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Incluso en las mejores épocas, para las pequeñas y medianas empresas de China es difícil obtener préstamos bancarios. Sin embargo, con el régimen actual de austeridad del crédito, impuesto para contener el recalentamiento económico y las presiones inflacionarias, que empeoran las condiciones para las PYME, el sector financiero (el que menos ha sido objeto de reformas en China) ahora está sofocando el motor del dinamismo económico del país.
En tiempos normales, el mercado financiero informal ayuda a las PYME a salir del paso, pero los recientes problemas de Wenzhou, ciudad del sur de la provincia de Zhejiang, famosa por su dinámica economía privada, han demostrado que el mercado financiero informal puede ser muy volátil y poco fiable. Varios grandes prestamistas se fugaron con una gran cantidad de depósitos, y los impagos por parte de empresas normales se han convertido en una seria preocupación. Las cosas han empeorado tanto que han merecido una visita del primer ministro Wen Jiabao.
Las reservas oficiales de divisas de China están aumentando a un ritmo de alrededor de mil millones de dólares por día hábil, y casi todas ellas se utilizan para comprar bonos del Tesoro de EE.UU. y otros activos internacionales que tienen una mínima tasa de rentabilidad. Al mismo tiempo, alrededor del 40% de los ahorros bancarios de China no se prestan. Uno podría pensar que, por lo tanto, la rentabilidad del capital es baja en China, pero se equivocaría: los estudios han demostrado que la tasa de rendimiento del capital supera el 10% desde finales de los años 90.
¿Por qué, entonces, las PYME chinas no pueden confiar en el sector financiero formal para financiar sus operaciones diarias? Sin duda, en otros países no es fácil para las PYME obtener financiamiento formal. Pero no muchos países están experimentando el mismo nivel de dificultades; los estudios muestran una y otra vez que sólo el 10% de la financiación de las PYME chinas proviene de los bancos, mientras que el promedio mundial duplica esta cifra. Más aún, ninguno de estos países tiene un superávit de capital de la magnitud de China.
El principal obstáculo en China son los gobiernos locales, que compiten con las PYME para obtener préstamos bancarios e inevitablemente las desplazan del sector bancario formal. Los gobiernos locales dependen de los créditos bancarios para invertir en infraestructura y bienes raíces. Un informe publicado a principios de este año por el Banco Popular de China mostró que debían cerca de un tercio del total de los préstamos pendientes de pago del país, o 14 billones de renminbi (2,2 billones de dólares). En los últimos años, del 30 al 40% de los créditos bancarios se destinaron a proyectos de infraestructura del gobierno.
Otro impedimento es el predominio de los grandes bancos. Los cuatro bancos más grandes de China representan el 60% de los préstamos bancarios totales del país. Si bien el sector bancario de EE.UU. está igualmente concentrado, cuenta con muchas más instituciones financieras, aproximadamente 18.000 bancos comerciales, asociaciones locales y de ahorro, bancos de ahorro mutuo y cooperativas de crédito, en comparación con sólo cerca de 400 bancos comerciales y 3.000 cooperativas de crédito rurales y bancos municipales en China. Esto significa que, en promedio, los bancos en China son más grandes que en EE.UU., especialmente si se tiene en cuenta la diferencia en el tamaño del PIB de ambos países.
Los grandes bancos tienden a prestar a grandes empresas con el fin de ahorrar costes. Este sesgo se mitiga en las economías avanzadas mediante diversos instrumentos de financiación flexible ofrecidos por los bancos de gran tamaño. Por ejemplo, una pequeña empresa con un historial de crédito decente puede acceder a altas sumas con alguna de las principales tarjetas de crédito, lo que no ocurre en China.
En último término, el hecho de que el sistema financiero esté atado de manos profundiza la brecha entre el gran superávit de capital de China y el financiamiento formal para las PYME del país. De hecho, en algunas partes del sur de China el sector financiero informal está alcanzando las dimensiones del sector financiero formal.
Desde el punto de vista de los depositantes, participar en el sector informal es una opción racional. Los tipos de interés bancario para los ahorros son inferiores a la tasa de inflación, y muchos múltiplos menores que los que promete el sector informal. Los índices de morosidad en el sector informal son altos y los prestamistas pueden desaparecer con el dinero de los depositantes, como ocurrió en Wenzhou. Pero, a pesar de estos riesgos, invertir en el mercado informal puede seguir siendo una mejor opción que tener ese dinero en el banco.
El historial de los últimos 20 años muestra que las autoridades monetarias y bancarias chinas tienen la costumbre de adoptar la "política del avestruz" con respecto al sector financiero informal, queriendo hacer creer que lo regulan hasta que se presentan problemas graves. Este enfoque no puede durar para siempre, y cambiarlo significa reconocer el atraso del sector financiero formal y adoptar medidas correctivas.
Un paso inmediato que las autoridades deberían dar, como muchos economistas han argumentado por años, es permitir que la tasa de ahorro refleje el coste de la inversión. De esta forma, los depositantes comunes y corrientes volverían a poner sus ahorros en los bancos, ya que el sector financiero formal les ofrecería una manera de aprovechar los beneficios ofrecidos por el fenomenal crecimiento de China. Con más depósitos a su disposición y una política de tasas de interés más flexible, los bancos podrían valorar los riesgos con mayor facilidad y así prestar más a las PYME.
