Veamos que acordaron y que, en mi opinión, soluciona la firma del compromiso europeo. ¿Evitarán estas medidas la desintegración del euro?
Los ejes del acuerdo europeo (ver en PDF), en que Gran Bretaña ha decidido no participar, son:
Detalles del nuevo pacto presupuestario
Los presupuestos públicos de cada estado tendrán superávit o tenderán al equilibrio (déficit estructural anual no superior al 0,5% del PIB).
Cada Estado miembro introducirá este límite al endeudamiento en su ordenamiento jurídico nacional, con rango de deber constitucional. En España falta aprobar la ley que concrete el límite al endeudamiento público, si bien ya se ha consagrado el deber hacia nuestros acreedores en la Constitución. El calendario de cumplimiento está aún por decidirse.
La Comisión Europea y el Consejo serán los encargados de fiscalizar el cumplimiento de la disciplina fiscal por parte de los Estados firmantes.
Los Estados deberán informar previamente de los planes nacionales de emisión de deuda.
Se refuerza la ya existente norma que limitaba al 3% el déficit permitido (y que se han saltado a la torera Alemania y Francia en 14 ocasiones), articulando sanciones automáticas salvo que una mayoría cualificada de estados de la zona euro se opongan.
Se acuerda regular los mecanismos de supervisión de los presupuestos de cada Estado miembro, por parte de la Comisión Europea.
¿Se garantiza la supervivencia del euro?
No, pero es un impulso importante hacia lo que antes o después tendremos que hacer: una integración fiscal plena de todos los países de la zona euro. A Europa le cuesta tomar decisiones, eso es cierto. Hasta que la situación no es insostenible no se firman los acuerdos para evitar la debacle. Sin embargo, estamos ante un avance importante, que rompe un tabú: los presupuestos nacionales tendrán que pasar por una supervisión supranacional.
Faltan muchas reformas para consolidar la moneda única, entre las que destacaría la creación de una Hacienda Europea que coordine y supervise los tributos de cada Estado, además de los presupuestos; y que sea capaz de emitir eurobonos respaldados por toda la Unión. Y no olvidemos lo fundamental: crear empleo, de calidad y estable. Para ello, las políticas económicas de gasto e inversión pública que creen empleo deberán ser una prioridad tan o más preferente que el equilibrio presupuestario. Porque tener un euro fuerte es bueno para las economías europeas, pero garantizar un futuro próspero para sus familias es lo imprescindible para que el proyecto europeo se consolide.
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Aunque sólo fuera por la foto este artículo se habría merecido un "prime time".
Impresionante la raza teutona...
# 1, Machoman
Reconoce que has pinchado sobre la foto.....y has visto las demás.
A mi me lo han contado, jeje