Como seguramente no podamos hipotecarnos de por vida ni por la cuota de un mes, soñemos y veamos algunas curiosidades de este avión que he cogido de aquí.
Impresionante ¿verdad?. También son impresionantes las cifras de facturación de Boeing, que ayer presentó resultados y sus ganancias del primer trimestre (1.200 millones de dólares) crecieron un 38 por ciento, más de lo previsto. Al igual que los resultados de Mc Donald´s su dólar débil le ha permitido obtener estos buenos resultados.
Estos días estamos inmersos en presentación de resultados del primer trimestre del año, y es clave conocer como va la marcha de las empresas, si la crisis las está afectando o no. De momento, vemos que con claridad ha afectado al sector inmobiliario y a la banca, del resto necesitamos aún más confirmaciones ya que nos encontramos algunas sorpresas con cifras por encima de lo esperado.
Claro, que la crisis inmobiliaria afecta a todos sus sectores afines, hace poco vimos que la venta de electrodomésticos había bajado notablemente y ayer nos enteramos de que la cadena de tiendas de de tiendas de electrodomésticos, electrónica y telefonía Ivarte entra en suspensión de pagos (concurso de acreedores, que llaman ahora).
La otra crisis que tenemos, la de los precios de los alimentos, empieza a ser realmente preocupante para ciertos países, tal es así que Wal-Mart (la mayor cadena de supermercados del mundo), está limitando la venta de ciertos tipos de arroz a sus clientes por la escasez de este producto. La compañía asegura que su medida se debe a los “recientes tendencias de provisión y demanda”, indicó en un comunicado.
Los costes de los productos de alimentación se han disparado en todo el mundo, a causa de la mayor demanda en los mercados emergentes como China e India, la competencia con los biocombustibles, los altos precios del petróleo y la especulación del mercado.
La situación ha provocado disturbios en varios países africanos, Indonesia y Haití. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon ha advertido de que unos mayores precios de los alimentos podría mermar el crecimiento mundial y la seguridad.
El precio del arroz se ha incrementado un 68% desde principios de 2008.
Para terminar, me entero de que mi admirado Warren Buffet va a visitar Madrid y otras 3 capitales Europeas en Mayo.
El presidente de Berkshire Hathaway viajará, además de a Madrid, a Milán y a otras ciudades de Alemania y Suiza. ‘El propósito es encontrarse con compañías familiares, dueños de empresas, las típicas dinastías europeas’, señaló Moratti al ser entrevistado por Bloomberg. ‘Viene con la idea de que tarde o temprano alguno de estos grandes negocios caiga en sus manos’.
Atentos a este parrafo:
Maestro de caza mayor, Buffett (de 77 años) busca presas en las que emplear los 40.000 millones de dólares que posee en efectivo. El único problema pasa por identificar una buena oportunidad, una empresa que cotice a un precio inferior al de su valor objetivo. El millonario repite con frecuencia que dispone de ‘más dinero que oportunidades‘.
Esta frase me parece clave: Más dinero que oportunidades. ¿Será que en vez de haber crisis de liquidez, lo que hay es crisis de confianza?
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Buenos días a todos!!!
Hoy voy a ser el primero en escribir... así que no me pongáis la excusa de que estáis cansados de leer y leedme un poquito... por favor! (Y votadme! ya sea positivo o negativo siempre es de agradecer vuestra participación)
Os pongo dos comentarios... uno es este que leí ayer de un compi de foro... qué os parece su situación...??? Yo creo que lo tiene bastante negro...
" Estimados forer@s:
El que os habla es uno más de esa marabunta que no puede pasar un día sin entrar a este magnífico foro, en el que los que no estamos puestos en economía nos podemos ilustrar un rato.
Para mi es también la primera vez que escribo y como muchos otros también os quiero contar mi experiencia por si a alguien le sirve.
Soy un padre de familia de treintaitantos que en los últimos años no le ha ido del todo mal en los asuntos de economía y despues de varios años de lucha por mejorar en estos momentos tenemos un piso en propiedad-nuestra vivienda habitual- y una segunda vivienda para pasar algunas temporadas de vacaciones- esta con parte de hipoteca-. En los últimos cuatro años nos picaba el gusanillo de mudarnos a una villa, con su jardín, sol-ahora casi no tenemos-, más habitaciones etc..
