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¿Dónde comenzó a ir todo mal?

¿Dónde comenzó a ir todo mal? 1Tan extraño como buen lugar por donde comenzar a buscar, es un agujero en la tierra cerca de la pequeña ciudad de Waxahachie, Texas; o, para ser más concretos, 17 agujeros en el suelo, cada uno de los cuales lleva a 22 kilómetros de excavación de un túnel abandonado en las duras rocas de Texas, agujeros y túneles herencia de un grandioso proyecto científico, el Desertron.

El Desertron, o el super-colisionador, para dar su nombre científico correcto, se suponía que era la respuesta al Gran Colisionador Hadron del Europeo (CERN) en Ginebra, un gigantesco experimento para investigar las leyes más fundamentales de nuestro universo. Con una circunferencia de 54 millas, podría haber sido tres veces más grande y potente que el proyecto europeo.

Desafortunadamente, también hubiese sido tres veces más caro. En octubre de 1993, para ahorrar los costes estimados en 10.000 millones de dólares, el Congreso de Estados Unidos votó por el abandono del programa en su totalidad, estimando el coste de los trabajos ya realizados en unos 2.000 millones.

Para una generación completa de físicos americanos, esta decisión supuso el fin del futuro esperado de sus carreras.

Para algunos doctores en física aquello fue un golpe muy duro. ¿Qué se suponía que debía hacer entonces? Tenían que buscarse la vida en otra cosa. Y la única solución, para muchos de ellos, fue dedicarse a trabajar en Wall Street, en sitios como, en el gigante banco de inversión Merrill Lynch.

La colisión resultante de científicos brillantes pero ingenuos, formados para manipular partículas subatómicas, con la de agresivos inversores de bolsa dispuestos a ver nuevos productos iba a ser más peligrosa que cualquier cosa que se hubiese producido bajo la rocosa superficie de Waxahachie o bajo el CERN

De ahí la creación de una asociación de derivados financieros espantosamente complicada: préstamos, hipotecas e inversiones mezcladas en paquetes y vendidas en todo el mundo, algo que casi nadie logró entender, especialmente las autoridades reguladoras.

Cuando estas “armas financieras de destrucción masiva” como las denominó recientemente Warren Buffet, explotaron en el 2008, el mismo Congreso de Estados Unidos que había ahorrado 10.000 millones de dólares en el cierre del proyecto Deserton, tuvo que aprobar un paquete de rescate para el sistema bancario que se estima que ha costado a los tributantes americanos la cantidad de 3.700 billones de dólares.

Si pensamos en el típico trabajador de Wall Street, muchos pensamos que se tratan en su mayoría de hombres engominados, con camisas de rayas, con estudios de económicas y con un teléfono en cada oreja al que responden a gritos. Me temo, que esta imagen es totalmente obsoleta.

Actualmente el perfil más demandado pos los bancos de inversión es el de un doctorado en matemáticas o en física, Una titulación en económicas se considera una titulación demasiado “suave”. Cada vez más las personas en la bolsa  son jóvenes, vestidos con vaqueros con pintas de ir a clase. En el sector se les conoce como “quants” (o “cuantitativos” en castellano), diminutivo de “analistas cuantitativos”.

Los “cuantitativos” analizan el mercado con una gran precisión estadística y matemática para predecir los movimientos de precios de las acciones y el nivel de riesgo de la inversión; se sientan en las pantallas y prácticamente no hablan más que en susurros.

Las operaciones se hacen en gran parte por ordenador, cuyos programas han sido diseñados por los “cuantitativos”. Ahora, un 73 por ciento de las acciones en Nueva York se gestionan por un ordenador, también mediante las denominadas “trading de alta frecuencia”, que pueden tener las acciones solamente durante milisegundos o por medio de algoritmos diseñados por los cuántitativos. Los algoritmos son programas sofisticados diseñados para predecir el comportamiento de los mercados.

Hay algo ligeramente escalofriante en esto. Cuando los físicos investigan las leyes del universo, a nadie le interesa y sus sueldos a penas pasan del mileurismo. Pero, cuando buscan las leyes que rigen los beneficios, se encuentran con una marea negra de fieles.

El papel del broker se parece cada vez más al de un piloto en un avión con sistema de control electrónico. El trabajo lo hacen los ordenadores: ellos, por  algún motivo los quants son en su mayoría hombres, se sientan frente a las pantallas y monitorizan el funcionamiento, interviniendo solamente en caso de que algo vaya mal.

