Veamos un par de conceptos más, compatibles con cualquier charla entre cañas.
Racionalidad limitada
Las teorías económicas por lo general asumen que las personas son completamente racionales y que, como tal, toman decisiones racionales. Los libros recientes sobre economía del comportamiento, en concreto “Predictably irracional” de Dan Ariely, han demostrado que las personas no toman decisiones racionales. La racionalidad limitada es la idea de que la toma de decisiones individuales está limitada por la información personal, las limitaciones cognitivas y las restricciones temporales.
La idea básica de la economía es que las personas actúan para maximizar su propio interés. Hacemos cosas que aumenten nuestra “utilidad” o felicidad. Parece lógico que tomemos decisiones racionales para conseguirlo. Desafortunadamente, la asimetría de la información (descrita abajo), las bases cognitivas (lea sobre ellas en mi lista anterior) y otros factores, conspiran para limitar nuestra racionalidad y con frecuencia tomamos decisiones que hacen que los resultados sean contrarios a nuestros propios deseos.
Efecto barra de labios
La economía tiene diferentes categorías para los “bienes”. “Los bienes de lujo” son artículos que las personas compran más según crecen sus ingresos, en comparación con los “bienes necesarios” como la comida y los alimentos de primera necesidad, cuya demanda no está relacionada con los ingresos. Como ejemplos de los bienes de lujo tenemos la joyería final, coches deportivos caros y ropa de diseño. El efecto barra de labios es la teoría que dice que durante un momento de crisis, las personas comprarán artículos de lujo menos costosos. En vez de comprar un abrigo de piel, comprarán una barra de labios cara. La idea es que las personas compran artículos de lujo incluso durante las crisis, pero simplemente elegirán artículos que tengan menos efecto sobre sus fondos.
El “efecto barra de labios” nos lleva a otro concepto interesante, el de los indicadores adelantados, que son datos que nos muestran el estado de la economía antes de que lo hagan los datos oficiales (que salen cada mes o cada trimestre). No hace falta ser un economista para saber si las cosas van bien o no, basta con pasearse por la calle para darse cuenta con los cientos de indicadores que vemos, desde el nivel de tráfico hasta las vestimenta, pasando por las conversaciones de la gente (el tema inmobiliario es recurrente)
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El asunto de la racionalidad limitada me recuerda a cuando compras algo que piensas que tiene una buena relación calidad-precio y resulta luego que la calidad es una porquería.
Siempre sale alguno que dice que mejor lo caro aunque la calidad sea parecida al final.
Suele pasar con los coches. A veces pienso que los precios de las marcas premium llevan "premium" del estilo de las generalistas.
Las prisas y el miedo fuerzan un mal acuerdo en los EE.UU.
Las principales preocupaciones de la humanidad hoy no son tanto males concretos como amenazas indeterminadas. No estamos preocupados por peligros visibles, sino por peligros vagos que podrían golpear en el momento menos esperado -y contra los cuales no estamos suficientemente protegidos.
Por supuesto, existen peligros identificables específicos, pero lo que más nos preocupa sobre el terrorismo, por ejemplo, es su naturaleza impredecible. Lo que nos resulta más perturbador sobre la economía estos días es su volatilidad -en otras palabras, la incapacidad de nuestras instituciones para protegernos de la incertidumbre financiera extrema.
En general, gran parte de nuestra intranquilidad refleja nuestra exposición a amenazas que sólo podemos controlar en parte. Nuestros ancestros vivían en un entorno más peligroso pero menos riesgoso. Soportaban un grado de pobreza que sería intolerable para quienes hoy viven en países avanzados, mientras que nosotros estamos expuestos a riesgos cuya naturaleza, aunque a nosotros nos resulte difícil de entender, para ellos sería literalmente inconcebible.
Dado que la interdependencia expone a todos, en todo el mundo, de una manera sin precedentes, gobernar los riesgos globales es el gran desafío de la humanidad. Pensemos en el cambio climático; los riesgos de la energía y la proliferación nuclear; las amenazas terroristas (cualitativamente diferentes de los peligros de la guerra convencional); los efectos colaterales de la inestabilidad política; las repercusiones económicas de las crisis financieras; las epidemias (cuyos riesgos aumentan con la mayor movilidad y el libre comercio); y el pánico repentino alimentado por los medios, como la reciente crisis de los pepinos en Europa.
