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Duelo a muerte entre dos disciplinas económicas

Duelo a muerte entre dos disciplinas económicas 1En una esquina del cuadrilátero está situado el púgil Keynesiano que de momento ostenta el título de campeón del mundo. Lo aconseja una plantilla de energúmenos representada por políticos despilfarradores, bancos centrales caciques, banqueros avariciosos, economistas ostentosos que zarandean premios nobel de economía, académicos miopes y otros infaustos monetario-dopantes que no nombro para no extenderme en demasía.

En la esquina opuesta está instalado el contendiente austriaco que hace muchas décadas que perdió el título de campeón. Está aconsejado por una  plantilla de gritones alarmados representada por un par de políticos sin poder, cuatro economistas sin credenciales, un puñado de gurús sin cuerdas  vocales, media docena de prosistas que escriben con tinta invisible y algún  insólito académico con visión adquirida a base de desenterrar vieja sabiduría de  las mazmorras de la historia casi desconocida.

No es la primera vez que estos púgiles se enfrentan. La primera contienda fue extensa, comenzó coincidiendo con la guerra civil española y duró hasta mediados de los 50s. En este primer encuentro el Keynesiano salió  claramente victorioso. En aquella disputa el mundo era muy diferente puesto que como consecuencia de la segunda guerra mundial, Estados Unidos era el único país cuya infraestructura industrial, con tentáculos globales, quedó intacta.

Dicha industria fue utilizada para reconstruir a Europa, que había quedado prácticamente destruida, y al resto de los participantes de la contienda mundial, tanto amigos como ex-enemigos. Aunque en aquel entonces el gobierno de la Casa Blanca para fines bélicos acumuló excesiva deuda, el dinero y los ahorros abundaban en el país puesto que los consumidores estadounidenses tuvieron el consumo restringido durante años para ceder recursos industriales a la maquinaria bélica. Como consecuencia, el sector privado estaba libre de deudas y en posición de rescatar  al gobierno vía adquisición de pagarés del tesoro. Desde un punto de vista estrictamente económico, las circunstancias en que se encuentran los Estados Unidos en la actualidad son totalmente antípodas a las anteriormente citadas.

Durante la década de los 70’s los dos púgiles volvieron a enfrentarse para terminar en tablas, pero por la ventaja de un voto de la decisión de los jueces, el título fue concedido de nuevo al Keynesiano.

En el enfrentamiento actual, los insultos y las amenazas comenzaron en el 2001, y en el 2008 comenzó el combate que puede durar todavía varios años. Esta pugna será la definitiva, es un desafío a muerte y no será repetido hasta la próxima reencarnación del perdedor.

La ideología Keynesiana aboga por mantener una macroeconomía utópica a través de dos premisas: intervención de los gobiernos e intervención de los bancos centrales. Bajo esta disciplina, durante tiempos de crisis los gobiernos ignoran el orden presupuestario y se endeudan para crear estímulos económicos artificiales que al final se convierten en cargas insoportables que los ciudadanos terminan pagando bien con subidas de impuestos abusivos, con miseria colectiva o ambas. Esta ideología suele utilizar la táctica de la ampliación del sector público, o sea el gobierno, para crear puestos de trabajo redundantes. Está claro que creando puestos de trabajo innecesarios ayuda a reducir el desempleo a costa del incremento tributario que en sí retira inversión del sector privado y al final termina creando más desempleo.

Otras dos prácticas utilizadas son las de invertir en infraestructura y educación, las cuales a la vez que crean nuevos puestos de trabajo asientan precedente para determinado crecimiento futuro que de otra manera no existiría. Desde mi punto de vista estas últimas dos tácticas son las únicas justificadas y viables.

La segunda premisa, la de los bancos centrales adeptos al pensamiento Keynesiano, es tan dañina o más que la de los gobiernos, puesto que aboga por la creación de nueva masa monetaria- o sea imprimir dinero a tutiplén para devaluar la moneda y salir de las crisis vía incremento de las exportaciones. Esta táctica solamente funciona cuando un solo país la utiliza de manera temporal para revertirla de nuevo lo antes posible a través de la disciplina fiscal. Sin embargo, la reversión de la táctica es prácticamente imposible porque el dinero fácil es la adicción preferida del político de turno como se ha demostrado a través de la historia en: la España de los últimos siglos, en la Alemania de principios del siglo XX, en Argentina, México, Brasil, Zimbabue y muchos otros países que sistemáticamente han acumulado excesos de deuda para después renegarla por falta de otras alternativas. A la hora de renegar, de todos los países del mundo España se lleva la palma. Desde mediados del siglo XVI hasta mediados del siglo XX España ha renegado la deuda un total de 15 veces. Otros ejemplos son: Francia 9, Portugal 7, Venezuela 12, Alemania 3 y Estados 5. Desde principios del siglo XIV hasta hoy, el continente africano ha renegado 40 veces, Asia 30, América 162 y Europa 90. A través de los siglos citados, diferentes países del mundo en diferentes ocasiones han renegado la deuda un total de 312 veces. Quien esté interesado en conocer todos los países que han renegado la deuda y en que años, podrá verlo en el siguiente enlace de bancarrota.

