéndose aún como moneda única de los 18 países de la eurozona. Los que lo respaldan no han perdido aún la esperanza de que llegue a ser la moneda común de los otros diez miembros de la Unión Europea que no lo tienen por divisa propia. Difícil lo tienen.