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La fe del avalista de un préstamo hipotecario

La fe del avalista de un préstamo hipotecario 1Ser avalista de los hijos, de una pareja o de un tercero es un acto de fe. No de fe cristiana, pero sin duda de fe patrimonial.

Muchos padres han avalado a sus hijos, que compraban su primera vivienda junto a su pareja; en muchos casos parejas jóvenes y recientes. Un acto de bondad y confianza, dirán unos. Jugar a la ruleta rusa con la economía familiar, diría yo.

Avalar un préstamo hipotecario es poner a disposición del acreedor todo nuestro patrimonio presente y futuro, sin por ello adquirir ningún derecho en absoluto. Ni de propiedad ni de otro tipo. Lo único que podemos exigir al banco es que nos tenga informados de la situación de pago de la hipoteca, poco más.

Si la figura en si ya es exigente, las entidades financieras la endurecen aún más incluyendo en las escrituras el aval solidario, con renuncia a los beneficios de orden, división y excusión. En román paladín, nos colocamos en una situación frente al banco idéntica a la del deudor principal, renunciando al derecho que tendríamos como avalistas a señalar bienes del deudor para que se dirigieran primero contra éstos, o que la deuda se dividiera en tantas partes como obligados al pago hubiere.

Al primer incumplimiento de pago el banco puede reclamar directamente al avalista. No tiene el porqué ir contra el deudor principal, propietario de la vivienda y titular de la hipoteca. Y el único beneficio que tendrá el avalista es exigir al titular lo que haya tenido que pagar al banco, más intereses y gastos; y poco beneficio es si se trata de su propio hijo que no paga correctamente la hipoteca.

Avalista aunque la muerte nos separe

Si no fuera suficiente gravoso la posición del avalista hipotecario, la legislación otroga una especie de mordedura vampírica al avalista: ni con su muerte cesa el aval, que se transmite a sus herederos si quieren aceptar la herencia.

Imaginemos que un padre avala a uno de sus hijos para adquirir una vivienda, este impaga y el banco reclama al padre avalista, que llevado por la pena y la desesperación fallece de un infarto de miocardio. Si el resto de hijos quiere heredar los bienes de su padre se vern forzados a aceptar el aval de la vivienda que no paga uno de ellos. Una situación kafkiana, ¿verdad?

Mención aparte merece la llamada necrocláusula, en base a la cual las entidades financieras introducían una cláusula que daba por vencido el préstamo hipotecario si fallecía el avalista. Recientemente Adicae ha ganado el juicio en que solicitaba que el registrador de la propiedad se pudiera negar a inscribir tal estipulación.

Lo que pretendían las entidades es no tener que permitir que los herederos se subroguen en la hipoteca y exigirles el total pendiente, al aceptar la herencia.

El avalista ante los corazones rotos

Ser avalista de nuestro hijo, que compró con su novia, y vivir su separación es algo doblemente negativo: por la pena que nos da ver el corazón roto a un vástago y por los problemas patrimoniales que nos puede suponer la separación.

Cuando una pareja se separa y tienen una propiedad a medias, con hipoteca incluida, pueden darse varias situaciones. Una de ellas es que se pacte la extinción de condominio de la vivienda. Uno de los ex deja de ser propietario en favor del otro.

El problema es que la extinción de condominio en si no modifica la escritura hipotecaria. El que deja de ser propietario sigue siendo titular de la hipoteca y al avalista, sigue avalando la deuda.

Un hijo o hija mal asesorados podría firmar la extinción de condominio ante notario a favor de su ex-pareja, sin exigirle que obtenga una nueva hipoteca en la que sólo la otra parte sea titular. Y si nosotros eramos avalistas se daría la siguiente situación patrimonial:

La vivienda es de la ex-pareja de nuestro vástago. La deuda hipotecaria es de ambos y nosotros, encima la avalamos. Nos acaban de hacer un jaque mate, sin duda.