Al final hace casi dos años nos decidimos a dar el salto, después de hacer numeros y consultar con la familia, decidimos meternos en un adosado el cual nos entregarán en el plazo de 5 meses.
En las fechas que compramos la vivienda casi no había pisos en venta en nuestra localidad y deciros que las villas se íban a construir en dos fases, pues bien en la primera fase, antes de meter la excavadora ya no quedaba en venta ni una de las 16 villas que estában planeadas construir.
El tiempo ha pasado y la crisis inmobiliaria azota con fuerza, llevo desde hace un año con el cartel en la ventana y casi lo he vendido enun par de ocasiones pero no ha podido ser:una por los bancos(negación del crédito ) y otra porque vió otro piso que le gustó más en el último momento.
Comenzaron a construir la segunda fase(otras 16) pero pararo en seco porque nadie compraba. Asi que ahora, ésta es mi situación:
Dentro de 5 meses nos entregan la villa y si no vendo nuetro piso necesito cerca de 490000 euros en total de crédito. Con ese dinero tendría pagadas la villa(420.000), mi vivienda (unos 240.000) y la segunda (unso 150.000).
Ganamos entre los dos entre 3700-4000 mensuales. Me estoy planteando varias soluciones al problema que no me deja vivir en paz:
1- Seguir intentando vender la vivienda habitual (ya rebajado 15%) y apechugar el crédito total durante cerca de un año y a ver que pasa.
2- Alquilar mi vivienda habitual y con lo que saque, ayudar a pagar la cuota (unos 2300 euros) y a los 5 años intentar vender otra vez el piso.En el caso de ahogo vender la segunda vivienda.
3- La misma alternativa anterior pero alquilar a alguien con opción a compra a los dos años (para reinvertir en vivienda habitual) restando lo pagado al precio de la casa.
4- Vender la vivienda nueva nada más cogerla, sólo cubriendo gastos (posible comprador)
Si alguien está en una situación parecida, animarle porque no hay mal que cien años dure y en esta vida hay que lucha para conseguir los objetivos.
Gracias a los que respondaís con buena voluntad,a los que no, no tendrán respuesta.
Gracias a todos por aguantar mi tostón y suerte. "
Y que Dios reparta suerte... (a este forero no por crecerse... en mi opinión alargó más el brazo que la manga)
Hoy no me acompañan ni el optimismo ni el sentido del humor.
La razón es que BERTA se ha ido.
Berta es una cría de cuatro años, compañera de colegio de mi hija. Es una niña menuda de tamaño, simpática y con ojos vivaces. Ese tipo de ojos que acompaña a los críos a los que el hambre y otras circunstancias vitales espabilan forzadamente.
En alguna ocasión, al recoger en el colegio a mi hija, he coincidido con la madre de Berta. Aparenta tener unos cuarenta años, aunque creo que no debe tener más de 26 o 27. Está muy gastada, por la vida y por tres hijos pequeños. La mayor de ellas, Berta.
Esta mujer estoy convencido de que no ha oído hablar nunca de Tricher o de Bernanke. Tampoco de la reserva federal. Si yo le hubiera citado alguna vez al BCE, probablemente habría pensado que le hablaba de alguna cadena de supermercados.
No conozco a su marido. Solo se que trabaja en una empresa de matricería, sector éste que también está seriamente afectado por las economías emergentes.
La madre de Berta no sabe lo que es una economía emergente. Solo conoce la economía de la subsistencia. La del día a día. La del mes a mes.
Hace tres años esa empresa iba bien. Creo que ahora va mal, muy mal.
Hace tres años, los padres de Berta compraron un cuchitril a precio de palacio de Versalles. Les gustaba la zona y aspiraban, sin duda, a desarrollar a su familia en un entorno tranquilo. Solo a eso. Lo que compraron, y lo se porque lo conoce mi mujer, es un piso de no mas de 60 metros, en un edificio de unos 40 años. El piso era una pocilga y ellos, con esfuerzo y estropajo adecentaron ese antro. Porque los padres de Berta son de los que ennoblecen una pocilga con su mera presencia.
