Estos días me he acordado de él porque su situación me recuerda a la de Grecia, un país que vivía en un estado del bienestar que no se podía costear (algunos ejemplos en este link) y debido al “accidente” de la crisis global fue descubierto por la UE y por la mayoría de los propios griegos. Su deuda era mayor de la declarada al igual que su déficit y tenía unos instrumentos financieros–con la colaboración de un banco, Goldman Sachs- que le ayudaban a taparlo todo. Se le ayudó pero la situación es tan grave que si paga todas las deudas no le queda nada para sobrevivir y sucede algo claramente contradictorio: cuanto más dinero damos los contribuyentes europeos “a Grecia” peor viven los griegos. Está más que claro que con la actual situación económica y con el corsé del € Grecia no puede crecer lo bastante como para pagar sus deudas y para refinanciarlas y ganar tiempo necesitaría más fondos de la UE y el FMI pero es más factible impagar que el que eso ocurra.
La negociación con Grecia es un paripé. El país heleno hasta ahora ha recibido ayudas directas de 73 mil millones (52.900 de la UE y 20.100 del FMI) de los 110 mil millones originales que componían el primer paquete y dudo mucho que se vayan a hacer efectivos nunca los 130 mil millones del segundo paquete, simplemente hay urgencia por desbloquear el siguiente tramo de ayuda –aún parte del primer rescate- porque el 20 de marzo Grecia tiene vencimientos por valor de 14.500 millones. Pensar en que fuera de esto unos países endeudadísimos como los europeos y con unos problemas internos de déficit y crecimiento graves van a arriesgar tal cantidad de dinero público (que sumar al primer rescate y al enorme riesgo que ha tomado -y que parece aún aumentará más- BCE) en un país que no paga sus deudas creo es inconcebible. Es decir, el futuro de Grecia creo que ya está decidido: el “acuerdo” del pasado fin de semana nunca -en mi opinión- se aplicará (como ninguno de los que ha habido hasta ahora por otra parte) y el nuevo gobierno que surja en las elecciones de Abril lo certificará oficialmente.
Respecto a las bolsas, estos días había muchos motivos para bajar –se confirmó el crecimiento negativo en la €zona y Japón el último trimestre, lo de Grecia sigue sin resolverse, las agencias han rebajado ratings de muchos países y bancos…- pero la lluvia de liquidez de los bancos centrales (esta semana con novedades desde Japón) ha frenado los impulsos bajistas en bolsas y crudo y las realizaciones han venido sólo tras tocar resistencias técnicas de importancia como los máximos de más de 11 años del Nasdaq. Con el dinero fácil todo se enmascara, aunque empieza a ser preocupante cómo la deuda española ya no mejora y el Ibex sube menos/baja más que los demás con datos tan inquietantes como el que en enero el 37.4% de todos los créditos del BCE fueron a parar a bancos españoles; además, llegó a estar en la lista CMA 6 puntos porcentuales por debajo de Italia en posibilidades de quiebra y ahora esa diferencia se ha reducido a menos de 1, acercándose peligrosamente de nuevo al “top ten” mundial. Por otra parte, el € -aparte de por el culebrón griego- se mantiene débil por el mismo motivo que las bolsas europeas mantienen tan buen tono en 2012: la posibilidad de una inyección de liquidez enorme por parte de BCE en la macrosubasta de 3 años del 29 de febrero.
Por último, un apunte sobre las agencias de calificación. Es cierto que sus avisos cada vez tienen menos repercusión en los mercados y puede que tengan razón los que lo achacan a su pérdida de credibilidad pero quiero añadir un motivo más: van a remolque. Últimamente cuando se deciden a rebajar el ráting de algún país o algún banco hace ya meses que la prima de riesgo y los CDS ya han descontado esa bajada e incluso alguna más luego es normal que haya poca reacción a sus anuncios. Un ejemplo muy claro lo vemos en Alemania y Francia, ambos comparten misma moneda y banco central pero el país galo emite su deuda a 10 años un 35% por encima de como lo hace el germano desde hace muchos meses –e incluso con más diferencia- a pesar de tener ambos el mismo ráting. Así pues, cuando al fin rebajan a Francia, ¿qué reacción queda por hacer? Ninguna.
Unos links.
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Agenda del dia http://dlvr.it/1CbpPz
"Caerse del Guindo" es, según la RAE , "Caer en la cuenta o enterarse de algo obvio".
