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BernanQE3

BernanQE3 1Hace dos años ya escribí sobre el QE2 o segundo programa de estímulo monetario de la FED por el que se inyecta dinero a la banca a cambio de activos. Esta vez la apuesta ha sido aún mayor y Bernanke decidió anunciar compras de activos –esta vez hipotecarios- por 40 mil millones de $ cada mes “hasta que baje el paro”. Todos conocemos los efectos visibles de estas inyecciones de liquidez: subida de las acciones y bajada de rentabilidad de la deuda norteamericana como se puede ver aquí:

Las demás consecuencias son más discutibles puesto que los que defienden la manipulación monetaria de la FED argumentan que gracias a esto se ha evitado la deflación, que tampoco ha provocado el aumento de la inflación que los críticos pregonaban, que ha servido para mejorar las cifras macro y que ha conseguido reducir el paro. Para apoyar sus razones además hacen la siguiente comparación: “Estados Unidos crea empleo, Europa lo destruye; Estados Unidos, aunque poco, crece; Europa se encamina a una recesión

Los que las criticamos también tenemos los nuestros. Antes de nada yo tengo un problema digamos “ideológico” y es que aunque pudiera entender en un contexto de debacle que se obviaran los principios económicos para intentar –de forma puntual- una estrategia heterodoxa como la de “imprimir” dinero, considero completamente inadecuado que esta vaya dirigida a darles liquidez a los bancos para que éstos hagan con ella lo que quieran –que como hemos visto ha sido especular con ese dinero en los mercados-, antes desde luego bajaba impuestos, es decir, inyectaba el dinero directamente en el ciudadano -que se encargaría de mover ese capital y generar riqueza- y cubría el desfase de ingresos con esos dólares. Además, sienta las bases de un más que posible estallido de una burbuja en muchos activos  ya que, ¿qué pasará el día que la FED deje de inyectar esa liquidez y toda esa demanda artificial desaparezca?. Hecha esta aclaración, me explico:

Lo de decir que gracias a la FED se ha evitado la deflación es una verdad a medias, se ha evitado que el IPC se pusiera negativo porque el encarecimiento de las materias primas lo ha evitado pero como se puede demostrar con este gráfico: a mayor balance del banco central, menor velocidad del dinero luego nada de ese capital ha ido a la economía real (a bienes y servicios) así que su efecto sobre la actividad económica ha sido incluso negativo

Al comienzo de 2009, cuando empezó la QE1, el barril de crudo cotizaba por debajo de los 40$ y ahora lo hace en torno a los 100, por mucho que diga la inflación oficial es evidente que los norteamericanos han perdido mucho poder adquisitivo. Aquí podemos ver que con una misma hora de trabajo en enero de 2009 podían comprar el doble de gasolina que pueden comprar ahora.

Pero sí, es cierto, que el IPC oficial no ha subido lo que se temía pudiera hacerlo tras una inyección de dinero tan grande. Los motivos son claros: menor velocidad del dinero por poca actividad, menor consumo y, sobre todo, exportación al resto del mundo de esa inflación. Y es que es indudable que el alza del precio de las materias primas, denominadas en $ devaluados, ha repercutido en todo el globo cuyos IPC´s oficiales tampoco se han disparado porque la situación económica es muy mala pero eso no evita que el poder adquisitivo del ciudadano medio haya menguado.

Las cifras macro de los EUA han mejorado, es cierto, pero debemos recordar que llevamos ya 5 años de crisis, nadie puede saber si a estas alturas, sin ayudas a la banca y sin inyecciones monetarias, estaríamos mejor. Yo tampoco lo sé pero hay algo que es evidente: cuando se programó la QE1 no se hizo esperando que hubiera una QE2, cuando ésta acabó se pensó que con la Operación Twist –jugando con la curva de bonos norteamericanos intentando abaratar los plazos más largos- sería suficiente. Y sin embargo, ahora nos encontramos con una prolongación de la O.T. y con una nueva QE3 esta vez “ilimitada” lo que para mi es una prueba irrefutable de que no han surtido el efecto deseado las medidas anteriores. Yo a eso lo llamo empecinarse en el error y me recuerda a la política de la €zona con Grecia: un rescate, como no funciona otro rescate, como tampoco sirve, hacemos un default y un canje de deuda y si tampoco va, pues otro rescate…