En varias ocasiones, distintos padres de otros alumnos, hemos ayudado a la familia de Berta cediéndoles cosas que a nosotros nos sobraban: ropa, cunas, muebles y otras cosas que a nosotros se nos hacían innecesarias tras un corto periodo de tiempo (cosas que probablemente eran innecesarias desde el principio).
Ayer lo que supimos es que los padres de Berta han pasado a elevar el índice de morosidad de una entidad bancaria. Hace tres meses que no pueden pagar la cuota mensual de su hipoteca. Al parecer han tratado de renegociar condiciones con su banco, pero lo único que han conseguido es entrar en la centrifugadora de las deudas con un poderoso ser llamado BANCO. Tenían que elegir: o comer o pagar al banco. Sabemos que por sus hijas, eligieron comer.
Ahora sabemos también que han abandonado todo. Ahora desconocemos donde están.
Berta no irá más al colegio. Se que mi hija nos preguntará, antes o después, que por qué no va a clase su amiga, que si está malita. Y la verdad es que no se lo que se le puede contestar a una niña de cuatro años en esta situación. Imagino que tendrá que ser una mentira piadosa. O tal vez, tendrá ella que descubrir por si misma la realidad, según hasta donde llegue esta crisis que se nos empieza a echar encima a todos. Porque esto es como un tsunami: no sabemos hasta donde llegará el agua. Hoy a algunos nos llega a la rodilla. A los padres de Berta les ha pasado por encima de la cabeza. ¿Hasta donde nos llegará a nosotros más a delante?
Hoy, tras el día de fiesta de ayer, una silla estará vacía en la clase de mi hija. Quizás la profesora esté ágil y modifique la distribución de las mesas para que se note menos. Pero los críos son más listos de lo que a veces creemos.
Hoy temo la vuelta del colegio de mi hija. Temo sus preguntas, que son siempre claras y directas.
Hoy me importa menos, o tal vez más, el precio del barril, el valor del Euribor o donde va a desayunar Tricher. Hoy solo me acuerdo de esa pequeña a la que no se si volveremos a ver. Que no sabemos si sonreirá feliz en su inocencia porque sus padres le habrán dicho que se van de viaje, o si llorará porque quiere ver a sus amigos de clase.
Por último y para aquellos de vosotros que aparentáis a diario disfrutar con las desdichas ajenas, para aquellos que sentís mas placer con estas cosas que con una buena cerveza fría en verano…… recordad, por favor, que la cerveza de hoy os la tomaréis a la salud de una niña de cuatro años. Recordadlo, por favor.
Porrita para hoy...
Atentos a la sorpresa, bajadita de 12 centesimas.
(por ser optimista, más que nada...)
¿El euribor viaja en boeing?
Y mi segundo comentario es esta historieta escrita por Alberto Noguera... mi particular ARAMIS FUSTER...
En 2006 predijo lo que está pasando hoy... leedlo por favor. (Y votad según lo que penséis...)
Gracias!!!
HISTORIETA DE PEPITO...
25 de mayo de 2006
“Siempre puedo refinanciar”
A mí me gustan esos que se cogen el hipotecón, con un sueldecito un 30% mayor que la cuota mensual, y si les dices algo responden: “siempre puedo refinanciar”. Le preguntas a cuántos años es la hipoteca, y resulta que es a 30, cuando no 40.
Vamos a tomar un ejemplo ficticio. Pongamos que Pepito Relámpago llega al mercado inmobiliario en el año 2006, se compra su zulito de Pladur por 200.000 € y lo financia a 30 años. Poniendo un 4% de interés, le sale una cuota de 954 €. Como le han hecho encargado recientemente, allí en la carpintería, llega ya a los 1.200 € mensuales. Sus padres le han hecho el aval, con su otro zulito, en este caso de los del yugo y las flechas. Sabe que al principio irá un poco agobiado, pero “es la única forma de meterse”, “están todos así”, la inflación irá rebajando la cuota, y sobre todo la revalorización lo hará rico. No va a “tirar el dinero” en un alquiler, de modo que echa la firmita y el banquero lo despide con una palmadita en la espalda.
