Adam Smith, el considerado “padre” del capitalismo, decía en “La riqueza de las naciones”
Rara vez suelen juntarse las gentes ocupadas en la misma profesión u oficio, aunque sólo sea para distraerse o divertirse, sin que la conversación gire en torno a alguna conspiración contra el público o alguna maquinación para elevar los precios. En rigor, es imposible impedir esas reuniones por medio de una ley viable, o que sea compatible con la libertad y la justicia. Pero si la ley no puede impedir que las gentes de la misma profesión se reúnan algunas veces, por lo menos no debe hacer nada para facilitarlas, y, mucho menos, para convertirlas en necesarias.
Como vemos, claramente advertía en contra de los cárteles y los lobbies…leyéndolo me ha venido a la cabeza por ejemplo la OPEP… pero además no he podido evitar acordarme también de la UE.
Y es que con el tema de Grecia podemos concluir que efectivamente ha habido una conspiración contra el público. Veamos los datos: Grecia tenía a comienzos de 2010 300 mil millones de euros de deuda pública de la que la inmensa mayoría era propiedad de bancos, fondos, inversores…es decir, estaba en manos privadas. Tras el último acuerdo el FMI y el resto de Europa, es decir, los contribuyentes, se han comprometido a prestar a Grecia 219 mil millones de euros. Como a día de hoy la deuda pública griega es de unos 340 mil millones (ha crecido porque sigue gastando mucho más de lo que ingresan y bastante más de lo que se comprometieron a hacer a cambio del primer paquete de ayuda), quiere decir que hemos socializado todo ese riesgo privado…Y como ya hemos comprobado en 2010 con Portugal, Irlanda y las dudas sobre la solvencia de otros países, no vale como excusa que es para frenar el contagio, así como es evidente que tampoco el bienestar del pueblo griego –más enfadado que nunca- ni el argumento de la solidaridad –si fuera así se tendría antes con los mil millones de personas que pasan hambre en nuestro planeta que con los que invirtieron en Grecia- son motivos creíbles. Claramente se ha vuelto a ejecutar un nuevo episodio –tan típico de esta crisis- de utilización del dinero público para beneficio del sector financiero privado. Si sumamos todas las ayudas a Grecia, Irlanda, Portugal y las compras de bonos de BCE de los 3 (otra forma de rescate) la cifra resultante es de cerca de medio billón de euros a la que habría que sumar el plan de recapitalización bancaria previsto. Por el contrario, nos quieren vender como un gran logro que la banca se implique en el nuevo plan heleno con unos 80 mil millones que aún no se han concretado, asumiendo unas pérdidas bastante menores de las que tienen en su cartera de bonos griegos y además de forma voluntaria. ¿Por qué ellos, que son los que han invertido mal, pueden elegir mientras los europeos tenemos que aceptar que nuestros gobiernos presten nuestro dinero para resolver sus problemas?
Cuando parecía que este remiendo estaba olvidado y la mayoría de analistas estaban de acuerdo en que Grecia es insolvente y que lo mejor es una quita de la deuda e incluso la salida del € para ayudar a hacer más competitiva su economía –mi postura desde hace año y medio- de repente volvemos a negar la realidad. Lo curioso es que ya en febrero comentamos aquí las líneas básicas de lo ahora aprobado. Entonces decía:
…como no aprendemos resulta que la mejor solución que han encontrado en Europa para los problemas de solvencia griego e irlandés es: ampliar el plazo de devolución de los créditos que les hace el resto de Europa y ampliar el volumen del fondo de rescate…esto es exactamente igual que lo que nos llevó a esta crisis: alargamos plazos y prestamos un dinero que no tenemos –porque toda Europa está endeudada- y cuyos fondos esperamos obtener en futuras subastas de más deuda pública…además, hacemos lo que hizo en su día Lehman Brothers, extender esta inversión tan arriesgada (recordemos que Grecia como emisor está considerado “bono basura”) a todo el planeta, intentando convencer a Japón y China entre otros para que participen. Es decir, sea esta la solución o no, el caso es que pretendemos salir de los problemas haciendo exactamente lo mismo que nos ha llevado a esta crisis.
