A Pepe le habían dicho en 2007 que aunque la bolsa ya había subido mucho, aún lo haría más. Lo creyó, al fin y al cabo llevaban ya unos años teniendo razón los que aconsejaban comprar pero no tenía suficiente liquidez. Entonces le pidió dinero a su primo y compró Ibex cuando estaba en 15500. En enero de 2008 estaba enfadado porque cotizaba a 14000 y veía que o vendía ya y perdía el 10% que tendría que poner de sus escasos ahorros o como siguiera bajando, aunque vendiera no tendría suficiente para devolver el crédito al primo. Para colmo, ese día leyó el periódico económico de más tirada en el país y su “analista” de bolsa acababa su artículo del día: “salvo imperiosa necesidad, no hay que vender un sólo título”. Pero como le daba más miedo el primo que sus propios impulsos de arriesgar un poco más, vendió y pagó sus deudas. En ese momento sufrió mucho pero cuando vio cómo el Ibex siguió bajando y bajando y que pudo haber perdido más del 50% de la inversión, respiró aliviado y se consideró afortunado de no haber sido el dueño de ese dinero ya que si no fuera porque se lo tenía que devolver al primo, estaba seguro que aún no hubiera vendido.
No, este no es un artículo de bolsa. Lo anterior es una situación que puede ser real pero que pretende ser una metáfora: ¿Qué hubiera pasado si en lugar de vender el Ibex otro primo le hubiera ofrecido un nuevo crédito para pagar el anterior o si el primer primo le hubiera flexibilizado las condiciones y le hubiera dado tres años más para devolver el dinero? Pues que en la actualidad no podría afrontar las pérdidas y probablemente sería más culpable el que le ayudó a no desinvertir que el propio Pepe. Pues eso es lo que le pasó al sector financiero español y su enorme cartera inmobiliaria y el primo que les ayudó a no vender cuando debían haberlo hecho fuimos los contribuyentes mal dirigidos por unas autoridades políticas y económicas que prefirieron ayudar a la banca con nuestro dinero en lugar de obligarles a vender activos antes de tener escasez de capital. Y a cambio ni siquiera les exigieron que utilizaran todos sus beneficios para reforzar su endeble capital.