Recientemente, un estudio de Barclays lo reafirmó, las mujeres invierten mejor ya que toman menos riesgos.
Este comportamiento animal no es bueno para los negocios y probablemente contribuyó a la caída de Internet en el año 2000 y la crisis actual. Así Coates, que se tiró 12 años trabajando de broker, cambió los ordenadores por las agujas y se puso a examinar las hormonas de sus excompañeros.
Se encontró que en las mañanas, cuando sus niveles de testosterona son altos, su nivel de confianza también fue alta. Cuando ganaban pasta, sus niveles de testosterona se elearon aún más, lo que lleva a los beneficios de la tarde. Los jóvenes comenzaron a sentirse infalibles, con un comportamiento cada vez más arriesgado como la compra de acciones más sobrevaloradas. Con el tiempo, el exceso de testosterona y el juicio demasiado deteriorado, llevaría a los mercados a niveles insostenibles. Y con ello el ciclo al que estamos acostumbrados.
La testosterona es la hormona que explica la exuberancia irracional, una cierta cantidad de testosterona puede ser saludable, pero demasiado puede conducir a una burbuja.
Para la mayoría de los investigadores que trabajan en neurociencia, el santo grial es descubrir cómo regenerar las neuronas del cerebro. Tal hazaña ayudaría a los científicos a poner fin a enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer y muchas formas de demencia. Pero otros están estudiando las técnicas de este campo y su aplicación a las finanzas del comportamiento. El resultado es un nuevo campo llamado neuroeconomía, que intenta explicar cómo las personas manejan el riesgo y por qué a menudo toman decisiones irracionales.
Un clásico estudio de Kahneman y Tversky demostró que las personas sufren un mayor grado de dolor de la pérdida de dinero de lo que siente el placer de hacer dinero. Por lo que tienden a mantener las pérdidas confiando en recuperarse en vez de vender y evitar mayores caídas. La irracionalidad también puede tomar la forma de un vínculo emocional con un activo, bien sea porque son unas acciones heredadas de tu abuelo, porque las tienes desde hace muchos años o porque simplemente la empresa te cae bien. Recuerdo a un amigo que no vendía sus acciones de una empresas eléctrica, porque eran sus “endesitas” y las había cogido cariño.
Dan Ariely, economista conductual en el MIT, dice que las personas necesitan ser advertidos de tal irracionalidad, y establecer mecanismos para evitar que las personas actuen precipitadamente. Brian Knutson, un neurocientífico de la Universidad de Stanford , y Camelia Kuhnen, profesor de finanzas en la escuela del noroeste de Administración Kellogg, escanearon el cerebro de los inversores durante su toma de decisiones. Encontraron que en los inversores con mayor apetito por el riesgo aumentó la actividad cerebral en un área llamada núcleo accumbens. Esa es la parte que se ilumina en un animal cuando se encuentra comida, o en un depredador cuando se va a matar.
Al mismo tiempo, hay un aumento de la dopamina, lo cual suele ocurrir cuando se piensa que va a ocurrir algo agradable o excitante, como el paracaidismo, escuchar música o tener relaciones sexuales. Un alto de dopamina pueden causar los inversores a participar en comportamientos de riesgo.
Los inversores que son más reacios al riesgo muestran una mayor actividad en una parte diferente del cerebro, la ínsula anterior, que desempeña un papel clave en las emociones como la ansiedad y el dolor. Es la parte que se ilumina cuando se percibe riesgo. Al deconstruir por qué los inversores se entusiasman, y por qué hacen lo que hacen, se pueden diseñar herramientas que ayuden a la gente a tomar mejores decisiones.