Avalar es una actividad de alto riesgo. Procuremos buscar soluciones más equilibradas para ambas partes, como la figura del hipotecante no deudor o ser, también, propietarios de parte de la vivienda en lugar de meros avalistas.

Pau A. Monserrat

Economista de Futur Finances

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  • El #15M se desvincula y condena la violencia en BCN y Madrid

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  • Para avalar a alguien ahora hay que tener más Fe que cristo en la cruz....

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  • No sabia que avalar fuera tan peligroso.
     
    Definitivamente estas leyes estan hechas para que el banco siempre gane.

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  • Y ahora que la burbuja de los indignados esta a puntito de estallar.
    Teniendo en cuenta que un mosso en una rueda de prensa, insinuo que algunos policias pensaron en utilizar sus armas de fuego. Y que Arturito Masssss tiene pinta de que le gusta la sangre.
     
    A mi me da miedo.

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  • Si es que los avalistas tendrían que cobrar parte de los intereses...

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  • Yo lo tengo claro...
    Eo doy mi firma si no es para cobrar... avalar es como ser una ficha de dominó y si empujan a una caen todas.
     
    La gente tiene que saber que para estas actuaciones hay que ser frío y no guiarse por que el nene quiere un piso para f... con la novia. Si por lo que sea a alguno de los dos se le tuercen los cuernos quien paga es el papi y sus avalistas.
     
     
     
     

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  • Adicae no para de estar en los juzgados, sera que asi saca mas rentabilidad a sus ideas.Las ideas derechonas de la asociación por fin empiezan ya a no ocultarse.

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  • A mi me avalaron y el día de mañana si hace falta yo avalaré a mis hijos.

    Si nos sacáramos la calculadora de la cabeza y usáramos un poco más el corazón, puede que las cosas no estuvieran tan mal.

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  • Lástima de no haber sabido esto mucho antes.
     
    Conozco un caso de un amigo que avaló a su socio en una operación. Fue una operación cruzada. Es decir, cada uno compraron un local y cada uno avalaba al otro. Mi amigo no necesitaba aval, pero el directo de la sucursal de banco dijo que si no se hacía así no se podía llevar a cabo la operación. Ahí firmó su sentencia. Después el socio dejó de pagar y todos los avalistas tienen los bienes embargados, siendo mi amigo el primero en la lista.¿Pero esto es posible? Claro que sí y tal como explica en el artículo. Lo curioso es que ahora se a enterado que el banco le condeció otra hipoteca al socio dos años después de firmar la primera donde el local hipotecado avalaba con la misma cantidad que habían prestado la primera vez. Es decir, el local tiene ahora dos hipotecas con el doble de deuda de la primera hipoteca. Lo que dos años atrás no era suficiente garantía para obtener una hipoteca, se convierte en garantía suficiente aumentado la cantidad de dinero prestado. Esto no hay quién se lo crea. Claro que el banco lo tenía muy claro. Ya tenía a mi amigo cogido por los huevos.

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  •  Mi padre me enseñó muchas cosas, y una que me dejó muy clarito fue:

    NO AVALES NUNCA

    Y también me dijo que él mismo no me iba a avalar de ninguna manera. Y ésto me lo decía antes de la mayoría de edad, no cuando yo estaba en edad y situación de buscarme una casa.

    La verdad es que si cada uno buscamos un poco en su entorno casos de avales que han acabado mal hay un montón, y sin meterse en problemas de separaciones o de pareja.

    La figura que tendría que haber habría de ser: Si una persona desde el banco es fiable hasta 80.000€ y necesita 100.000€, el avalista habría de serlo sólo por esos 20.000€, tener como máximo sólo esa obligación, y desparecer como aval en cuanto estuvieran amortizados los 20.000 primeros €. Y si ello fuera necesario estar como parte en el registro y luego al desaparecer tener que volver al registro, mejor, son unois euros pero la cosa estaría bien hecha.

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