Por último, me parece tramposo comparar a los Estados Unidos con la €zona, el país más poderoso e influyente de la Tierra con una precaria unión que está más cerca que nunca de ser un experimento fallido. Los Estados Unidos no se preocupan del déficit público –la €zona intenta reducirlo, y esto no es una cuestión de bancos centrales sino de políticos-, ellos crecen debido – en un gran porcentaje- a que aumentan su deuda gracias a que el coste de hacerlo es mínimo –algo que no ocurre en la €zona, pero si lo comparamos por ejemplo con Alemania cuyo coste sí es similar, los resultados de ésta son mucho mejores sin necesidad de una Q.E.- y sus cifras de paro son falsas (y también peores que las alemanas). Y para demostrar esto último me basta un dato: Desde enero de 2009 –primera Q.E.- se han creado 3.415.000 puestos de trabajo pero han desaparecido de la fuerza laboral 8.420.000 personas por lo que la tasa de paro real es superior a la de la €zona. Y no creo que lo que diga sea algo exagerado, especialmente si lo comparamos con lo que dice el jefe del prestigioso instituto ECRI. Según él, los EUA están en recesión desde Junio. Un dato más, de los casi 47 millones de estadounidenses (15% de la población) que reciben a día de hoy ayuda y cupones de alimentos para poder sobrevivir, casi 18 millones lo hacen desde enero de 2009, ¿Qué mejor prueba de que el efecto de las Q.E. en la economía real no es positivo?

Por último, hay que destacar el daño que la FED está haciendo al resto del mundo. No sólo encarece los precios de las materias primas de forma artificial, además al debilitar su moneda, revalúa las de los demás. Uno de los que más rápido criticó la medida fue precisamente el gobierno brasileño porque esto encarece sus exportaciones. Es un nuevo paso unilateral de la llamada “guerra de divisas” que, como dije hace dos años“enmascara un conflicto comercial de difícil solución: todos quieren vender a los demás pero si no se anima el consumo de todos, de poco servirá (…) pretender enriquecerse a costa de empobrecer al vecino es negativo para todos porque o estamos todos bien o nadie podrá consumir lo del otro. Por eso la actitud unilateral de Bernanke, por mucho que lo niegue, de generar inflación y debilitar su moneda es doblemente arriesgada: no sólo puede desanimar al consumidor americano que ve como todo lo procedente del exterior se encarece (especialmente el crudo), también podría frenar el ya de por sí débil crecimiento mundial. Ojalá me equivoque.”

Droblo

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  • De entre las ideas recibidas en que nos hemos educado muchos ciudadanos de mi generación, nacida con la democracia, destaca aquella que identifica nacionalismo con izquierda y que ha conocido, a lo largo de la historia de nuestro país, ingeniosas variaciones retóricas, acuñadas al calor de las circunstancias. Incluso ahora, cuando el sistema empieza a mostrar su desoladora ineficacia, expresar dudas con respecto al Estado de las Autonomías supone, en Cataluña o el País Vasco, pero también en Mallorca o Andalucía, ser encasillado entre las huestes de lo que vagamente se llama derecha o, más popularmente, “los fachas”. Por ello mismo, no es raro oír a personas sensatas y prudentes, aunque varadas todavía en el franquismo, afirmar con absoluta convicción e inocencia que partidos como UPyD o Ciutadans son de extrema derecha, simplemente porque sus dirigentes se han enfrentado al nacionalismo o han cuestionado el funcionamiento de las autonomías. El malentendido, lejos de aclararse, parece que se va a espesar aún más en los próximos tiempos, gracias a la crisis económica, social y política que vivimos en España.
    En Cataluña, por ejemplo, se está volviendo a escenificar, por parte del gobierno de Convergència i Unió, con la complicidad de la práctica totalidad de los partidos llamados “catalanistas”, el viejo espectáculo —panem et circenses— que consiste en sublimar los problemas intestinos de la sociedad mediante un enfrentamiento dramático con lo que los nacionalistas de todo pelaje llaman el Estado español. No importa que los casos de corrupción se sucedan y afecten a todo el espectro político, pues ahí está él mismo para blindarse, como recientemente ha ocurrido cuando ERC impidió que Artur Mas declarara en una comisión de investigación sobre el caso Palau y la presunta financiación irregular de CiU, alegando, con vergonzoso cinismo, que no querían, literalmente, “mezclar la Presidencia de la Generalitat con el caso Palau”, una frase escandalosa que por sí misma denuncia el carácter sagrado —y por tanto alegal— con que los nacionalistas entienden y ostentan el poder. Es llamativo también el silencio, repulsivo por obsecuente, con que se ha tratado de esconder, por obra de una mayoría de medios de comunicación y partidos políticos, la condena a Convergència Democràtica de Catalunya como responsable civil “a título lucrativo” del saqueo del Palau de la Música, por lo que ha tenido que depositar una fianza por valor de 3,2 millones de euros. Oriol Pujol, por su parte, ha tenido muy presente las lecciones de su padre y, cercado él mismo por sombras de corrupción, se ha apresurado a defenderse declarando, envuelto en la bandera, que todo es fruto de una persecución por parte del Estado para frustrar las aspiraciones fiscales de Cataluña. Gracias a una red clientelar muy afianzada y sumisa, tales proclamas y burdas manipulaciones tienen un éxito notable de público, como se va a poner de manifiesto en los próximos meses. La virulencia del sensacionalismo patriótico es tal que incluso tiene desubicado y a punto de fractura al PSC, que ya hace mucho tiempo que vendió su alma socialdemócrata al dios del nacionalismo, por mucho que se empeñen en disfrazarlo de “catalanismo” o, incluso, de “independentismo no nacionalista”, un colosal oxímoron (c’est hénaurme!!, [sic] como escribiría Flaubert) que últimamente está gozando del favor de muchos intelectuales de la órbita socialista.

