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La semana en los mercados

chiringuitoDesde que estoy metido en un pequeño negocio relacionado con el turismo me he aficionado a hablar con muchos empresarios del sector, muchos de los cuales son pymes y/o están en contacto con otras. Es lo que tiene el turismo, que engloba muchas actividades y se nutre y da negocio a otras muchas. Desde finales del año pasado detecté un mayor optimismo ya que todos aseguraban -y contaban de otros lo mismo- que ya habían realizado todo el ajuste necesario: no podían prescindir de más trabajadores, los gastos no se podían recortar más, la ausencia de créditos y los retrasos en los pagos ya habían sido asumidos… en resumen, que lo que quedaba era o aguantar aquí o mejorar pero difícilmente podía ser peor. Como suele ocurrir tantas veces esta visión subjetiva y parcial coincide con datos publicados como el de confianza empresarial (Leading Indicators) que reaccionaron al alza a finales de 2012 a pesar de la caída del PIB.

Pues bien, han pasado 2 meses de 2013 y, tal y como están haciendo analistas y gobiernos, las perspectivas están cambiando. Por un lado porque ven que ahora que las pequeñas empresas –según ellos- ya no destruyen empleo, salen los bancos –incluso los que van bien como CaixaBank- con sus ajustes de plantilla, Iberia, Orizona, multinacionales varias etc. con sus despidos masivos y por otro porque el empeoramiento económico de nuestros vecinos europeos –este enero bajó el 2.6% la llegada de turistas extranjeros- no invita a mejorar las cifras del año pasado a pocas semanas del test de la Semana Santa, primera gran pista sobre cómo irá la temporada veraniega. Y hay dos factores negativos: la imposibilidad –según ellos de nuevo- de rebajar costes no permite ofrecer descuentos sobre el precio del año pasado y además el número de turistas bajará. Si pensaban que 2013 sería un año de mantenimiento en el número de turistas extranjeros y de aumento en el de nacionales, ahora ven que la pérdida de poder adquisitivo, el aumento de parados y, sobre todo, el impacto psicológico de las malas noticias –no sólo en los medios, también el “boca a boca” del vecino que pierde su trabajo- retrae el gasto en pos del ahorro, incluso de quienes tienen suficientes recursos como para gastarse parte en unas buenas vacaciones.

¿Veremos esta impresión subjetiva y parcial también reflejada en los datos? Me temo que ya está pasando. Desde luego yo estoy convencido que en lo referente a la tasa de paro en España es más fácil pasar del 10 al 12% que del 25% al 30% aunque ambas subidas sean del mismo porcentaje y se debería estabilizar en España, ya que hay un límite –o quiero creer que lo hay- para la destrucción de empleo. Como dicen J.L. Leal “a lo más que podemos aspirar este año es a que la caída de la ocupación se frene” y ya es mucho teniendo en cuenta que seguimos en recesión y 2013 tiene pinta de ser peor que 2012 que a su vez fue el peor año de la crisis… hasta ahora.

En cuanto a los mercados, la sesión del lunes creo que fue toda una lección de humildad para todos –yo mismo incluido- los que pensamos que podemos saber algo de los mercados porque se demostró que cuando hay un factor irracional como unos sondeos electorales en Italia que dicen una cosa y unas horas después unos resultados electorales que dicen la contraria… nada funciona excepto el escepticismo. Y es que fue tan volátil el día, pasaron tan rápido las crónicas de  justificar una cosa a intentar explicar la contraria que creo fue de los ejemplos más claros que explican que los mercados financieros en el corto plazo poco tienen que ver con la economía y sí mucho con la psicología. Y hablando de psicología, quizás los que hacen sondeos a pie de urna en Italia deberían tener en cuenta que hay gente que vota a Berlusconi pero que le da vergüenza reconocerlo y cuando le preguntan miente…

Ya advertí hace una semana de lo claves que eran estas elecciones y que sobraba cualquier análisis más y efectivamente ha sido así aunque hoy la noticia es la posible entrada en vigor de los primeros recortes automáticos en el gasto público de los EUA para intentar retrasar (que no evitar, para eso se tendrán que tomar medidas –más pronto que tarde- más contundentes) el abismo fiscal. A pesar de la subida del viernes la pasada fue la primera semana de 2013 en la que el S&P500 cerró en pérdidas algo que sólo ha pasado en 3 de las últimas 15 y aunque la actual –si el dato de paro mensual de hoy no lo estropea- acabará en positivo (entre otras cosas porque salió Bernanke a asegurar que los QE no se retirarán en el corto plazo, el gran temor de los alcistas) y empieza a considerarse lo de Italia como una tormenta pasajera, la fuerte demanda de bonos alemanes y norteamericanos (búsqueda de seguridad) de estos días –que ha llevado a una rebaja en su rentabilidad- denota claramente que el miedo sigue presente en los mercados.