? Si el año 2007 usted hubiera invertido 1.000 € en Fortis, siguiendo los consejos del hoy ministro de Economía Luis de Guindos, hoy tendría 39 euros.
? Si ese mismo año 2007 y siguiendo otra vez los consejos del ministro usted hubiera invertido 1.000 € en acciones del Royal Bank of Scotland, hoy tendría 29 euros.
? Si en el año 2008 usted le hubiera comprado directamente de Luis de Guindos alguna de sus acciones de Lehman Brothers por un importe de 1.000 euros, hoy tendría 0 euros.
? Y si el año 2009 usted hubiera mantenido su confianza en el que fue un gran asesor financiero, e invertido 1.000 euros en Cuotas Participativas de la CAM , hoy tendría 0 euros.
? Pero si en el año 2007 en vez de confiar el los consejos de su asesor financiero, usted hubiera comprado vino, de La Rioja , de la Ribera del Duero, o simplemente un humilde Jumilla (y me refiero a comprar vino, vino; no acciones de los bodegueros), también por un valor de 1.000 € y luego se hubiera bebido ese vino, tranquilamente, hasta la última gota; hoy con la venta de los envases vacíos tendría 69 €.
Moraleja: tal como están las cosas y dada la solvencia de los consejos del nuevo ministro de economía del gobierno de España, más vale dedicarse a beber con moderación pero con alegría, e intentar olvidar en manos de quien está ahora la economía del país.
¿Es Japón la próxima Grecia? http://dlvr.it/1CVtxQ
Entre octubre y septiembre pasados, el Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 0,3 por 100 en tasa intertrimestral, con lo que sólo con añadir otro período de idéntico signo habrá entrado técnicamente en recesión El corto plazo da pocas razones para el optimismo. Lo reconoce el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, adelantando que las cosas marcharán "un poco peor" el trimestre en curso. Malos augurios, pero totalmente previsibles.
La clave de la negativa evolución del PIB está en el empleo. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no pueden ser más reveladores: 2011 finalizó con una destrucción de 570.000 puestos de trabajo, pese a que la riqueza nacional creció un 0,7 por 100.
Los efectos del paro no son inmediatos, se van profundizando a medida que transcurren los meses, cuando se agota el derecho a percibir prestaciones y las deudas se acumulan. El elevado porcentaje de desempleo también afecta a los que tienen trabajo. El mercado laboral se paraliza, es difícil mejorar las condiciones y la desconfianza se instala ante el temor de sumarse a la cola del Servicio Público de Empleo (SEPE).
Este panorama de elevado desempleo hizo que el gasto de los hogares menguara. Los consumidores, bien porque estaban en paro o porque temían estarlo, consumieron menos. Al clima de desconfianza generado por esta situación, se le sumaron las graves turbulencias financieras a partir del verano y la incapacidad de los líderes europeos para buscar una salida. Ante ello, las empresas optaron por la prudencia y la inversión cayó en más de cinco puntos porcentuales en el año.
Mientras esto acontecía, las administraciones públicas se emplearon a fondo para cumplir con sus políticas de ajuste. Su gasto retrocedió un 2,2 por 100 frente a 2010. La prioridad fue calmar a los mercados y cumplir con las exigencias de Bruselas, confiando que el sector exportador seguiría tirando de la economía y los consumidores no se mostrarían tan reacios a gastar ¿Había motivos?
Lo que parece no se acertó ver es que el rumbo económico era compartido por todos los países avanzados, en especial los vecinos europeos. Casi todas las economías sufrieron una caída del consumo de los hogares durante el segundo trimestre del año. Sin embargo, el incremento de la actividad empresarial sirvió para que algunas economías, entre otras Estados Unidos y Alemania, generaran puestos de trabajo, contrapesando la tendencia negativa en el gasto de los consumidores. El resultado es que estas economías están resistiendo la caída del comercio internacional, mientras que otras, entre ellas Italia o España, no.
Como apunta Latorre, es difícil pensar que las cosas vayan a mejor a corto plazo. El paro sigue creciendo y no hay visos de rectificación en cuanto al ritmo de recorte del gasto público. Es más, aún quedan 40.000 millones por ajustar este año y no se descartan subidas de impuestos adicionales. ¿Momento de replantear la estrategia? No todo el mundo coincide en el sesgo ideal de la receta, pero cuando menos, precisamente por ello, se antoja oportuno debatirlo, sin apriorismos ni dogmatismos que bloqueen la stuación.