Regresando a la coyuntura de la crisis global que vivimos, la táctica de la devaluación de la moneda funciona aún menos porque si un país imprime dinero para devaluar la moneda y fomentar la exportación, los demás países no se quedan atrás e imprimen incluso más. Tenemos como prueba el caso de Suiza que siendo uno de los países menos apaleados por esta crisis, al ser país refugio del miedo, el flujo de divisas hacia bancos e instituciones de este país neutral ha obligado al gobierno a devaluar el franco suizo en repetidas ocasiones para frenar su subida y mantener sus exportaciones.

Entonces, si las premisas de Keynes en casi toda su totalidad no funcionan y a la vez producen efectos secundarios peligrosos para la paz y para la democracia porque la suma de muchas de estas acciones económicas erróneas inevitablemente conducen al cáncer de la inflación cuya cura será devastadora para la sociedad, tarde o temprano el mundo restituirá la ideología contendiente que se expone a continuación.

Al contrario de la ideología Keynesiana, la ideología austriaca, en síntesis, aboga por la prudencia fiscal por parte de los gobiernos, sensatez crediticia por parte de los bancos y otros prestamistas, y restricciones por parte de los bancos centrales que en realidad no son necesarios y por lo tanto no deberían de existir. Esta disciplina ahora llamada austriaca tiene orígenes ancestrales en lo que ahora también se llama escuela de Salamanca y data de ideologías y tomos surgidos del siglo XVI por algunos Jesuitas escolásticos de la universidad salmantina. La figura más relevante del nacimiento de esta disciplina económica fue el eclesiástico Juan de Mariana que partiendo de las leyes divinas y naturales escudriñaba ideas sensatas con las que alumbrar y amonestar (a través de sus escritos) los excesos y despilfarros de los monarcas y príncipes* de la época.

Utilizando la relativa protección de la Iglesia que entonces tenía más poder que los monarcas, en sus libros (Juan de Mariana) reprendía las exuberancias de la corte a la hora de conceder títulos remunerados, pensiones y favores provenientes de las arcas públicas. Reprendía las guerras sin sentido por sus costes humanos y económicos. Increpaba sobre el estilo de vida decadente de los que dependían de las arcas públicas para sus despilfarros. Avisaba que restándole metal* a la moneda oficialmente sellada era inmoral e inflacionario puesto que los bienes estaban basados en el valor del peso del metal y no en el valor reflejado en la impresión del timbre.

Estos criterios basados y desarrollados por el visionario Jesuita viajaron primero a Italia y después a Francia. Uno de los libros de la ideología económica de Juan de Mariana publicado en 1598, titulado De rege et regis institutione (Sobre el rey y las instituciones reales), se cree que justificó la decapitación de dos reyes tiranos franceses de la época, Henry III y Henry IV, por parte de sus inflamados súbditos*.

Más tarde, otros canónigos escolásticos amplificaron y esparcieron las teorías de Juan de Mariana. En el siglo XVI el emperador Carlos V de España y I de Alemania convirtió a su hermano Fernando en rey Fernando I de Austria, un territorio del imperio español cuyo nombre geográfico (Austral) fue utilizado para bautizar al reino con el nombre de Austria. Con el rey Fernando I viajaron tomos e intelectuales que asentaron las bases para que 250 años más tarde, Carl Menger revitalizara, ampliara y modernizara la disciplina económica de la escuela de Salamanca. En un enfrentamiento, que a través de la prensa Carl Menger mantuvo con su rival ideológico de la Escuela Histórica de Economía, Gustav von Schmoller, Schmoller rechazando la premisa de Menger acuñó de manera despectiva la ideología del rival como Escuela Austriaca de Economía. Los discípulos de Menger continuaron su labor. Los discípulos más nombrados que contribuyeron a la expansión de la ideología económica, ahora llamada Escuela Austriaca, fueron Ludwig von Mises y su discípulo Friedrich Hayek.

