Así que cuando intentamos crear otras unidades de medida las cosa se complica aún más. Por ejemplo ¿Qué tal les van las cosas a los estadounidenses? ¿A los franceses? ¿Indios? ¿Ghaneses?. No somos los primeros en hacernos esta pregunta. Sin ir más lejos el Foro de la OCDE está buscando cómo medir la felicidad de la gente. Hace un mes, se hicieron las misma pregunta en el prestigioso diario “The Economist“. Veamos que nos dice a la pregunta ¿Cómo le van las cosas a los distintos países? (ayer también hablaron de esto en el blog salmon)
La respuesta más simple de un economista sería el producto interior bruto, o PIB, per capita de cada país. Para ayudarle a comparar cifras, lo convertiría en dólares, incluso a los tipos de cambio del mercado o (mejor) conforme a la paridad de poder adquisitivo, que permite comparar, por ejemplo, lo barato que resulta un corte de pelo y un trayecto de taxi en partes más pobres del mundo o incluso el famoso índice Big Mac.
Para estar seguros, esto le proporcionará una buena guía sobre los estándares materiales de vida: los americanos y los franceses, en promedio, son mucho más ricos que los indios y ghaneses. Pero puedes sospechar y el economista lo debería saber, que esta no es toda la verdad. El PIB estadounidense per capita es superior al de Francia, pero los franceses pasan menos tiempo en el trabajo, de modo que ¿les va peor? Un indio puede ser extremadamente pobre y aún así decir que es feliz, un estadounidense puede estar muy bien alimentado y aún así estar harto. El PIB fue diseñado para medir únicamente el valor de los bienes y servicios producidos en un país, y no lo hace de forma precisa. La percepción de una persona acerca de cómo le van las cosas depende de aspectos que el PIB no recoge, como su salud o si tiene trabajo. Los ecologistas se quejan desde hace mucho tiempo de que el PIB trata la expoliación del planeta en positivo (a través del rendimiento económico resultante) más que en negativo (bosques destruidos).
Recientemente, los economistas han estado analizando otras formas de medir el bienestar, incluso la “felicidad”, una noción que en otro tiempo parecía absurdo cuantificar. Entre esos convencidos de que los estadísticos oficiales deberían intervenir se encuentra Nicolas Sarkozy. El 14 de septiembre del año pasado una comisión nombrada por él, formada por 25 científicos sociales de renombre, cinco con premios Nobel en economía, presentó sus hallazgos. Joseph Stiglitz, el presidente del grupo y uno de los laureados, dijo que el informe era una llamada para abandonar el “fetichismo del PIB”. Según el Sr. Sarkozy, la agencia nacional de estadística francesa debería ampliar su perspectiva.
La comisión dividió su trabajo en tres partes. La primera parte con familiares críticas al PIB como medida del bienestar, pues no tiene en cuenta la depreciación de los bienes de capital, y por ello exagera el valor de la producción. Asimismo, el valor de la producción se basa en los precios de mercado, pero no todo tiene un precio. La lista de cosas sin precio incluye algo más que el medio ambiente. El valor de los servicios no proporcionados a través de los mercados, como la sanidad estatal o la educación, la vivienda en propiedad o el no remunerado cuidado de los hijos por parte de los padres, se “imputa”, se estima, basándose con frecuencia en supuestos inconsistentes, u omite, aunque la sanidad privada, la educación, el alquiler y la preocupación por los hijos se miden directamente.
El informe también argumenta que los estadísticos se deberían concentrar en los ingresos de las familias, el consumo y la riqueza, más que en la producción total. Todos estos ajustes cambian las cosas. En 2005, la comisión descubrió que el PIB francés real per capita suponía el 73% del estadounidense. Pero una vez que se añaden los servicios del gobierno, la producción de las familias y el ocio, la distancia se acorta: los hogares franceses tenían el 87% de los ingresos ajustados de sus homólogos estadounidenses. No cabe duda de que el Sr. Sarkozy es muy entusiasta.