Pasan las semanas, Pepito es feliz en su zulito, se pone unas litografías que compra en un mercadillo, algunos muebles de Ikea, su madre le ayuda a limpiarlo todo, su padre le suelta unos cuantos billetitos para comprar un lavavajillas.
En junio, un anciano extranjero, llamado Trichet, sube el Euribor. Pepito cree recordar que el banquero ya le habló de ese Euribor, aunque lo hizo de pasada. Decía no sé qué de que subiría muy poco. La cuestión es que al cabo de pocos meses, la cuota de su hipoteca sube a 1.013 €. Llama al banco y le explican que si su tipo es variable, que si el Euribor, que si la coyuntura, que si tranquilo que está todo controlado. Pepito decide apretarse un poquito más el cinturón, ya no desayuna en el bar, las lonchas de jamón las pide finitas, los zapatos los aguanta hasta que las suelas están combadas, el Ford Fiesta lo conduce a puntita de gas. Así y todo, su madre le ayuda a comprar ropa y le suelta algún billete para que salga con los amigos. Vale la pena sacrificarse, porque en esos momentos su piso ya debe valer más, mucho más.
Pepito, a veces, cuando vuelve de trabajar, algo cansado, mira el balcón de su zulito, allí en el quinto piso. Es un cuadradito precioso, tan bien delineado, junto a los otros. Ese es su lugar en el mundo. Ahí está la prueba de que sale adelante en la vida. Es, además, el único del bloque que no tiene un cartelito de “Se Vende”, lo que prueba que la revalorización es un hecho y todos están recogiendo los beneficios. Él, en unos años, también espera hacer lo mismo, vender y mudarse a un gran adosado en un barrio nuevo. Tal vez cuando tenga novia y lo asciendan a supervisor. Nunca ha sido hombre de grandes ambiciones, pero la prosperidad de España y su último triunfo financiero lo están envalentonando.
Pero a Pepito no lo ascienden. Lo que hacen es despedirlo. Hay poca demanda, las obras se están parando, los malditos de Ikea atacan muy duro. Todos los jóvenes con nuevos pisitos quieren comprar barato, nadie compra muebles hechos en España. Pepito era el empleado más joven, es decir, el más barato de despedir. Así que coge su carta de despido y en pocos días se presenta en el INEM.
Hay algo de prisa, porque ha cobrado poco del despido y la letra del piso sigue entrando cada mes. En el INEM le dan ocho meses de paro con 800 € al mes.
Estamos ya en 2007. Pepito ve en su pequeño televisor un montón de obreros con pancartas por las calles. Se están quejando por el aumento del paro. El Presidente Zapatero hace llamadas a la tranquilidad, esto es una etapa coyuntural, el Estado no abandona nunca a nadie. En el INEM recomiendan a Pepito que vaya de pinche de cocina, aunque sólo le ofrecen 600 al mes, poco más que la mitad de la hipoteca.
Cuando se acaba el dinero del despido, los padres de Pepito le ayudan a pagar la letra. Lo importante es mantener el piso y esperar a que se revalorice. Pepito a veces sale a comprar periódicos o buscar cartelitos con ofertas de trabajo. Al volver mira su pisito, tan alto, orientado al aire calentito del sur. Como tiene tiempo de sobra, ha empezado a caminar más despacio. Eso le da tiempo de observar algunos detalles: los cartelitos de “Se Vende” siguen allí. No los han quitado.
Pepito habla con su padre y lo tranquiliza: lo importante es mantener el piso. Ahora mismo en España hay trabajo, y él es un chico trabajador. Su padre hará algunas llamadas a sus amigos para ver si hay algo.
A finales de 2007, Pepito vuelve a revisar su hipoteca: debe pagar ahora 1.104 € cada mes. El BCE ha dejado los tipos ya en el 4%, más el 1,25% que le cobra la caja de ahorros, total 5,25%. Esto no hay quien lo entienda. Su patrimonio sube, pero la cuota que paga también. La inflación no erosiona la cuota, como le dijo su amigo en el banco. Tal vez porque la inflación ayuda muy poco a quien no tiene empleo. Lo que sí que inflaciona es la gasolina, la comida, la luz y el agua.
