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Actualizado el 27 de septiembre de 2024
Veamos como funciona este “juego” tan peligroso. Imagina que, durante el boom previo a la crisis, compraste una casa por 250.000 euros con una hipoteca de 160.000 euros que, ahora que tu pareja se ha quedado en paro, parece demasiado elevada.
Poco a poco, te das cuenta además que la compraste demasiado cara y quieres venderla para irte de alquiler o a una más barata. Pones tu anuncio y, tras varios meses de espera, por fin te llega una oferta. Te pagan 230.000. Con esta cantidad te llega para cancelar la hipoteca y te queda un remanente para tener unos cuantos años de alquiler asegurados.
Racionalmente, parece una buena operación. Pero el problema es que, en estas, aparece la fuerza de lo irracional: “Es que pierdo dinero, prefiero esperar a que me llegue una oferta por 250.000, por lo menos le empato”, piensas. ¿Irracional? ¿Es irracional no querer perder dinero?
Si te paras a pensarlo, en este caso sí. En realidad, que ganes o pierdas en una operación resulta del todo intrascendente. Lo que debería importarnos es qué podremos hacer con el dinero recibamos de la transacción, no si en la transacción hemos tenido un saldo positivo o negativo.
Que en nuestro ejemplo empates o pierdas no tiene ninguna repercusión para ti. No te van a dar ningún dinero extra por no perder. De hecho, en el caso de los activos financieros hasta es más bien al revés, las pérdidas te pueden compensar fiscalmente los beneficios de los próximos años.
Hagamos una pequeña trampa para hacerlo aún más claro. Imagina antes de recibir la citada oferta por tu casa te das un golpe y empiezas a sufrir amnesia, lo que te lleva a olvidar el precio al que habrías comprado la casa. Aún así, decides seguir adelante con la operación. ¿Aceptarías entonces los 230.000 euros? ¿Qué harías para decidirlo?
Probablemente mirarías a cuánto se está vendiendo el metro cuadrado en otros inmuebles parecidos, buscarías en comparadores online el metro cuadrado en tu zona, estudiarías a qué tipo de vivienda aspirarías con el dinero que te sobrara una vez amortizada la hipoteca… Y, a la luz de toda una serie de variables, decidirías si te resulta interesante aceptar la oferta o no.
Te habrías librado entonces de los sentimientos que nos agarran a un bien para no “perder” en una operación. De esa visión de casino, de juego… del miedo a ser perdedor. En el fondo, puede haber incluso un tema de “ego”, de soberbia, aunque eso dependerá de cada uno y su forma de ser.
Este juego puede tener efectos secundarios peligrosos. Con las acciones se puede ver muy claro. Pongamos un inversor que ha comprado unas acciones de Telefónica a 18 euros y el mercado de pronto empieza a hundirse, la cotización se desploma hasta 10 euros y nuestro amigo no vende. Pasado un tiempo, la cotización se va recuperando, y llega hasta 17,5 euros. Nuestro amigo está contento ahora que prácticamente ha recuperado la inversión y piensa vender. Pone la orden de venta a 18 euros, para “empatarle”. Sin embargo, de nuevo vuelve el pánico al mercado y la acción se vuelve a desplomar. Por no haber querido “perder”, el inversor se quedará otra eternidad atrapado en el valor.
Con los inmuebles, la situación puede ser aún más dramática. Si no vendes, puede que el precio de tu vivienda caiga por debajo del total de la hipoteca que te queda por amortizar, lo que te llevaría a deber más de lo que tienes. Y el riesgo de quedarte con la deuda y sin la casa, a la falta de lo que se acabe dirimiendo en los juzgados sobre este asunto.
El “responsable” de este error a la hora de tomar decisiones y, las consecuencias que provoca, es el llamado “anclaje” o anchoring. Se trata de un sesgo mental que se produce por la fijación que generamos en torno a una cifra o una estadística inicial a la hora de resolver un problema. Los primeros en hablar de ello, aplicándolo a conceptos económicos, fueron el ganador de un Nóbel Daniel Kahneman y su colega Amos Tversky en un artículo publicado en Science.
En un mundo complejo, parece que necesitamos algún tronco al que agarrarnos rápidamente para no sentirnos perdidos. Y el anclaje nos echa una mano en ese sentido… pero con graves contraindicaciones si no somos conscientes de ello.
Por lo menos, ten presente esto: a nadie le importa si pierdes o ganas con tus operaciones. Ni siquiera debería importarte a ti. Esto no es un juego.