    En una conferencia sobre el escritor Joaquim Ruyra pronunciada en abril de 1967, el poeta, crítico y ya legendario polímata Gabriel Ferrater se preguntaba por las razones que impedían a la literatura catalana la gestación de una novela que estuviera a la altura de la francesa, la inglesa o la rusa. Tras un agudo excurso en el que comenta que la gran novela decimonónica —piensa sobre todo en Balzac o Tolstoi— surge de la necesidad de historiar la problemática social contemporánea, Ferrater concluye que los escritores catalanes no han sido capaces de construir una novelística poderosa por miedo o incapacidad de narrar los conflictos ínsitos a su sociedad, que siempre se han dirimido por medio de una oposición nítida y total con España. Nunca se atrevieron a narrar, ponía por caso, el hecho de que la dictadura de Primo de Rivera viniera inducida por un golpe de Estado perpetrado en Barcelona y financiado por los burgueses de la Lliga Regionalista. “En Cataluña”, afirma Ferrater (en 1967, no lo olviden), “este conflicto [se refiere a los problemas sociales] era mucho más atenuado y los escritores podían no darse cuenta de ello y, sobre todo —aquí viene lo más grave—, lo podían interpretar como un conflicto que no era propio de la sociedad catalana sino que (y ahora caemos de nuevo en lo que yo llamaría el mal crónico de la literatura catalana, que es el catalanismo) podían interpretar las discordias sociales intracatalanas como una discordia entre Cataluña y el resto de España” (Gabriel Ferrater, Tres prosistes, Barcelona, Empúries, 2010, p. 27). Es asombroso comprobar cómo Ferrater, todavía en pleno franquismo, ya preveía todo lo que hemos vivido y padecemos aún. A él no le sorprendería en lo más mínimo la afirmación del economista policromo Xavier Sala i Martín, que nos ha iluminado a todos con su saber al aseverar sin ningún pudor que si Cataluña fuera independiente “sería una de las economías más sanas del mundo”. Al parecer, por obra y gracia de la independencia, en Cataluña no hubiéramos tenido ni siquiera burbuja inmobiliaria. Hénaurme, voilà.

    Como principal receptora de esas ideas recibidas, a nuestra generación le urge denunciar esa gran estafa política, que impide la formulación de un pensamiento propio y matizado que demuestre que es perfectamente posible lo elemental: cultivar el catalán y el castellano, abominar de la oposición futbolística entre Madrid y Barcelona, denunciar la corrupción y los abusos de poder sea cual sea su procedencia o su bandera política, sentirse español, súbdito británico, catalán, mallorquín, pigmeo o apátrida si a uno le da la gana, ser consciente de que todo nacionalismo, como decía Josep Tarradellas, es al final reaccionario, argumentar que el Estado de las Autonomías, tal y como se ha organizado, es un completo disparate, sin que por ello tenga uno que aclarar inmediatamente que respeta la cultura de cada región, reconocer que uno nunca ha votado al PP pero siente, por ejemplo, un enorme respeto por sus dirigentes en el País Vasco, que se han jugado, como muchos del PSOE, la vida por defender, precisamente, eso, lo elemental, frente a la más depurada esencia del franquismo que queda en este país y, en definitiva, resistirse a cualquier forma de opresión y simplificación mediante la complejidad, las dudas y el riesgo de la inteligencia. Es lo que siempre hizo, por cierto, Gabriel Ferrater, de cuyo suicidio se cumplieron en abril 40 años, conmemorados con un sepulcral silencio de la sociedad catalana.
    Andreu Jaume es editor.
     

