Lo curioso es que muchos de los que hacen estas afirmaciones las justifican con el “alto beneficio por dividendo ” y con el análisis fundamental, que intenta encontrar el valor exacto de una compañía. Lo primero es una verdad a medias ya que si el mercado está en una tendencia alcista y la economía crece a buen ritmo sí que es cierto que se puede uno arriesgar a creer que la compañía que compramos tendrá beneficios suficientes como para dar esos dividendos con los que contamos pero eso se acabó en 2007 y lo hemos podido comprobar tanto en empresas que han suspendido el dividendo como en otras que, aunque lo han mantenido, lo han bajado tanto que dicho dividendo no merece la pena. El SP500 tiene 111 compañías que no abonan ningún dividendo a sus accionistas y es uno de los índices que mejor se han comportado los dos últimos años.
Con todo, peor es dar por bueno en los tiempos actuales el análisis fundamental como instrumento para predecir precios futuros. Lo primero porque creerse la información que pueda obtener un analista sobre una empresa es como confiar en los stress test de la banca que se publicaron en 2010 y 2011, y eso que en teoría la información de los que hicieron los stress test era muy superior pues procedía de los propios bancos centrales. Los “precios objetivos” en bolsa han fallado siempre, incluso en tendencia alcista porque se van revisando constantemente ya que los supuestos datos se quedan desfasados según pasa el tiempo. Esto es algo que se puede confirmar muy fácilmente gracias a internet y su inmensa hemeroteca aunque en los últimos años los mayores desfases han sido las valoraciones que se hicieron de empresas tecnológicas y de comunicación antes de la crisis de las .com y las del sector financiero antes de 2008. Éste último punto ha llevado a muchos a creer que esto de no saber valorar el precio de una empresa es algo que se circunscribe a las de nueva creación y al sector bancario en general pero es una impresión inexacta. Los precios objetivo de los analistas basados en el análisis fundamental fallan en cualquier circunstancia y en cualquier sector, la excepción es que acierten.
Ni siquiera en una tendencia alcista clara puede servirnos para elegir unas acciones en lugar de otras en la cartera de inversión: salvo contadas excepciones no son las mejores compañías las que más rentabilidad bursátil ofrecieron de 2003 a 2007 ni son las que menos han bajado desde entonces. Empeñarnos en que alguien puede predecir el comportamiento futuro de una acción por los datos que la empresa nos proporciona sobre su pasado y sobre sus previsiones es una entelequia. Desde datos macro que pueden influir (tanto del país originario de la empresa como de los sitios donde invierte), a una situación económica global especial (como un peligro geopolítico o una crisis de deuda soberana como la actual), a un cambio regulatorio (cercano está el tema de las empresas fotovoltaicas) o a simplemente la aparición de un fuerte competidor…todo se alía para que las profecías no se cumplan.
La memoria es selectiva: muchos recuerdan el fallo de las agencias de ráting con Lehman Brothers pero pocos recuerdan que la FED, con más información que nadie, avaló su solvencia hasta apenas unas horas antes de su quiebra. Tampoco que la mayoría de las recomendaciones bursátiles –como casi siempre- eran muy alcistas en el valor. Gran parte de culpa de la actual crisis viene de la exagerada sobrevaloración de activos a la que se llegó en 2007 y de la que muy pocos –dentro del sistema- advirtieron. Creo que, al contrario que las autoridades políticas y financieras, los analistas no mienten conscientemente pero seguir insistiendo en un método que saben equivocado también es una forma de engaño. No quiero dar nombres pero invito a que miréis los precios objetivos de los analistas bursátiles respecto a Telefónica, Santander, BBVA…de hace unos meses. Igual pasa en todo el mundo, Nokia se ha desplomado con recomendaciones de compra y Apple ha superado al alza todos los precios objetivo que se preveían desde hace unos años. Aunque lo de Apple es una excepción, las principales bolsas del mundo han ofrecido una rentabilidad negativa en este siglo y sin embargo más del 80% de las recomendaciones son de compra ¡Incluso en la bolsa japonesa que lleva más de dos décadas bajando! Por otra parte, los precios objetivo sobre determinados valores a veces son completamente diferentes, por ejemplo este Octubre he encontrado 3 actualizaciones del P.O. del B. Santander: el de UBS a 5.3€, el de ACF a 6.90€ y el de la Caixa 7.20€, un 35% por encima del de UBS (y aún era mucho mayor el contraste antes de que la Caixa lo bajara desde el anterior que era 10.40€).