Vicente Varó, community manager de la red social financiera Unience
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¡¡¡¡ VIVA CÁI Y SU GENTE !!!!. Para que no digas.
Tu partido al ganar te hizo mi presidente/
y resulta que ya/ni te quiere tu gente/
y aunque a ti te da igual con carita inocente/
pal país no eres más/que el mayor prepotente./
Prepotente que abusa de los votos de siempre/sacando una mayoría/
que en cuatro días/has dejao tirá,/y aunque la crisis no ayuda,/
sal a la calle y pregunta/
quién quiere que sigas ya./
Si has metío la mano a los jubilaos en su cartera,/
si en los funcionarios y en los sindicatos no hay quien te quiera.../
Puerta, puerta, coge ya la puerta./
Puerta, y los brotes verdes/
pues te los metes donde te quepan./
Puerta, puerta, coge ya la puerta,/
que ya sólo eres amigo,/
que ya sólo eres amigo/de las repúblicas bananeras./
Tu partido ha ganao, que gobierne el partío,/
pero tú pá tu casa, corriendo a tu casa/y escondío./
Tu partío ha ganao, que nos saque del lío,/
del que tú, presidente, por ser incompetente nos has metío./
Tu poder te ha dejao tan endiosao que te has perdío./
Los tíos cuando son tíos saben dar un paso atrás,/entre los socialistas/
habrá gente lista/ como hubo siempre./Pó entonces ponerlo al frente/que peor ya no lo hará./
Alguien que dé confianza y en el mundo lo respeten./Y si no entiende el partido lo que yo he pedido,/
pó aquí se lo digo sin paños calientes:/que es una vergüenza/tener una mierda/de presidente.»
Controladores: Un laudo que claramente les beneficia
Debemos proteger al pueblo libio de su gobierno
Buena parte de los hogares españoles deberá resintonizar este martes sus receptores de televisión. La causa es una nueva reordenación de frecuencias que, a su vez, reasigna la posición de diversos canales. El origen radica en el llamado dividendo digital; esto es, la futura dedicación a servicios de telefonía móvil del espectro hasta ahora utilizado por la ya extinguida televisión analógica. Algo por lo que el Gobierno espera obtener, mediante subasta, alrededor de 2.000 millones de euros por la concesión.
La operación tiene, no obstante, más de un detractor. No sólo, aunque quizás también, de parte de los ciudadanos, que llevan teniendo que actualizar sus televisores casi todos los meses desde que el llamado apagón analógico dejó paso exclusivo a la televisión digital terrestre (TDT). Las objeciones de fondo vienen del propio sector: hubieran deseado que todo o parte del espectro liberado hubiese revertido a los actuales poseedores de concesiones TDT. Lo malo es que nunca quedó claro para qué, teniendo en cuenta el uso que están haciendo de los multiplex ya asignados: repetición y reposición de programas, teletienda, concursos telefónicos, algo de pornografía y otro poco de tarot.
De ahí que el Gobierno, siguiendo la estela de otros países -la mayoría- haya optado por asignar esa capacidad a la prestación de servicios de telecomunicación en movilidad; mercado sin duda entre los ahora mismo más vigorosos. Sólo que tampoco en este sector lo han recibido del todo contentos: repetir el método de subasta, desde el recuerdo de lo que acarreó a principios de la pasada década utilizarlo para implantar 3G (UMTS), disgusta, preocupa y puede hasta desanimar.
Dolor sin sentido (más gasto público es la solución, no el problema)
La Generalitat ha iniciado este lunes los contactos con la banca para endeudarse por los más de 1.800 millones autorizados el viernes el Gobierno, en acuerdo del Consejo de Ministros.
El instrumento para vehicular la deuda todavía no está definido, según han insistido fuentes de la Conselleria de Economía y Conocimiento, aunque desde el sector financiero se apunta principalmente a dos opciones: un crédito sindicado o una emisión de bonos para particulares, o una combinación de ambos.
Observatorio semanal BBVA Research
http://www.bbvaresearch.com/KETD/fbin/mult/280211_Observatorio_Semanal_e_tcm346-247724.pdf?ts=132011
Morgan Stanley cree por ahora la economía mundial puede soportar el alza de los precios de crudo
Junto a Murcia
Sabadell la más contaminada
según un estudio, tiene los niveles de dióxido de nitrógeno más altos de España, por encima de los de Madrid y Barcelona, superando los límites establecidos por la Unión Europea
Alicia Sánchez-Camacho
“No es de recibo que se quieran hacer recortes serios en sanidad o educación y que se mantengan medios públicos sobredimensionados y con elevados costes [como TV3]”