Robert Harris, el autor del libro “The Fear Index” (y en el cual se basa este artículo), comentaba que hace poco estuvo observando un sistema algorítmico en Ginebra de una operación de fondos de riesgo en la Bolsa de Valores de Nueva York. El ordenador había seleccionado las acciones con las que quería operar. Se comunicaba con el sistema informático del broker en Estados Unidos, que, en cambio, se comunicaba con el intercambio informático que facilitaba la operación. No había ningún humano implicado.

En los 20 minutos que estuvo observando, la máquina había conseguido unos beneficios de 1,5 millones de dólares. Este fondo de riesgo había conseguido un retorno sobre la inversión para sus inversores de más de un 80 por ciento durante los últimos tres años, en un momento en el cual la mayoría de nosotros veíamos como el valor de nuestras pensiones y fondos bajaban en un mercado a la baja.

A nuestros ordenadores les encanta cuando los mercados entran en pánico, porque cuando la gente entra en pánico, ellos se comportan de manera predecible

Eso es lo que le dijeron. En otras palabras, las máquinas no sienten miedo.

Hay un modo de estimar esta debilidad humana: el ïndice de Volatilidad SP500 (VIX) mide la volatilidad esperada en la Bolsa de Valores de Chicago para el próximo mes, en base a una fórmula matemática complicadísima diseñada por los analistas cuantitativos. Se conoce popularmente como “El índice del miedo”.

En 1965, el fundador de la empresa informática Intel, Gordon Moore, propuso lo que se denomina la “Ley de Moore”: los ordenadores se doblarían en potencia y rebajan los costes cada 18 meses. Esta predicción ha demostrado ser increiblemente precisa.

Para poner un ejemplo: hace poco, en los noventa, los datos experimentales de la CERN se analizaban por medio de un superordenador Cray X- MP/48 que les costó a los científicos 15 millones de dólares. No obstante, la máquina tenía menos de la mitad de potencia de computación que una Xbox de Microsoft, que vale 200 dólares.

Cuando algo continua doblando en tamaño, en este caso en potencia de computación, esto se denomina crecimiento exponencial. Pero como ya había predecido años atrás Moore, el crecimiento exponencial no dura para siempre. Se puede llevar al límite, dijo, “pero, cada cierto tiempo aparece un desastre”.

Nos habían advertido.

Los ordenadores se han convertido en una herramienta tan potente en las operaciones financieras que la implicación humana se ha reducido a los analistas cuantitativos y a sus obsesivos análisis estadísticos. Pero, los programas de ordenador basados en estadísticas, aunque cuenten con análisis brillantes, no tienen lugar para el sentido común.

Los ordenadores predicieron que el mercado inmobiliario de los Estados Unidos subiría para siempre porque las estadísticas demostraban que los precios de la propiedad nunca habían bajado en la historia; y todas las instituciones financieras entraron a lo loco en el mercado inmobiliario americano. Todos sabemos lo que sucedió a continuación: el mercado inmobiliario de los Estados Unidos colapsó, las hipotecas no valían y las crisis de los préstamos hizo caer el resto de los mercados financieros mundiales.

Hace año y medio escribimos por aquí un artículo titulado “Terminator 2010: La guerra de algoritmos, el crash bursátil y la rebelión de las máquinas” intentando explicar el “Flash Crash” de los mercados americanos días antes, unos eventos que sucedieron en tan solo unos minutes nos mostraron una imagen terrorífica de en lo que se habían convertido los mercados modernos. En primero lugar, veamos su escala: se comercializaron 19.400 millones de acciones en ese día, más que en toda la década de los sesenta.

Pero las cifras son desconcertantes: cientos de millones de estas acciones nunca se vendieron en realidad, sino que simplemente fueron poseídas durante unas milésimas partes de un segundo mientras los brokers de alta frecuencia probaban el estado del mercado.

Ellos  simplemente probaron, haciendo falsas ofertas de venta o compra de acciones de modo que pudiesen obtener el precio, pero sin realizar las compras.

El problema fue que los ordenadores registraron esas ofertas falsas como ventas reales, y gran parte de esta actividad tuvo lugar en la sección de operaciones online de la Bolsa de Valores de Nueva York, haciendo que esta bolsa se congelase temporalmente. No pudo superarlo, esto había hecho que la cantidad de acciones comercializadas pareciese ser diez veces mayor a lo que era en actualidad.

