Ya llevas 2 días sin fumar, ayer empezaste el gimnasio y hoy te pones a buscar una academia de inglés, todo marcha según lo planeado. Como esto no es poco, vamos a añadir un nuevo propósito para este año, vamos a mover de una vez por todo esos ahorrillos que tenemos ya que si no lo hacemos “se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia” gracias a ese ladronzuelo que es la inflación y que el año pasado nos levantó un 2.9% .
Da pereza, mucha pereza hablar con el del banco para que nos venda la inversión que seguramente más comisiones le reporte, así que lo mejor es ir un poco aprendidos y al menos poder identificar el grano de la paja. Una de las muchas decisiones que tendrán que tomar los nuevos inversores es elegir entre fondos de gestión activa y fondos de gestión pasiva.
¿Qué es un fondo de gestión pasiva?
Los fondos de gestión pasiva son aquellos cuyo objetivo es sencillamente obtener rendimientos alineados con los rendimientos generales del mercado. Como tales, los fondos de gestión pasiva no pretenden «batir la rentabilidad del mercado», sino más bien «ajustarse a él.»
Este objetivo se logra adquiriendo todos los valores representados por un índice.
Por ejemplo, el IBEX 35 registra la evolución de las 35 mayores compañías cotizadas. Si fuese a a adquirir un fondo referenciado al IBEX35, ahora tendría acciones de esas mismas 35 compañías, algo un poco engorroso (y mucho más si lo que quieres es replicar a las 500 del S&P 500 americano). Cuando el IBEX 35 suba su fondo subirá. Pero, su fondo nunca subirá por encima del IBEX.
¿Qué es un fondo de gestión activa?
Los fondos de gestión activa tienen por objeto superar al mercado. Como tales, los gestores de fondos de gestión activa buscan compañías que consideran que superarán a sus competidoras. Supongamos que tienes un fondo de inversión que invierte fundamentalmente en compañías grandes. Es posible que su fundo obtenga mejores resultados que el IBEX, pero también es posible que su fondo obtenga peores resultados que el IBEX. Nadie te puede garantizar nada (rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras)
¿Cuáles son mejores, los de gestión pasiva o los de gestión activa?
Como siempre depende de tu perfil, personalmente me gusta sentirme más listo que los demás e intentar batir al mercado, así que tengo más experiencia con los activos. Dicho esto, si pudiera retroceder más de 10 años, y volver al momento en el que invertí por primera vez en fondos, me daría cuenta de que sentirse más listo que el mercado no significa que lo seas. Por tanto, visto lo ocurrido me habría centrado más sobre los fondos de gestión pasiva.
¿Por qué?
Mayores comisiones en los fondos de gestión activa
Por el privilegio de elegir valores que pueden obtener o no unos rendimientos en línea o superiores al mercado, hay que pagar un precio en forma de unas comisiones más altas de suscripción, gestión, custodia, reembolso…
Hay que pagar a la legión de trabajadores, no precisamente baratos, que contribuyen al crecimiento de su inversión.
El pasivo en el pasivo es atractivo
Aunque los inversores de fondos referenciados a índices siguen tomando decisiones muy importantes, como la asignación de los activos, invertir en fondos de gestión pasiva es más sencillo. No es necesario leer informes. No es necesario evaluar las fortalezas de la compañía. No es necesario intentar elegir un ganador. Simplemente se adquiere el fondo indexado por la parte del mercado en la que se quieren tener las inversiones.
¿Y que pasa con los ETFs?
Me alegro que me hagáis esa pregunta, he hablado sobre las ventajas de los fondos de gestión pasiva, principalmente por sus menores costes. Los ETFs vienen a ser como fondos pero cotizados en bolsa con lo que los costes asociados son muy inferiores, tanto como 3 veces menos.
Ambos se limitan a poner el piloto automático, a imitar la composición de un índice concreto como fuente de la rentabilidad que luego dan a sus partícipes. Ninguno de ellos ofrece, por tanto, gestión activa de la cartera pero la diferencia entre lo que cobran los fondos índice y los gastos que soporta un ETF (fondos cotizados que replican el comportamiento de un indicador bursátil) es abismal.