Prestamos más dinero a más plazo y con menos intereses por segunda vez a un país que primero miente y después no cumple los requisitos del primer crédito…Y los dirigentes políticos y económicos, aquellos que en mayo 2010 presumían de la gran hazaña de prestar 110 mil millones a Grecia, lo que iba a frenar cualquier tipo de duda sobre el futuro de la €zona y que garantizaba la solvencia del país heleno, ahora vuelven a vendernos que han salvado Europa con esta decisión/parche que no sólo no resuelve nada, además nos empobrece un poco más a todos. El caso es que como una vez más Europa ha postergado la resolución del problema, los “mercados” no han recuperado la confianza. Como dicen en Gavekal es la sexta vez en menos de 18 meses que los líderes europeos dicen haber encontrado una solución definitiva a la “crisis del euro” y fuera del efecto especulativo temporal, cada vez más corto en el tiempo y de menor impacto, el fondo del asunto no ha mejorado sustancialmente. Prestar un dinero que no tenemos -y que debemos endeudarnos para conseguir- a un país insolvente no es la mejor manera de calmar la crisis de la deuda. Es cierto que parte de las medidas incluidas en el acuerdo –básicamente fondos multimillonarios para intervenir en momentos de tensión- conseguirán castigar a los que especulen contra Italia y España pero sin confianza se podrá vencer a los especuladores pero no atraer y convencer a los inversores, que son los que deben comprar nuestra deuda. En España las letras del Tesoro ya mejoran la rentabilidad de muchos depósitos bancarios y aún así la demanda no sube ni en los plazos más cortos.
Y es que invertir en cualquier activo mientras no se aclare este asunto es como jugar en el casino al rojo o al negro, y de ahí que la volatilidad y la falta de dinero final –reflejada en el bajo volumen- sea la tónica en los mercados financieros europeos en los últimos tiempos. Un ejemplo práctico: las acciones de BBVA, una empresa sólida con grandes beneficios, cotizan con un descuento notable, sin las dudas sobre la solvencia del país al que pertenece deberían protagonizar un rally alcista muy importante pero su exposición a la deuda pública española podría precipitar aún más sus caídas si ésta sigue empeorando… Y mientras, en los EUA y a pesar de algunas correcciones puntuales, esta misma semana el Tesoro emitió deuda a dos años al 0.417% ninguneando la supuesta tensión por la falta de acuerdo sobre la ampliación del techo de deuda y hasta el empeoramiento de los datos macro al igual que las bolsas, con el Nasdaq100 marcando máximos de una década y el gráfico del SP500 sin reflejar miedo por un posible default. ¿Confianza excesiva? Probablemente.
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Se acerca el gran bombazo con EUA.
En fin...
Me contaba mi padre que en la fabrica donde trabajaba (una muy grande, publica) de vez en cuando solia haber un pequeño incendio: algun que otro pequeño almacen, un par de despachos cosas asi. Luego resultaba que justo en esos sitios estaba lleno con cosas muy caras que se han quemado sin dejar rastro. Total que esas cosas ya las habian robado antes y se aprovechaba(provochaba) el incendio para justificar su desaparicion... A mi en persona lo de Grecia me recuerda a uno de esos pequeños incendios que de hecho se utiliza para pasar enormes cantidades de dinero publico a manos privadas...
Después de hacerles entender a algunos mortales de este foro que la industria farmacéutica española se está hundiendo porque el ROI de sus inversiones ya es menor que el interés de plazo fijo que le dan a cualquier matao, ahora se ha conocido que el 10% de las farmacias catalanas tienen previsto cerrar en los próximos meses por llegar a saldo negativo a final de mes y el 90% restante va a recortar plantilla de inmediato.
No está mal. Todo se alinea, como los astros. Con huelga de ambulancias en Catalunya, ambulatorios cerrados de noche, plantas enteras de quirófanos cerradas, mínimo personal atendiéndote, hospitales cerrados o con EREs a partir de septiembre, ahora sólo falta que ese 10% de farmacias, especialmente en entornos rurales, chape y no tengamos ni posibilidad de comprar esa medicación recetada.