En pánico, el Índice Industrial Dow Jones cayó aproximadamente 700 puntos en un espacio de 20 minutos, esfumando casi 1.000 billones de dinero invertido. Y de ahí el mundo financiero en el que vivimos: un mundo extremadamente volátil en donde los cambios de un 3 y 4 por ciento al día en los mercados ya es algo normal.

Un mundo de instrumentos financieros extremadamente complicados diseñados para ampliar el riesgo, pero que en realidad han creado una contagiosa falta de confianza; un mundo de comunicaciones instantáneas, en el cual los momentos de pánico se extienden en segundos, un mundo en donde a las mentes más brillantes ya no se le paga para hacer progresos científicos sino para diseñar estrategias económicas que, en su mayor parte, son improductivas y en ocasiones altamente peligrosas.

El físico y novelista C.P. Snow ofreció una ponencia en 1959 sobre lo que el denominaba “las dos culturas”, las humanidades y las ciencias, y el fallo de una al no entender a la otra.

Muchas veces he presenciado reuniones de personas que, siguiendo la cultura tradicional, cuentan con gran educación y sin embargo expresaban su incredibilidad ante la poca cultura de los científicos.

Una o dos veces le he preguntado a la empresa cuántos de ellos podrían describir la segunda ley de la termodinámica. La respuesta era contundente: y también negativa. Estaba preguntando algo que es el equivalente científico a preguntar: ¿Has leído alguna obra de Shakespeare?”

Me parece que ahora hay un tercer elemento que añadir a la lista de Show: los mercados financieros.

¿Cuántos de nosotros sabe lo que es una venta “short-selling”? ¿Y cómo funciona realmente la bolsa? ¿Qué es comprar a mercado o por lo mejor?

Es el Mercado financiero se ha salido del control humano, lo que se ha convertido en una reserva elitista y antidemocrática para los super ricos, y que ataca al planeta como cualquier otro extraterrestre de una novela de H.G. Wells.

El Mercado financiero digitalizado no nos vale: trabajamos para la máquina. Y no creo que nuestros líderes políticos tengan la menor idea de cómo controlarlo.

Así que intenta responder a esta pregunta. ¿Jugarías al ajedrez contra un potente ordenador? entonces ¿por qué juegas contra él en los mercados financieros?

Carlos Lopez

Redactor de Euribor.com.es. Escribiendo desde el 2006 sobre el Euribor, economía, finanzas, bolsa, hipotecas y ahorro

