Lo primero que hay que decir es que la salida del euro sería traumática y tendría consecuencias devastadoras aunque siempre hay quien ve el vaso medio lleno. Y es que, la primera consecuencia de la salida de España del euro sería que volvería a retomar el control sobre su moneda, es decir, volvería a dirigir su propia política monetaria. Por ello, lo primero que se haría sería devaluar la divisa para así ser más competitivos. Es decir, con una moneda más barata se verían favorecidas las exportaciones y por tanto España sería mucho más competitiva de lo que es en la actualidad. Además, se favorecería al sector turístico, ya que, a los extranjeros les resultaría más barato venir a nuestro país. Pero aquí terminan casi todas las ventajas de una posible salida del euro.
La devaluación de la moneda -la peseta- nos empobrecería con la misma intensidad de su caída. Algunos informes estiman que la peseta se devaluaría una media del 50%, es decir, los españoles serían un 50% más pobres. Sólo un tímido rumor de salida del euro haría que se produjera una fuga de capitales sin precedentes lo que, sin duda, colapsaría el sistema financiero español. Para evitar esta huida de dinero, el Gobierno impondría límites a la retirada de efectivo, lo que se conoce como corralito financiero.
Y éste sería sólo uno de los problemas. ¿Qué pasaría con la deuda de España? Nuestro país lleva 13 años, desde 1999, emitiendo su deuda en euros. Tras la devaluación de la peseta, el Gobierno no podría hacer frente a sus deudas ya que éstas se duplicarían lo que llevaría al país irremediablemente al default, es decir, al impago. Y la situación se complicaría aún más, ya que, un país que no puede pagar sus deudas, difícilmente podrá seguir financiándose en el exterior. Lo mismo le ocurriría a las grandes empresas que salen al mercado a buscar financiación. Deberían el doble de lo que deben ahora y tendrían también que renegociar sus deudas. Al igual que pasaría con el país, las empresas verían cortado el grifo del crédito, que en el caso de los bancos, llevaría a que estos restringieran aún más sus condiciones para conceder préstamos y créditos a los clientes.
Ante este panorama, el Banco de España tendría que darle “a la máquina del dinero” para ir pagando lo que se debe. Esto, irremediablemente, dispararía la inflación que, según el banco holandés ING subiría al 10% como también subirían los tipos de interés al 15% y la tasa de morosidad al 10%. Con los tipos de interés disparados sería casi imposible pagar las hipotecas. Éstas dejarían de estar referenciadas al euribor para pasar a estarlo al mibor, tipo de referencia que se utilizaba con la peseta. Con unos tipos de interés al 15%, las cuotas mensuales de las hipotecas registrarían una subida vertiginosa difícilmente asumible por los hipotecados.
Pero es que, además, según la entidad holandesa, la salida del euro supondría para España una caída de su Producto Interior Bruto del 13% y nuestras importaciones serían más caras y el comercio con el exterior sería más complicado.
Aunque es casi imposible que España salga del euro, lo cierto es que, el anterior presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, encargó hace 2 años un estudio donde se analizaba desde un punto de vista jurídico la posible “secesión” de la Unión Europea y la Unión Monetaria. Un documento donde se examinaba la expulsión de países de la zona euro y que concluía con que el abandono de la zona euro supondría también la expulsión de la Unión Europea.
No obstante, la mayoría de las casas internacionales de análisis descartan un futuro así para España. La probabilidad de que nuestro país salga del euro es, hoy por hoy, de cero. En este sentido, UBS confía como escenario más probable que, finalmente, la zona del euro, avance hacia una autentica integración fiscal y económica.
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La actual política económica del Gobierno básicamente tiene dos grandes líneas de actuación: corregir el excesivo déficit público, por un lado, y arreglar los problemas de solvencia del sistema bancario, por otro. Además y como es bien sabido, ambos problemas están ligados entre sí. Se piensa desde el Gobierno que si conseguimos ajustar el déficit público a una cifra razonable -como el 3% del PIB- y saneamos la banca -haciéndola solvente-, nuestros problemas habrán quedado atrás. La confianza retornará a nuestra economía, la prima de riesgo volverá a niveles razonables y empezaremos a crecer moderadamente. En este contexto de confianza, se reactivará el crédito y, por tanto, la actividad económica privada. Pero creo que ésta es una perspectiva equivocada.
