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Ciclos y más ciclos

Ciclos y más ciclos 1El otro día alguien en el foro de esta web comentaba algo así como que los humanos siempre usamos mal nuestro dinero: cuando las cosas nos van bien todo se encarece y para comprar gastamos nuestros ahorros e incluso nos endeudamos y cuando van mal, que todo está más barato, reducimos gastos, ahorramos (La tasa de ahorro de los hogares alcanzó su máximo anual en 2009, al subir seis puntos, hasta el 18,8% ) y cancelamos (o lo intentamos) nuestras deudas. Es algo que pasa mucho en la bolsa, cuando Santander valía 5 euros el mayor interés era vender las acciones y a 10, hay prisa por comprarlas…y lo curioso es que es una actitud que es un calco de nuestra propia psicología…si compramos en bolsa a 8 y se nos va a 7 queremos que vuelva a 8 para deshacer rápidamente la posición pero una vez que está a 8, ya no tenemos tanta prisa, e incluso en 9 ya nos planteamos que para qué vender… Esta costumbre de los ciclos económicos y bursátiles que durante décadas se ha instalado en nuestro subconsciente nos lleva a pensar que toda crisis es sólo un prolegómeno de una nueva etapa de expansión (y la bolsa en 2009 desde luego parece dar la razón a quien piensa así) y que haciendo las cosas del mismo modo antes o después se arreglarán. Esto lleva a que la mayoría no crea que la actual crisis sea sistémica, sino cíclica, y que se solucionará -como tantas otras- con las mismas armas de siempre, claro que, aunque puedan tener razón, igual que en bolsa hay valores que no recuperan aunque lo hagan los índices, también hay empresas que cierran para siempre e individuos que no tienen una segunda oportunidad y a los que la actual pésima situación económica los marcará para siempre.

El prestigioso economista ya fallecido Hyman Minsky señaló hace décadas que la estabilidad conduce a la inestabilidad. Es decir, que cuanto más tiempo una determinada condición o tendencia persiste, más dramática será la corrección cuando acabe la tendencia. Y añadía que el problema con la estabilidad macroeconómica a largo plazo es que tiende a producir acuerdos financieros muy inestables. Si creemos que mañana y el próximo año serán iguales que la semana pasada y el año pasado, estaremos más dispuestos a añadir más deuda y aplazar el ahorro para el consumo actual. Así, según Minsky, a más largo período de estabilidad, mayor será el riesgo potencial de inestabilidad cuando los participantes del mercado decidan cambiar su comportamiento. Probablemente se refería a la etapa de expansión económica –salpicada de crisis de relativamente corta duración- que hubo en el mundo tras la II Guerra Mundial. Sin embargo, estamos en un nuevo siglo en el que las etapas de crisis prácticamente se igualan a las de bonanza y en la que la situación actual parece el culmen de su razonamiento ya que han sido esos acuerdos financieros inestables y esa disposición a gastar las que nos han llevado a esto. ¿Significa que ahora los ciclos crisis-expansión van a ser más cortos, es una casualidad o es que la situación actual no es una etapa más y la crisis es del sistema?

Muy arriesgado contestar a eso aunque haya algunos que parecen tenerlo muy claro. Yo con mi habitual escepticismo no soy capaz de mojarme aunque considero que lo más probable es que salgamos, unas economías antes y otras después, sin demasiados cambios ni en los modelos productivos ni en el sistema financiero -a pesar de tantas declaraciones de intenciones-, y que lo más llamativo será que no sólo empresas y personas, quizás algunos países pierdan peso económico durante décadas debido a la actual situación. Pero como bien explicó Nassim Taleb con su teoría del cisne negro, es en lo improbable donde puede estar el quid de la cuestión. Precisamente Marcos Pérez en su blog (de actitud –hasta en el nombre- políticamente incorrecta www.especular.com ) cuenta que Taleb invierte el 90% de su dinero en activos de muy bajo riesgo (y por lo tanto habitualmente de baja rentabilidad) y un 10% en comprar opciones a futuro muy baratas porque están “out of the Money”, es decir, muy lejos de los precios actuales y que por sistema vencen con un valor de cero por lo que se pierde la prima pagada. Para entendernos, es como si yo apuesto a que el Ibex a final de año estará por encima de 15 mil, es una apuesta muy barata pero con muchas posibilidades de perder el 100% de lo que invierto, y actuando así cada año pierde dinero…hasta que llega el “cisne negro”, lo que nadie –o muy pocos- esperan (la quiebra de Islandia o de Lehman Brothers por ejemplo o los máximos históricos de Apple y Amazon en plena recesión), y entonces en un solo movimiento aumenta su rentabilidad de un modo asombroso. Un gestor normal gana dinero con la estabilidad y pierde con lo inesperado, Taleb hace lo contrario. No digo que su sistema sea mejor, sólo quiero dejar claro que lo raro, lo improbable, suele ocurrir y cuando ocurre no debemos aferrarnos a la idea de ganar tiempo como sea a esperar que escampe “porque ya ha pasado otras veces”.

