Y todo eso lleva a una reflexión: ¿Cuánto de culpables son los países que más están padeciendo por la estructura de la €zona? Por ejemplo, Leif Pagrotsky, parlamentario sueco cree que
la culpa debería ser compartida por aquellos que conocían, o deberían haber conocido, los riesgos de perder la capacidad de fijar tasas de interés en países individuales. Sabemos que tasas de interés reales extremadamente bajas producen una expansión masiva del crédito. En países con un mayor crecimiento de los precios que en Alemania pero con los mismos costos de endeudamiento esto no puede producir otra cosa que sobrecalentamiento, mayor inflación o incluso tasas de interés reales más bajas. Los riesgos para los países periféricos son inherentes al sistema creado por la Unión Monetaria Europa. La principal culpa debería recaer sobre los fundadores del sistema, o aquellos que vieron los problemas venir pero optaron por no pronunciar ninguna señal de advertencia. Ignorar los riesgos y exagerar los beneficios del euro para promover un respaldo de la moneda a corto plazo inevitablemente se tornó autodestructivo.
El economista Kash Mansori va más allá
Lejos de causar la crisis, los países periféricos se enfrentaron contra fuerzas poderosas fuera de su control, fuerzas que probablemente habrían hecho esta crisis inevitable sin importar lo responsablemente que se hubieran comportado.
Resumiendo, cuando surgió el euro se buscó que grandes flujos de capital se trasladaran desde el núcleo de la Eurozona a la periferia y unos bajísimos tipos de interés y una mejor calificación de la solvencia de países y empresas eran una invitación al endeudamiento luego el evidente desequilibrio se tornó inevitable. Por supuesto, esto no excluye que no se podían haber hecho las cosas mejor. De hecho, hubo un país que no aprovechó estas circunstancias para aumentar su déficit presupuestario y disparar su deuda pública: España. Durante varios de los 8 años en los que Rato dirigió la economía y los 3 primeros años de Solbes las cuentas públicas españolas fueron ejemplares si las comparamos con el desastre griego, portugués o italiano (el caso de Irlanda requiere otro artículo). Pero no quiero defender a los políticos españoles, culpables de tantas cosas, sólo resaltar que su gestión de las cuentas públicas fue mejor –en su conjunto- que los de los otros países con las mismas circunstancias y eso explica que incluso ahora y a pesar de todo lo que se ha tenido que emitir para cubrir el déficit desmesurado de 2008, 2009, 2010 y mucho me temo 2011, tengamos un porcentaje de deuda pública respecto al PIB que es por ejemplo la mitad del italiano.
¿Eso significa que la culpa es de los ciudadanos? Tampoco creo que eso sea cierto, miremos este gráfico que compara, partiendo de una base 100 en 1998, el empleo en España y Alemania:
Como vemos, fue espectacular la cantidad de personas que aumentaron sus ingresos en esa época y por lo tanto el que gastaran más y empujaran la inflación sobrecalentando la economía fue algo lógico, es exactamente lo mismo que antes comentaba Pagrotsky. Y si añadimos a la ecuación los tipos de interés baratos también parecía normal que aumentara la utilización de créditos. Sí, la tradición española de tener vivienda en propiedad ayudó a una enorme burbuja inmobiliaria pero como decisión personal de inversión no parecía tan descabellado hacerlo y de hecho prácticamente todo el que compró antes de 2005 en la actualidad tiene una propiedad al mismo valor o superior al que tenía entonces. El mismo razonamiento lo podemos aplicar a las empresas y en general al sector privado y su excesivo endeudamiento. El problema es que una buena decisión individual puede ser nefasta si la hace todo el mundo y ahí es donde falló la labor supervisora de nuestras autoridades que, viendo el panorama en su conjunto, debían haber frenado –en lugar de inducir por ejemplo con deducciones fiscales- ese endeudamiento masivo de la sociedad española. Y cuando hablo de autoridades me refiero a alcaldes, presidentes autonómicos, gobierno central, banco de España e incluso BCE y la UE que estaban viendo un exceso de flujos de un lado de Europa al otro que no era sano. Y ahí entra la banca.
La banca española fue irresponsable en la concesión de créditos a promotoras (no tanto a hipotecados ya que las leyes les aseguran altas posibilidades de cobro), inmobiliarias y a otros muchos negocios y por eso fueron culpables de la crisis pero en el fondo cayeron en la misma trampa que sus clientes: se metieron en deudas a largo plazo porque otros bancos europeos y sobre todo BCE les prestaban mucho dinero muy barato a corto plazo. De nuevo los supervisores europeos no pusieron ningún traba a este más que evidente desequilibrio. Con todo, fue meritorio que la gran banca española, a pesar de su internacionalización, no cayera en las redes de la crisis subprime USA como la mayoría de los grandes bancos del resto de Europa. Y esa diversificación inversora tan adecuada en estos tiempos en los que los países emergentes son un refugio ante la crisis global, fue muy acertada y por eso los beneficios de nuestras multinacionales, incluyendo las no bancarias, también se han mantenido muy altos… al menos hasta ahora.
