En un mercado en el que todos los productos son copias de los demás, los trabajos son similares, las oficinas clones y nuestros puestos de trabajo réplicas, la única manera de destacar es hacerlo de una manera distinta e innovadora. Desafortunadamente, la creatividad es una facultad muy poco buscada y valorada en los puestos de trabajo, antes se buscan muchas aptitudes y dejando de lado ese potencial de hacer las cosas de una manera distinta y quizás diferencial. Creo que en el entorno actual, la única manera de lograr ser más competitivo sin tener que volver a entornos laborables de hace dos siglos, es mediante la creatividad algo para lo que muchos no estamos preparados.
Seguramente te haya tocado (o te tocará) ser creativo en el trabajo y quizás la mayor amenaza para la creatividad sea la obligación de serlo, así que hoy hoy voy a mostrar 7 trucos que a mi me funcionan:
1. Creatividad sana en cuerpo sana
Sé que os puede sonar raro, pero a mí las mejores ideas se me ocurren haciendo deporte y no hablo de correr una maratón, basta con dar un paseo de media hora, sin música ni nada, acompañado de mis pensamientos. Hay algo en el deporte que hace que se «refresquen» las ideas. Imagino que también funciona con montar en bicicleta, nadar, clases de spinning o el deporte que más te guste. Recuerda, Mens sana in corpore sano y la creatividad, viene de la mente.
2. Perderse por el ciberespacio
Me encanta perderme por el ciberespacio. Sí, adoro perder el tiempo navegando de aquí por allá en búsqueda de cosas que me entretengan. Están los blogs que me encanta leer y a veces los blogueros escriben cosas que puedo después utilizar y hacer mías, ojo no hablo de copiar, hablo de inspirar. No hay amor como el de los enlaces.
3. Entrar en un museo de arte
El simple hecho de salir de la oficina suele hacer que surjan ideas interesantes. Pero hay algo en las imágenes de los museos de arte, la yuxtaposición de colores, las perspectivas y todo eso hace que me llene de ideas. Si no puedes ir a un museo, puedes acercarte viendo imágenes en línea de grandes lugares como el Louvre o como he comentado antes, en alguna web de arte. El arte es la madre de la creatividad.
4. Estar tranquilo
Estamos tan acostumbrados a rellenar el más mínimo espacio de aburrimiento diario que las situaciones en las que no estamos constantemente en ebullición hacen que el cerebro funcione en un nuevo y curioso modo. En mi caso, sentarme en un banco y ver pasar gente hace que empiecen a brotar las ideas en mi cabeza. También me ocurre cuando escucho música tranquila, o cuando voy a un parque sin nada más que un cuaderno (no electrónico, que si no te distraes) durante al menos media hora.
5. Hablar con alguien inteligente
Hay personas que te ponen de mala leche, otras que alegran el día, otras de las que aprendes mucho y otras que son la antítesis de tu modo de ver la vida, conviene buscar a gente que no es como tú para que te haga ver las cosas de otro modo. Aprende de los demás y verás como se abren nuevas vías.
6. Ir a la biblioteca
Lee cosas de todo tipo, busca entre montones de libros y reflexiona, pasa de la poesía a la biología. Esto te ofrece extraños y maravillosos senderos sobre los que crear. Estos extraños y maravillosos senderos hacen que surjan ideas brillantes mucho antes de llegar a casa.
7. Pensar mucho
Como cualquier cosa, la capacidad de que se nos ocurran ideas se puede poner a punto practicando. Si necesitas 10 ideas para un artículo a la semana, tu cerebro aprenderá a conseguirlas. Muy pronto, surgirán sin esfuerzo, como las llamas en la leña seca. O no. Algunas semanas es como si alguien hubiera derramado agua sobre las ascuas. Pero después de mucha depuración, las ideas también surgirán.
Para terminar me gustaría mencionar una cita de un gran creativo, John Cleese de los Monty Phyton “Si quiere trabajadores creativos, dales tiempo suficiente para jugar.”
¿Y tu, cómo alimentas tu creatividad?
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Utilizo 2 máximas:
1.- Divide y venceras.
Hay que decidir en qué queremos ser creativos. Siempre hay algo que se nos da bien y que posiblemente sepamos hacer mejor que otros. Si lo que queremos se nos antoja demasiado complejo, dividamos el problema en tantas partes como nos sea posible. De esta manera, nos enfrentaremos a varios “proyectos” bastante asequibles cada uno de ellos. Cuando hayamos dividido, aplicamos la segunda máxima.
2.- Escribeló.
Por cada “proyecto” que tengas, coge un papel y algo para escribir y oblígate, cada día durante una semana, a escribir entre 10 y 20 ideas para dar luz a ese proyecto. Estas ideas no tienen que ser factibles al 100% ni incluso lógicas. Se trata de escribir rápido y con la mentalidad (y el corazón e imaginación) de un niño. Es casi imposible que, tras una semana y entre 70 y 140 ideas, no haya alguna idea (o inspiración) que nos lleve a la realización exitosa de cada proyectito. La suma de esos proyectitos nos llevara a conseguir nuestro “Gran Proyecto Inspirado”.