Como ya comenté hace algunas semanas es difícil hacer valoraciones éticas con las inversiones: quizás el que defiende que el que compra acciones hace algo bueno y el que las vende algo malo cambiaría de opinión si la compañía de la que tratamos fabrica bombas de racimo y minas anti-persona. Pero es que además esa teoría que dice que el que compra apoya a la empresa en la que invierte es un mito, es inútil dar una categoría moral a las compras y ventas de bolsa porque lo que pasa cada día es simplemente que unas acciones cambian de manos, es decir, sólo financiamos a las empresas cuando acudimos a una OPV o pagamos una prima por una ampliación de capital, el resto del tiempo el que compra, sea de lo que sea la empresa, lo que hace es darle dinero a otra persona –que siendo malpensados, a saber qué hace con nuestro dinero- a un precio determinado. Pero incluso entre los que van a una OPV y dan directamente su dinero a la empresa en la que están invirtiendo, son una minoría los que realmente quieren esa participación como inversión y sólo hay que ver el volumen del primer día de negociación de cualquier nueva compañía para comprobar cómo muchos venden en las primeras horas.
Tampoco hay relación entre la simpatía que genera una empresa y el interés de la gente por ella. No sólo los fondos éticos han resultado un fracaso, es que las compañías con más accionistas suelen ser las más criticadas. En España por ejemplo en cualquier encuesta el sector bancario está muy mal considerado, sin embargo si sumamos todos los accionistas de los 6 bancos del Ibex (Santander, BBVA, Popular, Sabadell, Banesto y Bankinter) la cifra resultante es de ¡4 millones y medio de personas!…muchas de ellas esperando cobrar dividendos de ellas y a la vez criticando los altos beneficios que tiene la banca. No creo que debamos fustigarnos por ello, ni en la bolsa ni en otras inversiones. El otro día encontré un fondo ético de inspiración cristiana que invertía en un ETF (fondo cotizado) que vende deuda soberana sin tenerla…y no significa que quiera que un país quiebre o que aumente los intereses que pague por su deuda, simplemente apuesta a que los tipos de interés de largo plazo estarán más altos, algo perfectamente normal. Tampoco el que vende futuros del petróleo es un santo que está deseando que se encuentre una energía barata e inagotable que desbanque a los combustibles fósiles ni el que compra una opción de venta de los precios del café es un diablo que está buscando la ruina de los recolectores de grano de Costa de Marfil…
Tampoco es cierto que el que compra esté apoyando a la empresa porque la hace subir de capitalización, ese error viene de la simplificación periodística que dice que un valor sube “porque hay muchas compras” o baja “porque salió mucho papel”. En realidad siempre hay el mismo volumen de compradores y vendedores porque es lo que se cruza…si no hay compras nadie puede vender y si no hay ventas nadie puede comprar. Lo que hace que los precios se muevan es la intención de los compradores de pagar más o menos por lo mismo y/o de los vendedores de elegir un precio más alto o más bajo. Por lo tanto una acción puede pasar de valer 100 a valer 1 y a pesar de que todos los días hubo compradores no por ello la empresa ganó en valor. ¿Por qué entonces se critica tanto cuando la CNMV publica que alguna acción tiene un 1 o un 2% de su capital enposiciones bajistas? ¿A qué viene denominar “fondos buitres” a los hedge funds que apuestan a que un precio pueda bajar, o acusarles de “forzar el descenso de la cotización” como si eso fuera tan sencillo y no hicieran lo contrario la inmensa mayoría de especuladores? Un gestor que trabaja para sus clientes busca la rentabilidad con los instrumentos que tiene, y si piensa que el precio de un activo bajará, ¿por qué no hacerlo? ¿Por qué esa diferencia con el especulador alcista si su objetivo es el mismo? ¿Por qué vender con la esperanza de comprar más barato es distinto que comprar con la esperanza de vender más caro?
Otro tema muy diferente es el de las inversiones cuasimonopolísticas de algunas compañías financieras pero una vez más, el defecto de ellas es el mismo tanto si son compradoras como si son vendedoras. Si se permite que la negociación de determinados productos pierda su base real y esté en manos de unos pocos que pueden manejar sus movimientos, el huella en la economía real será muy peligroso, sea comprando acero o vendiendo soja, sea inflando el valor de unas acciones o desplomándolas. La solución contra esto es una mejor regulación para las grandes apuestas especulativas que en el tema bursátil debería pasar además por limitar el volumen del trading de alta frecuencia…y es que cuanto más numeroso sea el número de participantes –humanos, claro- en cualquier mercado, más difícil de manipular será este y más útil será para la economía real. Todos invertimos al tener el dinero en el banco, y normalmente elegimos uno y no otro porque nos inspira seguridad, nos ofrece rentabilidad (sea con intereses o con bajas comisiones) y nos da el servicio que buscamos pero si la solvencia de esa entidad financiera dependiera de unos pocos clientes poderosos que lo pueden manipular todo seguramente desconfiaríamos de tener nuestro capital allí.