El problema central de nuestro país es el excesivo endeudamiento privado. Los problemas bancarios y las dudas sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas son, en realidad, un reflejo de dicho endeudamiento. Son la fiebre que aqueja al enfermo, no la enfermedad en si misma. Bajar la fiebre, no curará al enfermo.
La realidad es que con empresas fuertemente endeudadas es muy difícil obtener financiación adicional para nuevos proyectos e inversiones, incluso aunque el sistema financiero fuera muy sólido. El problema no es sólo, como se argumenta, que no haya crédito para las empresas –que es verdad que no lo hay-. El verdadero problema es que ningún departamento de riesgos de un banco estaría conforme en dar más crédito a una empresa sobreapalancada, casi con independencia del proyecto que se quiera financiar. Y sin crédito, y dado el modelo de economía que tenemos, no es fácil generar crecimiento económico.
McKinsey Global Institute publicaba un informe en enero de 2012 donde comparaba la deuda total de diferentes países. Para no hacer muy prolija la descripción diré que la deuda total –pública y privada- de España era 363% del PIB, frente al 278% de Alemania y 279% de Estados Unidos. En otras palabras, la deuda total de España era 85 puntos de PIB mayor que la de esos países. ¿Y de dónde procede esa diferencia? Pues de forma muy significativa de la deuda corporativa privada. Así, la deuda corporativa era el 134% del PIB en caso de España, frente al 49% en caso de Alemania y el 72% en caso de Estados Unidos.
En este contexto, creo que va ser muy difícil que España crezca y reduzca el desempleo si antes no tiene lugar un proceso de desapalancamiento privado. Y sólo hay 3 mecanismos para reducir la deuda:
1. El primer mecanismo es mediante el crecimiento económico en términos reales. Pero este mecanismo es improbable que tenga lugar en el próximo año y medio. España está sometida una política fiscal contractiva y a una política monetaria todavía más contractiva. La recesión está asegurada en 2012 y posiblemente también en 2013, si proseguimos con el ajuste fiscal previsto. El ultimo panel de previsiones de la economía española publicado por FUNCAS mostraba recesión severa en 2012 y 2013, con caídas del PIB del 1,7% en 2012 y del 0,6% en 2013. Mirando hacia delante, tampoco parece haber motivos para mucho optimismo. Las previsiones del Fondo Monetario Internacional anticipan un crecimiento por debajo del 2% hasta 2017.
2. El segundo mecanismo es mediante inflación. Se trata de “licuar” la deuda. No se trata solamente de que España deba tener menos inflación que Alemania para ganar competitividad vía menores costes. Necesitamos más inflación para reducir rápidamente la deuda en términos reales. Pero esta decisión está en manos del Banco Central Europeo, que debe poner en marcha una política monetaria mucho más expansiva. Y, sinceramente, no veo a ni al BCE ni a Alemania apostando por generar inflación en la eurozona para aliviar las deudas de la economía española.
3. El último mecanismo es, sin duda, el más duro. Consiste en asumir que hay deudas privadas que no se pueden pagar. En otras palabras, hay que aceptar que se ha invertido mal con el consiguiente impacto negativo sobre la deuda que respaldaba dicha inversión. Este mecanismo implica aceptar defaults importantes de deuda privada, con evidentes consecuencias sobre los acreedores, nacionales, internacionales y, obviamente, los bancos. Lógicamente si aceptamos que hay empresas importantes que pueden quebrar, también habría que aceptar que los bancos pueden quebrar, arrastrados por el aumento de la mora bancaria. Pero aquí el Gobierno de España ya ha dejado claro que no va dejar caer ningún banco, por lo que –al final del proceso- la “deuda mala privada” acaba como deuda pública. En este contexto, el reciente rescate de la Comunidad de Valencia, que parece el primero de una larga lista, es una noticia que complica más el panorama.