Especuladores del ladrillo que compraron a precios de 2007 tenían ese pensamiento, muchos inversores bursátiles en valores financieros americanos de la misma época, más de una empresa que no supo reinventarse … y lo grave es que esa fue –y sigue siendo- la idea de gobiernos y bancos centrales: su receta ha sido la de siempre a pesar de la excepcionalidad de esta crisis: los primeros endeudarse y los segundos bajar los tipos de interés e inyectar liquidez a la banca incondicionalmente. Y que el tiempo haga lo demás… Y lo más probable es, como dije antes, que tengan razón y antes o después todas esas acciones den sus frutos, como pasó otras veces, pero no debemos darlo por sentado. No sólo porque la economía es imprevisible (por ejemplo se ha calculado que en crisis anteriores de cada 3 despidos 1 era temporal -se recuperaba rápido-, en esta esa proporción es de 1 por cada 6, es decir, 5 se convierten en parados de larga duración), es que puede que ocurra algo ajeno al mundo económico que lo modifique todo. Por ejemplo, ¿Quién iba a decir que la mayor potencia militar del planeta fuera a ser derrotada por uno de los bandos de la guerra civil vietnamita el siglo pasado? Pues ocurrió, y sin embargo se da por hecho que no perderán en la guerra de Afganistán. Y este año no se puede decir que no hayamos tenido “imprevistos”: la inesperada victoria republicana en Massachusetts que desestabilizó la mayoría demócrata en la Cámara, el que un presidente de los EUA se enfrente a la banca, que la SEC se revuelva contra Goldman Sachs, el volcán islandés…

Lo curioso de las crisis es que cuando se está dentro de ella el discurso oficial es que es cíclica, pero si es tan previsible que ocurriera, si es tan inevitable que tras una subida viene una bajada ¿Por qué nunca se toman medidas en época de bonanza para evitarlas o al menos aminorar sus consecuencias? Más bien al contrario la actual crisis nos ha mostrado que son las autoridades las impulsoras de las actitudes peligrosas que nos han conducido adonde estamos. Los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff acaban de sacar un libro recopilando información sobre las crisis de los últimos ochocientos años cuyo título se puede traducir como «Esta vez es diferente: ocho siglos de estupidez financiera»: Además de una amplísima base de datos establecen que las crisis son precedidas por períodos de alta movilidad internacional de capitales y que aquellos países que reciben un gran influjo de capitales corren un alto de riesgo de experimentar una crisis de deuda soberana. Exactamente lo que está pasando. Y aportan otro dato inquietante: cuando el ratio de deuda pública excede el 90% del PIB, la economía tiende a desacelerarse y los inversores comienzan a cuestionar si la deuda será pagada. En esa situación empiezan a estar varios países como Japón, Italia o Grecia.

Según Reinhart y Rogoff, si hay una lección en 800 años de historia de las crisis financieras, es que en momentos de euforia en los mercados no deberíamos aceptar tan mansamente (especialmente los reguladores) la tesis de que «esta vez no es diferente». No puedo estar más de acuerdo, las autoridades dan por hecho en épocas de expansión que la situación no derivará en crisis pero asumen con seguridad que tras la crisis seguro vendrá la bonanza. Es una contradicción, y si se cumple la estadística –esperemos que sí- y finalmente salimos de esta crisis deberíamos aprender la lección y empezar a vacunarnos para la siguiente.

Droblo

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