Siempre me queda el recurso de aprovechar las vacaciones de agosto para irme a una Comunidad Autónoma cercana (que lo hago cada año), y aprovechar sus servicios sanitarios abiertos las 24h del día (entorno rural, con helipuerto sanitario, ambulancia-UVI en la puerta día y noche, y ambulatorio abierto las 24h al día). ¿No somos solidarios? Pues, no os preocupéis que volveré mejor de salud a cuenta de la solidaridad del Sr.Camps. Valencia solidaria con Pastillas. ¡Chachipiruliguay!
Y para acabar de rematarlo, ahí tenéis una noticia de alcance:
http://www.lavanguardia.com/economia/20110729/54193440071/moody-s-podria-rebajar-la-deuda-de-espana-y-la-situa-en-perspectiva-negativa.html
Que paséis muy buen día, incluso a las abuelas que recogen en las farmacias las recetas de SUS anticonceptivos. Veremos como f*llan (A CUENTA DEL ERARIO PUBLICO) sus nietas e hijas si las farmacias rurales chapan y se quedan sin su preciado tesoro.
From the "European Letrina", Pastillas speaking.
Droblo, el bono español a 10 años al 6,08 %.
Llevamos ya 4 años metidos en el follon, montones de recursos gastados, subidas de impuestos y recortes por muchos sitios.
En Europa de rescate, en rescate.
Y seguimos parcheando.
Y ojito a Italia, mucho ojito, que ya nos está alcanzando.
Los resultados semestrales de las grandes empresas españolas, algo peores que en 2010
#3, Patillas
Que el CAMps ya no esta c.oño.. se fue junto con la CAM. Lo que te vas a encontrar en valencia es un monton de proyectos faraonicos que no funcionan y pronto todos haremos cola delante de la casa del Pepe - el curandero de mi abuela de toa la vida.
Hay un nuevo nombre en las papeletas del rescate europeo: Chipre
Lo que le faltaba al patio...:
Moody´s pone en revision para una posible bajada el ratign de la deuda española
La gente siempre invertira en ladrillos, de barro, de plata o de oro da igual.
Como diria mohu.. ¿Por qué?
Pues, porque lo que menos vale es el dinero.
¿Qué monedas son las más sobrevaluadas contra el oro?
¿Podría volver a suceder la crisis financiera del período 2007-2008? Desde que estalló la crisis, no han faltado las ocasiones –en forma de conclusiones y decisiones inadecuadas por parte de las autoridades– para que aumentara nuestra preocupación ante esa perspectiva.
Durante las tres cumbres del G-20 celebradas desde el comienzo de la crisis, los dirigentes mundiales han acordado endurecer ligeramente la reglamentación financiera, pero sólo para los bancos, con lo que han dejado a los demás participantes en el mercado funcionar sin restricciones ni fiscalización. Como ocurría antes de la crisis, nadie está vigilando el casi ilimitado mercado “virtual” de derivados, en el que el dinero se mueve con libertad sin normas oficiales ni contacto con la economía real.
Y los grandes participantes tienen abundante dinero en efectivo con el que especular, en particular dada la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de inundar el mundo con un mar de liquidez. El resultado no ha sido la inversión en activos productivos que impulsaran el empleo en los EE.UU., como deseaba la Reserva Federal, sino un aumento de los precios mundiales de los productos básicos y una burbuja en aumento en los mercados inmobiliarios de las más importantes economías en ascenso.
Dicho de forma sencilla, no hay frenos que pudieran detener la economía mundial en su rumbo hacia otra crisis financiera provocada por semejantes errores. Los paraísos fiscales siguen siendo numerosos y su regulación anárquica. Las exiguas medidas adoptadas por los reguladores de los bancos a raíz de la crisis para imponer el cumplimiento de la reglamentación no son ni mucho menos apropiadas para lo que está en juego. Los gobiernos se han negado a restablecer la divisoria absoluta entre los bancos comerciales y los de inversión, con lo que las consecuencias de la obligación de pagar los depósitos asegurados han recaído sobre los contribuyentes cuando las burbujas, a cuya creación es propenso el sector financiero, estallan.