En resumen, en España hemos hecho las cosas muy mal y los que mandaban en el país prefirieron, por ejemplo, el beneficio a corto plazo que generaba un modelo productivo basado en la construcción pero no debemos olvidar que la errónea estructura de la €zona y la falta de supervisión y control de las autoridades financieras incitaban a un excesivo endeudamiento. Y España cayó en muchos errores, especialmente una vez iniciada la crisis, pero tomando el conjunto desde que empezó a ser efectiva la €zona, los fallos fueron menores que los que cometieron otros países con las mismas circunstancias y por eso, y contra la creencia general del año pasado, el pensamiento mayoritario hoy es que el mayor riesgo para la solvencia de la €zona no es España sino Italia. Por desgracia, aparte de los lastres de nuestra economía (la alta tasa de paro, los problemas de las cajas de ahorros, las deudas, la desconfianza de los inversores, la corrupción política etc.) nos encontramos con una €zona que no ha cambiado en absoluto su diseño y sigue generando problemas y reaccionando ante ellos de forma lenta e ineficiente. Y aunque no parece que sea una situación que vaya a variar en el corto plazo mucho me temo que España necesita imperiosamente que lo haga cuanto antes.
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En mayo de 2010, la víspera del Día de Europa que se celebra todos los años para conmemorar el aniversario de la Declaración Schuman (1950), un comité de sabios presidido por Felipe González entregó al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, un documento con propuestas sobre el futuro de la construcción europea. Su análisis aportaba cierta contundencia: "La Unión Europea (UE) está obligada a tomar medidas, modificar comportamientos y corregir dinámicas si quiere devolver la esperanza a los europeos y hacer que las instituciones sirvan realmente para facilitar la vida de los ciudadanos y lograr que éstos vuelvan a tener ilusión y confianza en un proyecto que atraviesa uno de los peores momentos".
Camino de año y medio después, sobran motivos para pensar que, si algo ha cambiado, ha sido a peor. El propio González se mostró contundente el jueves, en su intervención en Fórum Europa: "la UE está funcionando mal". Apenas 24 horas después, otra cabeza solvente en temas comunitarios, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, ha ido más lejos: "la situación es desastrosa". Ni uno ni otro se refería específicamente a la situación económica, sino a la manifiesta imposibilidad -¿incapacidad?- de los líderes políticos para adoptar decisiones que afronten, de una vez por todas, una situación que se degrada por días.
González y Juncker muestran otras coincidencias en el diagnóstico. El luxemburgués se ha esforzado el viernes en remarcar una obviedad: "somos 17 países y no solamente Berlín y París tienen cámaras parlamentarias"; una forma de expresar molestia por la sensación que se transmite de que sólo valen las decisiones que pactan la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy... acaso porque Juncker saber que es más que una sensación. El ex presidente español, por su parte, habla directamente de que el dueto franco-alemán ha asumido papeles que corresponden a la Comisión y el Consejo. Y las redes sociales tercian en el asunto, al punto de que en Twiter la palabra (hastag) merkozy es trending topic (uno de los asuntos más comentados).
¿Cuál es la causa? González, que presume de poder hablar sin ningún tipo de ataduras gracias a su condición de ex, culpa a una pérdida de dimensión europeísta por una creciente propensión a primar la visión estrictamente nacionalista, a la que califica de "egoísta". En lo concreto, señala la crisis griega, que considera debería haberse abordado de forma más contundente en marzo de 2010, cuando se analizó por primera vez, pero no se hizo "por unas elecciones en no sé qué länder". Ve incluso posible que Europa acabe afrontando una década perdida, más o menos como sucedió cuando América Latina hubo de afrontar una crisis de deuda, y razona a los escépticos que "llevamos ya tres años y medio".
Algo menos, aunque sí varios meses, llevan previéndose decisivas para el euro una semana tras otra. A veces, se trata de cumbres ordinarias o extraordinarias de los jefes de estado y gobierno. Otras, responden a convocatorias del Eurogrupo y el Ecofin. Pero a menudo basta con que se reúnan Merkel y Sarkozy o simplemente anuncien una conversación telefónica. Estos días vuelve a ocurrir.
González, exhibiendo experiencia, -"me acuerdo muy bien de mis cumbres"-, tiene poca fe en que esta vez sea distinta de las anteriores, por lo general dominadas por la frustración. En el mejor de los casos -sugiere- "viviremos una semana o dos tranquilas, sin temores agónicos frente a los mercados, pero nada más."