Una de estas herramientas en las que Knutson está trabajando en una forma de ayudar a evitar que los inversores se conviertan en víctimas de fraudes financieros. Knutson, cuyo trabajo es financiado por la industria de la Autoridad Reguladora Financiera (FINRA), está utilizando la tecnología de imágenes cerebrales para ver qué sucede cuando los inversores se ven tentados por los estafadores. Él dice que puede parecer que las víctimas serían simplemente la gente ignorante. Sin embargo, podría ser que las víctimas fuesen personas cuyos cerebros se entusiasman tanto sobre las ganancias potenciales que no pueden dejar de tomar el riesgo. O tal vez las víctimas son ajenas al miedo. Sus hallazgos podrían conducir a una herramienta que ayudase a los inversores
Puede ser que algún día los inversores tengan un artefacto biométrico conectado a sus ordenadores, que escanease la corteza prefrontal del cerebro, determinase los niveles de testosterona y midiese las palmas sudorosas en microsegundos antes de advertir que de no debe realizar esa inversión. O, quizás, podría dar lugar a fármacos que nos ayuden a hacer inversiones más racionales.
Mientras tanto, la solución más inmediata puede provenir de la investigación John Coates: Meter a más mujeres en los departamentos de inversion y riesgos.
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A principios del mes pasado un grupo de estudiantes abandonó el popular curso de introducción a la economía, “Economía 10” de Harvard, que imparte mi colega, Greg Mankiw. Su queja: el curso propaga ideología conservadora disfrazada de ciencia económica y contribuye a perpetuar la desigualdad social.
Los estudiantes forman parte de un grupo creciente de protesta contra la economía moderna que se imparte en las principales instituciones académicas del mundo. Por supuesto, la economía siempre ha tenido sus críticos, pero la crisis financiera y sus secuelas les han dado nuevos argumentos que parecen validar las acusaciones de larga data contra los supuestos poco realistas de la profesión, la cosificación de los mercados y el menosprecio por los problemas sociales.
Por su parte, Mankiw, se dio cuenta que los estudiantes que protestaban estaban “mal informados.” La economía no tiene ideología, replicó. Citando a John Maynard Keynes, señaló que la economía es un método que ayuda a las personas a pensar claramente y a encontrar las respuestas correctas, sin conclusiones políticas predeterminadas.
En efecto, aunque se puede perdonar el escepticismo de las personas si no han estado inmersas durante años en estudios avanzados de economía, el curso típico de dicha materia en un programa de doctorado genera una desconcertante variedad de recetas de política dependiendo del contexto específico. Algunos de los enfoques que los economistas utilizan para analizar el mundo favorecen el libre mercado, pero otros no. De hecho, mucha de la investigación económica se enfoca en entender cómo la intervención del gobierno puede mejorar el desempeño de la economía. Además, las motivaciones no económicas y la conducta social cooperativa son cada vez más parte de los temas de estudio de los economistas.
Como señaló alguna vez el gran economista internacional, Carlos Diaz-Alejandro, “a estas alturas cualquier estudiante universitario sobresaliente que elija sus supuestos….cuidadosamente, puede producir un modelo sólido que genere casi cualquier recomendación de política que haya preferido desde el principio.” ¡Y eso fue en los años setenta! Un aprendiz de economista ya no tiene que ser particularmente brillante para generar conclusiones de política heterodoxas.
No obstante, a los economistas se les acusa de tener una ideología limitada porque son sus propios enemigos a la hora de aplicar sus teorías al mundo real. En lugar de comunicar la amplia gama de perspectivas que ofrece su disciplina, muestran una excesiva confianza en remedios particulares- a menudo aquellos que se adaptan mejor a su ideología personal.
Consideremos la crisis financiera global. La macroeconomía y las finanzas no carecen de las herramientas necesarias para entender cómo surgió y se desarrolló la crisis. De hecho, la literatura académica estaba repleta de modelos de burbujas financieras, información asimétrica, incentivos de las distorsiones, crisis que cumplían a sí mismas y riesgo sistémico. Sin embargo, en los años previos a la crisis, muchos economistas minimizaron las lecciones de estos modelos y favorecieron los modelos de mercados eficientes y que se autocorregían, que en términos de política, resultó en una supervisión gubernamental inadecuada de los mercados financieros.
En mi libro, The Globalization Paradox, pensé en hacer el siguiente experimento. Si un periodista pregunta a un profesor de economía si es un bueno para el país establecer relaciones de libre comercio con el país X o Y. Estamos seguros que el economista, como la gran mayoría de los de su profesión, le dirá entusiasta que apoya la idea de libre comercio entre dichos países.