Importante: Si quiebra tu banco, ¿quién será el primero y el último en recuperar su dinero? http://goo.gl/fb/jxcZd
# 3, apa
Algunos ya dijimos después de Fukushima que Japón iba a descender a los infiernos. Igual que le pasaría a Francia si su sector energético basado en nucleares petase de un día para otro, con crisis humanitaria incluida - si bien no esperemos leer en esto entre los medios japoneses atestados de propaganda pronuke. El último dato de crecimiento del 4o trimestre de 2011 nos da ( también en esto! ) la razón.
Alemania alcanzó en diciembre de 2011 el mayor nivel de empleo desde su reunificación en 1990, con un total de 41,6 millones de trabajadores registrados, anunció hoy la Oficina Federal de Estadística (Destatis). El incremento de puestos de trabajo fue una tendencia constante durante todo el año, lo que se tradujo en una reducción de la tasa de desempleo a algo menos del 7 por 100.
En el cuarto trimestre del año comparado con el mismo periodo de 2010, el número de personas trabajando creció en 560.00, un 1,4 por 100 más en términos interanuales. En comparación con el tercer trimestre, los puestos de trabajo crecieron en 303.000, unos 129.000 puestos netos si se descontaran las fluctuaciones derivadas del calendario. El ritmo de creación de puestos de trabajo superó el doble de lo habitual en el cuarto trimestre del año.
El sector servicios continuó generando dos tercios de los nuevos puestos de trabajo de la economía, con un incremento de 204.000 empleados en el último trimestre del año. Principalmente, los nuevos puestos se dieron en el sector de negocios, seguido del comercio, el transporte, hospedaje y servicios de hostelería. Se contabilizó una ligera caída en los puestos de trabajo del sector financiero y asegurador.
El número de personas empleadas en la construcción también aumentó en 42.000 en relación al mismo periodo de 2010, en la industria, en 162.000, y en la agricultura y pesca, en 2.000.
En cuanto al número de personas que contratan, este alcanzó un récord histórico de 37 millones en el último trimestre del año. Supone un incremento de 498.000 personas en relación al mismo periodo de 2010. También aumentó el número de autónomos en 62.000.
La deuda de las empresas españolas e italianas supera la media de la eurozona http://dlvr.it/1CYbjK
El Consejo de Ministros estudia un informe para la reestructuración del sector público http://dlvr.it/1CfD79
Uno de los mayores experimentos de política pública en materia de energía verde del mundo está llegando a un amargo final en Alemania, con importantes enseñanzas para las autoridades de otros países.
En otro tiempo, Alemania se enorgullecía de ser la “adalid del mundo fotovoltaico”, al repartir subvenciones generosas –por un importe total de más de 130.000 millones de dólares, según las investigaciones de la alemana Universidad del Ruhr– a los ciudadanos para que invirtieran en la energía solar, pero ahora el Gobierno alemán ha prometido recortar las subvenciones antes de lo previsto y abandonar progresivamente ese apoyo a lo largo de los cinco próximos años. ¿Qué ha fallado?
Subvencionar una tecnología verde ineficiente plantea un problema fundamental: sólo es asequible, si se hace en pequeñas cantidades simbólicas. El año pasado, los alemanes instalaron, gracias a las generosas subvenciones estatales, 7,5 gigavatios de capacidad fotovoltaica (FV), más del doble de lo que el Gobierno había considerado “aceptable”. Se calcula que tan sólo ese aumento provocará una subida de 260 euros en la factura eléctrica anual de los consumidores.
Según Der Spiegel, incluso algunos miembros del equipo de Angela Merkel están calificando ahora esa política de agujero sin fondo para enterrar dinero. Philipp Rösler, ministro de Economía y Tecnología de Alemania, ha llamado “una amenaza para la economía” las disparadas subvenciones de la energía solar.
El entusiasmo de Alemania por la energía solar es comprensible. Si pudiéramos captar tan sólo una hora de la energía del Sol, podríamos satisfacer las necesidades energéticas mundiales de todo un año. Aun con la ineficiencia de la actual tecnología FV, podríamos atender toda la demanda de energía del planeta cubriendo 250.000 kilómetros cuadrados, el 2,6 por ciento, aproximadamente, del desierto del Sahara, con placas solares.
