YPF o Yacimientos Petrolíferos Fiscales fue de toda la vida una empresa estatal argentina que explotó dos de los recursos energéticos más preciados del mundo, el petroleo y el gas natural.
Sabido es además que un país puede ser rico por sus recursos tecnológicos y sus conocimientos, que tienen que ver con el nivel de cultura que inculca a su pueblo como puede ser el caso de Japón, pero otros son ricos por la propia naturaleza como es el caso de muchos países árabes y latinoamericanos como Argentina por el sólo hecho de tener enormes reservas de petróleo en su subsuelo.
El problema reside en la mala gestión de sus sucesivos gobernantes corruptos pero también en las políticas exteriores de países con gobernantes y empresas más inteligentes. Es el caso de Argentina que después de casi medio siglo de alternar entre seudodemocracias y gobiernos militares decidieron privatizar la explotación de los recursos energéticos más codiciados y si se me permite de los más estratégicos que puede tener un país, todo bajo la excusa de que una empresa pública siempre es deficitaria e ineficiente. Y así a finales del siglo pasado se llevó a cabo una sería de privatizaciones no sólo de explotaciones de petroleo y gas natural sino también de trasporte, correos, medicina, etc, etc.
En 1.999 Repsol adquirió prácticamente la totalidad de las acciones de la petrolera estatal argentina, de la gran empresa estatal que se llamó de toda la vida YPF que paso a ser reconocida internacionalmente como Repsol-YPF.
Lo curiosos de todo esto es que pocos años después Argentina tiene un gran déficit energético, viéndose obligada a comprar gas natural por ejemplo a Chile y Bolivia. Todo esto debido básicamente a que lo costoso para este caso de empresas mineras es la búsqueda y primera excavación de pozo petrolíferos que luego se comportan como vacas lecheras porque lo que no cuesta demasiado es extraer el petroleo una vez que los pozos se encuentran operativos.
Cuando la gran idea de los gobiernos argentinos de hace poco más de una década se lleva a cabo, privatizar o vender o como mejor me gusta llamarlo “entregar a precio de ganga” un negocio totalmente montado (a cambio de suculentas coimas) que genera millones y millones de euros, se entrega con todos pozo excavados y en producción. A partir de ahí a la vaca sólo había que ordeñarla para sacar leche durante muchos años, esos años han pasado y ahora hay que invertir muchos millones para volver a tener nuevos pozos petrolíferos en funcionamiento.
En estos momentos la excusa de los distintos Gobiernos provinciales argentinos es que se revierten las concesiones porque la gran Repsol-YPF no invirtió lo necesario como para mantener la empresa en marcha y entonces se presenta el dilema: ¿o lo hacemos nosotros Repsol-YPF e invertimos millones o montamos todo un circo mediático para que los corruptos de turnos se echen rosas y a través de populismo barato y utilizando el slogam “recuperaremos lo que es nuestro” nacionalicen nuevamente la empresa y con dinero público se hagan cargo de la búsqueda y primera extracción de nuevos pozos petrolíferos corriendo con el gasto de millones y millones para luego volver a “ser entregadas” o como mejor se dice vendida al mejor postor extranjero? a cambio por supuesto de coimas que significan seguros de retiro vitalicios para los que gobiernan en estos momentos, como los que gobernaban la Argentina de los años ´90.
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Repsol, Argentina y el fastidioso hedor del intervencionismo
¿es violar la propiedad intelectual robar como roba un pirata? No. Esto es muy obvio una vez que se piensa un poco. Los economistas solemos distinguir entre los bienes rivales y los bienes no rivales. La diferencia se fundamenta en si el uso del bien por un agente económico impide a otro agente usarlo al mismo tiempo: si la respuesta es que sí, es un bien rival, si la respuesta es no, no lo es. Pensemos en una camisa: si yo me pongo una camisa, a la misma vez usted, querido lector, no se la puede poner (al menos que queramos hacer una escena de película de los hermanos Marx). En comparación, si yo estoy utilizando el teorema fundamental del cálculo, no impido a nadie que también lo use. Los 7000 millones de seres humanos podemos estar empleándolo a la misma vez y no pasa nada. Por ello, cuando yo le quito una camisa a mi vecino, le impido que la pueda seguir empleando. Cuando yo le copio a mi vecino su libro de macroeconomía, no impido que él lo pueda seguir usando. Por tanto, el bien bajo propiedad intelectual no me lo estoy apropiando.