Ahora dejemos que el periodista entre encubierto como estudiante en el seminario universitario avanzado sobre Teoría del Comercio Internacional. El “estudiante” va hacer la misma pregunta: ¿“Es bueno el libre comercio”? No creo que la respuesta sea tan rápida y sucinta esta vez. De hecho, es probable que el profesor se quede desconcertado por la pregunta. ¿“A qué se refiere con bueno”?, preguntará. ¿“Y bueno para quién?”
Entonces, el profesor dará una larga y tormentosa exégesis que finalmente culminará en una afirmación muy condicionada: “Así pues, si la larga lista de condiciones que acabo de describir se cumple, y suponiendo que podamos cobrar impuestos a los beneficiarios para compensar a los perdedores, el libre comercio tiene el potencial de acrecentar el bienestar de todos.” Si quisiera profundizar, el profesor podría añadir que el efecto del libre comercio en la tasa de crecimiento de una economía no es claro, y que depende de un conjunto de requisitos totalmente distintos.
Una afirmación directa e incondicional sobre los beneficios del libre comercio se convirtió ahora en una aseveración adornada con todo tipo de peros. Extrañamente, el conocimiento que el profesor imparte voluntariamente con gran orgullo a sus estudiantes de posgrado se considera inapropiado (o peligroso) para el público en general.
La enseñanza de economía a nivel de licenciatura tiene el mismo problema. En nuestro afán por mostrar las perlas de la profesión en una forma pulcra –la eficiencia de los mercados, la mano invisible, las ventajas comparativas- nos alejamos de las complicaciones y matices del mundo real, que han sido reconocidas por la disciplina. Es como si los cursos de introducción a la Física asumen un mundo sin gravedad porque de esa manera todo es mucho más simple.
Aplicada apropiadamente y con una buena dosis de sentido común, la economía nos habría preparado para una crisis financiera y llevado por la dirección correcta para arreglar las causas. Sin embargo, la economía que necesitamos es como la del curso de seminario y no una de normas generales. La economía puede reconocer sus limitaciones y sabe que el mensaje correcto depende del contexto.
Los economistas no se vuelven mejores analistas del mundo real por minimizar la diversidad de los enfoques intelectuales de su propia disciplina. Tampoco los hace más populares.
Dani Rodrik
La telaraña que envuelve a los bancos europeos http://dlvr.it/10Vz7s
La ultimada integración de La Sexta en Antena 3TV, junto a la previa de Cuatro en Tele 5, viene a retrotraer el mapa español de la televisión privada a 2004, antes de que el primer gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidiera remodelarlo para –según dijo- hacerlo más plural. Poco más de un lustro han sobrevivido las dos concesiones de ámbito estatal otorgadas, hasta acabar subsumidas en las dos ya establecidas con las que aspiraban a competir.
Varias han sido las intervenciones en el mapa audiovisual acumuladas en los siete últimos años de mandato socialista, teóricamente encaminadas a mejorar su ordenación: despliegue de la televisión digital terrestre (TDT), concesión de un amplio número de licencias -estatales, autonómicas y municipales-, aprobación de una ley audiovisual y reforma de Radiotelevisión Española (Rtve), entre otras. No parece, sin embargo, que el sector esté más ordenado que antes de que la entonces vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, y el también ministro, José Montilla, implementaran los planes del Ejecutivo.
La efímera concurrencia de los dos proyectos entrantes al amparo gubernamental, Cuatro (Grupo Prisa) y La Sexta (Grupo Mediapro), no ha sido el único fiasco del diseño pretendido hace poco más de un lustro. La TDT ha aportado poco más que una multiplicación de señales insostenible; en absoluto la nueva televisión tan pomposamente anunciada. Y la carga financiera del sistema audiovisual público no ha ido a menos, sino a más.
Sin duda, la crisis ha complicado el presente y reducido las opciones para encarar el futuro del sector. Pero no todo viene de ahí. La fragmentación de las audiencias, derivada en parte de la profusión de señales, pero también de una segmentación de las preferencias de los consumidores -espectadores-, con la consecuente limitación de los ingresos publicitarios, no parece haber tenido, al menos de momento, debida correspondencia en la estrategia y la gestión de las cadenas. Con el añadido, en las de titularidad pública, de una dimensión desproporcionada y una opacidad indebida en costes y vías de financiación.
