Para conseguir una plaza en cualquier oposición, hay que estudiar. Eso de ir a un examen “para probar”, no funciona (sería como si te tocara una primitiva). Económicamente tuve que contar con el apoyo de mi familia, ya que mientras estás estudiando, nadie te paga. Y yo tuve la suerte de poder contar con ellos, pero no todo el mundo puede permitírselo. Está claro que también puedes estudiar en tus horas libres, pero hay que ser un poco realistas y si has estado trabajando 8 horas (como mínimo), no creo que lo que más te apetezca después es ponerte a estudiar y aunque lo hagas, seguro que no rindes tanto y repito, sobre todo hoy en día, una oposición hay que estudiarla y digo hoy en día porque cada vez se presentan más personas y las plazas son menos, con lo que todos vamos mucho más preparados.
Mientras yo estaba estudiando veía cómo mis amigos y familia disfrutaban de su tiempo libre tomándose unas cañas, se iban de excursión a pasar el día por ahí, de fin de semana con los amigos…En mi caso, no estudiaba un día de la semana, lo que no me permitía ni irme de fin de semana, ni salir demasiado. Los temas de conversación llegué a notar que se me acababan: no tenía vida social más allá de la biblioteca.
El día que tomé la decisión de opositar, me compré un temario y la verdad es que me sorprendió bastante porque no entendía muy bien qué relación guardaban algunos temas con el puesto que se suponía que yo iba a desempeñar: ley de urbanismo, la constitución española al completo… con todos mis respetos hacia ellos, ¿para qué quiero yo saber cuántas personas forman el Tribunal Constitucional? está muy bien por cultura general, pero para mi trabajo del día a día…
Hay materias, como procedimiento administrativo, derechos y deberes de los funcionarios públicos, cómo funciona un registro…, que sí creo que son útiles y aplicables al día a día.
Llega el año 2010 y el entonces presidente del Gobierno, anuncia una rebaja en el sueldo de los empleados públicos de una media del 5% y en 2012, se congela. Yo no digo que no tengamos que apretarnos todos el cinturón, pero ¿dónde se ha visto que tu entres en un sitio cobrando X y después cobres X -1? Creo que esto no debería ser así.
Pero no acabamos ahí: ya cobro menos, vale, lo asumo, pero ahora también tengo que trabajar más horas. ¡Pues qué bien, he pasado de ser mileurista a ser nimileurista! ¿Me tendré que conformar pensando que como trabajo más horas gasto menos? ¡Já!
Ya lo último, es que me pueden despedir. ¡A mi no me parece mal!. Quiero decir, que yo no me hice funcionario por tener “un trabajo para toda la vida”, de hecho, creo que no es justo, ya que es verdad que algunas personas se relajan mucho (también he de decir que éstas son una minoría), pero sí es verdad que te da una cierta tranquilidad. No hay ninguna empresa que concilie tan bien como la Administración Pública.
Mi queja ante esto es sobre todo el sistema de acceso: si una persona que está trabajando en la empresa privada, se quiere cambiar de trabajo, “sólo” tiene que presentar su CV y hacer las correspondientes entrevistas. En cambio, si una persona que trabaja en la empresa privada quiere ir a la pública, casi seguro que tiene que dejar de trabajar para poder estudiar (o trabajar menos horas, o ser un súper cerebrito). El beneficio que después obtiene, si es que consigue la plaza, es que tiene trabajo para toda la vida. Pero si van a cambiar esto, ¿por qué no cambian el sistema de acceso?
Y otra cosa más ¿quién va a ser competente para decidir ese despido? ¿Mi jefe que no hace nada o el jefe de mi jefe que es uno de los puestos “a dedo” y va y viene cuando le da la gana?
La verdad es que no me extrañó cuando leí hace unos meses que los funcionarios españoles se encuentran entre los europeos más insatisfechos con su puesto de trabajo (sólo los griegos y los italianos están por encima).
Agradezco haber tenido la oportunidad de escribir esto, porque creo que mucha gente se piensa que los funcionarios somos personas vagas y sin motivaciones. Desde aquí quiero decir que se lo replanteen: hay mucha gente a la que nos gusta nuestro trabajo e intentamos hacerlo lo mejor posible.