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  • Incluso los escépticos lo aceptan: la asistencia efectiva funciona. En los últimos veinticinco años la proporción de personas pobres en los países en desarrollo ha disminuido a la mitad, y en la década pasada ha habido enormes avances en el desarrollo de países que alguna vez se pensó que no tenían remedio.
    A nivel mundial, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años se ha reducido en un tercio, y las economías del África subsahariana tuvieron un crecimiento anual en promedio de hasta un 6%. Salvo los países frágiles y afectados por conflictos, los países pobres de ahora son muy diferentes de los países pobres del pasado.
    En los años noventa, las economías de los países en desarrollo representaron solo una quinta parte del crecimiento económico global. Ahora, muchos de ellas son el motor de la economía mundial. Algunos estiman que para 2025 seis economías de mercado emergentes muy importantes–China, Corea del Sur, Indonesia, Brasil, la India y Rusia- representarán en conjunto más de la mitad de todo el crecimiento global.
    También hay historias de éxito menos conocidas. Consideremos Etiopía, el país africano sin riquezas naturales que ha crecido más rápidamente durante siete años consecutivos a pesar de una de las peores crisis globales de nuestro tiempo –con un crecimiento promedio anual del PIB del 11% desde 2003. Por otra parte, muchos países pobres han empezado a crear instituciones efectivas, controlar el gasto y administrar su presupuesto, y ofrecer más de los servicios que sus ciudadanos necesitan.
    Si bien estos resultados son sorprendentes todavía hay mucho que hacer. Paradójicamente, precisamente porque ha habido buenos resultados es necesario reconsiderar la asistencia al desarrollo. Los países desarrollados están estimulando una crisis prolongada, y como los países en desarrollo han generado dos tercios del crecimiento global durante los últimos cinco años, la recuperación mundial dependerá de que sus resultados sigan siendo positivos. En este mundo verdaderamente multipolar, la tradicional relación entre donantes y receptores de asistencia –que a menudo supone maestros y estudiantes- es sencillamente obsoleta.
    Por lo que en la próxima reunión de profesionales del desarrollo que se celebrará en Busan, Corea, a finales de noviembre, para discutir cómo hacer más efectiva la asistencia, los participantes deben tener en mente tres principios clave.
    Primero, mientras mayor nivel de desarrollo tengan los países, más dispuestos y preparados estarán para velar por su futuro –y desearán cada vez más que no se les diga lo que es mejor para ellos.
    Lo sé de primera mano. Cuando el tsunami golpeó a Indonesia en 2004, yo era ministro encargado de Planificación. El desafío parecía abrumador. Tan solo en Aceh habían muerto 230,000 personas, y 500,000 se habían quedado sin hogar de la noche a la mañana. Se calculaba que los daños ascendían a más de 4.5 mil millones de dólares, y que el costo de la reconstrucción sería aún más alto.
    Luego de una generosa respuesta global sin precedentes que generó una entrada masiva de asistencia, presidí una reunión para coordinar la ayuda. En ella había cientos de expertos que representaban docenas de organizaciones. Muchos nunca habían trabajado en Indonesia, pero pensaban que sabían mejor que nadie cómo abordar las tareas de asistencia. En un momento difícil tuve que recordar a uno de los ponentes que nadie más que nosotros, el pueblo indonesio, estaba a cargo de nuestro futuro. Sabíamos que sin “apropiación” y liderazgo locales, los esfuerzos de asistencia no serían exitosos.
    Actualmente, Aceh es aclamada como un ejemplo exitoso de reconstrucción. El resultado es sin lugar a dudas perfecto, pero por la magnitud de la tarea, es impresionante. Una gran parte se ha reconstruido y a menudo ha quedado mejor que antes del tsunami. Las personas están más seguras y han reanudado sus vidas. La respuesta al tsunami fue una lección positiva de asistencia efectiva que todos aprendieron.
    Segundo, mientras el tema de desarrollo va atrayendo gran interés y el número de donantes y socios aumenta, necesitamos estar seguros de que nuestros esfuerzos están coordinados y que aprovechamos los conocimientos técnicos y visión fresca que los nuevos participantes aportan. Actualmente, los países con economías de mercado emergentes a menudo tienen dinero y conocimientos, como se mostró luego del terremoto en Haití, cuando mucha de la ayuda de emergencia temprana llegó de Brasil y Colombia.
    Uno de los ejemplos más conocidos y de mayor éxito de los llamados intercambios Sur-Sur es la importación del programa Bolsa Familia de Brasil, mediante el cual las familias reciben efectivo a cambio de mantener a sus hijos en la escuela y someterse a revisiones médicas. Se atribuye al programa la impresionante reducción de la pobreza en Brasil, y se ha reproducido en el vecino Perú, así como en la India y China.
    Una iniciativa mexicana similar se implantó en Nueva York, en donde los primeros resultados muestran que la pobreza ha disminuido, la salud ha mejorado y la asistencia a la escuela ha aumentado –resultados que no se habían obtenido con los esfuerzos locales hasta que se adoptaron los modelos probados de los vecinos sureños.
    La cooperación Sur-Sur y la (Sur-Norte) muestra que la asistencia efectiva necesita algo más que dinero. Los conocimientos, la experiencia, los conocimientos técnicos y la coordinación son igualmente importantes.
    Finalmente, la transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para el éxito de largo plazo. En efecto, una falta de transparencia puede convertir incluso un avance real en un total fracaso. Por ejemplo, Suharto, en Indonesia, dictador benévolo que favoreció las pequeñas élites y luchó contra la pobreza, pero permitió que avanzara la corrupción, en última instancia se enfrentó con una población cansada por la falta de reformas políticas. Más recientemente, varios líderes de Medio Oriente y de África del Norte, que propiciaron un fuerte crecimiento, aunque no incluyente, tuvieron la misma suerte.
    La transparencia es importante para los países en desarrollo y para los donantes. Actualmente, el Banco Mundial está publicando más información que nunca sobre sus programas, y está compartiendo abiertamente sus datos sobre el desarrollo, sin costo alguno. También monitoreamos nuestro desempeño y publicamos los resultados en un cuadro público de puntuación corporativa.
    A medida que los países ricos reducen sus presupuestos de asistencia y los países en desarrollo se hacen más vulnerables a los efectos de la crisis actual, la pregunta no es si la asistencia sirve, sino cómo hacer que funcione mejor. Aprender de los errores, trabajar en conjunto y asegurarse de que los países se están encargando de su propio desarrollo es importante para el éxito de los programas de ayuda. De otro modo se demostrará que los escépticos tienen razón.

