Hacerse preguntas de este tipo, por muy inquietante que sea, es necesario para analizar escenarios y tomar decisiones frente a ellos. La eventual desaparición de la moneda única, de nuestro euro, es un temor (o anhelo para algunos) que cada vez más toma forma en los medios de comunicación y en algunos analistas. Otros son más optimistas en cuanto al euro y la Unión Económica y Monetaria.
Lo primero que siempre a los ahorradores que temen por su dinero es que lo importante es estar bien informados, asesorado y diversificar el riesgo, no entrar en pánico cuando lee determinados mensajes en prensa tradicional o medios online. probabilidades de que España salga del euro o que la moneda única desaparezca existen, al igual que existe la probabilidad de que fallen los anclajes del ascensor y nos peguemos un golpe mortal. El miedo se tiene que modular en base a las probabilidades, no a la posibbilidad de que algo ocurra. Casi todo es posible, sin embargo muchas cosas son muy improbables.
Esta reflexión tiene que ver con una realidad: protegerse de un escenario tiene un coste. Y hay que valorar coste y beneficio de la protección, siempre. Si tienes 10.000 euros y te vas con tu maleta a Alemania a abrir una cuenta de no-residentes, por si España vuelve a la peseta, a mi modo de ver afrontas unos costes muy elevados por un beneficio muy moderado. Otras formas de protegernos ante el desastre de una salida española del euro son los fondos de inversión cuyos activos están en otro tipo de moneda. Igualmente esta herramienta tiene costes, como el de perder dinero, según la estrategia de inversión de sus gestores o el riesgo de tipo de cambio.
¿Cuál es la respuesta a la incógnita planteada en el título?
¿Estamos a las puertas del fin del proyecto europeo? Lo primero que tenemos que tener claro es que la respuesta no la tienen los economistas, ni los analistas influyentes de los mercados financieros, ni algunos premios Nobel que apuestan siempre contra la integración Europea. La tienen los políticos, que ya no pueden dilatar más sus decisiones: o más Europa o, desde mi punto de vista, adiós Europa.
Todo el mundo sabía que iniciar una Unión Monetaria sin integración de políticas fiscales es algo a medio hacer. Si hay crisis asimétricas en los Estados miembros, dado que el principal mecanismo que se dispone es sólo el tipo de interés y de cambio, no hay manera de instrumentar una respuesta a medida. Tipos altos perjudican a los Estados en crisis, pero frenan la inflación de los que crecen. Tipo de cambio fuerte del euro perjudica las exportaciones de los menos competitivos, y suma y sigue. La crisis asimétrica llegó y a los países periféricos la política monetaria marcada por Alemania nos perjudica.
Si eso fuera poco, España ha tirado el dinero barato, conseguido gracias a la pertenencia al euro, en aeropuertos que no tienen aviones o en urbanizaciones fantasmas. Alemania dice que hemos hecho las cosas mal y, me temo, tiene toda la razón. Estas ingentes millonadas de euros que ahora necesitamos inyectar a nuestras entidades financieras con un rescate a medida de Europa, podrían haberse dedicado a mejorar el sistema educativo, I+D, en potenciar la industria de base tecnológica y los servicios de la información. pero no, hagamos casas que es más ostentoso. Encima de sufrir una crisis económica mundial, los españoles hicimos todo lo posible para hinchar una burbuja inmobiliaria que ha estallado en nuestro bolsillo.
El ciudadano medio dirá que esto es culpa de políticos y banqueros. Y es cierto que hay grandes culpables que deben responder ante la Justicia. Pero los políticos los votamos nosotros (o los dejamos de votar) y los bancos hacen negocio con nosotros si nos dejamos (sin cultura financiera, este país no va a ningún lado). No se trata de salir a la calle a quemar contenedores, debemos dejar de votar a los mangantes, los corruptos o los pésimos gestores del dinero del contribuyente. Y cambiar de banco si nos engaña. Cada una de nuestras decisiones influye en la economía española, por mucho que sea más fácil culpar a los demás o al sistema (que a fin de cuentas, aceptamos nosotros).
