Durante los últimos meses hemos escuchado continuamente en las noticias los problemas que está teniendo la banca para mantenerse a flote a causa de falta de liquidez. Falta proveniente en gran medida a que sus margenes de interés (diferencia entre la tasa activa y pasiva) son cada vez menores, pese a los esfuerzos realizados para atraer nuevos clientes con atractivas promociones en cuentas y depósitos, que incluso han terminado siendo reguladas por el Gobierno (Ley Salgado) por considerarlas un problema a la solvencia presente y futura de las entidades y por lo tanto de la economía española.
Pero ¿por qué se considera un problema a la solvencia económica del país las “altas” rentabilidades a las cuentas y depósitos?
Aunque no existe una respuesta sencilla, una versión simplificada es que las entidades no tienen de dónde sacar el dinero que le han de devolver al cliente al vencimiento del producto ya que actualmente los bancos, cajas y cooperativas de crédito tienen como una de sus principales fuentes de ingresos los intereses cobrados por la concesión de préstamos personales e hipotecarios, la cual han tenido que restringir debido al aumento del número de impagos por parte de las familias.
He ahí otro problema económico actual: la restricción del crédito hipotecario y al consumo, Los bancos, cajas y cooperativas de de crédito alegan dicha restricción a la ya mencionada dificultad por obtener pasivo, pero entonces, de dónde sacan el dinero los establecimientos financieros de crédito (EFC), entidades financieras que únicamente están autorizadas a la concesión de préstamos y créditos, arrendamiento financiero, tarjetas de crédito, garantías y avales sin poder captar depósitos del público.
Ante una gran pregunta, una pequeña respuesta: de los bancos, cajas y entidades de crédito. Estos últimos abren líneas de crédito a las EFC por un tipo de interés X que luego las EFC le han de devolver con determinadas condiciones. Esa es la razón por la que los establecimientos financieras de crédito cobran intereses considerablemente superiores a los bancos y cajas: el diferencial del tipo de interés entre el que cobran y el que pagan tiene que ser lo suficientemente elevado para cubrir el interés X y el capital que ha de devolver a la entidad que le emitió el crédito, así como también para cubrir sus gastos operaciones y las provisiones de impago de los clientes, las cuales son superiores a la de los bancos (según el Banco de España las EFC en Agosto 2011 presentaron un ratio de impagos del 9%, frente al 6,93% de los bancos, cajas y entidades de crédito). Conclusión, no nos debe de extrañar encontrar en el mercado ofertas de préstamos de establecimientos financieros de crédito con un tipo de interés superior al 20% nominal.
De momento no se sabe durante cuánto tiempo el nivel de impago de las familias podrá seguir haciendo sostenible este mecanismo de financiación, hasta hace un par de años tanto bancos y cajas como los establecimientos financieros de crédito tenían una estructura de titulización para conseguir liquidez, más ésta se desplomo en gran parte, por los elevados ratios de morosidad de las familias y empresas dando origen a la actual crisis financiera. Lo que si es seguro, es que las familias no se han quedado sin financiación, poco a poco se van divisando nuevas alternativas en el mercado, como por ejemplo empresas de capital privado, que últimamente parecen especializarse en conceder dinero urgente.
Respecto a estas últimas es importante saber que si bien ofrecen menores restricciones para aprobar la concesión de un préstamo, los tipos de interés suelen superiores (en Internet se pueden ver ofertas de préstamos personales al 38% nominal) y no están reguladas por el Banco de España.
Consejo, no sobreendeudarse, hacer uso de herramientas como los simuladores de préstamos y de hipotecas para saber cuánto se va pagar y durante cuánto tiempo, así como crearse un fondo de ahorro, del cual se pueda disponer en caso de emergencia o imprevistos, como un despido.
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Nos dice Carla: "crearse un fondo de ahorro"
Aunque el consejo se atribuye al hebreo José (Josué), los egipcios nos legaron el ejemplo de "guardar en épocas de vacas gordas para cuando vengan las vacas flacas". Han pasado 3.500 años y en lugar de aprender hemos "desaprendido". Es decir, durante las vacas gordas (hasta 2008) hemos consumido más vacas de las producidas (endeudamiento), y ahora, en vacas flacas debemos devolver lo consumido en tiempos de bonanza más los intereses correspondiente. Todo plasmado en el gran drama de la crisi actual.