Europa considera mecanismo que sumaría a China en rescate de la crisis http://dlvr.it/rxqsg
España trata de desmarcarse de Italia por la crisis de la deuda http://dlvr.it/rxMQg
El factor estacional suele ser importante en casi todos los indicadores económicos, pero resulta determinante en los referidos al mercado laboral. El patrón más habitual de comportamiento en cada época anual permite anticipar predicciones con cierta garantía. Por ejemplo, la tendencia histórica indica que el tercer trimestre del año suele acarrear un importante aumento de la población activa, normalmente mayor que el resto del ejercicio, debido a distintas causas: fin del curso escolar, búsqueda de empleo tras las vacaciones estivales, considerar el otoño una de las mejores épocas para encontrar trabajo, son algunas de ellas.
Este incremento habitual de la población activa debería traducirse en un aumento automático de la tasa de paro, incluso aunque la cifra global de desempleados se mantenga, debido al incremento del denominador. No obstante, no siempre ha sido así, ni siquiera en los últimos años, en los que ha habido una intensa destrucción de empleo. Las contrataciones estivales en las zonas turísticas y el inicio de buen número de proyectos en septiembre ha conseguido muchas veces mitigar este efecto. No parece que este octubre vaya a ocurrir.
Quizá queriendo poner la venda antes que la herida, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha advertido que la próxima Encuesta de Población Activa (EPA) -se publicará el viernes- traerá malas noticias. Su razonamiento se basa en que en los últimos años el sector público absorbía este trimestre buena parte del empleo que se destruía en otros sectores. Principalmente en educación, pero también en sanidad, eran muchas las bajas y vacantes que se cubrían con contratos de sustitución y relevos por interinos. Ahora, los recortes de gastos han llevado a suprimir buena parte de estas contrataciones, de forma que cada centro se tiene que arreglar con los medios personales que tiene.
No obstante, aunque no es la primera vez que el Ministerio de Trabajo lo hace, culpar sólo a las administraciones de la tasa de paro en los niveles más altos en quince años es contar sólo una parte de la historia. Es cierto que el sector público ha congelado sus contrataciones, pero no lo es menos que el privado no sólo no suma empleos, sino que los destruye. Pese a haber sido promovidos y presentados con el objetivo de reactivar la contratación, los retoques que el Gobierno ha introducido en el marco laboral no parecen haber servido para mucho... o para nada, dado que tanto los registros de las oficinas de empleo como las sucesivas EPA no cesan de ir a peor.
Pelea por nuevas tierras
Especuladores, Gobiernos, bancos y fondos de pensiones se lanzan a comprar
http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Crecimiento/hipotecado/elpepueconeg/20111023elpneglse_1/Tes
Santander ve "improbable" que el Gobierno reduzca el déficit al 6% este año http://bit.ly/nvRDKA
La corrección del déficit de la zona euro fue menor de la esperada el año pasado. Según Eurostat, el saldo presupuestario de los 17 países de la moneda única arrojó un resultado negativo de 572.000 euros, 22.000 más de lo inicialmente estimado. En términos relativos, la tasa ha sido revisada al alza, pasando del 6 al 6,2 por 100 del Producto Interior Bruto (PIB). Este aumento también afecta al saldo del conjunto de la Unión Europea (UE), que fue del 6,6 por 100 del PIB.
El principal motivo del aumento es la modificación del déficit alemán, que ha sido elevado en un punto del PIB, pasando del 3,3 al 4.3 por 100 respectop a los datos publicados en primavera. También se han empeorado las cifras de Portugal (siete décimas), Eslovenia (dos décimas) y España, Grecia, Francia, cuyos datos se han revisado una décima al alza.
Por el contrario, los saldos de Luxemburgo, Holanda, Austria y Eslovaquia han sido mejorados. Irlanda también ha visto rebajada su estimación, aunque no evita ser el país de la eurozona con mayor déficit, del 31,3 por 100 del PIB).
Lo que no ha cambiado es el hecho de que sólo tres Estados cumplieron con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) el pasado año: Finlandia, Luxemburgo y Estonia. Sólo este último logró superávit.
El nivel de deuda pública ha sido reestimado al alza, pasando del 85,1 al 85,4 por 100 del PIB. En términos absolutos, el dato se ha incrementado en 14.000 millones de euros, hasta los 7,82 billones de euros.
http://www.elpais.com/articulo/economia/UE/recorta/valor/deuda/admite/activos/toxicos/elpepieco/20111023elpepieco_4/Tes
Lo que nos queda por sufrir
Aumentan las probabilidades de que España incumpla su objetivo de déficit