Algunos links.-

Como imagen de la semana, qué mejor que un descriptivo gráfico de la evolución de la bolsa italiana en los últimos años (con una forma similar al comportamiento del Ibex pero aún más negativo):

Droblo

www.droblo.es/droblo/

Ver comentarios

  • Hombre doblo, lo que también se le olvidó a tus amigos hosteleros es que en España no sólo cabe aguantar o mejorar: siempre esta la posibilidad de tener que cerrar el negocio por ruina inducida de sus titulares.

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  • EXCLUSIVA MUNDIAL DE BENEDICTO XVI
     
    Tras manifestar que abandona el Papado, Benedicto XVI ha señalado en su despedida que, cuando el Señor le llame a la otra vida, desearía que fuera en las mismas condiciones que lo hizo Jesucristo, del que quiere tomar ejemplo.
     
    Por tanto, ha tomado la decisión de trasladarse y vivir en España paraPODER MORIR ENTRE LADRONES.

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  • Josep Borrel:
    Italia ha dado un salto en el vacío. Solo una difícil coalición entre el centro izquierda de Bersani-Ventola y el movimiento 5 Stelle de Grillo, o su apoyo a cuentagotas a un gobierno minoritario del Partido Democrático, puede evitar repetir las elecciones. Pero la inestabilidad política está servida. Con todas sus consecuencias sobre las exigencias de los mercados que ya se han traducido en aumentos relevantes de las primas de riesgo.
    La primera lección que hay que extraer del resultado de las elecciones italianas es el rechazo masivo a las políticas de austeridad. Lo ha verbalizado Bersani, el vencedor pírrico, diciendo que la austeridad impuesta por Bruselas, es decir por Berlín, produce situaciones democráticamente ingobernables.
    Italia ha votado contra la austeridad pero también contra sus viejos partidos minados por la corrupción y el clientelismo. La participación, del 75 %, ha sido la más baja desde 1946.Y el verdadero vencedor ha sido Pepe Grillo que con el 25 % del voto ha sido el partido más votado para Montecitorio (sede de la Cámara de los Diputados).
    Es decir, uno de cada dos italianos no ha votado o lo ha hecho por una organización que reclama una renovación en profundidad del sistema político.
    ¿Algo así podría ocurrir en España? Podría, al menos tenemos los mismos ingredientes, austeridad, corrupción y desprestigio del sistema político. Nos faltan los personajes. No tenemos, de momento, líderes que den rostro y forma organizativa a los movimientos que claman contra la austeridad y reclaman una democracia más efectiva y mejor representativa.
    Haríamos mal en considerar a Grillo y los suyos como un movimiento contestatario y anti-sistema. Durante mis tres años pasados en Italia conocí a varios de los participantes y votantes del movimiento 5 Stelle, mal llamado anti-político. En realidad se trata de un movimiento muy político que moviliza a la gran mayoría de la juventud, sobre todo universitarios en paro, y las clases medias desclasadas por la crisis. Rechazan las actuales formas de representación política y proponen su reforma en aspectos que ciertamente Italia necesita, como la ley electoral, que los partidos son incapaces de acordar. En su éxito han tenido mucho que ver los escándalos de corrupción que han afectado a casi todo el arco político, izquierda incluida. Y su perfecto manejo de las redes sociales como forma de comunicación y comunicación. No son solo contestatarios, allí donde gobiernan, como en la alcaldía de Parma, lo hacen bien.
    Han sido los que más han clamado contra las políticas de austeridad, reclamando un referéndum sobre la permanencia en el euro. En eso se emparentan con Berlusconi, el más detestado representante de la vieja política, que después de haber llevado a su país al borde del abismo financiero ha demostrado su capacidad de seducción explotando el sentimiento anti impuestos. Sus sobres de propaganda electoral tenían la misma forma que las notificaciones de la Agencia Tributaria y llevaban impreso “Devolución de impuesto sobre la vivienda”. A pesar de haber perdido el 15 % de los votos con respecto a las elecciones del 2008, ha estado a punto de ganar las elecciones, solo le ha faltado menos de 0,5 % del voto para Montecitorio.