Todos estos fenómenos conforman una parte del lado oscuro del mundo globalizado: contaminación, contagio, inestabilidad, interconexión, turbulencia, fragilidad compartida, efectos universales y sobreexposición. En este sentido, se podría hablar del "carácter epidémico" de nuestro mundo contemporáneo.
La interdependencia, de hecho, es una dependencia mutua -una exposición compartida a los peligros-. Nada está completamente aislado y los "asuntos externos" ya no existen: todo se ha vuelto nacional, hasta personal. Los problemas de otra gente ahora son nuestros problemas, y ya no podemos verlos con indiferencia, o con la esperanza de obtener algún rédito personal de ellos.
Este es el contexto de nuestra peculiar vulnerabilidad actual. Lo que solía protegernos (la distancia, la intervención gubernamental, la previsión, los métodos de defensa clásicos) se ha debilitado, y ahora nos ofrece escasa protección o directamente ninguna.
Tal vez no hayamos tenido en cuenta todas las consecuencias geopolíticas que derivan de esta nueva lógica de dependencia mutua. En un mundo tan complejo, ni siquiera el más fuerte está suficientemente protegido. De hecho, la lógica de la hegemonía choca con los fenómenos actuales de fragmentación y automatización -pensemos en Pakistán, por ejemplo, o en Italia- que crean desequilibrios y asimetrías que no siempre son favorables a los poderosos.
Los débiles, cuando están seguros de que no pueden ganar, pueden lastimar a los más fuertes -y hasta hacerlos perder-. A diferencia del orden westfaliano centenario de los estados naciones, en el que el peso específico de cada estado era el factor determinante, en un mundo de interdependencia, la seguridad, la estabilidad económica, la salud y el medio ambiente de los más fuertes son continuamente rehenes de los más débiles. Todos están expuestos a los efectos del desorden y la turbulencia en la periferia.
Estas condiciones de sobreexposición, en su mayor parte, no tienen precedentes y plantean numerosos interrogantes para los cuales todavía no tenemos las respuestas correctas. ¿Qué tipo de protección sería apropiada en un mundo de estas características?
Como es lógico, una globalización contagiosa que aumenta la vulnerabilidad inevitablemente desata estrategias preventivas y defensivas que no siempre son proporcionadas o razonables. La xenofobia y el chauvinismo que algunas de las estrategias defensivas pueden despertar tal vez terminan causando más daño que las amenazas de las cuales supuestamente nos protegen.
De modo que, en esta era de calentamiento global, bombas inteligentes, guerra cibernética y epidemias mundiales, nuestras sociedades deben estar protegidas con estrategias más complejas y sutiles. No podemos seguir persiguiendo estrategias que ignoran nuestra exposición común a riesgos globales, y el resultante contexto de dependencia mutua.
Debemos aprender una nueva gramática del poder en un mundo que está más conformado por el bien común -o el mal común- que por el interés personal o el interés nacional. Estos no desaparecieron, por supuesto, pero están demostrando ser insostenibles fuera de un marco capaz de abordar las amenazas y oportunidades comunes.
Mientras que el antiguo juego de poder buscaba la protección de los intereses propios sin preocuparse por los de los demás, la sobreexposición obliga a la reciprocidad de los riesgos, el desarrollo de métodos cooperativos y el reparto de información y estrategias. Una gobernancia global verdaderamente efectiva es el horizonte estratégico que la humanidad debe perseguir hoy con toda su energía.
Suena difícil, y lo será. Pero no tiene nada que ver con el pesimismo. El desafío de gobernar los riesgos globales no es nada menos que el desafío de impedir el "fin de la historia" -no como la apoteosis plácida de la victoria global de la democracia liberal, sino como el peor fracaso colectivo que podamos imaginar.
Javier Solana, ex alto representante para Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea y ex secretario general de la OTAN, es presidente del Centro Económico y Geopolítico Global ESADE y miembro sénior distinguido en Política Exterior de la Brookings Institution.
La recuperación económica mundial va perdiendo fuerza
Tepco halla el mayor nivel radiactivo en la central nuclear de Fukushima http://dlvr.it/dTnKt
En relación al artículo de hoy,
Gracias por ponerme en portada Carlos. Me siento muy halagado.