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  • Vaya par: El Supremo condena a Jiménez Losantos a pagar 100.000 euros a Zarzalejos, exdirector de ABC http://t.co/FKF4zZJs

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  • Los privilegios del Concierto vasco a Cataluña costarían 16.000 millones al resto de CCAA http://ow.ly/dKXNB

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  • Es un clásico que los catalanes salgan a la calle, hemos salido, y en tromba, por cualquier cosa. Es otro gran clásico que los políticos catalanes acudan luego a la capital a marcar paquete, como el jueves hizo el presidente Mas.
    La vida política catalana se ha basado siempre en el turbio manejo de intangibles, en una abrasiva trama de corrupción y en una inconcebible colección de renuncias bajo el pretexto del pragmatismo. El pacto fiscal en la línea del concierto vasco que ahora reclama el presidente Mas, fue expresamente rechazado por Miquel Roca cuando él mismo redactó la Constitución. Cataluña pudo tener entonces su concierto económico y el propio nacionalismo lo rehusó, de modo que "España nos roba" exactamente lo que el señor Roca dejó escrito que tenía que robarnos. El señor Miquel Roca i Junyent, representante de Cataluña i de Convergència i Unió.
    El problema del catalanismo es un problema de competencia: o de incompetencia, por decirlo tal vez de un modo menos inexacto. El problema del catalanismo es de mediocridad, y en lugar de asumirla y de mejorarla, todo lo explica y de todo se justifica a través de la supuesta culpa de España.
    Mas es un tipo gris y está rodeado de auténticas nulidades. Lo del tripartito fue tal escándalo que no merece la pena ni comentarlo. Durante los 23 años de presidente Pujol se sentaron las bases de la trama, y de un sistema socialdemócrata y monstruoso que aunque tuviéramos el concierto económico sería igualmente insostenible y clarísimamente deficitario. Durante todo este tiempo, desde 1984 hasta hoy, CiU y ERC han sumado una mayoría de escaños suficiente para declarar la independencia, o para convocar un referendo secesionista. Y CiU siempre ha preferido pactar con el PSOE o el
    PP, incluso ahora que dice que quiere un Estado. También ERC, independentista, pactó con socialistas y comunistas cuando tuvo la llave de la gobernabilidad, y se inventó conceptos tan delirantes como el "patriotismo de lluvia fina" para evitar el conflicto y esquivar la realidad. Como dice Serrat: "senyora Francis, m'entén?, amb aquests plantejaments, què es podia esperar de nosaltres?".
    Que después de 25 años en el poder CiU no tenga ninguna autocrítica que hacerse, y que todo sea culpa de los demás, resulta bastante decepcionante. Y lo que es peor: que después de 32 años de democracia y de catalanismo, Cataluña no sea responsable de ningún error ni de ningún despilfarro, de ninguna dejación, de ninguna dejadez ni de ninguna necedad, deja también, como análisis, mucho que desear.
    Sin ir más lejos, ocasiones para contarnos, para contar cuántos independentistas hay en Cataluña, hemos tenido muchas. Tantas como elecciones se han celebrado al parlamento catalán. CiU ha preferido siempre mantener una calculada ambigüedad porque el intangible sale más a cuenta que la cifra exacta. Si CiU quisiera la independencia para Cataluña, lo diría y procuraría ganar adeptos a la causa de un modo abierto y sincero.
    Pero lo que Mas y los suyos quieren es conservar el poder y por ello tienen que tratar de engañar al mayor número de gente posible intentado no asustar a nadie. Sus equilibrios eran hasta ahora más fáciles y ahora se le han complicado, pero él sabrá como rebajar la tensión con muchos más amagos, hasta que el intangible vuelva a servir como siempre de espantajo sin que la fiera se salga de la jaula.
    El presidente de la Generalitat acudirá el día 20 a negociar con Rajoy y tratará de alargar el caldo hasta que pueda. Cuando ya no pueda alargarlo más, convocará elecciones y pedirá a los catalanes su masivo apoyo para crear "estructuras de Estado" o incluso una "hacienda propia" para volver a marear la perdiz con conceptos vacíos que no significan nada pero que tal vez le permitan algunos años más en el poder. Los independentistas le votarán entusiasmados; y a los moderados les dirá cosas tan extravagantes como que "estructuras de Estado" no significa un Estado, o incluso que podríamos tener nuestro propio Estado dentro de España. Cualquier filigrana. Y colará, y le votarán. Siempre ha sido así y esto es a lo que llamamos el oasis catalán.
    Dicho de otro modo. La peor jugada que Rajoy podría hacerle a Mas es concederle la posibilidad de celebrar un referendo sobre la independencia, o dársela directamente y cerrarle de un portazo la puerta cuando saliera de La Moncloa. ¡Zas!
    En la realidad es donde más incómoda se ha sentido siempre Convergència.

    S. Sostres 

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  • El país más pobre de la Unión Europea, Bulgaria, ha renunciado a entrar en la zona euro, frente a la actual crisis económica y financiera, incluso habiendo cumplido todos los criterios. El gobierno dice que no encuentra ninguna ventaja para unirse al euro, al contrario, que sólo ve costes, y que es demasiado arriesgado.

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