Evaluar la buena vida
Lo siguiente que hizo la comisión fue medir la “calidad de vida“. Esto supuso un intento de captar el bienestar más allá de una mera exigencia de los recursos económicos. Un enfoque cuantifica el bienestar subjetivo de la gente, dividido entre el juicio general sobre sus vidas y los flujos de las sensaciones positivas y negativas en cada momento. Durante muchos años, los investigadores encontraron un estímulo en una paradoja aparente: que los crecientes ingresos no hacían más felices a las personas a largo plazo. Estudios recientes sugieren, sin embargo, que los países con PIB per capita superiores tienden a tener mejor puntuación en la escala de vida. Exactamente se estudia con detenimiento lo que, más allá de los ingresos, afecta de forma subjetiva al bienestar, desde la salud, estado civil y edad a percepciones sobre la corrupción. El desempleo recibió puntuaciones más bajas, incluso teniendo en cuenta los ingresos más bajos. La falta de trabajo puntúa más que la cartera.
En tercer lugar, el informe analiza el bienestar de las generaciones futuras. Las personas vivas actualmente legarán recursos limitados y otros recursos naturales, así como máquinas, edificios e instituciones sociales. El capital humano de sus hijos (habilidades, etc.) dependerán de la inversión que se haga hoy en educación e investigación. La actividad económica es sostenible si las generaciones futuras pueden esperar estar al menos tan bien como hoy. Encontrar una sola medida que pueda captar todo esto, según el informe, parece muy ambicioso. Eso suena bien. Por una razón, los estadísticos tendrían que realizar suposiciones sobre el valor relativo, por ejemplo, del medio ambiente y las nuevas construcciones, no sólo hoy, sino de muchos años en adelante. Es probablemente más acertado mirar un amplio rango de cifras.
Algunos miembros de la comisión piensan que la crisis financiera y la recesión han ampliado las estadísticas oficiales de forma más apremiante. Piensan que debería haber habido menos euforia si los mercados financieros y los políticos se hubieran fijado menos en el PIB. Parece exagerado. Los índices del mercado de valores, los precios de las viviendas en aumento y la baja inflación seguramente hicieron más por alimentar la exagerada sensación de bienestar de los banqueros y prestamistas.
Ampliar las estadísticas oficiales es una buena idea por méritos propios. Algunos países ya han empezado, en particular el pequeño Bután. Pero también hay riesgos. El informe justifica la medición de forma más amplia del bienestar, en parte, indicando que el público debe tener confianza en las estadísticas oficiales. Lo que lo hace aún más importante es que los estadísticos son independientes del gobierno. La idea de sonrientes políticos diciendo a la gente lo felices que son es realmente Orweliano. Otro riesgo es que la proliferación de medidas podría ser un regalo para los grupos de interés, permitiéndoles recoger números que amplifican su miseria para reclamar más parte en la tarta nacional. Pero, esto son sólo los comienzos. Entretanto, midamos.
Al final va a ser verdad aquella canción de la mandrágora que comenzaba:
No sé tus escalas por lo tanto eres muy dueña
de ir por ahí diciendo que la tengo muy pequeña.
Hablamos, obviamente, de calidad de vida.
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Otra cosa muy importante a valorar, que habría que medir y potenciar, a pesar de que todo el mundo lo tiende a olvidar. Muy importante de cuidar, más en medio y a pesar de toda esta crisis - el grado o la escala de HUMANIDAD?
SENTIDO.....
Tengo siempre que trabajar, que poco tiempo para escapar al mar! Encima la playa está siempre a rebosar, no me gusta tener que aguantar a todo el personal. ¡Menudo percal! Pero este día he venido mas tarde, y la gente ya se va retirando de mi escaparate. Me relajo y divago. Se está haciendo de noche y miro al horizonte. El sol se oculta y la luz se atenúa, el mar es muy grande y justo delante tengo a un padre y su infante.
La bebé no tiene un año, y sentada en medio de la vacía playa parece una muñeca de porcelana, una frágil, bella y delicada enana. Su padre agarra un tarrito y le va dando la comida a trozitos. Esta imagen me da de pleno porque todo lo que estoy viendo allí es muy bueno. El horizonte hermoso pero es que además el trato del padre a su niña es muy tierno. Como en un sueño de un universo completo! Para mí conforman un cuadro perfecto: la niña, el padre, el cielo, el mar, tanta humanidad, no en número sino en cualidad, y un toque de mi soledad.
Un día mas en el trabajo, en primera línea de batalla sigo: consigue el archivo, imprime el convenio, modifica el acuerdo, escucha los ruegos, atiende el teléfono, cuadra las fechas, reserva las mesas, busca las vueltas, contesta preguntas, abre la puerta. En medio de la guerra, entra un extraño individuo en escena, acompañado por su colega. Teléfono en una mano, con la otra manoseando el teclado, cerebro desperdigado, y ahora la pregunta " ¿a quién podría enseñarle mis pinturas?"