Yang Yao es director del Centro China de Estudios Económicos de la Universidad de Pekín.
Copyright: Project Syndicate, 2011.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
En tiempos normales, el mercado financiero informal ayuda a las PYME a salir del paso, pero los recientes problemas de Wenzhou, ciudad del sur de la provincia de Zhejiang, famosa por su dinámica economía privada, han demostrado que el mercado financiero informal puede ser muy volátil y poco fiable. Varios grandes prestamistas se fugaron con una gran cantidad de depósitos, y los impagos por parte de empresas normales se han convertido en una seria preocupación. Las cosas han empeorado tanto que han merecido una visita del primer ministro Wen Jiabao.
Las reservas oficiales de divisas de China están aumentando a un ritmo de alrededor de mil millones de dólares por día hábil, y casi todas ellas se utilizan para comprar bonos del Tesoro de EE.UU. y otros activos internacionales que tienen una mínima tasa de rentabilidad. Al mismo tiempo, alrededor del 40% de los ahorros bancarios de China no se prestan. Uno podría pensar que, por lo tanto, la rentabilidad del capital es baja en China, pero se equivocaría: los estudios han demostrado que la tasa de rendimiento del capital supera el 10% desde finales de los años 90.
¿Por qué, entonces, las PYME chinas no pueden confiar en el sector financiero formal para financiar sus operaciones diarias? Sin duda, en otros países no es fácil para las PYME obtener financiamiento formal. Pero no muchos países están experimentando el mismo nivel de dificultades; los estudios muestran una y otra vez que sólo el 10% de la financiación de las PYME chinas proviene de los bancos, mientras que el promedio mundial duplica esta cifra. Más aún, ninguno de estos países tiene un superávit de capital de la magnitud de China.
El principal obstáculo en China son los gobiernos locales, que compiten con las PYME para obtener préstamos bancarios e inevitablemente las desplazan del sector bancario formal. Los gobiernos locales dependen de los créditos bancarios para invertir en infraestructura y bienes raíces. Un informe publicado a principios de este año por el Banco Popular de China mostró que debían cerca de un tercio del total de los préstamos pendientes de pago del país, o 14 billones de renminbi (2,2 billones de dólares). En los últimos años, del 30 al 40% de los créditos bancarios se destinaron a proyectos de infraestructura del gobierno.
Otro impedimento es el predominio de los grandes bancos. Los cuatro bancos más grandes de China representan el 60% de los préstamos bancarios totales del país. Si bien el sector bancario de EE.UU. está igualmente concentrado, cuenta con muchas más instituciones financieras, aproximadamente 18.000 bancos comerciales, asociaciones locales y de ahorro, bancos de ahorro mutuo y cooperativas de crédito, en comparación con sólo cerca de 400 bancos comerciales y 3.000 cooperativas de crédito rurales y bancos municipales en China. Esto significa que, en promedio, los bancos en China son más grandes que en EE.UU., especialmente si se tiene en cuenta la diferencia en el tamaño del PIB de ambos países.
Los grandes bancos tienden a prestar a grandes empresas con el fin de ahorrar costes. Este sesgo se mitiga en las economías avanzadas mediante diversos instrumentos de financiación flexible ofrecidos por los bancos de gran tamaño. Por ejemplo, una pequeña empresa con un historial de crédito decente puede acceder a altas sumas con alguna de las principales tarjetas de crédito, lo que no ocurre en China.
En último término, el hecho de que el sistema financiero esté atado de manos profundiza la brecha entre el gran superávit de capital de China y el financiamiento formal para las PYME del país. De hecho, en algunas partes del sur de China el sector financiero informal está alcanzando las dimensiones del sector financiero formal.
Desde el punto de vista de los depositantes, participar en el sector informal es una opción racional. Los tipos de interés bancario para los ahorros son inferiores a la tasa de inflación, y muchos múltiplos menores que los que promete el sector informal. Los índices de morosidad en el sector informal son altos y los prestamistas pueden desaparecer con el dinero de los depositantes, como ocurrió en Wenzhou. Pero, a pesar de estos riesgos, invertir en el mercado informal puede seguir siendo una mejor opción que tener ese dinero en el banco.
El historial de los últimos 20 años muestra que las autoridades monetarias y bancarias chinas tienen la costumbre de adoptar la "política del avestruz" con respecto al sector financiero informal, queriendo hacer creer que lo regulan hasta que se presentan problemas graves. Este enfoque no puede durar para siempre, y cambiarlo significa reconocer el atraso del sector financiero formal y adoptar medidas correctivas.
Un paso inmediato que las autoridades deberían dar, como muchos economistas han argumentado por años, es permitir que la tasa de ahorro refleje el coste de la inversión. De esta forma, los depositantes comunes y corrientes volverían a poner sus ahorros en los bancos, ya que el sector financiero formal les ofrecería una manera de aprovechar los beneficios ofrecidos por el fenomenal crecimiento de China. Con más depósitos a su disposición y una política de tasas de interés más flexible, los bancos podrían valorar los riesgos con mayor facilidad y así prestar más a las PYME.
Yang Yao es director del Centro China de Estudios Económicos de la Universidad de Pekín.
Copyright: Project Syndicate, 2011.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen