A pesar de ello, la Asociación Española de Banca que unos días antes había anunciado una moratoria por causas “humanitarias” se queja de que el coste de estas medidas revierte por completo en ellos. Sin entrar en debates demagogos, no parece lógico este tipo de declaraciones cuando desde el 2008 con una línea de avales de hasta 100.000 millones de euros, como ahora con el rescate que se computa en el déficit del Estado, ha sido el ciudadano quien sí que está asumiendo el saneamiento.
Pero detrás de estas críticas, los bancos saben que han ganado una importante batalla, que no se decrete que se acepta la dación en pago para cancelar la deuda. Esto significa que si no se está dentro del colectivo que puede beneficiarse de la moratoria de dos años, se puede seguir perdiendo la vivienda y teniendo una deuda que pagar, una losa que condiciona el presente y futuro de muchas familias.
Pero significa mucho más. En los países que tras entregar la vivienda, se acaba con la deuda, los bancos no quiebran por ello, ni supone un perjuicio que desequilibre el sistema financiero, mientras que en España sí puede significarlo, y lo es porque muchos bancos no hicieron los deberes en el pasado y realizaron y aprobaron operaciones de un enorme riesgo. Si se hubieran formalizado los préstamos sobre el 70-80% de la tasación de la vivienda, salvo en los casos extremos como no poder pagar la cuota nada más producirse la concesión del préstamo, por mucha crisis inmobiliaria se hubiese podido pagar toda la deuda con el valor del inmueble.
Al darse hipotecas hasta el 100% de tasación, con plazos exageradamente largos con los que no se amortiza prácticamente capital y además, se basaban con tasaciones infladas, el resultado es que bajando los precios de la vivienda con esta no se cubre, pero no tiene la culpa el ciudadano, si no los bancos que entraron en una vorágine muy peligrosa buscando ganar cuota de mercado y clientela.
Por ello, negar la dación es un triunfo para ello, alargan el calvario de los ciudadanos ya que solo se paraliza el desahucio o lanzamiento, no los interese de demora ni la subasta, y especialmente, se vuelve a limpiar la parte de culpa que también tienen las entidades financieras.
Antonio Gallardo, iAhorro.com,
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Llega la hora de la verdad para intervenir el gasto autonómico http://ow.ly/fszRp
Ha sido entrar en el Gobierno IU y enterrar su discurso sobre los ERE
http://abcdesevilla.es/andalucia/20121120/sevi-pacto-unido-separen-201211201144.html
* Si se mantuvieran en un futuro las actuales tendencias demográficas, la propia estructura de la población de España nos llevaría a un escenario de pérdida progresiva de habitantes en las próximas décadas.
* Así, en el año 2022 España contaría con 45,0 millones de habitantes, un 2,5% menos que en 2012. Y en 2052, la población de España se cifraría en 41,5 millones, un 10,2% menos que en la actualidad.
* En los próximos años España continuaría registrando un paulatino descenso de la natalidad. Así, en 2021 nacerían 375.159 niños, casi un 20% menos que en el último año. Hasta 2031 se registrarían 7,7 millones de nacimientos, un 9% menos que en los últimos 20 años.
* De mantenerse los ritmos actuales de reducción de la incidencia de la mortalidad por edad sobre la población de España, la esperanza de vida al nacimiento alcanzaría los 86,9 años en los varones y los 90,7 años en las mujeres en 2051 (con un incremento de casi ocho años y de seis años, respectivamente).
* En cualquier caso, una estructura demográfica cada vez más envejecida produciría un continuo crecimiento del número anual de defunciones. Así, en los próximos 40 años morirían en España unos 17,9 millones de personas, un 34% más que en los últimos 40.
* De acuerdo a las últimas informaciones disponibles, el saldo migratorio sería negativo en el año 2012 en 181.479 personas. En 2011 también fue negativo, en 50.090. Este saldo es consecuencia de un flujo inmigratorio esperado de 376.696 inmigrantes, un 17,7% inferior al año anterior, y de una emigración al extranjero prevista de 558.175 personas, un 9,9% superior a la de 2011.
* No obstante, la extensión al futuro de la propensión a migrar hacia y desde España observada hoy supondría una progresiva, pero lenta, recuperación de su saldo migratorio. Por un lado, el flujo inmigratorio que recibiría España se iría incrementando progresivamente en los próximos años. En su conjunto, en los próximos 10 años España recibiría unos 3,9 millones de inmigrantes y, en 40 años, el flujo inmigratorio ascendería a 16,7 millones.
