En la situación laboral actual, el miedo a perder el puesto de trabajo y el no saber qué nos deparará el futuro, genera bastante ansiedad en los empleados. Hechos como que promocionen a un compañero tuyo y no a ti, un jefe tirano… pueden desencadenar en ataques de ira, ya sea pública o no, o bien en pensar en una venganza. Mi consejo: ninguna de las dos te servirán de nada.
El autor de “La verdad sobre la venganza en el trabajo y cómo detenerlo”, Robert J. Bies nos da una serie de recomendaciones para manejar la ira:
Respira
Este es un consejo importante. Piensa antes de hablar. El autor recomienda: “Cuando estés enojado, cuenta hasta diez antes de hablar. Si estás muy enojado, cuenta hasta 100“. Vete a dar una vuelta alrededor del edificio para aclarar tus pensamientos o siéntate en un sitio donde no haya nadie para poder respirar tranquilamente.
Usa un mediador
Obtener ayuda puede ayudar a calmar una situación caliente. Si tu oficina no cuenta con un mediador profesional o no te sientes cómodo compartiendo tu problema con el departamento de Recursos Humanos, intenta hablar con tu rival de una manera tranquila, que refleje cómo quieres ser percibido profesionalmente. Recuerda que en cada historia, hay tres versiones: la tuya, la del otro, y la dura realidad. El hecho de dejar que la otra parte de su versión de los hechos, hará que ganes otra perspectiva, con lo que tal vez seas capaz de resolver la situación en vez de dejar que te vaya “quemando” por dentro hasta que explotes.
Evita las provocaciones
Respeta a los demás, de esta forma, evitarás que se enfaden. Cumple tus promesas. Si no puedes hacer esto último, explica por qué no lo has hecho. A las personas puede decepcionarles que no cumplas lo que dices, pero si hay un por qué, lo entenderán mejor y evitarás su frustración.
Castigar la ira con comprensión
Si algún miembro de tu equipo estalla en una ataque de ira, intenta elegir la compasión sobre el castigo. Un estudio de la Universidad de Temple demostró que cuando los directivos apoyaron al empleado enfurecido, la tensión se disipó el lugar de trabajo. Pero cuando los empleados enojados fueron castigados o despedidos, no se encontró ningún efecto positivo en la moral de la oficina.
Por mi parte, quiero darte lo que yo considero otro buen consejo: conoce qué te puede provocar la ira y aprende a controlarlo: Detecta qué es lo que hace que tu indignación aparezca y busca alternativas a ello. Si por ejemplo el hecho de pillar atasco todas las mañanas para ir a trabajar ya te hace enfadar, prueba a ir en transporte público, o busca otro camino o intenta compartirlo con algún compañero.
Lo que todos los expertos recomiendan es no acumularla dentro, busca alternativas como el yoga o la meditación o tal vez, deportes de mucha actividad.
¿Qué haces tú para controlar la ira en tu lugar de trabajo?
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Ante todo, respirar. Hay con gente que no merece ni la pena