Hay miles y miles de sillas diferentes: sillas de comedor, sillas de cocina, de oficina, de salón, incluso el otro día mi madre me dijo que necesitaba una silla para coser (¿también existen sillas específicas para eso?). Varios estudios afirman que disponer de dos asientos diferentes según la actividad que se esté realizando, fomentan y aumentan la productividad del empleado, al mismo tiempo que incrementan la creatividad, que, en muchos trabajos, es básico para desempeñar bien su labor profesional. Desde Ofiprix confirman esta teoría:
Si el empleado está siempre en el mismo espacio, por lógica, realizará su trabajo también de forma rutinaria. Es esencial, que cambie de lugar y de posición. Esto ayudará a la creatividad.
Pero si además de la creatividad y la productividad nos centramos en la salud, hace poco publicábamos un artículo de cómo tener una oficina más saludable. Hoy, concretamente, me quiero centrar en la silla. ¿Por qué en la silla? Pues resulta que he ido al médico por dolores lumbares y me ha dicho que pueden venir provocados, entre otras cosas, por la silla que uso para trabajar, así que como no quiero que podáis tener este tipo de problemas, os voy a dejar unos consejos que nos dan desde Riesgoslaborales para una correcta elección de la misma:
- La silla debe adaptarse a ti, no tú a la silla. Para eso debe tener regulación de la altura del asiento, de forma que los pies estén totalmente apoyados en el suelo, regulación de la altura del respaldo para tener un apoyo lumbar correcto. además deberá tener movilidad y giro.
- El respaldo debe hacer posible que la espalda esté correctamente apoyada. Debe posibilitar que tengamos una postura erguida y en particular, es especialmente importante el apoyo del área lumbar. Además, el respaldo no debe ser demasiado ancho en su parte superior para que no disminuya la movilidad de los brazos. Debe disponer también de cierta curvatura, visto lateralmente, para adaptarse a la forma de la espalda. Con la forma de una S suave, cóncava a la altura torácica y convexa a nivel lumbar.
- La silla debe ser segura, giratoria y con una base de cinco patas para evitar que pueda volcar, frente a las antiguas cuatro patas.
- Los sistemas de ajuste deben ser de manipulación segura y accesibles desde la posición de sentados, sin que requieran demasiado esfuerzo para accionarlos. No deben activarse involuntariamente.
- Los reposabrazos son convenientes para dar apoyo y descanso a los codos y antebrazos. Así se reducirá la sensación de fatiga en el área cervical. Su longitud debe ser algo menor que la del asiento, para que no impida acercar la silla a la mesa. Además, deben ser gruesos y no contar con bordes agudos.
- Los asientos no han de ser excesivamente blandos; no hay que confundir confort o comodidad con ergonomía. El buen asiento es mullido, pero proporciona un apoyo firme en toda su superficie. Su diseño debe amortiguar la sacudida al sentarse, el tapizado ha de ser transpirable y los materiales no inflamables. Además, los bordes delanteros han de disponer de una curvatura adecuada para no oprimir la pierna por su parte inferior y no obstaculizar la circulación de la sangre en las piernas.
¿Crees que es importante tener una silla adecuada en tu puesto de trabajo? ¿Tú la tienes?
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Yo tengo una silla horrible, al igual que mis compañeros, pero ya por fin se han dado cuenta de que les saldrá más barato comprar unas nuevas que estar escuchando todo el día los problemas lumbares que tenemos e incluso alguna baja...
Es muy importante también que los reposabrazos sean regulables en altura que quitará tensión de los hombros