Lo que sí que puedo estar causando es un perjuicio económico. Si el dueño del libro es su autor y yo lo copio, él sigue siendo el propietario del libro pero, por ejemplo, no me lo puede vender. Este daño no es un robo, es, como su propio nombre indica, un posible ingreso que se ha perdido.
EE.UU. supera los efectos de la crisis financiera de 2008 (Opinión) http://dlvr.it/1MMC2y
La tentación de invertir en estafas http://dlvr.it/1MZwKg
Las empresas españolas tuvieron que lidiar el año pasado con un escenario muy complicado: con menor volumen de actividad, caída de márgenes, aumento de gastos financieros y aportación negativa de los resultados atípicos. Todo ello, según la Central de Balances del Banco de España -que recoge los datos más de 800 sociedades no financieras-, tuvo como resultado una fuerte caída de los beneficios. El resultado ordinario bajó un 7 por 100, mientras que el neto se redujo un 19,8 por 100, rompiendo en ambos casos la tímida recuperación iniciada en 2010.
De acuerdo con los datos del supervisor financiero español, la caída fue especialmente pronunciada en hostelería y comercio, más dependientes del consumo interno, mientras que la industria y otros sectores más exportadores tuvieron mejores datos. A pesar de que algunos hasta consiguieron mejorar las cifras de 2010, el Banco de España matiza que su "pujanza fue perdiendo dinamismo según avanzaba el año", debido a la intensificación de la crisis en los principales socios comerciales españoles.
Lo que evolucionó mal, pero mejor que en años anteriores, fue el empleo. La reducción de plantilla fue del 0,6 por 100 de media, la más baja desde 2007, lo que contribuyó, junto con la moderación salarial, a que que los gastos de personal apenas avanzaran un 0,6 por 100 en un año en que la inflación subió el 2,4 por 100. No obstante, la Central de Balances recoge un importante aumento de las provisiones realizadas por grandes empresas para sufragar sus ajustes de empleo. Habrá que esperar a que este año se completen esos Expedientes de Regulación para ver sus efectos reales.
Y si los resultados de 2011 dejan poco espacio al optimismo, el inicio de 2012 lo pinta más negro. Como el propio boletín del Banco de España indica, los índices relativos al consumo -comercio minorista, matriculaciones de vehículos o ventas de servicios, entre otros- han comenzado el año con datos muy negativos. Será difícil que repunten en un contexto de más destrucción de empleo y una intensificación de la caída del consumo público como la que se espera para los próximos meses. Las empresas aún ven lejos la luz al final del túnel
¿Alguien ha renegociado su hipoteca ultimamente? He pensado ir a mi entidad y solicitar que cambien mi hipoteca variable a una fija al 2%.
Vaya risas que se va a hacer la directora.
Vaya forre señor Carlos López
¿Cuánto ingresa por visita un diario digital en publicidad? http://goo.gl/fb/ZdjGF
Comparativa evolución SP500 con bolsa china y japonesa
Históricamente, el término “comercio justo” ha significado muchas cosas. La Liga de Comercio Justo fue fundada en Gran Bretaña en el año 1881 para restringir las importaciones procedentes de países extranjeros. En los Estados Unidos, las empresas y sindicatos utilizaron leyes de “comercio justo” para construir lo que el economista Joseph Stiglitz llama “barreras de alambre de púas frente a las importaciones”. Estas leyes, denominadas leyes “anti-dumping”, permiten que cualquier empresa que sospeche que una empresa extranjera que es su rival comercializa un determinado producto por debajo del costo, pida que el gobierno imponga aranceles especiales para protegerla de la competencia “injusta”.