¿Qué coño dice este puto pringado? ¡Qué señor mas pesado! Mi empresa no se dedica a la pintura, ricura, asi que le contesto "Aquí estamos todos muy ocupados", justo aquí llega el final de mi reinado porque en poco rato ya me habré desplomado.
Silencioso y majestuoso, el individuo reacciona, sus ojos me cuestionan y su respuesta aunque correcta, me resulta violenta " Ah, están todos muy ocupados, de acuerdo, gracias, vámonos" le dice a su amigo, y tanta calma me desarma.
Ya se ha marchado, pero casi casi que me ha matado. Vuelvo a estar sola, hasta hace poco me sentía rodeada pero ahora me veo aislada.
Quiero hablar con mis compañeros de batalla y decirles que me bato en retirada, porque me ha estallado encima mi propia granada y ya no me siento preparada para seguir con tanta chorrada. Estoy herida y no puedo seguir acumulando ira, que sigan ellos, yo abandono, al menos un rato, mi puesto. Ahora mismo no puedo luchar. De repente me cuesta mucho aguantar y me siento fatal con este tenderete que entre todos intentamos montar. Quiero salir a buscar al señor pintor, y que me hable de las cosas que nos quería enseñar y que vea que con solo su mirada y su elegante retirada me ha hecho cambiar.
Se lo cuento a un compañero y me dice "eres una sentimental", pero......¿no debería ser esto lo normal?
Entro en el locutorio, me atiende un hindú. "Quiero una tarjeta para llamar a Francia. ¿Cuál sale mejor?", de mala gana y con malas maneras me contesta "Tienes esta por 5€". "¿Pero es la que mas minutos tiene?" insisto..."Es la que tenemos para Europa" responde, ya un poco agobiado, parece que siente que se repite. "Ok" dámela que me largo estoy pensando, y aquí te quedas con tu cara de malo, pero mientras salgo pasa algo.
Entra otro cliente, también inmigrante y algo le pide, el hindú le atiende, todavía con el piloto automático puesto y gesto sombrío en el rostro. Pero de repente salta el morito, está preocupado " Tu estas diferente, antes no eras tan gris, ¿porque actuás así?".
El hindú está descolocado, parece que le han despertado, o al menos está sorprendido, algo le ha sacudido.
La escena es graciosa y el interés del morito por su prójimo deliciosa, me arrepiento de la que ha sido mi actuación en esa misma situación. El hindú y yo hemos interactuado pero en realidad ni nos hemos mirado. Yo por su estado de ánimo no me he interesado, simplemente he pasado.
.... Y SENSIBILIDAD
Como medir la felicidad o infelicidad de la gente?
yo a nivel local, tengo un metodo..heredado de mi padre...te coges el metro te plantas en Pza.Catalunya..subes andando por Paseo de Gracia..hasta la C Mallorca, cruzas y vuelves a bajar por la otra cera, hasta de nuevo a Pza.Catalunya, y dependiendo del numero de personas que va hablando sola (no valen manos libres de movil) sabras como esta el "animo" de la gente.
No es cuantificable , solo se puede relativizar a años anteriores, pero de verdad que da mucho que pensar.
" en este mundo cruel..nada es verdad..nada es mentira.. todo depende con el cristal con que se mira "
Lo de Estados Unidos es muy raro, por un lado son el poaís más poderoso de la Tierra y por otro, el otro día se comentó aquí lo de los cupones alimenticios que son usados de forma masiva
y ayer mismo leo:
En las islas de Hawai (EEUU), la recesión impone severas medidas de austeridad en las escuelas, que cerrarán un día por semana, hasta el fin del año escolar, según un comunicado de las autoridades de este Estado del océano Pacífico. Los 171.000 alumnos hawaianos no acudirán a la escuela los viernes y pasarán 163 días en clases contra 180 en promedio a nivel nacional, el tiempo escolar más bajo del país.
Los servicios escolares de Hawai, el Estado natal del presidente estadounidense, Barack Obama, necesitan ahorrar 468 millones de dólares en dos años. El cierre del viernes impone un día libre forzado a 13.000 profesores en 256 escuelas.
Porque no queda más remedio...