Aunque en estos tiempos no sea posible crear un fondo (la prioridad es sobrevivir y pagar las deudas), deberíamos aprender la lección y en próximas épocas de vacas gordas (estoy convencido que las habrá aunque no me atrevo a adivinar cuando) no vivir más por encima de nuestras posibilidades. Es decir, sin caer en el extremo de la tacañería, lograr ratios de consumo compatibles (entre un 85% y 95%) con ratios de ahorro (el 5% ó 15% restante; hasta 2008 negativos para el conjunto de AAPP y sector privado).
Simplemente recordar la ley para la represión de la usura de 1907 y la actividad jurisprudencial cuyo criterio es el de que se considera usurero un prestamo cuyo interes supera el 29%.
Ya no estamos en crisis.
El término crisis remite, en la mayor parte de sus acepciones, al concepto de cambio, de mutación, de transición de una etapa a otra. Llevamos tres años instalados en ese espacio fronterizo que llamamos crisis. Tres años alimentando la esperanza de que en unos pocos meses la economía empezará a reverdecer y de que las cosas volverán a ser poco más o menos como lo fueron durante los quince años anteriores a la crisis. Tres años largos obcecados en la negación de lo que cada vez resulta más evidente. Que esto va para largo y que esto es lo que hay y lo que habrá durante mucho tiempo.
Nada hace presagiar que los grandes desajustes de nuestra economía vayan a solucionarse a corto o medio plazo. En cuanto al largo plazo, la única certeza es la que Keynes puso de manifiesto en 1923: ‘In the long run we are all dead’ (A largo plazo, todos muertos).
En efecto, nada parece indicar que los problemas de nuestro sistema financiero vayan a solucionarse en pocos meses, que el crédito vuelva a fluir y que la morosidad disminuya de forma apreciable. Más bien al contrario. Es sabido, por otra parte, que las administraciones públicas, gobierno central, gobiernos autonómicos, diputaciones y ayuntamientos, han cerrado el grifo de la inversión y del gasto público y que vienen años de durísimas restricciones presupuestarias para contener un déficit desbocado que ya no podemos financiar. El sector inmobiliario sigue sin levantar cabeza y hasta que el parque de viviendas, que se cifra entre las ochocientas mil y el millón, no empiece a ser absorbido por la demanda, seguirá contando poco en términos de crecimiento económico. El paro se estabilizará, con suerte, en cifras parecidas a las actuales, pero sin tendencia a disminuir hasta que la economía crezca a ritmos superiores al 2%, lo cual va para largo. Familias y empresas seguirán con un elevado nivel de endeudamiento. Y en suma, y como consecuencia, el consumo se mantendrá en cotas muy bajas o, lo que es lo mismo, las empresas seguirán sufriendo para conseguir trabajo, que es en definitiva el principal problema de las pequeñas y medianas empresas no exportadoras, que son, por cierto, la gran mayoría.
En fin, estimados colegas, después de tres años largos de estar como estamos y frente a la expectativa de unos cuantos más de seguir estando igual (los que puedan seguir estando), hablar de crisis en términos de frontera, de transición, de paréntesis, no parece corresponderse con la realidad. Lo cierto es que hemos pasado, bruscamente, de una etapa a otra. La crisis llegó tan de golpe y nos pilló tan desprevenidos que apenas nos dimos cuenta. Lo que hay ahora es una nueva realidad, un nuevo paradigma, cuyos puntos de referencia ya no tienen nada que ver con los de la década anterior. Ya no estamos en crisis. Estamos en una nueva dimensión.
En esta nueva dimensión hay un marcado predominio de la economía financiera sobre la productiva, de los mercados sobre la política, de la especulación sobre la emprendeduría. Y eso me hace volver de nuevo a Keynes que ya en el año 1936, en su ‘Teoría general del empleo, el interés y el dinero’ advertía: Al mismo tiempo que mejora la organización de los mercados de inversión, aumentan, sin embargo, los riesgos del predominio de la especulación. Los especuladores podrían no resultar perjudiciales si fueran como burbujas dentro de una corriente empresarial estable; lo grave se produce cuando es la empresa la que se convierte en una burbuja en medio del desorden especulativo.