Esta crisis es tan grave y está resultando tan profunda por culpa de los que llevaron a la inmensa mayoría de los activos del mundo a tal punto de sobrevaloración que obligaron a personas y a empresas a endeudarse en exceso para poder obtenerlos. Ojalá los “bajistas” hubieran frenado aquello.
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Vaya
semanita esta...
Lo único seguro es que dentro de siete días faltarán otros tantos menos para que se desvele una de las cuestiones que más espacio sigue ocupando en primer plano de actualidad: ¿qué decidirá el presidente Rodríguez Zapatero?, ¿se presentará o no a la reelección?
A falta de noticias e indicios ciertos, prima la especulación. Prolifera para todo: desde la fecha misma del anuncio al sentido de la decisión, pasando por sus eventuales sustitutos en cabeza del cartel socialista y la fecha de las elecciones generales. Todo, con la inserción de lo que van a suponer los resultados de los comicios municipales y autonómicos –próximo 22 de mayo-, con parecidas dosis de elucubración.
Menos equívocas son las encuestas: coinciden en anticipar un cierto cierre de etapa, con la consecuente expectativa de victoria electoral del Partido Popular. Un tertuliano sensato lo expresaba la otra noche: “el PSOE ha pasado de ser un partido que podría perder las elecciones a un seguro perdedor en los próximos comicios". En lo que valga de referencia, es justo el recorrido que protagonizó meses atrás el socialismo catalán del PSC.
Al hilo de todo eso, empieza a germinar una hipótesis de calendario que, aunque sujeto a persistentes incógnitas, acaba situando las elecciones generales antes de Navidad. La determinación de fechas elegida para nada será neutral. Influirá, de una parte, dependiendo de las reformas consumadas o pendientes cuando el nuevo gobierno deba asumir el poder. Determinará también la percepción mejor o peor de los mercados sobre las capacidades del país para afrontar la situación. Y tendrá, en definitiva, implicaciones en forma de costes, según se tarde más o menos en tomar determinadas decisiones que urge adoptar.
Se suele afirmar –con fundamento- que la principal carencia de España en estos tiempos es la falta de ocupación, pero está en parecido nivel la confianza, cuyo destacado enemigo es la incertidumbre. Por eso no parecen precisamente buenos tiempos para marear la perdiz.
El secretario general CC.OO., Ignacio Fernández Toxo, ha advertido de que la subida del IPC en febrero hasta el 3,6% debería llevar al Gobierno a revisar su política económica, al combinarse con un clima de atonía de la actividad. Estamos en una dinámica en la que la tendencia inflacionista se confirma por la subida de los precios del hidrocarburo, pero también porque tenemos una situación en la que la mayoría de las empresas, sobre todo en el campo de los servicios, están repercutiendo a precios la subida del IVA, explicó Toxo
Japón:
podemos fijarnos en qué pasó tras el último gran terremoto
¿Cuánto vale mi caja de ahorros?
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, ha pedido, como estrategia de lucha contra la crisis, un gran acuerdo social y económico a nivel europeo que potencie el crecimiento económico y el empleo.
A propósito de la agencias de rating... ¿Quiénes son? ¿Quién les paga?
El economista italiano Lorenzo Bini Smaghi, miembro del Consejo Ejecutivo del Banco Central Europeo, considera que la mejor manera de evitar la quiebra de los países del euro es fijar límites a la deuda dentro de las constituciones de los propios Estados y garantizar su cumplimiento mediante la cesión por parte de los gobiernos de su capacidad para emitir deuda pública a una entidad supranacional.
" Reconozco que esta propuesta es casi una provocación"
CC.OO. asegura que los "excesivos" beneficios empresariales están presionando al alza los precios, que subieron un 3,6% en tasa interanual hasta febrero, por lo que demanda un compromiso "de todos" para contener la inflación
El día que el Banco de España
se doblegó El supervisor cedió a la presión política y no actuó para frenar la catástrofe inmobiliaria