* En cuanto a la emigración, la pérdida progresiva de población en las edades adultas jóvenes tendría como consecuencia que el flujo de salida de población al extranjero se fuera reduciendo lentamente en el tiempo. No obstante, la prolongación de la propensión actual a emigrar al extranjero nos llevaría a que 5,2 millones de personas abandonarían España en los próximos 10 años. Y que en los próximos 40 años emigrarían unos 18,1 millones.
* Los mayores crecimientos de población se concentrarían en las edades avanzadas. Concretamente, en 2052 el grupo de edad de mayores de 64 años se incrementaría en 7,2 millones de personas (un 89%) y pasaría a constituir el 37% de la población total de España. Por el contrario, España perdería 9,9 millones de personas de edades comprendidas entre 16 a 64 años (un 32%) y casi dos millones en el grupo de población de 0 a 15 años (un 26%).
* Con todo ello, si las tendencias y comportamientos demográficos actuales se mantuvieran en un futuro, en 2022 la tasa de dependencia se elevaría hasta el 58%. Es decir, por cada 10 personas en edad de trabajar, en 2022 habría en España casi seis potencialmente inactivas (menor de 16 años o mayor de 64). En 40 años, dicha tasa de dependencia se elevaría al 99%, lo que quiere decir que por cada persona en edad de trabajar prácticamente habría otra que no estaría en edad de hacerlo.
Agenda del dia http://dlvr.it/2WJx4h
Muere el día de su boda al cortarse el muslo con una copa que guardaba en bolsillo http://t.co/Abgrtrj4
La grandiosidad de la manifestación del 11 de septiembre en Barcelona, como expresión de un estado de conciencia y de voluntad de un porcentaje inimaginable de catalanes, sorprendió a la ciudadanía española y sacudió con fuerza a su clase política. A la vista de las reacciones suscitadas por el acontecimiento, a este observador catalán con años de vivencia madrileña le parece que el pueblo y los políticos españoles, ni siquiera en democracia, se han percatado de lo que alberga el alma catalana. Ha fallado el conocimiento, la perspicacia, la finura con que se percibe el trasfondo de un pueblo. Peor todavía: se parte del axioma según el cual el pueblo catalán no existe, que es sólo una variante molesta y anómala de lo español.
Y resulta que el pueblo catalán existe, que tiene consistencia. Cuidado: no es el pueblo catalán en la actualidad un pueblo monolítico en aspiraciones y sentimientos cívico-políticos, pero se da en él una catalanidad transversal de la que participan catalanes con raíces seculares, catalanes procedentes de las variadas regiones de España y catalanes de la inmigración extranjera que acaban de llegar y observan atentos el ondear de banderas catalanas con estrella. En una o en otra proporción, todos esos catalanes estaban en el centro urbano de la capital de Cataluña en un acto impresionante de afirmación nacional. Un acto masivo en el que los ciudadanos de este país no sólo ondearon en el aire su identidad colectiva, sino que manifestaron estar buscando un lugar propio en Europa, ya que España no ha sabido encontrar caminos de diálogo y negociación capaces de conjurar las aspiraciones soberanistas.
¿Qué he dicho? Sí, he pronunciado una palabra que hasta hoy parecía reservada a España. Pues sí: Cataluña es una nación, y en su Diada del 11 de septiembre expresó esa realidad de forma contundente. Y toda nación, cuando llega a la plena conciencia de sí misma, tiende irremisiblemente a la construcción de un Estado propio. Esta fue la convicción del líder doctrinal de la nacionalidad catalana, Enric Prat de la Riba, ya en la última década del siglo XIX, y esta convicción persiste y actúa hoy mismo en un porcentaje enorme de la ciudadanía catalana. En treinta años de trayectoria democrática, los políticos españoles —de derechas y de izquierdas—, han querido creerse que Cataluña era una simple Comunidad Autónoma, como todas las demás, que iba a contentarse con la pequeña política de la transferencia de competencias, con un autogobierno devaluado, controlado y burlado en la operación destructora de su Estatuto, aprobado, por cierto, por el pueblo catalán y, lo que es más ignominioso, por el Parlamento español.