    El resultado demuestra que las políticas de austeridad no son solo un fracaso económico y social sino que son políticamente insostenibles. Italia es un país industrializado, al menos su mitad norte, y la gente percibe que esa riqueza industrial se destruye en beneficio de sus competidores alemanes. El mensaje de Italia debería ser escuchado por Berlín y por los tecnócratas de Bruselas, si queremos evitar el desastre en Europa. Pero no parece que sea así, al menos de momento.
    La derrota de la austeridad se hace también patente en el resultado obtenido por Monti y por los pequeños partidos de centro en los que se ha apoyado, o que le han apoyado.
    Su gobierno evitó la quiebra del país y recuperó la confianza internacional. Pero los italianos han sufrido sus consecuencias en términos de paro, reducción rentas y de servicios. Lo que la mayoría de los italianos recordaran de Monti es el aumento de los impuestos. Y el sentimiento de estar sometidos vía un gobierno que entró por la puerta de atrás a los dictados de Merkel. También eso es aplicable a nuestro caso.
    Una vez escuché a Monti decir que podía aplicar la políticas que Italia necesitaba porque no se presentaba a las elecciones. Que si tuviera que pedir el voto no podría hacerlo. Al final se animó a pedir el voto y el resultado ha confirmado sus temores. Y nos obliga a reflexionar hasta qué punto la democracia tal como la practicamos es un sistema eficaz de regulación social.
    Monti, junto con Bersani, pírrico ganador nominal, son los grandes perdedores. Una alianza entre los dos es difícil de concebir pero aritméticamente no puede prosperar. En Italia el gobierno tiene que ser elegido en ambas Cámaras y en el Senado Bersani y Monti solo suman 141 de los 158 votos necesarios.
    Está claro que cualquier gobierno potencial tiene que contar con Grillo o Berlusconi. Esta segunda posibilidad sería una desgracia para Italia porque haría imposible cualquiera de las reformas que necesita. Sería el definitivo suicidio político para la izquierda italiana.
    La mejor alternativa es la que apuntaba la principio, una coalición más o menos implícita o un apoyo caso a caso del 5 Stelle a Bersani. Permitiría hacer las reformas mínimas necesarias antes de volver a votar. Entre ellas una nueva Ley electoral, medidas anti trust en los medios de comunicación que asegurase el pluralismo en el debate y ahorros en la hipertrofiada administración y el sistema de partidos.
    Quizá no sea tan difícil conseguir un acuerdo de regeneración nacional entre el centro izquierda y los nuevos movimientos sociales entorno a estos temas para preparar unas nuevas elecciones en dos años y acabar con la herencia de Berlusconi. Ahí pueden demostrar que son, como creo, algo más que pura protesta populista, sino también un movimiento capaz de construir con los mimbres que la vida real pone a su disposición.
    También sería una oportunidad para una izquierda declinante. El PD ha perdido 3 millones de votos, el 5 % de los que obtuvo en el 2008, y una alianza con las exigencias reformistas de Grillo le permitiría cambia ese rumbo. Tendrían además que ensayar políticas de crecimiento, sin las cuales no hay ninguna posibilidad de que la izquierda pueda volver a ganar claramente una elección. Tienen que aprovechar la ocasión de que, por el momento, no han aparecido en Italia movimientos de extrema izquierda o extrema derecha como en los países de Europa del Este.
    Si eso no es posible, y no se consigue a la vez una mejora en el empleo y en la calidad de la democracia, me temo que aparecerá un escenario tipo República de Weimar a la italiana, con todos los partidos que podrían gobernar debilitados y derrotados. Entonces sí que aparecería el verdadero y peligroso populismo del que Italia tiene una dramática experiencia histórica. Y Alemania debería colaborar en evitarlo.

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  • Más allá del problema del acuerdo de este viernes por los recortes automáticos, viendo datos de EEUU, para comparar con Europa, no sé si va bien o va mal.
    Muchos medios económicos dan la recuperación económica como un hecho. Pero por ejemplo aumentó el desempleo dos decimas, se importo menos, la deuda privada subió.
    Por ejemplo para dar un caso:
    El gasto del consumidor fue más robusto, aunque sólo se expandió a una tasa anualizada de un 2,1%.

    Como el gasto de los hogares representa alrededor del 70% de la producción nacional, el ritmo aún débil de crecimiento sugiere que el impulso subyacente en la economía fue bastante modesto al iniciarse el primer trimestre, cuando comenzó un endurecimiento fiscal relevante.


    Con estos datos siempre me pregunto ¿a qué consumidor se refiere? ¿Con que crédito? ¿Esta cifra nos habla sobre la diferencia entre los que más ganan o menos ganan? ¿Esa producción nacional representa a las empresas medianas o pequeñas o a las empresas transnacionales? ¿La deuda privada se refiere a empresas o a consumidores? ¿Los consumidores que contraen deudas la utilizaran para comprar o para tapar agujeros de deudas anteriores? ¿Como es la calidad y el salario de los nuevos puestos de trabajo bajo la consigna de la “competitividad”? ¿Qué tipo de trabajo se crea: de producción o de servicio? ¿Qué pasa con ese QE de renovación automática? El otro día apareció el rumor de que se iba a cortar y los mercados temblaban.
    Me cuesta saber, por un lado es lógico soy curioso pero no especialista, si hay recuperación, si lo que se muestra es un maquillaje de apuro, o bien se está tirando los problemas para adelante con un riesgo futuro enorme. Quizás puedan ayudar a ver como analizar los números.

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  • La economía española está hundida en su segunda recesión en tres años... y las previsiones para este ejercicio y el siguiente no son esperanzadoras. El turismo no está consiguiendo ser ese motor que antaño se erigía en una suerte de escudo antirrecesión, pero sirve para paliar la profundidad de la crisis gracias a los ingresos récord que dejan los turistas extranjeros. Vienen más, y además gastan más que nunca.
    España elevó el año pasado sus ingresos por turismo hasta los 43.306 millones de euros, marcando un nuevo máximo histórico y sumando su segundo año consecutivo batiendo récords. Según los datos del Banco de España, hechos públicos ayer, los turistas extranjeros que nos visitaron se gastaron en España un 0,6% más. Un volumen de ingresos procedentes del exterior que constituyen una auténtica tabla de náufrago (¿la única?) a la que se agarra nuestra económica para que la recesión no sea aún más honda.España ha disfrutado en 2012 de un auténtico boom del turismo extranjero. Con algunos destinos mediterráneos noqueados por la inestabilidad política, el turismo español convirtió el pasado en el tercer mejor año de la historia en llegadas de viajeros internacionales, alcanzando los 57,7 millones de visitantes, un 2,7% más. Y no sólo vinieron más, sino que gastaron más. Lo que no son cuentas son cuentos, y es el dinero contante y sonante (y no la cifra de turistas) lo único que, con la economía española más que tambaleante, sirve para amortiguar el zarpazo de la crisis.
    El turismo se reivindica así, en pleno boom del comercio exterior en España, como uno de los grandes sectores exportadores del país, como la industria que -con mucha diferencia- más divisas proporciona a la agotada economía nacional. Y es que el turismo concentra casi un 11% del total de los ingresos por cuenta corriente de España (que ascendieron a un total de 397.614 millones en 2012).
    El sector turístico sigue siendo prácticamente la única rúbrica (tan solo acompañada de la de 'otros servicios') que presenta un saldo positivo en la balanza de pagos nacional, con un superávit de 31.400 millones en 2012, un 10,2% más que el ejercicio anterior y también nuevo récord histórico. Un superávit que se refuerza no solo por el incremento de los ingresos (lo que gastan los turistas extranjeros aquí) sino también, y muy fundamentalmente, por la caída de los pagos (lo que gastan los turistas extranjeros en el extranjero). Los pagos en el exterior realizados por los españoles se quedaron en 11.906 millones de euros en todo el año, un 4% menos que el año anterior.
    Y pese a todo... el sector entra en recesión
    A pesar de las alegrías que han dado los visitantes extranjeros, para el turismo 2012 ha sido un año realmente malo. El boom de llegadas de turistas internacionales no ha conseguido compensar elgravísimo desplome de la demanda de los viajeros españoles. La caída de las reservas de los turistas nacionales ha llevado al sector a entrar de nuevo en recesión, con una caída del PIB turístico del 1,6%, según las estimaciones del lobby Exceltur. Las reservas de los españoles (que representan aproximadamente la mitad del negocio del sector) acumulan más de dos años consecutivos de caídas.
    El boom del turismo de llegadas de turistas extranjeros y el consiguiente incremento de los ingresos son la mejor de las noticias para la salud 'macro' de nuestra economía. El superávit de 31.400 millones que deja la actividad turística sirve para sanear, y mucho, la balanza de pagos nacional: esa inyección que ofrece el saldo turístico consigue compensar con creces todo el déficit comercial de la economía de España (de 24.927 millones en 2012) y es con diferencia la principal ayuda para que el déficit por cuenta corriente nacional se haya reducido un 78%, hasta solo 8.257 millones al cierre del año.
    Sin embargo, el sector depende prácticamente a partes iguales del negocio que genera el turismo extranjero y el que proporciona el cliente español. El buen comportamiento de uno no sirve para compensar la debacle de la demanda del otro. Mientras que el aspecto 'macro' ofrece su mejor cara, una buena parte de las empresas turísticas sufren de forma evidente la desaparición de turista nacional.

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