Los padres de Pepito se van quedando sin ahorros. Las cosas han subido mucho más que sus salarios. En la calle muchos hablan ya mal del Gobierno. Al fin, el ministro Caldera publicó una mala noticia: era un numerito que casi no se veía, en un rincón de la pantalla del televisor: 13%. El paro está en el 13% y muchos pepitos buscan trabajo a cualquier precio. Muchos de ellos son inmigrantes, y otros son españoles que van agotando sus meses de paro.
Pero muy pronto a Pepito se le acabará el paro. Sus padres no podrán afrontar su deuda. Tiene una pequeña reunión con ellos: no hay que ponerse nervioso, lo importante es mantener el piso, si lo vende ahora, luego valdrán más y ya no podrá comprar nada. Ha llegado el momento de la refinanciación.
Pepito visita a su amigo el banquero. Le choca la mano y le explica que tiene problemas. Las bromas y las risas desaparecen. Una mirada de desprecio se le escapa al buen hombre engominado. Se ponen a hacer numeritos: Pepito podría alargar el préstamo a 35 años y sólo pagaría 1.041 € al mes. Pero eso es muy poca diferencia. Como Pepito es joven, entonces se puede alargar el préstamo mucho más, a 50 años: 950 € al mes.
¿Cómo puede ser que la cuota baje tan poco? El banquero le explica amablemente, con su bolígrafo, que los intereses ascienden a 875 euros al mes, más el capital que vaya a amortizar según el número de años del préstamo. Pepito no sabe lo que es “amortizar”. Pregunta qué es lo mínimo a pagar. El banquero le responde que los 875 € al mes, en un plazo de “carencia”. En ese tiempo, no amortizaría capital, pero al menos saldría del apuro.
Pero Pepito no sale del apuro. 875 euros son muchos euros. Él imaginaba que doblando el plazo para pagar, la cuota bajaría a la mitad. El banquero le explica amablemente que eso no es así, porque la parte contratante de la primera parte es igual a la parte contratante de la primera parte. Pepito asiente y sale del banco. Llama a sus padres y luego va a cenar con ellos. El banquero también hace una llamada a su superior: hay un posible moroso.
En la cena, Pepito y sus padres tienen un amargo debate. Podrían alquilar el piso, mientras Pepito vuelve a vivir con ellos. Sería una solución transitoria hasta que encontrase trabajo y, como prometió el banquero, el dichoso Euribor bajase. Pero el alquiler no llegaría a los 500 €. A la gente no le gusta “tirar el dinero” en un alquiler y paga poco. Además, si no se encuentra inquilino enseguida, van a tener problemas para pagar. Pepito no puede pagar 375 euros al mes por la hipoteca, mientras vive con sus padres y tiene un inquilino disfrutando de su zulito. Eso no es viable. Se habla de vender su Ford Fiesta, que ya no utiliza porque no puede pagar la gasolina. Pero el viejo Ford Fiesta apenas vale 600 €. Es casi chatarra. Todo el mundo compra ya como mínimo compactos seminuevos km. 0.
Pepito mira el telediario con sus padres: parece mentira, con lo bien que va España, lo que le cuesta a él encontrar trabajo. Debe de ser que no sabe buscar. Tiene que moverse más, patear las calles. Algo hay que hacer.
Su padre, por su parte, comienza a recordar viejos tiempos: recuerda las escaseces de la posguerra, la crisis del felipismo, recuerda aquel 23% de paro de no hace muchos años. La realidad comienza a estrecharse como un embudo. Poco a poco, van quedando menos opciones. El banco embargará el piso si no pagan, y entonces lo perderán todo, toda la revalorización.
Es el momento, entonces, de vender el zulito y disfrutar de la revalorización. Mientras tanto, volverá a vivir con ellos. Pepito en principio se niega, opina que si vende luego no podrá volver a comprar, los pisos subirán siempre. Su padre le responde que él ha vivido muchas cosas ya. Pepito no quiere creerle. Su padre insiste en que tal vez ZP hará algo por ellos, una VPO. Al fin y al cabo, si Franco lo hizo, un líder socialista de buen talante como ZP no podría hacer menos. Pepito comienza a aceptar que tal vez, en un futuro muy lejano, cuando la actual prosperidad de España sea historia, los precios podrían tener un “aterrizaje suave” y él comprar otra vez. Lo importante es que desde casa de sus padres podrá buscar trabajo tranquilamente. Y ese dinero lo guardará en algún sitio seguro.