El esfuerzo de pensadores catalanes por tender puentes no ha tenido la correspondencia deseada en los creadores de opinión de ámbito español
Retrocedamos todavía un poco más. En la transición, en la que los políticos catalanes actuaron de forma impecable en la construcción del nuevo régimen, el pueblo catalán apoyó la acción de sus políticos y aparcó sentimientos soberanistas en aras de una satisfactoria convivencia en un Estado democrático capaz de acoger el hecho diferencial catalán. Durante tres décadas Cataluña ha estado esperando que los responsables de la marcha del Estado reflexionaran a fondo sobre el fenómeno catalán, que se atuvieran a las lecciones de la Historia de este país, y que estudiaran la manera de encajar en España la realidad nacional de Cataluña. Los políticos catalanes de esa época reciente, encabezados por el presidente Jordi Pujol, se prodigaron por toda España tratando de explicar esta realidad. Les parecía que la inteligencia política sería sensible al alma de Cataluña. Y no sólo en los políticos, confiaban también en los intelectuales, los académicos, los agentes mediáticos, el mundo de la comunicación.
Pienso que en Cataluña se cuentan por decenas los pensadores, escritores y periodistas —entre los que me encuentro— que se han quemado las cejas alentando actitudes favorables a la comprensión, al diálogo, a la negociación. Y pienso también que este esfuerzo por establecer puentes no ha tenido la correspondencia deseada en los creadores de opinión de ámbito español. Los catalanes han echado de menos aquellas orientaciones, aquellas reflexiones del sector intelectual que, dirigidas al poder político, hubieran podido introducir en la palestra mediática nuevas perspectivas, nuevos enfoques en la trayectoria de las relaciones entre España y Cataluña. No se han adoptado aquellos planteamientos racionales que habrían contribuido a evitar malentendidos y visceralidades estériles.
Si se me pregunta en qué cuestiones hubieran podido colaborar los intelectuales a un mejor tratamiento del tema catalán, trato de sugerir algunas: en la ponderación del valor de una lengua y su relación con el pueblo; en la apreciación del catalán como una lengua hispánica, como una riqueza de España y no como una lengua cuasi extranjera; en la valoración de la pluralidad como un hecho que es compatible con algún tipo de unidad básica; en la aceptación de la plurinacionalidad del Estado, no como una rémora que hay que conllevar, sino como elemento de potenciación del conjunto hispánico. Y en el ámbito político estricto, alineándose con Herrero de Miñón en aquel diagnóstico clarividente formulado ya en la década de los años 80: “No se trata de subsumir unas naciones sin Estado, calificables de históricas, culturales o lingüísticas, en el Estado de otra nación, sino que se trata de hacer a las distintas naciones copropietarias del Estado común”. Nunca cayeron estas palabras en tierra abonada.
La explosión proindependentista en Cataluña es la consecuencia de la negativa a replantear la estructura del Estado, para adaptarlo a la realidad plurinacional que contiene. Y así estamos: Cataluña está emprendiendo su trayectoria hacia el futuro. ¿Emprenderá también España la suya para tratar de encontrar a Cataluña en una encrucijada del camino?
Josep-Maria Puigjaner es escritor y periodista
Hacienda reclama 1,8 mill a Losantos y 910.000 a Wyoming http://elconfi.de/142-109647
Medio año ha durado la prohibición parcial de venta de cannabis en los “coffeeshop” holandeses, un negocio que reporta muchos millones de euros al año -por la exclusividad del llamado “turismo de la droga”- y no pocos inconvenientes públicos a algunas localidades. El gobierno holandés comunicó ayer al Parlamento que levanta la prohibición de vender marihuana a los no residentes en el país, y deja abierta la posibilidad de que cada ciudad tome la decisión que estime “más oportuna”.
La rebelión del ayuntamiento de Amsterdam, controlado por socialistas y liberales, ha sido determinante. La ciudad anunció a principios de este mes que dejaría de aplicar, por razones económicas, la prohibición de entrada a los turistas en los “coffeeshops”, una “oferta” que atrae cada año a medio millón de extranjeros a sus locales de consumo legal de marihuana.
Los medios holandeses apuntan que la única ciudad que, probablemente, decida mantener en pie la prohibición será Maastricht, cercana a las fronteras belga y alemana, y donde el “turismo de la droga” se considera causante de numerosos problemas de orden público.
Una persona en edad de trabajar por cada jubilado o menor de 16 años - La tasa de dependencia entre pensionistas y trabajadores en activo se elevará a ritmos insostenibles del 99% en 40 años
La inversión en inmuebles comerciales se desploma un 68% en España hasta septiembre http://www.eleconomista.es/economia/noticias/4411285/11/12/La-inversion-en-inmuebles-comerciales-se-desploma-un-68-en-Espana-hasta-septiembre.html …