Lo mismo digo de Alemania, responsable de un proyecto que ha financiado obras en otros países sin la debida diligencia. Culpa tiene el que derrocha, pero también el que no sabe o quiere controlar lo que se hace con su dinero.
Sin embargo, desde mi punto de vista, tanto España como Alemania, entre otros países, tiene fuertes incentivos económicos y sociales para continuar con el proyecto euro. Mi opinión, que mantengo desde los tiempos de Maastricht en que estaba estudiando economía, es que crear una zona común europea es un gran acierto. No olvidemos que teníamos la mala costumbre de hacer la guerra entre nosotros, y conseguir un futuro próspero y en paz es el gérmen de la Unión.
Ahora falta que se avance en la integración fiscal, con un Tesoro Europeo, endeudamiento con la garantía de todos los países, políticas fiscales a nivel supranacional, etcétera. Ello implica que los países más ricos cedan un poco y que los demás dejemos de hacer las cosas mal. No estamos ante el fin de Europa, sería un error político de desafortunadas consecuencias. Tal vez estemos ante el fin del inicio, y la apuesta europea sea avanzar; el anunciado rescate “blando” del sistema financiero español por parte del FEEF, tutelado por el FMI, parece indicar que Europa está convencida de avanzar unida.
Para que una economía crezca hay que ser serios, políticos, empresarios y trabajadores. La fiesta es buena para desconectar un rato, no como forma de vida.
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Hola ¿Qué tal? Yo bien, gracias por preguntar. Bueno, realmente no preguntáis nunca y hoy…
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Agenda del dia http://dlvr.it/1j8Tnr
GRECIA – noticias sobre una votación complicada http://dlvr.it/1hnWrP
El director de la unidad griega que persigue los delitos fiscales, Nikos Lekkas, reconoció que son ciertas las críticas sobre la evasión de impuestos que hizo la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.
En una entrevista que publica hoy el diario alemán "Die Welt", Lekkas se lamenta: "La evasión fiscal llega en Grecia a entre el 12 y el 15 por ciento del producto interno bruto. Eso son entre 40.000 y 45.000 millones de euros al año. Si pudiéramos recaudar solamente la mitad, el problema de Grecia estaría resuelto".
Eso requiere sin embargo voluntad política, añade. "Nuestros políticos han empezado a entenderlo".
Lagarde había hecho a fines de mayo duras críticas a Grecia y al tema de que sus ciudadanos no pagan sus impuestos. En esa ocasión dijo que sentía más compasión por otros países, como el empobrecido Níger, que por los griegos. Sus declaraciones le granjearon una ola de rechazo por parte de todos los partidos helenos.
El jefe de los inspectores del SDOE alertó asimismo del peligro de una "explosión social" si no se consigue resolver la división social entre las "élites intocables y los ciudadanos a los que se exprime".
http://noticias.lainformacion.com/espana/las-veces-que-rajoy-ha-dicho-no-y-ha-sido-si_8ixCkztp3qOA19aKnAgub1/
Grecia asiste a un doloroso regreso de ciudadanos al campo
Nouriel Roubini advierte de que la recesión va a empeorar en la zona euro http://dlvr.it/1hvbTQ
Con todos los respetos a Pau..¿usted donde a estado estos cinco años? Porque tienes el mismo discurso de el inútil.....
Saludos
Un euro de hoy vale 110,82 pesetas de enero de 2002, cuando la moneda única echó a andar. En aquel momento la nueva divisa europea equivalía a 166,39 pesetas. Pero por efecto de la inflación acumulada (33,4% hasta abril, porque el dato de mayo aún es provisional), un euro de hoy supone 110,82 pesetas de entonces. O –lo que es lo mismo–, 221,96 pesetas de hoy.
La mayoría de la gente –yo mismo– nos quejamos de que, con el advenimiento del euro, los propietarios de los bares aprovecharon para multiplicar el precio del café, que pasó de 100 pesetas a 1 euro. Un escandaloso aumento del 66,4%. Es verdad. Pero hoy, ese mismo café vendido a 1,2 euros (en muchos bares cuesta menos) equivale a 133 pesetas de entonces. Es decir, que pese a los incrementos posteriores de precio por un total de 0,2 euros que ha efectuado el dueño del bar, de hecho ha perdido poder adquisitivo.