El 49,5% de los españoles prefiere la marca blanca, según un estudio
mientras siga Zp, nuestra felicidad irá decreciendo al ritmo que crecen las deudas y los bancos sigan cerrando el grifo a pymes y familias. Es una verguenza que los bancos echen a la gente a la calle y les kite su casa por deudas de 20mil euros por ej.
Cada vez tengo más tirria a los bancos, el problema es que noto que entre mi generación ese sentimiento de asco y odio hacia ellos crece día a día...
mientras tanto, la rajada de Guiza sobre Turkía no tiene desperdicio....
http://www.diariouniversitario.com/
El derroche continúa
Carod contrata traductores para hablar con una delegación de Nicaragua
El Parlamento catalán ha contratado un servicio de traducción al castellano para atender, en la comisión de Cooperación y Solidaridad, a una delegación de Nicaragua que había pedido ser informada sobre la situación de la cooperación catalana
Al hilo de lo que comenta AntiObama
¿Qué unidad de medida es adecuada para determinar el grado de estupidez de la clase política?
Lo digo con el mayor y más absoluto respeto a los catalanes. Vaya por delante.
Pero no se si alguien tiene una explicación creíble para justificar que un gobierno catalán contrate un traductor de “español”, “castellano”, o “lengua hispana” para entrevistarse con una delegación nicaragüense, que tengo entendido que hablan un idioma común que, al menos en esta parte, es de obligado conocimiento.
La casta política es en general untable, sobornable, propensa al robo, receptora de comisiones dudosas, proclive a perpetrar actos incoherentes, falsa, hipócrita, zalamera, farisea, desgraciadamente necesaria, por suerte renovable (sin plan), etc.
Repito, ¿Qué unidad de medida sirve para medir su grado de estupidez?
No sé tus escalas por lo tanto eres muy dueña
de ir por ahí diciendo que la tengo muy pequeña.
Señores políticos: No lo se, pero con mi escala puedo ir diciendo por ahí que tenéis los huevos mas grandes que he visto en mi vida. No conozco metro que alcance a rodear su perímetro. Ni siquiera el que algunos utilizan para medir la cabezonería que tenemos los aragoneses.
La felicidad no se puede medir en base al PIB o la renta per cápita de un país, pero ciertamente ayuda, o al menos en caso de que la riqueza no se concentre en un número mínimo de personas como suele suceder en los países emergentes.
Por razones de trabajo me han desplazado a la India durante 6 semanas. Llevo aquí dos días y aún sigo impresionado por lo que veo. Puede que lo que para unos es felicidad (europeos o norteamericanos), para otros no lo sea (en este caso indios), pero creo que hay unos límites. Dudo que nadie pueda ser feliz viviendo entre la suciedad, en chavolas o casas desvencijadas, cubiertos de suciedad... Ni siquiera la escasa clase media que se ve por aquí, estando rodeada de ese panorama.
Puede que no se pueda medir de forma cuantitativa la felicidad, pero no hay más que ver la cara de la gente... No se necesita una consola o salir de fiesta a diario para ser feliz (por mucho que las nuevas generaciones así hayan sido educadas). Se necesita un nivel de vida adecuado, y en Europa en general se tiene puesto que en la mayoría de los casos las necesidades primarias están más que cubiertas. Todo lo demás es puro vicio y se puede vivir contento sin ello (aunque bien cierto es que si puedes permitirte tus lujos, pues mejor, pero es un accesorio que no debería hacernos infelices si no se tiene, sino incrementar nuestra satisfacción cuando se puede disfrutar, y es ahí donde hemos cometido el error capital).
En resumen, para ser feliz hace falta poco, pero parece que nos hemos vuelto infelices cuando no tenemos todo lo que soñamos.
Los amigos de ZP...
PARA ENDURECER LOS CASTIGOS ISLÁMICOS
El régimen iraní recuperará las amputaciones de manos
Buenos días, dilema filosófico el que nos plantea hoy Carlos.
Un hombre de las cavernas era feliz teniendo comida y una cueva donde dormir y un suizo del siglo XXI sufre porque no tiene dinero para una operación de cirugís estética que le borraría cuatro arrugas que tiene en la cara...
Igualmente el concepto de felicidad de un somalí y de un danés no es el mismo, por eso los números no valen y nunca habrá un buen medidor de la felicidadorque nunca encontraremos uno que sea homogéneo.