Desde Pascua hasta el catorce de septiembre, desde la mañana, al salir de Prima, hasta aproximadamente la hora cuarta, trabajen en lo que sea necesario. Desde la hora cuarta hasta aproximadamente la hora de sexta, dedíquense a la lectura. Después de Sexta, cuando se hayan levantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer, lea para sí, de modo que no moleste a nadie.
Estas líneas están sacadas del capítulo 48 de la “regla de San Benito”, abad de Nursia, en la región de Umbría (Italia) y todo parece indicar que son el origen de la siesta. Esta regla de San Benito de Nursia se extendió a los monasterios de Europa, hasta que fue acogida por todo europeo que encontró en ella algo beneficioso para su salud y sosiego. Luego atravesó continentes y la norma de guardar reposo y silencio después de la “sexta hora” (medio día de los romanos) , nos llevó al verbo “sextear”. Hoy, esta costumbre popular y occidental, tan arraigada en nuestra sociedad, es la placentera siesta.
No me digas que estando muchos días en la oficina después de comer no te ha apetecido poder echarte una siestecita…¿A quién no le gustaría poder echarsela? pero claro, estás en la oficina y a ver cómo lo haces para que no te pillen. Desde aquí te voy a dar algunos consejos para que te la puedas echar sin ser visto si tienes un poco de cuidado (son casos reales que he visto con mis propios ojos): en tu despacho, cierra la puerta al mediodía y echa una cabezadita. Si compartes despacho, diles a tus compis que te cubran o si no tienes despacho, reserva alguna sala de reuniones, a esa hora, seguro que no molestas a nadie. Otra opción, es si vas en coche a trabajar (y si no, siempre puedes pedirle el favor a un compi), echártela en el coche: ¿nunca habéis pasado entre los coches de una zona de oficinas y habéis visto en el asiento del copiloto una chaqueta colgada, el asiento un poco echado hacia atrás y a alguien durmiendo dentro?
Bueno, pues si tu jefe “te pilla” en plena siesta y no pone buena cara, dile que la NASA recomienda una siesta diaria de 26 minutos. Sí, sí, como lo oyes, las autoridades aéreas de Estados Unidos, han recomendado la popular “cabezadita” en el trabajo como arma para mejorar el rendimiento de los controladores aéreos.
Según uno de los responsables de la NTBS (Junta Nacional de Seguridad en el Transporte) especializado en supervisar la efectividad de los controladores, un sueño de 26 minutos mejoraría un 34% el rendimiento de estos trabajadores y reforzaría su estado de alerta nada más y nada menos que un 54%.
Esta propuesta, se basa en un estudio elaborado por la NASA en 1995 para sus astronautas, según el cual la siesta ideal para reparar fuerzas, mejorar la atención e incrementar el rendimiento es, exactamente, de 26 minutos. Esto sería extrapolable para cualquier puesto de trabajo, especialmente aquellos que requieren una total atención.
Entre los expertos hay diversos debates con el tiempo que debería durar la siesta, así, por ejemplo Jim Horne, director del Centro de Investigación del Sueño del Reino Unido, sostiene que 26 minutos son excesivos y sólo se conseguirá que la persona se levante peor de lo que se acostó, porque en algunos casos le hará caer en un sueño profundo, por lo que recomienda no superar los 20 minutos y combinarlo con una taza de café o la ingestión de cafeína en cualquier otro tipo de bebida. Para la investigadora estadounidense Linda Wasmer Andrews, la siesta ideal está entre los 10 y 20 minutos de sueño real, teniendo en cuenta siempre el momento en el que el individuo se queda dormido.
También es importante saber elegir el momento del día: si es demasiado pronto, el cuerpo no está aún preparado. Demasiado tarde, puede afectar al descanso nocturno. Según recomiendan los expertos, lo mejor es después de la comida, entre la una y las tres de la tarde que es cuando baja el nivel de energía del cuerpo.
Los efectos beneficiosos de la siesta ya han sido abordados en estudios anteriores, como uno de la Universidad de California, que concluyó que los estudiantes que se echan una cabezadita aumentan un 20% su rendimiento académico.
Lo que parece que ninguno pone en duda es que haya que echarse la siesta, así que yo, de momento, se lo propondré a mi jefe.
¿Te has echado alguna vez una siestecita en el trabajo? ¿Crees que vendría bien que nos echáramos una siesta para rendir más en el trabajo o crees que no es necesaria?
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Buenísima la siesta, puede parecer que es para ociosos pero, al contrario, totalmente reparadora.
Por desgracia en el trabajo no puede ser.
En mi oficina es algo muy común. Tenemos dos horas para comer, así que hay mucha gente que en el comedor, se queda ahí un ratito con las piernas estiradas. No es raro...
Uno de los mejores inventos del mundo. En Europa, los españoles nos llevamos la fama pero todos los que lo pruban se apuntan. Si la jornada de trabajo es partida, el único modo de aguantar bien, es con la siesta en medio. Este Benito tuvo una inspiración divina.