    Sri Mulyani Indrawati es director gerente del Grupo del Banco Mundial, fue ministro de Finanzas de Indonesia

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  • El adelanto electoral dejó en el tintero varias normas en materia energética. El Gobierno socialista logró aprobar in extremis, tan sólo unos días antes de la celebración de los comicios, el Plan de Energías Renovables 2011-2020 o la orden de pagos por capacidad para las centrales térmicas e hidráulicas. Peor suerte corrieron, sin embargo, el nuevo marco regulador para la energía eólica o el anteproyecto de ley del sector de hidrocarburos que trasladaba al ordenamiento español la directiva comunitaria del mercado interior del gas de 2009.

    En el caso de la normativa del gas, la disolución del Parlamento ha paralizado su aprobación. Al no haber sido sancionada por el pleno, se dará por no presentada. El nuevo Gobierno popular deberá, por tanto, reabrir su tramitación desde el principio. La norma comunitaria fija nuevos derechos de los consumidores, refuerza las competencias del regulador, establece normas comunes en materia de transporte, distribución, suministro y almacenamiento de gas natural, y contempla la separación de las actividades de transporte y operación del sistema.

    Desde la patronal Sedigas reclaman el impulso de la ley y, a su vez, un peso importante en el mix energético. Éste es uno de los principales retos que afronta el sector gasista: su lugar en una cesta energética cada vez más diversificada. En 2010, la demanda total de gas natural descendió un 0,3 por 100 y su consumo para generación eléctrica cayó un 15,7 por 100, debido fundamentalmente al incremento de participación de las fuentes del régimen especial y a una mayor hidraulicidad, en detrimento de los ciclos combinados. El sector reivindica, sin embargo, la seguridad que las centrales térmicas dan al sistema, al cubrir precisamente los huecos que en un contexto de demanda estacional dejan las renovables, debido a su carácter intermitente, especialmente la eólica y la solar.

    Otro desafío que tocará afrontar son los nuevos yacimientos de gas shale o pizarra, prohibidos en países como Francia por sus riesgos medioambientales y abrazados con júbilo por Estados Unidos o Polonia, entre otros. En España, de momento, el gobierno vasco anunció hace tan sólo un mes que Álava cuenta con yacimientos de este tipo suficientes para cubrir el consumo total de gas natural de España durante cinco años.

    Mientras en este terreno no existe una posición definida de Bruselas, si parece haberla en torno a la necesidad de potenciar las interconexiones, tanto eléctricas como gasistas. Recientemente, la Comisión Europea anunció inversiones de más de 9.000 millones de euros en infraestructuras energéticas transeuropeas con el objetivo de diversificar las fuentes de abastecimiento del continente, ante la vulnerabilidad de la región en momentos de tensión en países exportadores. Según Bruselas, de los 200.000 millones que se necesitará invertir en infraestructuras energéticas durante la próxima década, un 35 por 100 (70.000 millones) debería ir dirigido a gasoductos, almacenamiento y terminales de gas natural licuado (GNL) e infraestructura de flujos bidireccionales, es decir aquella que permite que el gas pueda fluir en ambos sentidos.

    En este contexto, destaca el papel de España, con seis regasificadoras y dos grandes gasoductos de importación: Magreb (Argelia-Marruecos-Cádiz) y Medgaz (Argelia-Almería). Éste último fue una apuesta personal de Bruselas, que lo incluyó en su última revisión de las redes transeuropeas de energía, en 2006, para hacer de España el hub gasista del sur de Europa. Cuatro años después, en 2010, fue inaugurado, con una longitud de 210 kilómetros sumergidos en las aguas del Mediterráneo y una capacidad inicial de 8.000 millones metros cúbicos al año. Ahora las miradas están puestas en el proyecto MidCat, que permitiría la conexión, a partir de 2016, de los sistemas gasistas de Francia y España a través de Cataluña, dando salida al gas procedente de Argelia.