Es un fenómeno curioso. Aunque tenemos delante de los ojos datos empíricos reales, cuantificables y contrastables, muchas veces no los tenemos en cuenta. ¿Tendrá que ver con eso de la cultura audiovisual e Internet? ¿Pensamos menos que antes? No lo sé.
De lo que sí estoy seguro es de que, a la hora de afrontar muchas cuestiones, estamos mentalmente anclados en el pasado. Se ha escrito que los militares dedican sus esfuerzos a estudiar y diseñar estrategias para ganar la guerra anterior. Ignoro si los economistas son especialistas en cómo salir de la crisis anterior.
De una manera u otra, repito, todos seguimos convencidos de que 1 euro = 166,39 pesetas. Pero unos están más convencidos que otros. Dejamos ahora de lado las cuestiones que hacen referencia directa a Dios. Tengo para mí que en temas como cultura, economía y política, en bastantes personas se da una relación inversa entre el grado de sus creencias y su ignorancia en la materia. Cuanto menos conocimientos tienen sobre la cuestión específica de la que pontifican, más recurren a dogmas; laicos se entiende.
Apelar a la fe ahorra esfuerzos intelectuales, porque exime de la laboriosa tarea de buscar datos y verificarlos, preguntarse por causas y consecuencias, sacar conclusiones aplicables no a la guerra o a la crisis anterior sino a la realidad presente… Otra ventaja de apelar a las creencias es que quien no las comparte queda como un hereje automáticamente. Por ejemplo, quien se atreve a decir que 1 euro = 110,82 pesetas.
Vayamos concretando. Tengo gran respeto por Alberto Recarte, un economista de notable solidez intelectual: es un sabio. Pero cuando propone reformar la Constitución española para despolitizar un montón de organismos que no debieran estar politizados, o para volver a implantar un estado centralizado quitando competencias a las comunidades autónomas, pienso que políticamente está aferrado al euro de 166,39 pesetas.
Estoy de acuerdo con Recarte en que hay instituciones cuyos órganos rectores no debieran reflejar la composición de las Cortes Generales. Respecto a las autonomías, comparto sus ideas sólo parcialmente. Para mí, sólo debiera haber habido tres: País Vasco, Galicia y Catalunya. Pero la realidad de las 110,82 pesetas es que el proceso sólo admite vuelta atrás muy parcialmente. Es decir, en la medida en que los ciudadanos de cada comunidad estén dispuestos a devolver competencias al Gobierno central.
Otros atrapados al euro de 166,39 pesetas son quienes se oponen por principio a cualquier recorte de gasto en sanidad o educación, que da la casualidad que son las partidas presupuestarias más elevadas. Entiendo que los profesionales de la sanidad y la educación se suban por las paredes, porque, tengan la ideología que tengan, los recortes les afectan al bolsillo.
Pero los afeites en los demás departamentos son insuficientes para salir del agujero en que estamos metidos. ¡Que aumenten los impuestos a los ricos!, dicen algunos con no poca razón y no menor ignorancia. Si subes mucho la fiscalidad de los más adinerados, se van con los euros a otra parte los que más pueden hacer por sacarnos de la crisis. La realidad de las 110,82 pesetas es que Catalunya y España rondan la quiebra: hay que recortar.
Carles M. Canals
Citi apuesta por una intervención en Italia tras el rescate de España - http://www.eleconomista.es/economia/noticias/4033626/06/12/Citi-apuesta-por-uan-intervencion-de-Italia-tras-el-rescate-de-Espana.html
Jim Rogers: "El rescate de la banca española es una locura, hay que dejar quebrar al país" http://www.eleconomista.es/economia/noticias/4035367/06/12/Jim-Rogers-El-rescate-a-la-banca-espanola-es-ridiculo-hay-que-dejar-quebrar-a-Espana.html