Por tanto si quieres invertir en un fondo quizás una buena opción sería comprar un ETF, hace lo mismo que un fondo pero te costará mucho menos. Piensa que para empezar, un fondo se te va a llevar aproximadamente un 1.5% de comisión o lo que es lo mismo, empezar con pérdidas desde el primer día.
¿Qué tal un poco de todo?
Si tienes tiempo y ganas una buena opción es invertir tanto en ETFs (o fondos pasivos si tiene poca comisión) como en fondos activos. Creo que ayuda a mantener un equilibrio entre agresividad y seguridad. Permite asumir algunos riesgos de inversión extra sin arriesgar demasiado la inversión. Lo más importante es desarrollar un plan de inversión y seguirlo.
Y sobretodo no olvides la máxima en inversiones y es que a mayor rentabilidad, mayor riesgo.
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Termina -¿al fin?- un año difícil de condensar. Han pasado, sin duda, muchas cosas, pero son más las que hubiera sido bueno que ocurrieran y, sin embargo, no se han llegado a materializar. No llegó la recuperación tan prometida y, al filo del final del mes postrero –diciembre-, ni siquiera los máximos líderes del mundo han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre si vale la pena evitar que el planeta se caliente… o no.
Tenía que haber sido –muchos lo aseguraron- el año de refundación de un capitalismo que ha demostrado ser más vulnerable sin rival concreto de lo que supo ser con él. O cuando menos debería haber servido para depurar defectos y responsabilidades por lo que, entre doce y quince meses antes, estuvo a punto de colocar al sistema en un punto de no retorno, al borde del desplome… o algo peor. Pero la realidad ha sonado demasiado a simple continuidad, como si todo lo dicho cuando se bordeaba el desastre no hubiese sido más que exageración. ¿Lo fue?
¿Han faltado ideas, voluntad, liderazgo o un poco de todo, a la vez? Estados Unidos estrenó presidente –Barack Obama- con ínfulas de cambio profundo, pero persisten todos y cada uno de los problemas heredados y generados en el período Bush. No ha sido precisamente un año de reformas, siempre más fáciles de diseñar y hasta comprometer que de materializar.
La mayor parte de economías –eso sí- acaba 2009 con tímidos indicios de recuperación. Falta alguna, señaladamente la española, pero todas, incluida ésta, han emprendido una inquietante carrera de endeudamiento, cebando el dispendio presupuestario a niveles y velocidades que inevitablemente recuerdan la penúltima década del pasado siglo. Un escenario que, para no pocos, anticipa la eclosión de una nueva y muy preocupante burbuja: deuda pública que nadie parece estar preguntándose cómo y cuándo se va a poder absorber… a menos que renazca un claro predominio del Estado como agente activo de los procesos de producción.
De alguna manera, las últimas semanas han esfumado la ilusión de que todo el crédito a los estados iba a ser otorgado en condiciones de práctica igualdad. Las denostadas agencias de calificación del riesgo se han apresurado a marcar diferencias entre el papel emitido por cada país, colocando a más de uno en serias dificultades, ya sea para captar recursos u obligándolos a revisar al alza sus previsiones de retribución. Entidades, las agencias de riesgo, cuya clara responsabilidad en la hecatombe previa, con sus nada disimulados conflictos de intereses –el emisor paga los honorarios del calificador-, es por cierto una de las cuestiones impunes, por más que las pomposas declaraciones de los sucesivos G-20 denunciaran su papel con particular intensidad.
Entre lo que ha faltado en el plano doméstico habría mucho que señalar, pero quizás baste con la nada estimulante constatación de que ir en pos de los cuatro millones de desocupados no ha parecido suficiente a los líderes políticos para dejar de lado sus apetencias y ponerse a trabajar juntos en la búsqueda de algo que detenga la sangría que viene caracterizando la economía nacional.
Tampoco ha impelido la asunción de reformas de calado, más allá de las un tanto etéreas y a largo plazo incluidas en el anteproyecto de ley de Economía Sostenible. Ni siquiera se han percibido especiales dinamismo ni valentía en la obligada transposición de la directiva europea de servicios; probablemente, una iniciativa comunitaria de mucho mayor alcance práctico que el Tratado de Lisboa.
