El artículo de hoy está escrito por Nicolás Litvinoff que nos ofrece su punto desde Argentina sobre la economía española.
El FMI acaba de lanzar un duro y crudo pronóstico sobre la salud económica española, al anunciar sus proyecciones de crecimiento para la actividad: en este organismo multinacional esperan una contracción del 0,4% para 2010, muy parecida a los datos que maneja el Ejecutivo español, que prevé una caída del 0,3% del PBI.
Esto se suma al creciente desempleo (19,4% previsto para este año); el problema más importante e inquietante que el país debe afrontar por estos tiempos, como coletazo de la crisis subprime que estalló en EEUU en 2008 y sus propios problemas internos asociados al mercado inmobiliario.
Para los años siguientes, los analistas no ven una luz al final del túnel, al afirmar que España podría dejar el “top 10” de países con PBI más elevado para el año 2014 al profundizarse la crisis económica.
Para colmo de males, el debacle de la economía Griega hace que la atención de los analistas de mercados globales se vuelvan hacia la península ibérica, pensando en que tanto España como Portugal podrían ser los próximos.
En medio de estos pronósticos nada alentadores, cabria hacerse una serie de preguntas que actúen como disparadores para lograr coagular esta suma de pesimismo y encontrar potenciales explicaciones y, de ser posible, soluciones al laberinto descendente cuya salida parece ahora cada vez mas inalcanzable.
¿Cómo puede un país en menos de 3 años pasar a ser la locomotora de Europa al “vagón de cola”? ¿Es el motivo del veloz deterioro Español producto de un factor exógeno como consecuencia del contexto financiero regional de la Eurozona? ¿Cómo se encuentra el sistema bancario español, uno de los sectores que actúan siempre como válvula de escape y anticipan la explosión en forma de crisis?
Pero vayamos por partes.