Tales oscuros pensamientos proteccionistas están lejos de las mentes de los benevolentes organizadores de la “Fairtrade Fortnight” (“Quincena de Comercio Justo”), que se lleva a cabo anualmente en el Reino Unido y durante la cual compré dos barras de chocolate y un frasco de mantequilla de maní, ambos productos importados a través del esquema de comercio justo. El loable objetivo de este esquema es elevar el precio que perciben los agricultores de los países en desarrollo por sus productos, dicho incremento se obtiene mediante la eliminación de las ganancias exageradas de los intermediarios, de quienes los productores dependen para que sus productos lleguen a mercados distantes. Los productos incluidos dentro del esquema de comercio justo, como por ejemplo el cacao, el café, el té, y los plátanos, no compiten con la producción interna europea, y por lo tanto no se ven afectados por argumentos proteccionistas.
Este esquema funciona de la siguiente manera: a cambio de garantizar un precio establecido y de que se cumplan con las “las normas laborales y ambientales” (salario mínimo, producción sin pesticidas), las cooperativas agrícolas de los países pobres reciben una sello de FAIRTRADE para sus productos, este sello de certificación es emitido por la “FAIRTRADE Labeling Organization” (“Organización Internacional de Certificación de Comercio Justo”). Dicha certificación permite que los supermercados y otros minoristas vendan los productos a un precio más alto. Los agricultores del tercer mundo reciben un incremento en sus ingresos, mientras que los consumidores del primer mundo sienten que actúan siguiendo sus principios éticos: este esquema podría ser considerado como una alianza celestial.
El movimiento de comercio justo, que se inició en la década de los ochenta, ha crecido rápidamente. En un avance notable en el año 1997, la Cámara de los Comunes británica decidió que en sus predios solamente se iba a servir café de comercio justo. Hasta finales del año 2007, más de 600 organizaciones de productores, que representan a 1,4 millones de agricultores en 58 países vendían productos bajo el esquema de comercio justo. En la actualidad, una cuarta parte de todos los plátanos en los supermercados del Reino Unido se venden bajo el sello de FAIRTRADE. No obstante, hasta el momento los productos etiquetados con sello FAIRTRADE solamente representan un porcentaje muy pequeño de las ventas mundiales de cacao, té, café, etc., dicho porcentaje, típicamente, llega a ser menor al 1%.
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La justificación económica para ofrecer precios garantizados es bien conocida: la estabilización de los precios de los productos primarios, que se encuentran sujetos a fuertes fluctuaciones, estabiliza los ingresos de sus productores. Este razonamiento inspiró varias propuestas para la creación de “reservas de seguridad” de los principales productos básicos, la más famosa de las cuales fue la de John Maynard Keynes en el año 1942; estas reservas de seguridad servirían para controlar la oferta de productos, sacando productos del mercado en caso de una caída de precios, y suplementando la oferta de productos en caso de una subida de precios. La propuesta de Keynes nunca llegó a ser parte del Acuerdo de Bretton Woods del año 1944, y, a pesar de que los esquemas de regulación de la oferta de productos volvieron a aflorar en la década de los setenta, tampoco en dicha oportunidad llegaron a dar frutos.
Posteriormente economistas de izquierda formularon teorías al respecto, por ejemplo Raúl Prebisch formuló la teoría del “deterioro de los términos de intercambio de los productos primarios”; dicha teoría indica que los precios de los productos primarios tienen una tendencia a la baja a largo plazo con respecto a los precios de los bienes manufacturados. Esa tendencia parece haber estado en funcionamiento desde mediados de los años ochenta, ya que los productores de productos básicos sufrieron una disminución persistente en los precios que percibían por dichos productos. Además, las fluctuaciones de los precios durante toda esa década fueron enormes, causando graves consecuencias en los países africanos subsaharianos y en otros países en desarrollo, ya que dichos países dependían en gran medida de sus ingresos provenientes de la exportación de productos básicos.