Lamentablemente, Alemania –como la mayor parte del mundo– no está tan soleada como el Sahara y, si bien la luz del Sol es gratuita, las placas y la instalación no lo son. La energía solar es al menos cuatro veces más costosa que la producida por combustibles fósiles. También tiene la clara desventaja de no funcionar durante la noche, cuando se consume mucha electricidad.
Como ha dicho la Asociación Alemana de Física, “la energía solar no puede substituir a ninguna de las centrales eléctricas suplementarias”. En los cortos y muy nublados días del invierno, los 1.100 millones de sistemas de energía solar de Alemania no pueden generar electricidad alguna. Así, pues, el país se ve obligado a importar cantidades considerables de electricidad procedente de las centrales nucleares de Francia y de la República Checa. Cuando el Sol no brilló el pasado invierno, un plan de refuerzo puso en marcha una central austríaca alimentada con gasóleo para compensar el déficit de suministro.
De hecho, pese a la enorme inversión, la energía solar representa sólo el 0,3 por ciento, aproximadamente, de la energía total de Alemania. Ésa es una de las razones principales por las que el oneroso precio que pagan los alemanes ahora por la electricidad ocupa el segundo puesto del mundo desarrollado (sólo superado por Dinamarca, que aspira a ser la “adalid mundial de la energía eólica”). Los alemanes pagan tres veces más que sus homólogos americanos.
Además, esa considerable inversión contribuye muy poco a contrarrestar el calentamiento planetario. Aun con supuestos de una generosidad carente de realismo, el insignificante efecto neto es el de que la energía solar reducirá las emisiones de CO2 en ocho millones, aproximadamente, de toneladas métricas –es decir, el 1 por ciento, más o menos– en los veinte próximos años. Cuando se calculan los efectos con un modelo climático normal, el resultado es una reducción de la temperatura media de 0,00005 grados centígrados (un veintemilavo de grado Celsius o un diezmilavo de grado Fahnrenheit). Dicho de otro modo: al final de este siglo, los 130.000 millones de dólares de subvenciones de placas solares habrán retrasado en 23 horas los aumentos de temperatura.
Mediante la energía solar, Alemania está pagando unos 1.000 dólares por tonelada de CO2 reducida. El precio actual del CO2 en Europa asciende a ocho dólares. Alemania habría podido reducir 131 veces más CO2 por el mismo precio. En cambio, los alemanes están despilfarrando mas de 99 céntimos de cada euro que entierran en placas solares.
Peor aún: como Alemania forma parte del sistema de compraventa de emisiones de la Unión Europea, el efecto real del exceso de placas solares de Alemania hace que no haya reducciones de CO2, porque ya se ha cubierto el tope de emisiones. En cambio, los alemanes permiten simplemente a otros países de la UE emitir más CO2. Las placas solares de Alemania sólo han conseguido que a Portugal o Grecia les resulte más barato el uso del carbón,
Los defensores de las subvenciones de la energía solar de Alemania afirman también que han contribuido a crear “empleos verdes, pero cada uno de los empleos creados por las políticas de energía verde cuesta por término medio 175.000 dólares: muchísimo más que la creación de empleo en los demás sectores de la economía, como, por ejemplo, el de las infraestructuras o el de la atención de salud, y se están exportando muchos “empleos verdes” a China, lo que quiere decir que los europeos subvencionan puestos de trabajo chinos, que no reducen las emisiones de CO2.
El experimento de Alemania con la subvenciones de tecnología solar ineficiente ha fracasado. Lo que los gobiernos deben hacer es, al contrario, centrarse en primer lugar en intensificar la investigación e innovación para lograr que la tecnología de energía verde sea más barata y competitiva. Más adelante es cuando se debe acelerar la producción.
Entretanto, Alemania ha pagado unos 130.000 millones de dólares por una política en materia de cambio climático que no tiene efectos en el calentamiento planetario. Han subvencionado puestos de trabajo chinos y la dependencia de otros países europeos de las fuentes de energía sucias y han impuesto cargas innecesarias a su economía. Como incluso muchos funcionarios alemanes probablemente atestiguarían, los gobiernos de otros países no pueden permitirse el lujo de repetir semejante error.
Bjørn Lomborg