Keynes ya no está de moda. No es de buen gusto citar al gran economista cuyas teorías inspiraron el New Deal que sacó a EE UU de la Gran Depresión de los años treinta. El predominio del neoliberalismo y de la defensa a ultranza de los mercados como garantes de la estabilidad económica es total. Sin embargo, si los mercados son necesarios para evitar malas prácticas del Estado, disminuido éste al papel de mera comparsa de las grandes decisiones tomadas por los agentes financieros y las agencias de rating, ¿qué nos queda para evitar las malas conductas de los mercados?
Dejo la pregunta en el aire. Esta es la realidad, por cruda que sea. La crisis no terminará porque ya no estamos en crisis. Estamos donde estamos y aquí vamos a permanecer.
Albert Esteves, editor de Interempresas
Proverbios: El que pide un préstamo es esclavo de su acreedor 22,7. Nunca lo olvideis.
Génesis 45, no olvideis, que el faraón en las vaxcas gordas, compró la libertad y bienes de los egippcios, salvo los bienes de los templos para darles comida y trabajo... así se lo pidieron... Los ciclos... el Shemá, oye, recuerda, Israel...
El que tenga oidos que oiga dijo el judio más famoso...
Como Qohelet, Nada nuevo bajo el sol... La gente tiene becerros de oro y endurece su corazón, como Isaias y otros textos, los padres comieron agraces y los hijos tuvieron dentera...
Por eso los judíos saldrán siempre adelante...
# 4, Pasaba por aquí
30 de septiembre de 2011, a las 21:10
¿El sector inmobiliario es víctima de la crísis o es uno de los culpables de la crísis?
Ayudar ahora mismo al sector inmobiliario, ¿no sería cómo atarnos una roca al pie y lanzarnos a un río?
6, Anónimo
No sé a qué te refieres,... ¿en qué parte del articulo dice que se tenga que ayudar al sector inmobiliario?
El mayor problema del sector financiero, es el sector inmobiliario y sus valoraciones, por lo tanto promover una demanda sobre estos activos ayudaría en parte a la resolución del problema, ¿ Que es más eficaz, dar al sistema financiero 50.000 m€ en ayudas a fondo perdido para reflotarlo, o reactivar el sector con medidas de estímulo, como la desgravación por compra de vivienda, y no solo la primera sino la segunda si hiciese falta?.
No se trata de volver a la construcción salvaje de nuevas viviendas, solo se trataría de deshacer el nudo gordiano, convertir en líquidos unos activos que ahora no lo son, e intentar al mismo tiempo detener la sangría paara el sector financiero, de la bajada de valoraciones.
Hola
Queria pediros vuestra opinion sobre un tema
Mi padre me ha consultado sobre un deposito de Caja Madrid, no se como se llama pero es un deposito a 3 años, en el que cada año va pagando un poco mas que el anterior, creo que la media de los tres años ronda el 4.5%.
Nuestra preocupacion viene por la confianza (o mejor dicho falta de confianza) en la solvencia de caja madrid. Aunque ya se que esos depositos estan protegidos por el estado hasta 100.000€ (la cantidad a invertir serian unos 80.000) tampoco estamos del todo tranquilos.
Que opinais?, cual es vuestro consejo?.
Un saludo
Buen consejo, lo malo es cuando esos ahorrillos los has metido en bolsa como inversor a largo, precisamente para una emergencia, y resulta que la emergencia (el despido) y la caída de bolsa llegan en la misma época, que es lo que ha pasado estos últimos años.
Leyendo los comentarios he visto el de jmdha, sois duros con él, ha contado perfectamente lo que catbay hablaba del faraón, solo que compró los templos en las vacas flacas, un lapsus.
Es la primera crisis que la cultura occidental ha pasado a los anales de la historia.
¿Por qué clasificais a una tanto y al otro tan mal?
Ha explicado:
1º Ciclos económicos.
2º El riesgo del exceso del crédito barato.
3º Los políticos hablan de impuesto y bien social, pero ya han demostrado que recortan en lo básico no en sus caprichos, Televisiones, radios, periódicos locales y provinciales, embajadas autonómicas...