Desafortunadamente, la estrategia de política económica que está en marcha es inútil. El esfuerzo del Gobierno está orientado a reducir el déficit para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública, eso sí, a costa de sumir a la economía en la recesión. Pero en esta recesión, las empresas privadas no solo se enfrentan a un problema de menores ingresos, también se enfrentan a un proceso de deflación de activos, que agrava aún más el problema de la deuda privada. La deuda nominal no se reduce, pero el valor de los activos que la respaldan cada vez vale menos. Y en este contexto, la política de austeridad está haciendo el problema de la deuda privada aún más grave.
Desafortunadamente, y a menos que BCE cambie radicalmente de estrategia y se decida a comprar deuda periférica y emitir dinero, no veo luz al final del túnel. Aunque en economía no hay nada seguro o inevitable, aparentemente estamos inmersos en una crisis sin salida. Al menos sin una salida ordenada.
Jorge Blázquez es doctor en economía
El 6,63% de los parados, afectado por una ejecución hipotecaria http://www.gurusblog.com/archives/parados-afectado-ejecucion-hipotecaria/23/07/2012/
El 90% de la cesta de la compra de la familias se encarecerá en septiembre http://www.cincodias.com/articulo/economia/90-cesta-compra-familias-encarecera-septiembre/20120720cdscdieco_3/#?id_externo_rsoc=Twitter
Pasado - Peseta;
*Futuro - Neopeseta;
La peseta ya es pasado,...neopeseta, que sino uno se hace la picha un lío
El FMI asesorará a España en la recapitalización sus bancos http://dlvr.it/1tfX9M
Japón preocupado por amenaza de la crisis UE en sus exportaciones http://dlvr.it/1tzKXG
Calcula que la dinámica hasta marzo apuntaba un déficit del 8,5%
El Banco de España alerta de que
el primer tirmestre fue un periodo pérdido en el ajuste del déficit
Europa está nuevamente al borde del precipicio. La crisis de la deuda soberana volvió a saltar a primera plana el lunes tras intensificarse los temores de que la economía española -la cuarta más grande de la eurozona- sea la próxima que tenga que ser rescatada.
La recesión ha empeorado en España y un creciente número de sus gobiernos regionales han pedido o analizan la posibilidad de pedir ayuda monetaria al gobierno federal en Madrid. El interés del bono soberano a 10 años se disparó a niveles insostenibles a mediano y largo plazo, en un indicio de la creciente desconfianza de los mercados de que el país pueda pagar la enorme deuda que debe.
La posibilidad de rescatar financieramente a España preocupa intensamente a Europa debido a su costo potencial, muy superior del dinero existente en los presentes fondos de ayuda. Los mercados financieros, además, han comenzado a preocuparse por Italia, otra gran economía europea con una enorme deuda soberana y casi nulas posibilidades de crecimiento económico.
Las bolsas de valores de toda Europa y el resto del mundo sufrieron importantes caídas. En Francfort el índice DAX cayó un 3,18%. En Londres el FTSE retrocedió un 2% y en París el CAC 40 perdió un 2,89%. Al mediar la jornada en Wall Street, el promedio industrial del Dow Jones bajaba un 1,35%. El euro cayó por debajo de 1,21 dólares, su menor nivel desde junio de 2010.
El rendimiento de los bonos soberanos españoles a 10 años subió al 7,56% por la mañana, su máximo desde que España se unió al euro en 1999.
Los temores sobre España aumentaron el lunes después que el banco central dijera que la economía se contrajo un 0,4% en el segundo trimestre en comparación a los tres meses anteriores. El gobierno pronosticó que la actividad económica no volverá a crecer hasta 2014, ya que las nuevas medidas de austeridad afectarán a consumidores y empresas.
Además, España encara nuevos costes a medida que varias comunidades autonómicas, empezando por Valencia y Murcia, pidieron el viernes rescates financieros al gobierno central y la posibilidad de que pronto lo hagan otras ocho, entre ellas Cataluña, una de las zonas más ricas de España, por lo abultado de su déficit presupuestario y la imposibilidad de pagar sus cuentas y vencimientos.