¿Y dónde podemos encontrar los sentimientos de los consumidores en tiempo real? ¿Cómo beneficiarnos de ello?
Eso se preguntaba la gente de Derwent Capital Markets, que recientemente lanzaron un fondo valorado en 25 millones de Libras en donde realizan sus inversiones evaluando si la gente está contenta, triste, nerviosa o cansada, puesto que creen que dichos sentimientos predecirán las subidas o caídas de los mercados. Para ello recoge datos de Twitter, buscando de qué empresas se habla más en ese momento y comparando los comentarios positivos con los negativos.
El programa lo diseñó originalmente Johan Bollen , profesor de informática y computación en la Universidad de Indiana y utilizando Twitter logró predecir la dirección del movimiento del índice Dow Jones en Nueva York, con una precisión del 87,6%.
Tal y como contó en el Sunday Times:
Registramos el sentimiento de la comunicad online, pero no podíamos probar si era correcto. De modo que observamos el Dow Jones para haber si había una correlación. Creíamos que si caía el mercado, el humor de las personas en Twitter también decaería. Pero nos dimos cuenta de que era totalmente lo contrario; una caída en el estado de ánimo o en los sentimientos de la comunidad precedería a una caída en el mercado. Fue un momento eureka. Quería decir que podíamos predecir el cambio en el mercado, y eso es una ventaja considerable
Los inversores siempre han aceptado que los movimientos del mercado se deben a los sentimientos, principalmente al miedo y a la avaricia. Cuando las personas sienten avaricia, los mercados suben, y cuando las personas tienen miedo, los mercados bajan.
Cuando el sentimiento decae, las personas realizan entradas en el Twitter hablando de lo justos que andan de dinero, de que se sienten preocupados o nerviosos, el mercado colapsará dos o tres días después.
Esta no es la única herramienta de este tipo en el mercado. La empresa californiana WiseWindow, dispone también de un sistema de sentimiento del consumidor en tiempo real según el cual hay una relación directa entre los datos de las redes sociales y el comportamiento de las acciones. Durante dos meses hicieron pruebas en la industria del automóvil y encontraron que opiniones sobre problemas con el coche, la calidad del automóvil / fiabilidad / durabilidad y precios, estaban correlacionada con el precio de las acciones de Ford y General Motors.
¿Creéis que las redes sociales servirán para predecir los mercados? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que se utilice Twitter para manipular los valores?
Hola ¿Qué tal? Yo bien, gracias por preguntar. Ayer fue el día del saludo y…
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Poco antes de que fuese asesinado en noviembre de 1995 por un extremista judío de derecha, me reuní en Tel Aviv con el primer ministro israelí Isaac Rabin. Estaba visitando Israel como ministro de relaciones exteriores de Australia para abogar por una rápida implementación de los acuerdos de paz de Oslo –como paso intermedio de las negociaciones que condujesen finalmente al reconocimiento del estado palestino. Cerré mi discurso afirmando, tal vez con excesivo descaro, «Pero, por supuesto, estoy predicando para los conversos». La respuesta de Rabin está grabada en mi memoria. Hizo una pausa y luego, con una semisonrisa, comentó: «Para los comprometidos, no los conversos».
Aún a pesar de su profundo compromiso emocional con la idea de que Israel abarcase la totalidad de la Judea y la Samaria históricas, Rabin sabía que la única forma de garantizar un estado judío democrático con fronteras factibles y seguras era aceptar un estado palestino a su lado, igualmente seguro y viable. Compartirían Jerusalén como capital y encontrarían una solución mutuamente aceptable para el delicadísimo problema del regreso de los refugiados palestinos.
El asesinato de Rabin fue una catástrofe de la cual el proceso de paz nunca se recuperó. Ningún líder israelí ha mostrado desde entonces semejante visión de largo plazo, compromiso y capacidad para lograr una solución negociada con dos estados.