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  •  
    El año 2011 ha sido el décimo más cálido desde 1850 http://dlvr.it/yC622
     

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  • En las últimas semanas se ha reabierto el debate sobre si la economía española padece estancamiento, recaída o recesión. Las cifras que unos y otros presentan sirven para defender cualquiera de las opciones, pero no es fácil saber cuál resulta más veraz.. Este martes, el Banco de España ha aportado su granito de realidad con la publicación de los datos empresariales que recoge la central de balances. En síntesis, constatan que la suave recuperación iniciada en 2010 se ha ido diluyendo progresivamente según transcurría 2011. El retroceso es generalizado, pero especialmente acusado en los sectores más dependientes del consumo privado, como el comercio o la hostelería. La industria, que había empezado bien el año, ha comenzado también a renquear, probablemente por la ralentización del comercio exterior.

    Las empresas no sólo han tenido que ajustar sus volúmenes de producción, sino que también se han visto obligadas a recortar aún más los márgenes para conseguir colocar sus productos en el mercado. El ajuste vía precios ha proseguido, minando con ello la rentabilidad empresarial.

    El Banco de España suma otros dos factores que a lo largo de 2011 han perjudicado las cuentas de las empresas españolas. En primer lugar, el descenso de los efectos positivos de los resultados extraordinarios. El ejercicio 2010 fue un año récord en cuanto a atípicos, debido principalmente a que muchas compañías utilizaron los activos que tenían en cartera para hacer caja y salvar problemas de liquidez. Realizadas estas desinversiones, queda poco que vender y tampoco hay muchos compradores dispuestos a ofrecer un precio atractivo, con lo que los atípicos de 2010 serán difíciles de repetir. Además, algunas compañías, sobre todo las de mayor tamaño, se están anotando importantes partidas de gastos extraordinarios para afrontar Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) o prejubilaciones para ajustar su plantilla al nuevo escenario. Un segundo factor es el aumento de los costes financieros: bancos y cajas no sólo están restringiendo el crédito a las empresas, sino que también lo están encareciendo para salvar sus propios márgenes.

    La ecuación "menos actividad, menos margen, menos extraordinarios y más gastos financieros" se traduce automáticamente en una fuerte caída de la rentabilidad. El Banco de España la cifra en un 27,4 por 100 interanual en los tres primeros trimestres del año. Más allá de los simples números, quizás baste constatar que la situación de las empresas españolas sigue empeorando y tiene pocas perspectivas de mejoría, lo que redunda en más destrucción de empleo. Sea estancamiento, recaída o recesión, lo cierto es que la crisis aún no se ha ido y el futuro de muchas empresas españolas sigue pintado de gris ... oscuro

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  • Un estudio sobre la calidad de vida en distintas ciudades del mundo elaborado por Mercer sitúa a Barcelona en el puesto 40 del ranking mundial, aunque sólo ha competido con Madrid a nivel nacional. La capital española se ha situado en el puesto número 43. El estudio elaborado por la consultoría valora 221 ciudades en todo el mundo, y la mejor posicionada es Viena.

    Varias ciudades europeas encabezan este ranking, acompañando a Viena como los sitios donde mejor se vive. De los 25 primeros puestos del ranking, 15 los ocupan ciudades europeas, en su mayoría alemanas. No hay ciudades británicas, francesas o italianas.

    Llama la atención que ninguno de estos puestos los ocupan ciudades estadounidenses, ya que Honolulu es considerada la ciudad de ese país donde mejor se vive, en el puesto 29, seguida en el número 30 por San Francisco. Chicago y Washington figuran empatadas con Madrid, en el puesto número 43.

    La empresa hace este estudio enmarcado en su labor de asesorías a compañías y gobiernos para establecer una retribución adecuada para sus trabajadores expatriados. Por ello, elabora también un ranking de seguridad personal. Teniendo en cuenta sólo este aspecto, Luxemburgo es la ciudad más segura del mundo, en un ranking dominado por urbes europeas y canadienses. Barcelona y Madrid descienden en el ranking al puesto número 63 y 68, respectivamente.

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  •  
    Nomura recorta un 75% su exposición a la deuda de los periféricos del euro http://bit.ly/uA5DzN
     

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  • Reino Unido se enfrenta hoy a la mayor huelga en décadas del sector público http://bit.ly/tqTmNb

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