Por desgracia todo esto está de actualidad pero por suerte eso significa que aún es tiempo de que aprendamos de esta constatación para no volver a hacer caso a un sistema de predicción erróneo que ha provocado enormes pérdidas a inversores de todo el mundo. Todos nos equivocamos previendo el futuro pero quien vive de hacerlo debería tener un alto porcentaje de aciertos o al menos una metodología que tenga algún sentido.
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Recesiones en cadena en el inmobiliario
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Deutsche Bank no descarta que la eurozona entre en recesión y un estancamiento de España en 2012 http://bit.ly/v7M5qI
http://www.vozpopuli.com/economia/elena-salgado-se-explica-en-privado-ella-sabe-que-esto-se-cae-que-no-aguanta
A partir de este martes, los médicos del Sistema Nacional de Salud (SNS) cambiarán su forma de recetar. Ese día entrará en vigor el último decreto del Ministerio de Sanidad, que obliga a los médicos a prescribir por principio activo, es decir, sin recomendar ninguna marca. El farmacéutico tendrá que dispensar al paciente el medicamento que sea más barato, lo que en muchos casos llevará a optar por el genérico, aunque las rebajas que los laboratorios han anunciado harán que algunos enfermos continúen sus tratamientos con marca. Dicho de otra forma, quién quiera pagar preparados más caros, tendrá que pagarlos de su bolsillo.
Según Sanidad, esta iniciativa se traducirá en un descenso del gasto farmacéutico de unos 2.000 millones de euros al año; es decir, un recorte de casi un 20 por 100. En el último año, las comunidades autónomas ya han reducido su desembolso en más de 1.000 millones de euros y casi todas han registrado descensos en la factura de dos dígitos respecto a 2010.
La sanidad sigue siendo uno de los servicios públicos mejor valorados por los ciudadanos. Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), recibe una puntuación de 6,5, casi notable, frente a los rotundos suspensos que reciben otros, como la justicia. Los años de expansión permitieron a los gobiernos autonómicos mejorar las infraestructuras, construyendo grandes centros hospitalarios, abrir nuevos consultorios de salud, ampliar el catálogo de prestaciones y contratar personal. Ahora, el problema es cómo mantener ese entramado en un entorno de restricciones presupuestarias. No se puede olvidar que el gasto sanitario concentra casi un tercio del desembolso de las autonomías y que éstas arrastran más de 5.000 millones de euros en deudas con los proveedores del sector.
Algunas voces -cada vez son más- reclaman la introducción de medidas reguladoras o disuasorias para evitar usos indebidos y abusos; una de las propuestas es cobrar por la atención en urgencias, algo habitual en muchos países europeos. No obstante, también son muchos los que creen que aún se pueden recortar gastos sólo mejorando la gestión, principalmente por la vía de la tecnología. Por ejemplo, la receta electrónica no sólo ahorra tiempo a los médicos que tienen que atender a pacientes crónicos simplemente para recetarles medicamentos, sino que también permite una serie de controles, que podrían redundar en una mejora de la eficiciencia.
El componente demográfico, que anuncia un envejecimiento de la población española a medio plazo, hace pensar que será necesario ahondar en ésta y otras medidas si la sanidad pública quiere mantener su nivel y continuar siendo en gran medida gratutita. El ahorro en medicamentos es un paso, pero parece que harán falta nuevas recetas para conseguirlo.