Hoy, he entrado en valde, que el mister surf no es lo mio :-)
Lo de la barra de labios cara, ya ni eso: en el restaurante de un amigo lanzaron una oferta de esas colectivas compulsivas de una mariscada a precio rebajado con el objetivo de dar a conocer el restaurante y suponiendo que una vez alli ademas de la mariscada la gente pediria mas cosas tipo postres, cafe, alguna copa. El resultado: el restaurante lleno con gente y al final el balance era que ademas de las mariscadas rebajadas habian vendido solo 2 cafes... quedandoles claro que esa gente no va a volver en la vida por alli ya que no tenian dinero.
OTOÑO CALIENTE
Cuando la primera semana de septiembre la "vida" vuelva a la normalidad nos vamos a encontrar con una serie de aumentos inesperados (agua, luz y tasa de basuras), junto a todos los gastos derivados de la escuelas de los peques, más la carga de la Visa veraniega. Seguramente, la gasolina bajará, porque en este mísero país el Estado la sube cuando hay vacaciones, puentes y acueductos, y la baja cuando estamos en el curro, vamos, al más puro estilo MAFIOSO.
A nadie se le escapa que la tormenta informativa de las elecciones no nos dejará ver la realidad del problema español: el 19-A el Consejo de Ministros nos va a regalar una píldora de las buenas con el recorte en la Sanidad, un tema muy importante que va a aprobarse en la trastienda de un país ya arruinado, que está tocando fondo, tanto económica, como social y moralmente, en pleno vacío informativo típico del mes de agosto.
Esta pasada semana en Moià, un pueblo de 5.000 habitantes de la Catalunya central, el alcalde reunió a todo el pueblo en la plaza mayor y les comentó (con un power point en pantalla) que el ayuntamiento "había quebrado", no se pagarían ya las nóminas de agosto, se recortarían hasta los servicios básicos, que tocaba apoquinar 4.000 € por patilla... y que estaban negociando con los bancos una deuda que acabaría pagándose dentro de 85 años, en el año 2.096.
En Tortosa, los servicios sociales (atención, ayuda, socorro a los más necesitados) habrá que pagarlos a partir del 1 de septiembre (ya me dirán cómo). En mi pueblo no hay un duro y las obras iniciadas NO van a acabarse nunca, y la parroquia está desbordada de solicitudes de ropa vieja, arroz y leche para los niños, muchos de los cuales sus mileuristas padres se embarcaron en el conocido pack "casa-4x4-vacacionescaribeñas-operacióndetetasdelaparienta-todoeldíaderestaurante", y que ahora, en paro, no pueden ni vender porque nadie les compra nada.
Esta es la España real, parecida a la de la postguerra. De los años 40 se salió poco a poco, con el esfuerzo de todo el pueblo español, un pueblo que no estaba hipotecado y que creía en el esfuerzo y el sudor. Hoy en día, la diferencia es notable: se encubre a los banqueros y grandes corporaciones, y la gente está a cero, sin cash.
Esta es la triste herencia que nos deja el PE (Partido Español), antes PSOE, donde por el camino se ha dejado la S se Socialista y la O de Obrero, y con los sindicatos como amigos de cama, van a dejar España como la palma de la mano, como cuando Atila pasó con las hordas y NUNCA MAS CRECIO LA HIERBA.
Abróchense los cinturones que vienen curvas. Menudo otoño nos espera, con un PP que anuncia que SUS RECORTES serán aún más severos, y con una Ley que va a limitar a la baja (of course!) los intereses de las cuentas de ahorro (plazo fijo). Eso sí, el euribor y las hipotecas subiendo sin parar, o sea, más beneficios. Vamos, un OLIGOPOLIO en toda regla para incrementar aún más los beneficios.
¿LETRINA o SUMIDERO o MIERDA PINCHADA EN UN PALO? Elijan ustedes mismos.
A los vecinos les llamaron de B.ankia para ofrecerles acciones comentandoles el comercial que ahora estan a midad de precio y tienen un suelo por debajo del cual no pueden bajar con lo cual son una inversion segura que seguramente les trae ganancias... Que caras mas duras!!!
Otra: Una amiga estaba furiosa porque a su madre de 80 años un comercial de T.elefon.ica le vendio Banda Ancha no teniendo la señora ni ordenador ni nada. Otra caradura!
Cuelgo cada vez que oigo: Buenos dias señor, permitame que me presente. señor..
El aeropuerto de Ciudad Real se queda sin aerolíneas