De hecho, no está claro que los gobiernos impidieran un desplome en gran escala del sistema financiero en 2008 al transformar la deuda privada tóxica en deuda pública. Ese mecanismo funcionó entonces, pero no puede hacerlo ahora, en gran medida porque ha contribuido a la nueva crisis que se cierne en los mercados financieros, provocada por las cargas de la deuda pública –que se han puesto por las nubes– de los países.
No podemos achacar la crisis que está surgiendo actualmente sólo a las medidas recientes y actuales adoptadas por los gobiernos. Durante más de veinte años, se ha incitado a las economías capitalistas más importantes del mundo a endeudarse enorme y despreocupadamente, en gran medida mediante una nueva norma, aprobada a escala mundial a partir de los decenios de 1970 y 1980, que vinculó la política monetaria a los objetivos en materia de aumento de los precios. Esa peligrosa idea, propuesta en Francia por Jacques Rueff en 1958, adoptada en toda Europa durante los dos decenios siguientes y heredada por el Banco Central Europeo, iba encaminada a limitar la tendencia de las economías capitalistas a intensificar la inflación en cuanto consiguen el pleno empleo.
Pero esa norma tuvo, en última instancia, el aterrador resultado de obligar a los países a endeudarse con los bancos privados a precios de mercado para garantizar la integridad de sus tesoros, lo que creó grandes obstáculos a la inversión pública, al desviar el gasto estatal hacia los beneficios en masa de los bancos y sus accionistas. Con la posible excepción de los cuatro países escandinavos, ninguna sociedad con economía de mercado encontró –ni buscó siquiera– el equilibrio necesario entre el Estado y el mercado para mantener un nivel suficiente de servicios públicos.
Pero ni siquiera la austeridad monetaria institucionalizada ha impedido que los niveles de deuda pública ascendieran a entre el 50 y el 100 por ciento del PIB en Europa (y mayores aún en países como Grecia e Italia) y superaran el 100 por ciento en los EE.UU. Resulta claro que la reacción oficial ante la crisis de 2008 fue perversa y perjudicial en todos los niveles.
Además, los 17 países europeos que actualmente utilizan el euro no pueden devaluar su divisa unilateralmente. El euro es un importante paso adelante colectivo, pero, para asegurar su solvencia como divisa verdaderamente común, se debe considerarlo la encarnación de una solidaridad verdadera e incondicional. El Gobierno de Alemania sigue sin admitirlo, como si Francia, antes de la creación del euro, hubiera ofrecido Seine-Saint-Denis o Córcega para pagar sus deudas exteriores y mantener así el valor del franco.
Grecia, miembro de la zona del euro, se encuentra ahora en semejante situación insostenible. Si suspende pagos, habrá unas enormes posibilidades de especulación. De hecho, no es probable que los mercados financieros diferencien entre la deuda griega y la de otras economías enormemente endeudas, incluidas las de Portugal, Irlanda, España e incluso Italia, los miembros de la zona del euro que han padecido ataques especulativos más recientemente.
Así podría producirse un maremoto financiero por importe de billones de dólares, lo que explica la energía con la que el Banco Central Europeo y su Presidente, Jean-Claude Trichet, han intentado evitar lo peor. Gran Bretaña, Bélgica e incluso Francia se encuentran con un nivel de deuda que inspira pocas esperanzas de que salgan indemnes de esa situación.
Entretanto, los EE.UU. no pueden cumplir con su próximo pago de la deuda, a no ser que el Congreso y el Presidente lleguen a un acuerdo para aumentar el límite máximo de deuda nacional. Con razón se han expuesto, con una alarma cada vez mayor a medida que aumentaba el riesgo, las consecuencias de una suspensión de pagos de los EE.UU.
Aún es posible remediar toda esta situación, pero ya no se pueden aplicar las medidas financieras necesarias para ello y al tiempo respetar la tradicional y completa soberanía de los Estados. Los EE.UU. deben renunciar al imperialismo del dólar y Alemania debe abandonar su sueño de un “deutscheuro”, administrado como si los otros 16 miembros de la zona del euro fueran extensiones históricas y culturales de la nación alemana. La tormenta que se acerca y las medidas que se deben adoptar para afrontarla traerán consigo un cambio enorme.
Michel Rocard
Visualizando la deuda de los EUA