Los peores augurios se han cumplido. La Encuesta de Población Activa (EPA) publicada este viernes ha dejado este tercer trimestre del año como uno de los peores que se recuerdan. Hay que remontarse a la Transición (década de los años setenta del pasado siglo) para encontrar uno peor; así lo ha reconocido el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. Una cosa es que él mismo anticipara hace unos días que la encuesta iba a traer malas noticias porque el sector público, que ha venido maquillando en años anteriores lo que el privado destruía, no iba a ser capaz de hacerlo del todo esta vez. Otra cosa es conocer que hay 144.000 parados más que el pasado 30 de junio, que ya se rozan los cinco millones (no faltan ni 22.000) y que en estos últimos tres meses se han destruido 147.000 empleos. Por mucho que el ministro se haya empeñado en dar cifras negativas de construcción, administraciones públicas, profesores e incluso servicio doméstico... los argumentos suenan manidos. La única razón por la que no se han superado los cinco millones de desempleados es porque la población activa ha caído en 2.100 personas, en vez de repuntar.
Esta última EPA ha situado la tasa de paro en el 21,52 por 100, la más alta desde mediados de los noventa, más del doble que la media de los países de la zona euro y muy por encima de Grecia, Portugal e Italia. Nunca se acaba de despejar por qué el paro estructural es en la economía española muy superior al resto: incluso en periodos de bonanza, con crecimientos superiores al 3 y el 4 por 100, la tasa de desocupados nunca ha bajado del 8 por 100, mientras el conjunto de la Unión Europea (UE) ronda ahora mismo un 10 por 100 (dato de agosto; el de septiembre lo dará a conocer Eurostat el lunes, día 31). Es decir, tan verdad es que la construcción y sus auxiliares han perdido 1,7 millones de trabajadores en esta crisis como que antes de iniciarse, a 30 de septiembre de 2007, España tenía 1,8 millones de parados. Algo no funcionaba entonces y esta crisis no ha hecho más que agravarlo.
Hace tiempo que se viene hablando de la necesidad de cambiar el modelo productivo, abandonar la construcción como motor de empleo y potenciar otras actividades. También se habla -desde otros ámbitos- de que la solución está en reformar a fondo el modelo laboral. Puede que tengan parte de razón, pero no cabe pasar por alto que, por ejemplo, algunas autonomías parecen menos afectadas que otras. Navarra tiene una tasa de paro del 11 por 100. Andalucía casi la triplica.
Crucial, sin duda, es retomar la senda de la recuperación económica. En una semana, el Banco de España avanzará el Producto Interior Bruto del tercer trimestre y en dos, el Instituto Nacional de Estadística lo corroborará aunque, a juzgar por los indicadores ya avanzados, lo más probable es que muestre estancamiento en el tercer trimestre. Nadie parece esperar otra cosa. Y el próximo jueves, 3 de noviembre, el Ministerio de Trabajo publicará la cifra de paro registrado de octubre, un mes que desde los años noventa siempre da malas noticias. ¿Más?
El drama del banco más antiguo del mundo http://dlvr.it/sxV2Q
Cambio-de-horario http://dlvr.it/sx66M
De los 17,32 millones de hogares que hay en España, 1.425.200 tenían a todos sus miembros en paro al cierre de septiembre. El dato es muy negativo y ha crecido tanto durante el tercer trimestre del año, con un aumento de 57.700, como en los últimos doce meses, periodo en el que ha aumentado en 132.900 hogares, según los datos de la encuesta de Población Activa (EPA) que ha difundido este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Hay otra cifra negativa y es que el número de hogares en los que todos sus activos estaban ocupados ha descendido en 102.700, hasta 9.058.300. En términos interanuales, esta caída fue de 201.700.
El organismo ha difundido que al cierre de septiembre había 4.978.300 personas en paro, con una tasa de del 21,52 por 100. La población activa se situó en 18,16 millones y la tasa de actividad en el 60,1 por 100 de la población.
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