Europa necesita que el euro caiga si quiere que España salga de la crisis
Con la crisis de deuda en Europa en primer plano, la
guerra de divisas que han venido manteniendo ciertos países en los últimos años, entre los que destacan Estados Unidos y China, ha pasado a un segundo plano. Sin embargo, una vez se encarrile la situación,
la debilidad del euro podría centrar todas las miradas.
El caso es que el problema -en mayúsculas- de Europa es España. Ni Grecia, ni Irlanda, ni Portugal, ni siquiera Italia, que parece que se mantiene un paso más alejada del precipicio. La Unión no puede permitirse, ni por asomo, la salida de la cuarta economía de la eurozona ni entrar en la dinámica helena de poner dinero sobre dinero.
Llegados a este punto, una buena ayuda a la solución española sería un
euro débil, al menos así lo creen desde Barclays, que defienden que aunque la moneda única está barata para países como Alemania e, incluso Italia, continúa estando cara para España.
En este sentido, desde la firma de análisis argumentan que “los planes para las reformas domésticas en general se conocen, pero el grado en el que esas economías pueden reaccionar a un euro débil todavía no se ha evaluado cuantitativamente”. Y es que es inevitable pensar que la compra de bonos, rescates, inyecciones de liquidez o lo que sea que se haga para salvar el escollo arrastrará a la divisa europea.
La cuestión es hasta qué punto el resto de países, especialmente activos en intervenir los tipos de cambio, van a permitir que su moneda se revalorice frente a un euro -que ya se encuentra en mínimos históricos frente al yen y sobrevalorado frente al dólar- y
hasta dónde el BCE está dispuesto a llegar para salvar a Europa, haciendo la vista gorda a su único mandato: la estabilidad de precios.
España necesita una moneda débil si quiere salir de la crisis. Barclays explica el hecho de que en base a los tipos reales de cambio, el euro continúa estando caro para España, algo más doloroso si se tiene en cuenta la progresión que ha experimentado para otros países.
Por otro lado, la competitividad ha sido una preocupación mayor para España que para países como Italia. Así, el déficit por cuenta corriente de España creció del 1,2% del PIB en 1998 al 10% en 2007 en tanto que sirvió para financiar el boom del ladrillo con capital extranjero y el deterioro ha llegado al -92% en 2011. Una cantidad que ahora hay que devolver, a lo que ayudaría una divisa más baja.
“Un euro más débil es bueno para España, pero para Alemania también. El euro ha estado y sigue estando sobrevalorado, dependiendo de contra qué divisas y, principalmente, frente al dólar”, asegura a Cotizalia.com Miguel Ángel Rodríguez, analista de X-Trade Brokers. Una situación que se ha producido por la compra llevada a cabo por países como China, que lo disparó hasta 1,6 dólares. “Debería haber una paridad, pero el peligro que se corre con una divisa débil es inflacionista”.
Llegados a este punto,
difícil dilema tiene el BCE, partiendo de la base que “no tiene política de tipo de cambio y eso es uno de los defectos de fábrica de la Unión”, asegura el experto. De hecho, el resto de bancos centrales, desde su creación, tienen el monopolio de la creación del dinero y velan por la economía de sus países.
“Ayer mismo hemos conocido como los CLU caen a ritmos superiores al 3,5%. Es evidente que el ajuste vía tipo de cambio nos ahorraría parte del ajuste vía empleo y salarios, pero lo cierto también es que el euro no está caro en términos del conjunto de la zona”, asegura José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi.
“Pero es claro que el BCE tiene margen monetario para intervenir: desde recortar los tipos, flexibilizar colaterales, un nuevo LTRO y también habilitar un mecanismo que permita reducir la tensión en el mercado de financiación. Si realmente lo hace, sería mucho más relevante que propiciar una caída de la moneda”, concluye.