Sin embargo, desde aquel entonces la caída de precios se ha invertido. Los precios de los alimentos básicos han aumentado en un 150% desde el año 2001. Esto ha elevado los ingresos de los productores agrícolas, independientemente de los esfuerzos del movimiento de comercio justo. La argumentación relativa al “deterioro de los términos de intercambio” se ha derrumbado.
No obstante, los precios de los productos básicos siguen siendo mucho más volátiles que los precios de los servicios y de los bienes manufacturados, lo que provoca grandes fluctuaciones en los ingresos de los productores. Dichas fluctuaciones intensifican los efectos que tienen las subidas y bajadas de precios en los mercados. Por lo tanto, el problema de la estabilización de precios aún no ha desaparecido.
No es fácil vislumbrar cómo el movimiento de comercio justo podría tener una amplia contribución en cuanto a la resolución de este problema, ya que la única política sensata para la estabilización de los ingresos de los productores es el control de la oferta. Pero dicho control está fuera del alcance del esquema del comercio justo.
El objetivo de todas las versiones e interpretaciones del concepto de comercio justo es lograr el “libre comercio”; sin embargo, los ataques más dañinos que se infringe al sello FAIRTRADE vienen de quienes apoyan al libre comercio. Mark Sidwell argumenta en el panfleto Unfair Trade (Comercio no justo), publicado por el Instituto Adam Smith, que el esquema FAIRTRADE mantiene a agricultores que no son competitivos en los campos agrícolas, retrasando de esa forma la diversificación y la mecanización. De acuerdo a Sidwell, el esquema de FAIRTRADE convierte a los países en desarrollo en guetos agrarios que reciben bajos ingresos y que ofrecen abundante mano de obra, y que como consecuencia de ello, niegan a sus generaciones futuras la oportunidad de una vida mejor.
Esto, según Sidwell, se hace patente sin tener que tomar en consideración el efecto que el esquema FAIRTRADE tiene en las personas más pobres de esos países, que no son los agricultores sino son los trabajadores agrícolas eventuales, quienes están excluidos de esta forma de comercialización debido a las normas laborales y a las regulaciones costosas que impone dicho esquema. Expresado en otras palabras, el esquema FAIRTRADE protege a los agricultores frente a sus rivales y frente a los trabajadores agrícolas.
Según el razonamiento de Sidwell, los consumidores también están siendo engañados: ya que únicamente un pequeño porcentaje del incremento que se paga por una barra de chocolate importada bajo el esquema de FAIRTRADE llegará a los productores de cacao; dicho porcentaje puede ser muy ínfimo, ya que podría llegar a ser de tan sólo el 1%. Tampoco, según Sidwell, el esquema FAIRTRADE ofrecería garantías relacionadas a la calidad del producto; esto se debería a que los productores solamente perciben el pago de un precio mínimo por los productos que venden bajo el esquema de comercio justo, y por lo tanto preferirían comercializar lo mejor de sus cosechas en el mercado abierto.
Pero, a pesar de la inestabilidad de sus factores económicos, el movimiento de comercio justo no debe ser despreciado. Independientemente de la opinión de los cínicos, quienes dicen que el único logro de este esquema es hacer que los consumidores se sienten mejor sobre lo que compran, algo parecido a la compra de indulgencias en la antigua Iglesia Católica, no se debe menospreciar el valor del esquema de comercio justo. En los hechos, el movimiento representa una chispa de protesta en contra del consumismo sin sentido, una resistencia desde las bases en contra de una lógica impersonal, y una expresión de activismo comunitario.
Esta justificación no convencerá a los economistas, quienes prefieren un tipo de razonamiento más magro. Pero no está fuera de lugar recordar que no siempre se debe dejar que los economistas y los burócratas hagan las cosas a su manera.