Después de pasar una mala noche, con algunos remordimientos, Pepito pone el cartel de “Se Vende”. Hace unos días que el ojo izquierdo le parpadea involuntariamente. También nota un cierto ahogo cuando suena el teléfono. Está esperando contratos, pero sólo lo llaman del banco para preguntarle qué decisión ha tomado acerca de su refinanciación. De momento, seguirá pagando a 30 años, no hay mucho que refinanciar.
Cuando acaba de colgar el cartel, sale a la calle a mirar si se ve bien desde la acera. Ha elegido un modelo diferente al de sus vecinos, para hacerlo destacar. El suyo tiene un diseño innovador, de una empresa catalana, que se está forrando. Los cartelitos de los pisos de al lado, en cambio, están amarillos y quemados por el sol. Está claro que su piso se venderá el primero.
Como lo compró por 200.000, le parece lógico pedir 250.000, teniendo en cuenta que hace ya un año y medio que se ha estado revalorizando.
Pasan las semanas, luego los meses, y los compradores no aparecen. Lo que sí que le aparecen a Pepito son más arrugas en la frente. A veces se mira en el espejo del cuarto de baño y nota que sus cabellos son más finos y escasos. El nudo en la garganta que sentía al responder al teléfono, ahora lo siente cada vez que pisa la calle. Hay algo que no marcha bien.
El del banco llama repetidas veces. Se acumulan ya dos impagos y la situación no es nada buena. Le avisa de que puede ejecutar la hipoteca. Pepito responde que es cuestión de tiempo, que la revalorización lo pagará todo e incluso le dará beneficios. El del banco guarda silencio. Tiene algunas cifras que a Pepito no le gustarían pero decide callar de momento.
Pepito toma una decisión importante: rebajará 20.000 € el precio. Cambia el cartel, cambia los anuncios en los periódicos. Contrata a una inmobiliaria.
La inmobiliaria le asegura que no puede vender su zulito por encima de 210.000 €. Pepito se enfada y les cuelga. Han pasado tres meses y no ha recibido ninguna oferta. En la televisión se ve a ZP prometiendo más y más viviendas a los jóvenes. Es la campaña electoral de 2008. España tiene un magnífico futuro, avalado por las cifras de prosperidad y empleo.
Pepito no entiende nada. Sólo ha recibido dos ofertas de empleo por 600 € al mes. En su antigua carpintería, han despedido a dos empleados más.
Pepito decide llamar a otra inmobiliaria y vender el piso por 210.000 €. Los nervios no le dejan ya dormir. Su jugada del piso tal vez no fue muy acertada. El de la inmobiliaria le explica que las cosas andan mal y que se prepare para más rebajas. Eso era lo último que quería oir, pero esta vez no se enfada.
En dos meses más, el banco está preparado para ejecutar la hipoteca. Llaman para informarle, con muy malos modos. El banquero ya no es tan amigo, de hecho ni le coge el teléfono. En su lugar le han puesto a una especie de cobrador del frac con una voz como de sepulturero.
Pepito llama todos los días a la inmobiliaria. No hay ninguna oferta. Decide al fin aceptar el trabajo de 600 €. El único problema es que deberá desplazarse al otro lado de la ciudad cada mañana en autobús y comer fuera. Su madre se ofrece a hacerle bocadillos.
Pronto se traslada al piso de sus padres y avisa a la inmobiliaria de que el piso ya no está en venta: está en subasta. El banco lo liquidará y con eso se cancelará la hipoteca. En el fondo, Pepito está aliviado, será bueno quitarse el muerto de encima. Su aventura inmobiliaria es una lección que no olvidará.