Entonces, según se explica aquí, la disciplina Keynesiana podría considerarse como al tío mío de Granada que ni es disciplina ni es nada, y el título de este artículo debería ser cambiado a, Duelo a muerte entre la disciplina y la indisciplina económica. Como la historia no miente, en un futuro cercano, como se puede observar en el enlace de arriba, la gran mayoría de los países desarrollados, incluyendo casi toda Europa, USA y Japón inexorablemente irán a la bancarrota. Existen tres maneras de llegar a este objetivo:

  1. Declarando bancarrota y suspendiendo pago permanente a todos los acreedores como hicieron en Islandia.
  2. Reestructurando la deuda y obligando a los acreedores a aceptar una fracción muy disminuida como en el caso de Grecia.
  3. Devaluando la moneda drásticamente como están haciendo en USA, Europa, Japón y la gran mayoría de los países desarrollados, y pagando a los acreedores la cantidad debida después de la devaluación. Lo cual recortaría también drásticamente el poder adquisitivo del acreedor(**) y de facto sería también denegación parcial de la deuda. Esta última opción está disponible solamente para los países que tienen banco central libre y moneda propia.

Acarrea consecuencias sumamente inflacionarias y da razón a Juan de Mariana cuando en su tomo publicado en 1605, titulado De monetae mutatione (mutilación/alteración de la moneda), se quejaba de la reducción del peso de las monedas de plata y de oro para hacerlas pasar por el mismo valor del peso anterior y de que era inmoral e inflacionario. Al final, como siempre, en cualquiera de las tres opciones que se adopte los que pagan las consecuencias con sufrimiento y miseria son los pueblos. Sin embargo, si comprendemos que la
coyuntura actual nos conducirá irremediablemente al desenlace que aquí se ha demostrado con datos históricos y reconocemos que la repetición de la historia es inevitable, no hemos de confiar en imposibles provenientes de la irresponsabilidad de terceros y no debemos delegar la responsabilidad de proteger nuestros ahorros.

¿Tienes bienes con cuantía y peso mayor que el papel pintado de colores, tienes Oro?

Escrito por Antolín Blanco, editor de MercadosyBurbujas.com y colaborador de iAhorro.com

*Algunos datos históricos fueron obtenidos de la biografía de Juan de Mariana escrita por Jesús Huerta de Soto del Instituto Ludwig von Mises – Auburn, Alabama.
** Al contrario de la creencia popular, la mayor parte de los “acreedores/bonistas” son los propios ciudadanos que tienen invertidos sus ahorros en deuda del tesoro bien de forma directa, o a través de distintos fondos de inversión y/o de pensiones.