Discursos aparte, lo cierto es que un chute presupuestario de doce puntos de Producto Interior Bruto (PIB) a la economía española ha devenido en una contracción del orden de seis puntos y una progresión del desempleo que no se recordaba ni tiene paralelo en el resto de la eurozona o los demás países de la Unión, excepción hecha de alguna pequeña nación báltica emancipada de la extinta URSS.
La perspectiva, también la serenidad con que conviene analizar y evaluar cada período permitirán, algún día, confirmar o desmentir la impresión en tiempo real de que 2009 ha sido un año en su mayoría de aspectos perdido. De momento, es lo que hay.
Necesitamos incentivos para controlar nuestra libertad
La Unión de Asociaciones de Estanqueros de España afirma que las ventas de tabaco podrían caer un 10% como consecuencia de la aplicación de la nueva ley antitabaco, según dijo a Europa Press el presidente de la organización, Mario Espejo. Espejo afirmó que la afluencia de clientes a los estancos ha sido "la normal" durante esta primera jornada tras la entrada en vigor de la nueva normativa, si bien el malestar entre los fumadores "es grande". "Los fumadores se sienten agredidos y maltratados por las autoridades", señaló el presidente de la organización de estanqueros, quien consideró que "una cosa es la defensa de la salud y otra es convertir al fumador en el apestado del sigo XXI".
La difícil urbanización de China
El salario de los empleados públicos del estado de Nueva York sería congelado por un año bajo un plan de reducción de déficit que el gobernador Andrew Cuomo presentaría dentro de los próximos días, informó el lunes el diario New York Times. El congelamiento, que podría ser promulgado por el gobernador demócrata sin restricciones, afectaría a 137.000 empleados del estado
Cuatro estrategias para invertir en oro - WSJ.com
Tanta pasión por el oro llega a mosquear
Una cadena británica de supermercados comprará oro a sus clientes
Generar confianza suele figurar en el catálogo de prestaciones a que está obligado el Gobierno. No se trata, como algunos parecen creer, de multiplicar pronósticos optimistas y mensajes de confianza en que todo se arreglará. Ése suele ser, curiosamente, el latiguillo más pronunciado por los protagonistas de series y películas estadounidenses, cada vez que les toca afrontar un problema o una situación delicada en el entorno familiar. Aquí y ahora, en cambio, confianza equivale a credibilidad. Y no hace falta pensar mucho para encontrar elementos que mueven a justo lo contrario: desconfiar.
¿Es necesario recordar que, en 2008, la española iba a ser la economía más resistente a la crisis? ¿O que los últimos meses de 2009 iban a ser de recuperación? Lo cierto es que lo han sido… pero en Estados Unidos, Francia, Alemania y buena parte de los países de la Ocde. Hoy, el mensaje ha evolucionado hacia el pronóstico de que el final de la recesión llegará en los primeros meses de 2010, aunque la destrucción de empleo seguirá al menos doce meses más. Eso, sin explicar cómo, más allá de fiar el retorno a la cacareada Champions League a una ley de Economía Sostenible que, como pronto, entrará en vigor a finales del año y fija objetivos para 2020. Un escenario que propicia, más que evita, rescatar una cruel máxima: “el futuro será brillante… pero tardará tanto que me pillará muerto”.
Habrá que tener, pues, mucho cuidado al tomar las uvas, no sea que el escepticismo las atragante y haya que hacer compañía en la UVI a una economía más asistida que curada cuando las doce campanadas comiencen a sonar.
El sector de la construcción en España cerró 2010 con 1.507.615 trabajadores ocupados, un 9,6 % menos que el año anterior, y durante 2011 podría duplicarse el número de parados, según la Federación de Construcción, Madera y Afines (FECOMA) del sindicato CCOO. El sindicato explicó hoy en un comunicado que, pese a que el número de parados en la construcción se redujo de 798.675 a 724.091 entre febrero y noviembre de 2010, si el Gobierno no rectifica "su política de recortes" de la inversión pública en infraestructuras, en los próximos meses podrían destruirse otros 100.000 empleos.
Historia de la valoración de Facebook