Rotunda afirmación, pensará la mayoría. Una estupidez anarquista o comunista, otros. Y aceptaría de buen grado cualquiera de ambas críticas.
En los matices está la verdad, pienso yo. Intentaré matizar y argumentar mi afirmación para hacerla más cercana a la realidad. Pero antes de matizar me rafirmo: las empresas no son de sus accionistas y, mucho menos, de sus administradores. Al menos no sólo de ellos.
Estamos pasando por una crisis financiera, productiva y, también, de valores sociales y empresariales. Y de las crisis se sale reforzado o se sale malherido.