Es muy probable que los próximos meses aporten nuevas noticias de rediseño de la parte privada del mapa audiovisual. No es tan seguro que ocurran en la vertiente pública, por más que su situación suene bastante menos sostenible. Aunque las cifras no se intuyen del todo completas, el magma audiovisual vinculado al conjunto de presupuestos recibe algo más de 2.200 millones de euros cada ejercicio; esto es, por encima de 50 euros per capita. Las dudas son inevitables: ¿mucho?, ¿poco?, ¿demasiado?, ¿en qué y para qué...? Con un condicionante sin duda más relevante: ¿nos lo podemos permitir?
CEOE empeora sus previsiones y espera que el paro roce el 23% en 2012 http://bit.ly/sHYosp
Esperanza de que España e Italia refinancien su deuda es ´cada vez más débil´ http://bit.ly/tEJ3dX
La Generalitat de Cataluña ha recibido una oferta para la compra de los 26 inmuebles que había sacado a la venta por parte del consorcio formado por Moor Park Capital Partners y Och-Ziff. La comunidad ha anunciado que ampliará hasta el 31 de enero la fecha límite para cerrar la operación. Inicialmente, estaba previsto para el próximo viernes, 16 de diciembre.
La Generalitat se ha dado más plazo para negociar con el consorcio y obtener mejores condiciones tanto para la venta como para el arrendamiento posterior de los 26 edificios incluidos en los dos lotes ofrecidos. Entre los inmuebles en venta figuran el que acoge la Bolsa de Barcelona en Paseo de Gracia, así como varias instalaciones de las consejerías de Economía, Agricultura, Justicia y Enseñanza.
Cataluña prevé ingresar 450 millones con la operación, que se denomina sale & lease back. Según 'La Vanguardia', está dispuesta a pagar posteriormente un máximo de 37 millones al año por el alquiler. Las entidades financieras fueron las primeras en obtener liquidez por esta vía, pero en los últimos meses varias administraciones públicas han imitado su estratregia. Además de Cataluña, Andalucía también ha vendido varias sedes institucionales para alquilarlas posteriormente.
El desmantelamiento de la planta de Fukushima llevará hasta 40 años, según el Gobierno nipón
El 29 por 100 de los españoles de entre 16 y 74 años nunca se ha conectado a internet, una cifra inferior a la media comunitaria, que se sitúa en 24 puntos porcentuales. Según datos de Eurostat, España se encuentra entre los países de la UE con mayor porcentaje de ciudadanos que nunca ha accedido a la red. El ranking está liderado, sin embargo, por Rumanía (54 por 100), Bulgaria (46 por 100), Grecia (45 por 100) y Portugal (41 por 100).
Por el contrario, el mayor acceso a Internet se da en Suecia, donde sólo un 5 por 100 de los ciudadanos no ha navegado por la red. Le siguen Dinamarca y Holanda, con un 7 por 100, y Luxemburgo, con un 8 por 100. Estos países registran, además, las mayores tasas de conexiones de alta velocidad, con porcentajes superiores al 80 por 100 y a diferencia de países como Bulgaria, Rumanía y Grecia, donde oscila entre el 30 y el 40 por 100.
La oficina de estadísticas de la Unión Europea resalta que desde 2006 se ha experimentado, no obstante, una notable mejoría en toda la región. Así, hace cinco años el 42 por 100 de los europeos no había accedido nunca a Internet. El objetivo de Bruselas es que para 2015, este porcentaje se reduzca hasta el 15 por 100. En el caso de España, la cifra ha descendido en dieciocho puntos porcentuales desde el 2006.
Suerte que era falso que los organizaba Rubalcaba… Los 'indignados', en el especial de 'Time' a la "persona del año" http://dlvr.it/10WBmk
Los mayores empleadores del mundo son...dos ejércitos http://dlvr.it/10RmlM