iahorro.com

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  • Actualmente no cabe la menor duda de que la República Popular de China tendrá una posición preponderante en el mundo del siglo XXI. El rápido crecimiento, el potencial estratégico, el enorme mercado interior y las inmensas inversiones en infraestructuras, educación e investigación e innovación de este país, además de su acumulación de capacidad militar en gran escala, contribuirán a ello. Eso significa que, desde el punto de vista económico y político, estamos entrando en un siglo del Asia oriental y sudoriental.
     Para que no se olvide, hemos de decir que el resultado para el mundo habría sido mucho peor, si el ascenso de China hubiera fracasado, pero, ¿cómo será ese mundo? Podemos prever el poder que modelará su geopolítica, pero, ¿qué valores subyacerán a su ejercicio de dicho poder?
     La política oficial de “Cuatro modernizaciones” (industrial, agrícola, militar y científico-tecnológica) que ha sostenido el ascenso de China desde finales del decenio de 1970 no ha dado una respuesta a esa pregunta, porque la “quinta modernización” –el surgimiento de la democracia y del Estado de derecho– sigue sin hacerse realidad. De hecho, la modernización política afronta una oposición en masa del Partido Comunista chino, que no está interesado en abandonar su monopolio del poder. Además, la transición a un sistema pluralista que canalice, en lugar de reprimir, el conflicto político sería en verdad peligrosa, si bien el riesgo aumentará cuanto más persista el gobierno de un solo partido (y la corrupción endémica que lo acompaña).
     Ideológicamente, el rechazo por parte de la dirección china de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho se basa en la tesis de que esos valores, supuestamente universales, son una simple tapadera de los valores occidentales y que, por tanto, se debe considerar su repudio un asunto de autorrespeto. China no volverá a someterse a Occidente militarmente, por lo que tampoco debe someterse a sus normas.
     Y así volvemos al concepto de “valores asiáticos”, originalmente formulado en Singapur y Malasia, pero hasta ahora, tres decenios después, su significado sigue siendo obscuro. Esencialmente, dicho concepto ha servido para justificar el gobierno colectivista y autoritario al emparentarlo con la tradición y la cultura locales, con una autonomía definida como otredad, es decir, diferenciación de Occidente y sus valores. Así, pues, los “valores asiáticos” no son normas universales, sino una estrategia de autopreservación íntimamente unida a la política identitaria.
     Dada la historia del colonialismo occidental en Asia, el deseo de mantener una clara identidad distinta es legítimo y comprensible, como también la creencia en muchos países asiáticos –y muy en particular en China– de que ha llegado el momento de saldar cuentas antiguas, pero el esfuerzo de preservar el poder propio, la necesidad de una identidad “asiática” clara y el deseo de saldar cuentas históricas no resolverán la cuestión normativa que plantea el ascenso de China como potencia preponderante del siglo.
     La forma como se responda a esa pregunta reviste importancia decisiva, porque determinará el carácter de una potencia mundial y, por tanto, cómo se relaciona con otros países más débiles. Un Estado llega a ser una potencia mundial cuando su importancia y su potencial estratégicos le confieren alcance mundial y, por lo general, semejantes Estados intentan salvaguardar sus intereses imponiendo su preponderancia (hegemonía), lo que es una receta para el conflicto peligroso, si se basa en la coerción y no en la cooperación.
     La adaptación del mundo a una estructura hegemónica mundial, en la que las potencias mundiales garantizan un orden internacional, sobrevivió a la Guerra Fría. La Unión Soviética no era ideológicamente antioccidental, porque el comunismo y el socialismo fueron invenciones occidentales, pero era antioccidental desde el punto de vista político. Y fracasó no sólo por razones económicas, sino también porque su comportamiento interior y exterior se basaba en la compulsión y no en el consentimiento.
     En cambio, el modelo económico y político de los Estados Unidos y el de Occidente, con sus derechos individuales y sociedad abierta, demostraron ser las armas más eficaces en la Guerra Fría. Los EE.UU. no prevalecieron por su superioridad militar, sino por su poder blando y porque su hegemonía no se basaba en la coerción (aunque algo había de eso también), sino en gran medida en el consentimiento.
     ¿Qué vía elegirá China? Si bien China no cambiará su antigua y admirable civilización, debe su nuevo ascenso a su adopción del modelo occidental contemporáneo de modernización: el gran logro de Deng Xiaoping, quien internó al país por su vía actual hace más de tres decenios, pero la decisiva pregunta por la modernización política sigue sin respuesta.
     Está claro que los intereses nacionales y a veces el poder puro desempeñan un papel en cómo los EE.UU. y otros países occidentales aplican valores como los derechos humanos, el Estado de derecho, la democracia y el pluralismo, pero esos valores no son una simple fachada para los intereses occidentales; en realidad, apenas lo son en medida alguna. Son en verdad universales y con mayor razón en una época de mundialización total.
     La contribución de Asia –y de China, en particular– al desarrollo de ese conjunto de valores universales no se puede prever aún, pero llegará sin lugar a dudas, si la “quinta modernización” propicia la transformación política de China. El rumbo de China como potencia mundial irá determinado en gran medida por la forma como afronte esa cuestión
    Joschka Fischer

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  • Una mujer le donó un riñón a su jefa y ésta posteriormente la despidió. Ésta es la historia que recoge el diario estadounidense The New York Posty que relata cómo Debbie, una estadounidense de 47 años residente en Long Island, fue puesta de patitas en la calle después de someterse a una operación para entregarle el órgano que necesitaba su superior, Jackie Brucka, de 61 años.
    "Es algo doloroso y horrible, me sentí traicionada", ha explicado la víctima, divorciada y madre de dos niños. Al parecer Brucka le contó a su empleada los problemas de salud que sufría y Debbie decidió entregarle su riñón. "Podría considerar la oferta un día", asegura que le dijo la empleadora a su contratada según el diario neoyorquino.
    Fue en enero de 2011 cuando Debbie recibió una llamada de su jefa, que le preguntó si su oferta todavía continuaba vigente. Ante la respuesta afirmativa de Debbie, todo se puso en marcha.
    Sin embargo, hubo un contratiempo. El riñón de la empleada no encajaba con el de su jefa, así que finalmente se decidió por un intercambio: el de Debbie iría para un paciente en Missouri y Bruck recibió el de otro procedente de San Francisco.
    Pocos meses después de la operación, la empleada empezó a tener problemas que se centraban en sus piernas en el aparato digestivo. Se sintió presionada a regresar al trabajo, aunque no estaba en condiciones. Su jefa continuaba recuperándose y tras comprobar que Debbie faltaba a sus responsabilidades profesionales tras la operación decidió despedirla. "Si no lo hago pensarán que te doy un trato especial", le dijo al parecer Brucka.

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  • Definición de hijo por Jose Saramago, premio nobel de literatura:
     
    Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de como amar a alguien mas que a nosotros mismos, de como cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje.
    Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder? ¿Como? ¿No es nuestro?
    Fue apenas un préstamo... EL MAS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros solo mientras no pueden valerse por si mismos, luego pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias.
    Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos.

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  • El oro no se come.

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