Ehud Barak y Ehud Ólmert estuvieron cerca, pero no lo suficiente. Y desde entonces, Benjamín Netanyahu no ha estado a la altura de las expectativas sobre su habilidad política. Su capitulación habitual ante las demandas de los elementos más extremistas de un Knéset disfuncional, y el continuo apoyo al extremadamente agresivo y conflictivo ministro de relaciones exteriores, Avigdor Lieberman, no han sido fuente de grandes elogios, ni locales ni extranjeros. No es necesario ser ingenuo o negar los múltiples problemas y pasos en falso palestinos a lo largo de los años para reconocer que la mayoría de los obstáculos recientes a los avances son israelíes.
Ahora, con las negociaciones en punto muerto, la construcción de asentamientos que continúa sin pausa, la ausencia de perspectivas de poner fin a la incesante humillación de la ocupación, y todas las restantes formas de influencia evidentemente agotadas, los palestinos recurren a las Naciones Unidas para lograr de alguna manera que se los reconozca como estado. Desean ser miembros plenos de la ONU, pero –frente al inevitable veto a esa opción por los Estados Unidos en el Consejo de Seguridad– están dispuestos a aceptar un voto mayoritario de la Asamblea General que reconozca a Palestina como «estado observador» no-miembro, la misma categoría otorgada al Vaticano.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y sus colegas saben perfectamente que el reconocimiento de la ONU en sí mismo no traerá consigo el final de la ocupación y la completa soberanía palestina. Solo un acuerdo negociado de todas las cuestiones críticas pendientes –la definición de fronteras, Jerusalén, las garantías de seguridad para Israel, y los refugiados– puede lograrlo. Pero han insistido en este curso de acción frente a una feroz campaña disuasoria –que incluye amenazas de sanciones israelíes y la cancelación de la ayuda financiera a la Autoridad Palestina por el Congreso estadounidense– debido a su totalmente comprensible falta de confianza en que se logren avances sin nuevas fricciones.
A pesar de los frenéticos esfuerzos de los EE. UU. y la Unión Europea para lograr un nivel de compromiso que evite una votación de la ONU a través del inicio de negociaciones reales, es mucho más probable que, incluso luego de un veto de los EE. UU. en el Consejo de Seguridad, una próxima votación de la Asamblea General ONU se pronuncie con fuerte mayoría sobre la condición de estado observador. La cuestión de la que deben ocuparse Israel y sus amigos es evaluar los riesgos reales de ese resultado, y calibrar adecuadamente su reacción.
Se ha propuesto que reconocer a Palestina como estado, incluso en forma limitada, le dará la categoría suficiente que probablemente hoy carece para iniciar causas ante la Corte Penal Internacional por supuestas violaciones a la ley internacional. Incluso de ser cierto, es difícil ver por qué Israel y sus amigos debieran aceptar eso como un argumento determinante. La CPI no es una farsa, y es esperable que los alegatos insustanciales sean tratados como corresponde.
El reconocimiento de Palestina como estado no cambiará la situación respecto de Hamás. Por supuesto, su actual hostilidad ideológica a la mera existencia de Israel es un problema serio; pero Israel y el Occidente no deben exacerbar el profundo error de no reconocer la legitimidad de su victoria electoral en Gaza rechazando a todo estado palestino en el que Hamás ocupe un rol gubernamental. La puerta debe quedar abierta al diálogo con Hamás.
El argumento más positivo –como ciertamente hubiera entendido Rabin– es que resulta abrumadoramente favorable al propio interés de Israel desactivar esta cuestión, aceptando en forma definitiva que reconocer a Palestina como estado es un requisito indispensable para su propia paz y seguridad en el largo plazo. De hecho, Israel debiera considerar el voto de la ONU como una oportunidad para recomenzar las negociaciones, no como una excusa para retomar la confrontación. Ese tipo de resultado constructivo resulta más urgente que nunca, luego de las nuevas realidades geopolíticas del Medio Oriente posteriores a la Primavera Árabe.