En pocos días lo llaman del banco: su piso se ha vendido por 80.000 €. La burbuja está pinchada, los precios caen, están ejecutando muchas hipotecas, no se ha podido sacar más dinero. El banquero es por primera vez sincero con Pepito. El problema es que le ha faltado por decir una cosa: las cajas están también amenazadas de quiebra por los impagos.
Pepito pregunta qué va a pasar ahora. El banquero responde que ahora no pasa nada, que su cuota a 30 años se reduce a tan sólo 662 €, que pagará más cómodamente. Aunque, si no paga, le embargarán su nómina, tal y como constaba en la letra pequeña del contrato que firmó al hacerse con la hipoteca. La madre de Pepito, entonces, pasa varios días llorando. La mujer está como envejecida, con la piel muy arrugada. Cuando Pepito va al lavabo, se encuentra un montón de pelos suyos. Hace semanas que toma pastillas para dormir, pero aún así los complejos de culpa no lo dejan en paz. Está condenado a pasar 30 años pagando 600 € al mes por absolutamente NADA. No habrá revalorización, no podrá irse de alquiler, no habrá ascenso en el trabajo, no habrá una novia, tan sólo una piedra pesada atada al cuello, con la que tendrá que vagar hasta los 60 años, a las puertas de la jubilación.
Entonces, pone la televisión: después de ZP prometiendo VPO aparece una breve noticia: Trichet vuelve a subir los tipos.
Saludos y que Dios reparta suerte!!!!
Cómo será la crisis que hasta el “modesto” José Luis Bilbao da por finiquitado el tripartito. El caso es seguir aprovechándose de la ciudadanía. El relleno del canal de Deusto será un hecho y con viviendas. Mientras los ayuntamientos sigan financiándose con la construcción no hay nada que hacer.
Decía un conocido que es muy fácil acostumbrarse de los espagueti a las cigalas, pero no al revés...
Un comentario de El Correo:
Me parece lo más lógico. La burguesía vasca nunca va a arriesgar nada y siempre va a apostar por el caballo ganador que le permita mantener sus parcela de poder, seguir enchufando a los suys, seguir haciendo negocio, seguir saqueando a este País en definitiva (fraude fiscal en Bizkaia, corrupción en la Hacienda de Irún, corrupción en el Gugen, etc.etc.). Eso, el PNV. Y lo de Jose Luis Bilbao en concreto más de lo mismo... o a qué viene tanto compadreo con Iurbentia and Cía? ¿No se estará buscando una salida personal?
Pues eso... que da asco.
#4, Euribor up up !!!
Alberto Noguera es un clásico. A la derecha tienes en su bitácora los imprescindibles:
Pepito Relámpago - Pepita Nuncabaja - Seis meses en meetic - Etapas de la burbuja.
Seis meses en meetic tiene a día de hoy 467 comentarios...
La noticia cachonda del día: Los promotores, dispuestos a bajar precios si el Gobierno articula medidas para animar las ventas.
http://www.finanzas.com/id.9241405/noticias/noticia.htm
Vamos, que si en los últimos 10 años se han enriquecido salvajemente a costa de media España (la España cipotecada) ahora lloran y se arrastran como culebras para poder seguir enriqueciéndose a costa de la otra media España (con los impuestos de los no cipotecados).
Espero que mi queridísimo PetaZetas no entre al trapo y siga adelante con la purga de España.
Veo dolor, mucho dolor...
#2, Maño H20
Es una lástima, conozco 4 casos similares de gente de mi entorno.
De ahí el ASCO que me producen los CERDOS que se revuelcan jubilosos en el FANGO de los demás.
#1, Euribor up up !!!
No sé lo que es ganar 3700-4000 mensuales. Te lo aseguro. Pero la escala de valores de cierta gente es muy relativa.
Tienes amigos, amor, una vivienda digna y un buen trabajo y decides meterte en asuntos más gordos. He aqui la prueba de que los que cobran una pasta también la cagan y bien. Sólo que el producto es más gordo y aunque esté perfumado sigue siendo una GRAN cagada.
Joder, ¿qué pensarán los submileuristas?
#2, Maño H20
Es una lástima, conozco 4 casos similares de gente de mi entorno.
De ahí el ASCO que me producen los CERDOS que se revuelcan jubilosos en el FANGO de los demás.