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Enhorabuena hipotético opositor.
Hay mucha gente, muchas ilusiones, mucho tiempo, esfuerzo, dinero, vida personal, dedicación que se queda en el camino, sin ningún reconocimiento.
Para ser funcionario en este país, desde hace mucho tiempo, hay que estudiar oposiciones. Y las oposiciones son duras y cada vez lo son más. Para promocionarte como funcionario hay que seguir haciendo oposiciones, que siguen siendo duras, sobre todo cuando hay pocas plazas como ahora. Te puedes pasar media vida estudiando (porque no se aprueba a la primera). El resultado final es que la función pública está sobradamente preparada. Y la función pública, en cualquier país con Estado de Derecho, debería ser un bien apreciado por todos. ¿Por qué?. Porque es la única manera que tiene la ciudadanía de controlar a la Administración Pública de manera profesional, de desarrollar la gestión de manera justa y de moderar los desmanes del político de turno. De ser continuista y de velar por el Estado de Bienestar pensando en el futuro y no en los 4 próximos años de legislatura.
Por eso deberíamos valorarla, y darle la importancia que merece. Y eso significa modernizarla, controlarla para que no haya abusos de funcionarios, auditarla para mejorar su productividad, reformar la arcacia Ley de Función Pública e introducir todos los aspectos necesarios que puedan surgir (castigar el absentismo, promocionar a quien realmente trabaja y es un buen gestor y remover de su cargo a todo el que sea inútil, introducir políticas retributivas que realmente motiven al funcionario y mejoren su gestión, etc...). No lo fácil de siempre del café para todos (congelamos todos los sueldos, bajamos a todos el 5%, porqué qué más da como no los podemos echar (de momento) pués tratémoslos como escoria, como afortunados que para lo que hacen..
Porque en definitiva todo país tiene la función pública que se merece y creo que en España todavía tenemos una de calidad (a la que se le puede sacar muchísimo más partido todavía), salvo que dejemos que se la carguen como se están cargando todo. Si esto ocurre nadie velará por nosotros y volveremos a entrar en la órbita del tercermundismo y de los Estados bananeros.
# 1, Jarvha, es el problema que tienen las oposiciones. Las oposiciones no se aprueban, se ganan, pues es una prueba competitiva. Si se convocan N plazas la diferencia entre el opositor que ha quedado, por nota, en el lugar N y el que ha quedado en el lugar N+1 es infinitesimal, pero el que ha quedado en el lugar N obtiene plaza y el que ha quedado el N+1 no la obtiene, al igual que el tercero en una competición obtiene el bronce y el cuarto no obtiene nada. Las cosas son así, las oposiciones son una apuesta muy fuerte, no es como una carrera, que todo el que aprueba obtiene el titulo, aquí puedes ser un genio, pero si quedas detras del puesto N te quedas fuera. En una oposición en la que se convocan 100 plazas puede haber 500 opositores competentes, con conocimientos sobrados, solo los 100 primeros entran, el resto está fuera.
Pero es consecuencia de las disposiciones de la CE que dice que el acceso a la función publica será según los principios de igualdad, mérito y capacidad.
Soy funcionaria desde hace cinco años y aunque dices verdades como puños, la triste realidad es que nadie valora el esfuerzo que has empleado para conseguir tu plaza. La gente sólo ve el resultado sin pararse a pensar en todos los sacrificios que te ha costado conseguirlo y le encanta que puteen al empleado público, pero... que curioso, cada son mas las miles de personas que intentan conseguir un empleo en la administración... y es que este siempre ha sido un país de envidiosos y criticones.
La gente en general tiene la imagen del funcionario en la ventanilla que a la mínima se va a tomar el café.
Yo cuando pienso en un funcionario me vienen a la mente gente trabajadora que ponen todo su esfuerzo en realizar una labor beneficiosa para la sociedad, ya sean bomberos, policías, guardias civiles, enfermeras, etc. Que incluso ponen en riesgo su propia seguridad para cumplir con su deber.
Saludos.