Más aún, la percepción de un cambio en la dirección de la cuestión Israelí-Palestina sería inmensamente beneficiosa para Occidente en sus relaciones con el mundo islámico. Encuestas recientes con motivo del 10.º aniversario de los ataques de septiembre de 2009 han detectado una alarmante persistencia de la animosidad generada por las intervenciones en Irak y Afganistán.
Es difícil imaginar que el liderazgo israelí cambie su rumbo a esta altura, y probablemente sea demasiado tarde para que la administración Obama escape del vicio político local en el que parece estar atrapada respecto de esta cuestión. Pero estar del lado equivocado de la historia nunca resulta una posición cómoda. Y es exactamente dónde estarán los EE. UU., Israel y sus amigos más cercanos –incluido mi propio país, Australia– si resisten la actual corriente internacional en favor del reconocimiento de Palestina como estado.
Gareth Evans, ministro de relaciones exteriores de Australia entre 1988 y 1996
El mercado de la vivienda estadounidense parece no marcar un rumbo claro, aunque está aún lejos de la recuperación. El martes, los inicios de construcción ponían la nota negativa, al contrario que las ventas de casas de segunda mano que se han publicado este miércoles. Según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR), los estadounidenses usaron dinero en efectivo para comprar casas donde el embargo era inminente, lo que ha hecho que las ventas suban un 7,7 por 100 anual, hasta 5,03 millones de operaciones, máximos de cinco meses.
El presidente de NAR, Lawrence Yun, ha explicado que el hecho de que las condiciones de crédito sean favorables y que los alquileres se hayan incrementado, ha motivado esta mejoría de las ventas. "Los inversores son más activos al absorber las casas en proceso de embargo, y algunos inversores han entrado al mercado para compensar los efectos de una inflación más elevada. Por ello, el 22 por 100 de las transacciones registradas en agosto fueron compras motivadas por la inversión, frente al 18 por 100 de julio y o el 21 de hace un año. Las compras en efectivo fueron el 29 por 100 del total, al igual que en julio y un punto porcentual más que en agosto de 2010.
Los costes laborales unitarias en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) registraron un incremento del 0,6 por 100 en el segundo trimestre de 2011 en relación a principios de año, en el tercer periodo consecutivo de subidas.
En Estados Unidos, los costes laborales subieron un 0,8 por 100, al igual que en la zona euro. También aumentaron de forma reducida en Japón, una décima, pero a un ritmo significativamente moderado con respecto al trimestre anterior, cuando subían a un ritmo del 1,1 por 100.
En los países de la zona euro, los costes laborales aumentaron en Finlandia, un 0,9 por 100, Alemania, un 1,4 por 100, e Italia, más de 0,6 por 100. Cayeron en Eslovenia y España un 0,1 por 100. Fuera de la zona euro destacaron los aumentos en Australia, Canadá y Corea.
Al tiempo que subieron los costes laborales, la productividad se redujo un 0,2 por 100 en la eurozona, y también de forma moderada en la mayoría de las grandes economías, salvo en Japón, dende se incrementó un 3,1 por 100. En el conjunto de la OCDE cayó un 0,5 por 100.
menuda chorrada el twitter y el facebook y el tuenti y todo eso, es mejor este foro
Síntesis de la FED http://dlvr.it/mT27f
Bancos europeos enfrentan pérdidas por 300.000 millones de € por la crisis http://dlvr.it/mTfnl
Que lo tenga que decir Francisco Vázquez, alcalde de A Coruña durante muchos años y ex presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, tiene su miga. En la presentación del XXVII Libro Marrón del Círculo de Empresarios, dedicado a "Cómo reformar las Administraciones Territoriales", el que fuera embajador de España en el Vaticano y frustrado candidato a Defensor del Pueblo no defraudó. De los 8.144 ayuntamientos existentes en España, el 85,84% tiene menos de 5.000 habitantes. Algo que no tiene "la más mínima racionalidad económica". Y propone que se creen "mancomunidades o comarcas" que agrupen localidades para superar los 10.000 habitantes.
Principales tenedores de deuda pública de algunos países http://dlvr.it/mTC3F