Primero, fue lavado de dinero. Luego fijación en tasas de cambio. Ahora, evasión fiscal.
HSBC, el banco más grande de Europa, ha soportado una serie de escándalos y pagado millones en sanciones a los reguladores de todo el mundo. Pero las revelaciones de que su filial en Suiza ayudó a ricos a evadir impuestos están haciendo surgir nuevas dudas sobre si los bancos grandes como HSBC se han vuelto demasiado grandes para operar, y sobre quién debe ser responsable de que las cosas salgan mal.
Los legisladores en el Comité del Tesoro del Parlamento británico bombardearon el miércoles a Douglas Flint y Stuart Gulliver, presidente y director de finanzas del banco, respectivamente, con preguntas sobre responsabilidad personal en medio de acusaciones de que su filial suiza ayudó a clientes acaudalados, entre ellos 1.000 británicos, a evadir impuestos. Había veces que la audiencia sonaba como si hubiera sido una conversión, con palabras que incluyeron remordimiento, resarcimiento, moralidad y vergüenza.
Sin embargo, Flint y Gulliver no pidieron perdón por sus malos actos, pero estuvieron cerca.
"Estamos sufriendo por un horrible daño a la reputación", reconoció Flint. "Un banco vive de su reputación. Ningún banco quiere asociarse con actividades.
Flint y Gulliver se han disculpado públicamente por la conducta de HSBC antes, haciendo hincapié en que la cuestión de Suiza fue un histórico y que el banco ha tomado medidas para garantizar prácticas adecuadas. HSBC "no tiene apetito" para ayudar a los evasores de impuestos, dijo el banco en una carta abierta publicada en los periódicos nacionales.
El escándalo estalló este mes cuando reporteros publicaron documentos filtrados que datan del año 2005 al 2007 donde se detalla que 30.000 cuentas en el banco privado suizo tenían casi 120.000 millones de dólares en inversiones. La información fue entregada a las autoridades francesas por un ex empleado del banco.
HSBC no es el primer banco en ser golpeado con acusaciones de que ayudó a los clientes a evadir impuestos mientras algunos gobiernos trataban de recaudar más impuestos y balancear sus presupuestos, devastados por la crisis financiera.
HSBC, el banco más grande de Europa, ha soportado una serie de escándalos y pagado millones en sanciones a los reguladores de todo el mundo. Pero las revelaciones de que su filial en Suiza ayudó a ricos a evadir impuestos están haciendo surgir nuevas dudas sobre si los bancos grandes como HSBC se han vuelto demasiado grandes para operar, y sobre quién debe ser responsable de que las cosas salgan mal.
Los legisladores en el Comité del Tesoro del Parlamento británico bombardearon el miércoles a Douglas Flint y Stuart Gulliver, presidente y director de finanzas del banco, respectivamente, con preguntas sobre responsabilidad personal en medio de acusaciones de que su filial suiza ayudó a clientes acaudalados, entre ellos 1.000 británicos, a evadir impuestos. Había veces que la audiencia sonaba como si hubiera sido una conversión, con palabras que incluyeron remordimiento, resarcimiento, moralidad y vergüenza.
Sin embargo, Flint y Gulliver no pidieron perdón por sus malos actos, pero estuvieron cerca.
"Estamos sufriendo por un horrible daño a la reputación", reconoció Flint. "Un banco vive de su reputación. Ningún banco quiere asociarse con actividades.
Flint y Gulliver se han disculpado públicamente por la conducta de HSBC antes, haciendo hincapié en que la cuestión de Suiza fue un histórico y que el banco ha tomado medidas para garantizar prácticas adecuadas. HSBC "no tiene apetito" para ayudar a los evasores de impuestos, dijo el banco en una carta abierta publicada en los periódicos nacionales.
El escándalo estalló este mes cuando reporteros publicaron documentos filtrados que datan del año 2005 al 2007 donde se detalla que 30.000 cuentas en el banco privado suizo tenían casi 120.000 millones de dólares en inversiones. La información fue entregada a las autoridades francesas por un ex empleado del banco.
HSBC no es el primer banco en ser golpeado con acusaciones de que ayudó a los clientes a evadir impuestos mientras algunos gobiernos trataban de recaudar más impuestos y balancear sus presupuestos, devastados por la crisis financiera.